Amigos:

Cuidemos nuestros prepucios. Son regalo de Dios.

Lavemos los glandes diariamente con agua y jabón. Hay que eliminar quirurgicamente, de ser posible y cuanto antes que es tarde, el frenillo que es un estorbo.

Sin el frenillo, el prepucio se expande y al pelarse, correra libremente a lo largo del pene, sin molestias, sin dobleces del glande. Así es como en el coito, toda la mucosa interna del prepucio, si está bien pelado, se adhiere, se pega, al interior de la vagina y para agregar, como la corona del glande también está totalmente encuerada, con el movimiento le exita, le raspa a la mujer con lo que logra orgasmos que la hacen gozar. Y que mejor que la punta del glande en una introducción profunda llege hasta sobar la entrada del útero.

El prepucio, sea corto o largo, pero mejor sin frenillo (no cuesta nada extirparlo, lo ideal es desde la niñez), es el adorno natural de un pene sano.