A estas alturas creo que ya está meridianamente claro que todas las opciones que se tomen en la lucha contra las extras son igual de válidas, siempre que nos conduzcan al mejor resultado posible. Desde luego que no se puede polemizar con este tema, pues es más que probable que los que somos reticentes a medicarnos estemos equivocados.
En cuanto a las dudas sobre los médicos, querida Santy, que arroje la primera piedra quien esté libre de ese pensamiento. Es más, cada día nos dan motivos para que dudemos de ellos. Sin ir más lejos, en este post tenemos un claro ejemplo en ese sentido, pues que me diga un galeno que tengo que medicarme porque es necesario para mi salud, o al menos porque los beneficios que obtendré compensan con creces los posibles efectos indeseables de un fármaco, vale, puede resultarme difícil de aceptar pero tiene su sentido. Pero que me diga que puedo medicarme de por vida tranquilamente, sin que además el tratamiento que me prescribe sea realmente efectivo, pues como que no me convence.
Bueno, no conviene profundizar mucho más por este camino, porque si nos ponemos a dudar de todo nos meteremos en un pantano del que es difícil salir. Tengamos fe, pero más que en los médicos, en lo que nuestro propio cuerpo nos diga. Cierto que las puñeteras nos hacen sentir mal, pero es más una cuestión mental que física. Las molestias de este último tipo son una nimiedad, comparadas con los monstruos que nuestra mente crea.
Vale, vale, ya corto...

Ánimo y adelante,

Carlos.