Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Primera parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  8/10/2009 | Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas. , Psicologia | |
Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Primera parte.5

Estos métodos son utilizados por algunos pueblos o tribus de tradición primitiva como los samburúes Kenianos, en África, los tántricos tibetanos, en el Tíbet en Asia, los aborígenes australianos (negros), los bones de la India, los tungus o shamanes de la Siberia ártica, los amerindios norteamericanos, los bahías, los subudes, y en los rituales afrorreligiosos des­arrollados en el Caribe y el Brasil.

 

Llama la atención que estas formas concretas de manifestación mágico-religiosas se relacionan con mecanismos especiales de sugestión, que provocan trances capaces de modificar los paráme­tros normales de conducta, rendimiento o ambos de una persona, ante situaciones cotidianas muy parecidas a los efectos que hemos logrado en nuestras prácticas en el plano de la sugestopatía.

 

No olvidemos que el rito es la más común manera que tienen estos pueblos primitivos de hacer práctica religiosa o curativa para expresar momentos significativos del quehacer de los hombres sometidos a tales presiones. Esos momentos se refieren a fenómenos propios del proceso salud-enfermedad o a cambios de vida y nacimiento.

 

No se ha precisado aún cómo la hipnosis pasó al occidente, pero seguramente lo hizo a través de las migraciones cognitivas que ocurrieron, sobre todo a partir de la colonización de África y Asia por las potencias europeas.

 

Se sabe que el abate Faría (1755 - 1819), monje portugués, que vivió durante mucho tiempo en la región de Goa, la India, hacia 1815 abrió un curso público sobre magnetismo hipnótico en París y esta quizás haya sido hasta el momento la expresión más clara del carácter oriental de los métodos de hipnosis en cuanto a su origen.

 

LA HIPNOSIS EN LA EDAD MEDIA.

 

La historia de la civilización (1) recoge en sus crónicas los impases que a modo de afectación han tenido ciertos procesos, donde el hombre ha estado inserto y fue precisamente en la Edad Media cuando se produjo la máxima represión de estas actividades, puesto que el imponerse una doctrina cristiana altamente rígida y conservadora, todo acto ajeno a ella, como es el caso de la inducción hipnótica o una simple referencia a la hipnosis eran considerados como una obra de superchería y brujería, con lo cual desnaturalizaban la esencia de la conducta humana, y de esos oscuros siglos no tenemos referencia de ningún hereje que haya desafiado el anatema eclesiástico contra la hipnosis y otros fenómenos. Por eso, si queremos trazar con cierta continuidad el desarrollo histó­rico de las investigaciones científicas sobre hipnosis, debemos remontar­nos a las postrimerías del siglo XVIII, época del llamado magnetismo animal la cual veremos cuando nos refiramos a la hipnosis clásica durante el periodo de esplendor.

 

El hecho político que caracteriza a esta época de la Edad Media es la penetración e injerencia de la iglesia en todas las esferas, tanto socioe­conómicas como de otra índole, en su forma más cruda de inquisi­ción.

 

En Europa, luego de la caída del imperio grecorromano, se reactiva el fenómeno demonológico, según el cual el hombre se convertía en el campo de batalla donde demonios y espíritus luchaban denodadamente por la posesión de su alma.

 

Son típicos de esta etapa las denominadas crisis colectivas, consistentes en verdaderas epidemias de brincos, danzas, gritos y contorsiones, entre las que se citan como famosas las epidemias de brincos, danzas, gritos y contorsiones, entre las que se citan como famosas las ocurridas en Italia, llamadas "tarantismos", que no eran más que ataques de histeria multitudinarios. Solían producirse generalmente en verano, cuando - según Segeret (3) - una gran parte de la gente dormida saltaba de pronto al sentir una picada de abeja o dolor. Unos veían una araña y otros no, pero se imponía una especie de visión de que el arácnido estaba allí y se desencadenaban frené­ticas carreras hacia la calle para comenzar a danzar con pasos excitantes, que daban lugar a un proceso de sumación. Todos los que estimaban haber sido picados en esa ocasión o en otras ante­riores, bailaban, se contorsionaban e incluso hasta cavaban huecos en la tierra y se revolcaban en el lodo como cerdos para evitar o librarse de la acción de la tarántula. Tal era el nivel de enajenación que muchos buscaban látigos para flagelarse.

 

Lo más importante de este fenómeno estaba dado, sin duda alguna, en el hecho de que ser víctima de esa picadura permitía liberar tendencias reprimidas sin que la persona se considerara o fuera vista por los demás como malvado.

 

Véase aquí importantes elementos de sugestión, que conducían a un sujeto o grupo de ellos a situaciones de éxtasis rompiendo con su conducta normal, pero también a la liberación de energías comúnmente refrenadas. Este es el contexto preciso para hacer alusión a una escuela psicológica que por medio de la hipnosis trataba de eximir tendencias que energéticamente provocaban conflictos generadores de neurosis (La hipnocatarsis de Breuer y Freud).

 

Durante la última parte del siglo XV, las creencias sobre la acción del Demonio tomaron un mayor auge, lo cual trajo aparejado consecuencias tristes y dolorosas para la historia de la humanidad, pues se conoce perfectamente que invocar al Diablo como dueño y señor del alma en plena Edad Media, significaba condenar a los más terribles sufrimientos a aquellos seres humanos que no pasaban de ser, por lo general, simples enfermos mentales.

 

Por fortuna, dignas voces como las de Paracelso, John Weyer, Reginal Scarlet y San Vicente de Paul se alzaron desde valientes posiciones para mostrar lo dogmático de las doctrinas demonológicas, que incluso habían sido inspiradas y oficializa­das por el Papa Inocencio VII, quien en su bula "Sumnis desiderantes" (3) exhortó en 1238 al clero a identificar a todos los brujos.

 

Estos ilustres personajes trillaron el camino hacia nuevas concepciones, que socavaron el orden medieval y en cuya empresa se vieron apoyados por fuertes movimientos como el racionalismo y humanismo, el desenvolvimiento de las ciencias naturales y el proceso de la Reforma religiosa.

 

Todo ello propició que la psicología y la Medicina experimentaran no sólo un desarrollo creciente, sino que modificaran sus postu­lados en pro de un conocimiento más integral de los fenómenos que abordaban.

 

La hipnosis como objeto de estudio de ambas ciencias, no escapó a esta suerte de progreso y pudo avanzar considerablemente como teoría y método desde finales del siglo XVIII hasta imponerse con todo su esplendor a partir de la siguiente centuria.

 

LA HIPNOSIS CLÁSICA DURANTE EL PERÍODO DE ESPLENDOR.

LAS ESCUELAS FRANCESAS Y RUSA.

 

ESCUELAS FRANCESAS.

 

Ya a finales del siglo XVIII, el hipnotismo que hasta entonces se conocía como un fenómeno rodeado de misterio, comenzó a ser visto como un proceso distinto, y en ello intervino decisivamente el Doctor Mesmer, médico austriaco que con el uso de la hipnosis como método terapéutico, obtuvo reconocidos éxitos en la cura­ción de diversas enfermedades de carácter psíquico, primero en Viena y luego en Francia. Con este proceder, denominado "Magne­tismo animal" (2) por su propio autor - a pesar de que tuvo acérrimos opositores, sobre todo entre altos dignatarios de la Academia Francesa de Ciencias, profesores de la Escuela de Medicina y autoridades de la Real Sociedad de Medicina, quienes cuestionaron severamente sus procedimientos y los conceptuaron como anticientíficos - logró espectaculares demostraciones que sirvieron para estimular las prácticas del hipnotismo y su extensión a otras muchas regiones europeas, donde cautivó y asombró a numerosos investigadores de las Ciencias Médicas.

Un ejemplo concreto es el del cirujano escocés James Braid (1795 - 1861), quien apoyado en elementos estructurados con mayor cientificidad, empleó por primera vez el término hipnotismo como sistema; aunque ya Henin de Curvilliers se había referido a ello, aunque muy vagamente (4). Para Braid, la hipnosis representaba un sueño particular, es decir nervioso, de naturaleza neurofisiológica y ligado en gran parte a la fijación de la mirada y al factor psicológico. Según él se trataba de un estado de concentración mental o de abstrac­ción psicológica, en el cual las facultades espirituales eran completamente absorbidas por una única idea o por una serie de pensamientos que en el momento mismo del trance hipnótico se tornaban estables e inconmovibles y, por ende se independizaban o se hacían indiferentes a otras influencias externas.

Revista Electronica de PortalesMedicos.com
INICIO - NOVEDADES - ÚLTIMO NÚMERO - ESPECIALIDADES - INFORMACIÓN AUTORES
© PortalesMedicos, S.L.
PortadaAcerca deAviso LegalPolítica de PrivacidadCookiesPublicidadContactar