Caracterizacion de la sexualidad en ancianos
Autor: Daniel Piñango Delgado | Publicado:  25/10/2010 | Geriatria y Gerontologia , Sexualidad – Sexología | |
Caracterizacion de la Sexualidad en Ancianos de la Comunidad Sol Amada .2

Existen conceptos equivocados en que plantean que la actividad sexual debe desaparecer en la edad avanzada como un apagamiento fisiológico inevitable y por lo tanto, desear o hacer en materia sexual después de los 60 años, no es natural, fisiológico, moral socialmente bien visto. De ahí que esta idea de muerte sexual se convierta para muchas personas de ambos sexos en un factor de ansiedad cuando llega a la edad madura y ve aproximarse es etapa crítica, lo que provoca el comienzo de trastornos en la función sexual de índole puramente psíquico. (13, 14)

Según los autores Kaplan y Sadock, el 70% de los hombres y el 20% de las mujeres continúan siendo sexualmente activos a partir de los 60 años. De todas maneras, la actividad sexual frecuentemente se ve limitada por la ausencia de pareja y por el estado de salud. (15)

El envejecimiento de la población constituye uno de los acontecimientos sociales y demográficos relevantes de las últimas décadas. La creciente población de adultos mayores debe ser integrada al desarrollo y a la modernidad, lo que depende en parte importante del Estado, pero también de los propios adultos mayores (y de los individuos que se aproximan a esa etapa de la vida). (16)

El envejecimiento corresponde a una etapa de la vida del individuo en la cual se pierde progresivamente la capacidad de adaptación y la aptitud de reaccionar adecuadamente a los cambios. (17)

Tal y como concluyeron los expertos Masters y Johnson, el envejecimiento tiende a disminuir la actividad sexual, pero no a terminar con ella. Además, la forma más eficaz para mantener la actividad sexual en la vejez es practicar el sexo con frecuencia durante la juventud y en la madurez. La asociación que existe entre sexualidad - coito - capacidad reproductiva, y habiendo perdido algunas de esas posibilidades y disminuido otras, lleva a que la sexualidad en el período de la vida denominado Adultez Mayor sea comúnmente negada. Esto se traduce en sufrimiento y una peor calidad de vida de la que sería posible alcanzar en ese momento. (18)

En la actualidad la vida cotidiana tanto familiar como institucional y social no está dispuesta a preservar un espacio para la sexualidad del adulto mayor; quienes no sólo generalmente carecen de las condiciones de intimidad necesaria para ella, sino que son juzgados por su familia, profesionales de la salud, y allegados como "viejos verdes" o "viejas locas" si pretenden hacer alguna manifestación pública de ella: ir de la mano, abrazar o besar a una pareja; pretender intimidad con alguien; manifestar deseos de tener una pareja etc. (19,20)

La sexualidad puede definirse como un conjunto de mecanismos y reacciones biológicas, psíquicas y emocionales, que si bien se basan en el instinto de reproducción, se hallan presentes durante toda la vida y se manifiestan de muy diversas maneras; de hecho, aunque por un lado constituye un mecanismo de comunicación interpersonal y está muy ligada a la obtención y ofrecimiento de sensaciones placenteras y gratificantes, por otro puede convertirse en una fuente de inhibición. Su extraordinaria complejidad y participación en múltiples facetas del ser humano hacen que igualmente pueda llegar a relacionarse con términos como frustración, enfermedad. (20)

La sexualidad geriátrica puede ser definida como una "expresión psicológica de emociones y compromisos, que requiere la mayor cantidad y calidad de comunicación entre compañeros, en una relación de confianza, de amor, de compartir placer con o sin coito. (21)

La presencia de relaciones sexuales con regularidad es un signo de salud y vigor, sin que sean importantes las cifras en frecuencia. (22)

En la vejez, existe mayor experiencia sexual, mayor entendimiento en la interacción con la pareja, mayor ternura y sabiduría. (22) Como en esta etapa de la vida se agudiza el criterio de la realidad, se toma mayor conciencia de lo que puede y no puede hacerse con el sexo, el erotismo está vigorizado en comparación con el acto sexual propiamente dicho, con una mayor consolidación de la pareja. Al desaparecer los intereses o las preocupaciones reproductivas, la sexualidad en esta etapa de la vida, tiene como único fin el dar y recibir placer. (23)

En el tratamiento de la sexualidad en la tercera edad persisten actitudes retrógradas que son muy similares a las que existían en siglos anteriores y que tienden a rechazar, burlarse, o en el mejor de los casos, ignorar la existencia de actividad sexual en las personas mayores. Esta actitud parece tener 2 explicaciones: en primer lugar, la incorrecta asociación que se ha establecido entre sexualidad y reproducción, mediante la cual se considera que solo es normal el sexo durante la edad reproductiva, y por tanto, los ancianos no tienen por qué practicarlo, y en segundo lugar por la existencia del prejuicio viejo = enfermo. (23,24)

La actividad sexual en la tercera edad no representa una utopía, pues se ha demostrado que un número considerable de ancianos la realizan, pese a estar influida por un grupo de factores que pueden incluso hacerla desaparecer, y cuyo conocimiento es necesario. Algunos de estos factores son el incremento de la edad, la falta de pareja y las innumerables enfermedades mentales y físicas que influyen negativamente sobre la libido, entre otros. (25)

Existen muchos factores que influyen en la actividad sexual de personas entre los 70 y 80 años; pero los dos factores más importantes son una razonable buena salud y el interés por lo sexual, lo que incluye al compañero o compañera sexual. Si bien estos son los factores básicos, debemos considerar ciertos otros factores también importantes como son el estado emocional y afectivo de la pareja, los cuales tienen mayor importancia para la mujer por el contexto social que tiene, especialmente por su papel social (la abuelita es la ternura asexuada). El nivel de actividad sexual mantenido en épocas anteriores es de especial importancia, incluyendo la juventud y la adolescencia. Parece que, en el hombre, este factor es de mayor trascendencia. Cuando la actividad es importante desde la juventud y la adolescencia, se continúa con el mismo ritmo en la madurez y la vejez. No hay actividad de ahorro. Es un mito aquello del desgaste. Es necesario repetirlo, el sexo no se ahorra; se ejercita o desaparece. Otro factor tiene cierta importancia en el desempeño sexual general, pero más importante en la vejez la tranquilidad económica. (26, 27)

Para muchas personas, el envejecimiento comienza a manifestarse con una disminución del deseo sexual; este deseo puede comenzar a declinar, en algunas personas, de manera paulatina y suave, mientras que en otras se presentará de manera brusca. Esta forma de presentación de la baja del deseo sexual puede producirse tanto por problemas físicos, de salud, y del ambiente e influencias que rodean al anciano. (28,29)

El sexo y la sexualidad son experiencias placenteras, fortificantes, satisfactorias que pueden mejorar los últimos años de su vida y depende no de la edad del individuo sino, de su deseo; el médico de familia puede ser un eficaz instrumento en la educación e instrucción del individuo, mucho antes de llegar a la senectud, para aportar la información sobre los cambios que van a ocurrir en su vida sexual, y que dichas variaciones sean vivenciadas como fenómenos fisiológicos y, de este modo, eliminar falsas concepciones sobre la sexualidad geriátrica. (30)

Cada vez es más satisfactorio encontrarse en la consulta con personas en la séptima década de la vida que refieren que mantienen una estupenda vida sexual con su pareja y dentro de un marco de ternura y amor; desgraciadamente, se ven obligadas a no comentarlo pues tienen miedo de caer en el ridículo de las críticas sociales que hacen referencia a viejos que no deberían andar en cosas. Por lo tanto el profesional de la salud, puede contribuir de forma eficaz a la eliminación de tabúes y prejuicios sobre la sexualidad y la vejez, mejorar la calidad de vida de los ancianos y lograr que estas personas estén en condiciones de asumir a lo largo de toda su vida su sexualidad de una forma enriquecedora, placentera y responsable y desarrollar la capacidad de sentir, gozar, amar y ser amado. Por la importancia que representa para la familia, el individuo y la sociedad este problema de salud, nos propusimos conocer algunos elementos relacionados con la actividad sexual de la tercera edad, en la población de la Comunidad Altos del Sol Amada, Maracaibo, Estado Zulia y que estos puedan servir de base para la elaboración de acciones médicas a quienes en el presente y en el futuro mediato les corresponde la honrosa misión de velar por el bienestar, físico y espiritual de esos enormes caudales de amor, sabiduría y experiencia que representan nuestros ancianos.


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