Caracterizacion de la sexualidad en ancianos
Autor: Daniel Piñango Delgado | Publicado:  25/10/2010 | Geriatria y Gerontologia , Sexualidad – Sexología | |
Caracterizacion de la Sexualidad en Ancianos de la Comunidad Sol Amada .5

Hasta hace pocos años se identificaba el envejecimiento con una disminución del interés sexual, pero los médicos aseguran hoy día que ambas situaciones no tienen por qué estar relacionadas.

En el siglo XX se empieza a investigar la sexualidad desde un punto de vista más científico. Algunos autores comenzaron a ofrecer una visión más positiva de la sexualidad como por ejemplo:

• Balzac, (novelista francés), sugirió que la sociedad hubiese creado sólo a la mujer joven; vio más allá de la reproducción y alabó la creación de una continuidad del deseo, por lo tanto, potencialmente a lo largo de toda la vida; no puso límite de edad al amor. (8)

• Jung vio a las personas mayores cómo todavía se esforzaban para desarrollarse a sí mismos, dado que creía que raramente se alcanzaba una personalidad integrada. Dentro de cada persona veía fuerzas y tendencias en conflicto que necesitaban ser reconocidas y reconciliadas. Parte de este reconocimiento se refleja en la tendencia de cada género a expresar rasgos generalmente asociados con el otro sexo. Jung proponía que esta tendencia aparecía por primera vez en la mitad de la vida, y observó que la expresión del potencial de género que estaba oculto aumentaba en la tercera edad. (10)

Jung propuso que dentro de cada persona existía una orientación hacia el mundo exterior, que dominó extroversión, y una orientación hacia el interior, el mundo subjetivo, que llamó introversión. En la juventud y en gran parte de la mediana edad, las personas expresan su extroversión. Una vez que la familia ya ha salido adelante y la vida profesional ha llegado a su fin, hombres y mujeres se sienten libres para cultivar sus propias preocupaciones, reflexionar sobre sus valores y explorar su mundo interior. "Para una persona joven", escribió Jung (1969), "es casi un pecado o al menos un peligro preocuparse por ella misma; pero para la persona que está envejeciendo, es un deber y una necesidad dedicar seria atención a sí misma". Este cambio de orientación conduce a las personas mayores a desarrollar con paso firme la tendencia hacia la introversión. (10)

Sigmund Freud (1856-1939) las publicaciones de Freud han dado lugar a una corriente del pensamiento, el psicoanálisis que permanece viva y se ha multiplicado en diferentes teorías y posiciones y que ha impregnado toda la cultura del siglo XX. (39)

Este autor reconoce la importancia de la sexualidad en la salud y en la enfermedad, al abordar la temática de la sexualidad en la Tercera Edad, nos enfrentamos a un doble inconveniente: ahondar en las particularidades de la vejez, suele resultar una tarea agobiante no sólo por la falta de información y datos investigados al respecto, también porque la problemática de esta etapa es generalmente abordada desde sus caracteres negativos, sin valorizar, ni considerar las ganancias y riquezas que alcanzar dicha etapa trae aparejada.

El segundo problema es el referido a la Sexualidad. Si bien estamos habituados a hablar de ella, y desde Freud en adelante abundan autores que han desplegado todo un cuerpo teórico al respecto, analizando la sexualidad, sus manifestaciones, normalidad – anormalidad, etc. y aunque sostenemos enfáticamente la diferencia entre sexualidad y genitalidad, nos cuesta mucho no caer en sistematizaciones que pretenden semejanzas, como si la sexualidad se expresara exclusivamente por medios genitales. (39)

En investigación realizada en el año de 1997, por Margarita María Ospina Mejía, sobre "propuesta de un programa de educación sexual para grupos de la tercera edad", constituye un aporte teórico práctico en el campo de la sexualidad en la vejez, porque se basa en experiencias y estudios que ha estado realizando la investigadora a través de un trabajo continuado con el grupo de personas de la tercera edad, que funcionan en la comuna nororiental de Medellín (comuna 2), en los barrios Zamora, Pablo VI y la Frontera, donde se ha detectado cierta problemática a nivel sexual como negación de la sexualidad, poca aceptación de las crisis sexuales que se presentan en la edad madura, la baja autoestima, entre otros. (13)

Otra investigación realizada por Olga Eugenia Castaño Valencia sobre "¿Cómo enriquecer la sexualidad en la vejez?", aborda la sexualidad en la vejez en sus aspectos físicos, psicológicos y sociales, el comportamiento sexual, la importancia, los estereotipos, los mitos y los prejuicios en los que ha estado enmarcada, lo cual condicionado la vivencia de la sexualidad en esta etapa del desarrollo humano. Además pretende vincular a la familia en la construcción saludable de la vida sexual de sus miembros, por medio de talleres cuyo objetivo es el desarrollo de una herramienta educativa – preventiva en la educación, formación y la orientación sexual familiar, para que la sexualidad del ser humano sea sana, satisfactoria y placentera en la etapa de vejez. (14)

Un reciente estudio norteamericano de la publicación Parade (1999) señalaba que el 55% de las personas entre 65 y 69 años se mantenían sexualmente activas, mientras este porcentaje bajaba al 13% entre los mayores de 85. La frecuencia de las relaciones sexuales varía desde las 2,5 veces al mes para los mayores de 65 hasta las 7,1 veces al mes de la población entre 18 y 65 años, según un estudio de Clements (1966). (17)

Existen conceptos equivocados en que se plantean que la actividad sexual debe desaparecer en la edad avanzada como un apagamiento fisiológico inevitable y por lo tanto, desear o hacer en materia sexual después de los 60 años, no es natural, fisiológico, moral, socialmente bien visto. De ahí que esta idea de muerte sexual se convierta para muchas personas de ambos sexos en un factor de ansiedad cuando llega a la edad madura y ve aproximarse esa etapa crítica, lo que provoca el comienzo de trastornos en la función sexual de índole puramente psíquica. (19)

Durante la vejez se conserva la capacidad de respuesta sexual en sus tres facetas principales que son: deseo, excitación y orgasmo; sin embargo existen modificaciones que deben ser tomadas en cuenta al igual en la mujer como en el hombre. Se ha expresado que, luego de los veinticinco años, cada ser humano tiene un patrón de conducta diferente. (28)

Hasta hace pocos años se creía que la menopausia marcaba el final del goce sexual femenino, debido a que se justificaba la sexualidad como necesaria para acceder a la maternidad. Este es el clima en que fueron educadas las mujeres ancianas de hoy, y aunque el cambio es lento, y progresivo, se debe aceptar que la sexualidad en la Tercer Edad sólo responde al puro deseo de sentir placer, de gozar, de abrazarse a otro cuerpo, de amar. (39)

Durante siglos se relacionó la sexualidad con la reproducción, negándole de esta manera el disfrute de la sexualidad al anciano; muchas personas, particularmente jóvenes, siguen viendo la actividad sexual como una facultad que se va desgastando hasta perder todo interés en aquellos que han superado los 60 años, se supone que el deseo siempre se desvanece con la edad. Esta etapa de la vida es valorada por muchos como ausente de manifestaciones sexuales.

En general puede decirse que las personas no cambian mucho, sino que envejecen. En consecuencia los individuos que mostraban poca inclinación hacia el sexo en su juventud tienden abandonar este tipo de actividad y ocultarse bajo la protección de la edad. Aquellos con intereses sexuales activos continuarán siendo activos con las limitaciones impuesta por la capacidad física, pero seguirán joven aún con edad avanzada. (40)

La valoración de la actividad sexual en el anciano de ambos sexo tiene que incluir un enfoque múltiple, pues más que una afectación intrínseca de la sexualidad lo que existe es una acumulación de factores (enfermedades cardiovasculares, daño en los vasos sanguíneos del área genital, cáncer o enfermedades debilitantes, problema psíquicos, ingestión de medicamentos y de alcohol, así como influencias y hábitos previos),que influyen de forma negativa sobre la actividad sexual y no exactamente la edad.

La actividad sexual en esta etapa depende también de características física psicológica y biológicas del individuo, de la existencia de una pareja y de sus características, así como del contexto sociocultural en que está inmerso. La realidad es que el envejecimiento produce ciertos cambios en la fisiología sexual, pero comparado con otros cambios propios de la edad como el ajuste ocular o la capacidad vital, estos cambios son pequeños, la función sexual, vista desde el ángulo del acto sexual, no de la reproducción, se mantiene mucho mejor que otras funciones. (39)


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