Tecnologia termoplastica. Inicios, historia y actualidad. Aplicaciones ortopedicas. Aplicaciones .9
Debemos terminar resaltando, por tanto, la importancia del tratamiento precoz. Los resultados serán tanto peores cuanto más edad tenga el niño, puesto que la piel, los tendones y el sistema capsuloligamentoso se adaptan, desarrollan y estructuran a la posición que más tiempo se adopta. Todos ellos pueden ir reeducándose con estos dispositivos y permitir, de este modo, que los tejidos se adapten a la nueva situación.
El mejor resultado se consigue en lactantes, donde las desviaciones no están estructuradas o por lo menos nos encontramos con un sistema óseo normal y al mismo tiempo no caminan y pueden llevar el dispositivo constantemente.
Como única complicación que debemos señalar y que afortunadamente no se nos ha presentado por el cuidado que llevamos, es que hay que evitar cualquier roce, pues nos obligaría a suspender el tratamiento y perder por tanto esos primeros momentos tan preciados de corrección.
En las quemaduras y accidentes eléctricos hay que prever de antemano las retracciones, pues una vez que aparecen son más difíciles de tratar.
La cooperación familiar -insistimos- es el complemento de un buen resultado, por lo que hay que dar todo tipo de explicaciones e instrucciones y dejarles siempre el teléfono y la puerta abiertos para cualquier aclaración.
Quedamos abiertos a cualquier pregunta, aclaración o indicación de las diferentes técnicas que se nos puedan solicitar.
APLICACIONES EN TRAUMATOLOGÍA
Como regla estándar, ante cualquier fractura aplicamos inmovilización completa desde principio a fin.
Es una tendencia general que parece surgida de la firme convicción de que el yeso es una especie de “apósito” que aplicado in situ acelera la curación del hueso.
Al observar la conducta de una fractura “menor”, se aprende a pensar en la curación del hueso.
Si estamos limitados por el dogma y dedicados exclusivamente a ejecución de métodos de rutina (por ejemplo, para tal fractura tantas semanas de yeso, etc.), estaremos desperdiciando una gran etapa de aprendizaje.
Para el profesional es cómodo, seguro, rápido y permite el tratamiento ambulatorio, motivos por los cuales se ha hecho estándar tal aplicación.
Para esta inmovilización (circular generalmente), los termoplásticos con desarrollo plano no están indicados.
Los vanguardistas a mitad del tratamiento (cuando empieza la osteogénesis comprobada radiográficamente) sustituyen el primer yeso por férulas de contención o inician tratamientos funcionales que muy bien se pueden realizar en termoplástico.
Los más vanguardistas hace años utilizan la inmovilización parcial con resultados favorables.
Esta inmovilización es usada intermitentemente seguida por ejercicios que estimulen el proceso de curación, ya sea a través de la acción bombeante de los músculos o a través del estiramiento, con los mismos buenos resultados.
Cierto es que no se puede generalizar, pues hay fracturas que no son susceptibles de este tratamiento, pero sí un gran número de ellas. Por otra parte, hay pacientes que tampoco pueden ser tratados de esta forma por el riesgo que implica la no cooperación (niños, disminuidos psíquicos, hipocondríacos, estados depresivos, etc.).
Ciertamente entraña un riesgo, pero es sin duda una fórmula más de tratamiento, y según la persona y la fractura en cuestión, los tiempos iniciales de inmovilización se pueden alargar o acortar en consecuencia.
Conceptos populares equivocados con respecto a la inmovilización (John Charnley) (2):
- Que los fragmentos de una fractura reciente siempre tienen movilidad a menos que se inmovilicen en yeso.
- Que el molde de yeso impedirá dicha movilidad.
- Que aumentará el desplazamiento si no se inmoviliza.
- Que la inmovilización acelera la curación de la fractura.
- Que el resultado final será mejor si se ha usado inmovilización en yeso que en el caso de no emplearlo.
Podríamos entrar en mayores especificaciones de cada punto expuesto, pero no es el objetivo de este apartado.
Solamente los hemos mencionado para decir que estamos en total acuerdo con estos y para dar cabida a la inmovilización parcial realizada en termoplástico.
Particularmente y con una fractura desviada y conminuta de un metacarpiano, he podido comprobar lo expuesto y después de tres días de rigurosa inmovilización la férula termoplástica fue retirada todos los días, al principio para aireación, higiene y movilización mínima, siguiendo a partir de la semana con movilizaciones y ejercicios activos suaves.
El resultado ha sido sorprendente, rápido y no se ha necesitado rehabilitación.
Ante este hecho y de acuerdo con el facultativo correspondiente y la conformidad del paciente, hemos repetido la experiencia en varias ocasiones con los mismos buenos resultados.
Por tanto, podemos decir que la aplicación del material termoplástico en pacientes de traumatología acelera desde el principio el proceso de curación, reduce la duración de la rehabilitación considerablemente e incluso la anula en algunos casos, sin olvidar el número de ventajas que aporta la utilización de estos materiales.
APLICACIONES EN QUEMADURAS
Uno de los grandes campos de aplicación de esta tecnología es precisamente en las quemaduras:
- Para colocación de los miembros en posturas funcionales
- Para evitar retracciones cicatriciales durante la fase de cicatrización
- Como tratamiento de estas postcicatrización si algo ha quedado o no se han tratado por el motivo que sea
Cabe destacar en este apartado que es muy importante la prevención de dichas retracciones, pues una vez que aparecen, son difíciles de tratar.
Con gran frecuencia se observa que pacientes que han sufrido quemaduras abandonan el hospital en estado de cicatrización aparentemente satisfactoria, pero poco después vuelven con cicatrices retráctiles que empiezan a ocasionar deformidad severa.
El desarrollo tardío de contracturas proporciona al profesional una de las experiencias más decepcionantes. Sin embargo, la situación es tan común que muchos profesionales lo consideran parte del curso natural de los sucesos, sobre lo cual poco es posible lograr.
Ya en 1967, Bárbara Willis (9) desarrolló nuevas técnicas de inmovilización para prevenir y estirar las partes del cuerpo sometidas a contractura.
Se trató de soportes y férulas para casi cualquier parte del cuerpo, livianas, bastante cómodas, fáciles de elaborar y poco costosas.
También estos dispositivos se ajustaron perfectamente a las superficies quemadas, y fue la reacción de los tejidos la que eventualmente condujo al descubrimiento de la importancia que la compresión tiene en reducir el desarrollo de cicatrices anormales.
Con frecuencia, las quemaduras sobre las articulaciones producen a la larga contracturas que limitan su función.
Las pérdidas funcionales en las extremidades se reducen al mínimo mediante el uso precoz de férulas combinado con movimientos activos y pasivos, estos muy suaves.
Las férulas ortopédicas remodelables presentan, por tanto, grandes ventajas.
El miembro (o el segmento de miembro) quemado tiene que ser inmovilizado en las horas siguientes al accidente en una posición funcional.
La cinesiterapia se iniciará ya en la unidad de quemados o cuidados intensivos. Las primeras movilizaciones serán pasivas y más adelante, cuando pueda participar el paciente, se harán cada vez más activas.
La ausencia de movilización puede comprometer gravemente el futuro funcional del miembro quemado.