Cocaina. Droga o veneno
Autor: Dr. Ricardo Rodriguez Jorge | Publicado:  7/05/2007 | Farmacologia , Medicina Forense y Legal | |
Cocaina. Droga o veneno 2.

Otro metabolito farmacologicamente activo es el COCET, que se forma por transesterificación de la COC con el etanol. Esta reacción esta mediada por una de dos carboxiesterasas hepáticas microsomales no específicas, la cual en ausencia de etanol cataliza la hidrólisis de la COC a BE (la otra es la responsable del paso de la COC a EME). Este metabolito que se produce solamente en el hígado, tiene un comportamiento farmacológico idéntico al de la COC,  la formación del COCET también puede ocurrir por acción de una acilgraso etilester sintasa a partir de los mismos substratos, evidenciando además que a pesar de no generarse en el cerebro el COCET tiene su mayor % de enlazamiento a las proteínas en ese tejido.


La interacción entre el etanol y la COC ha recibido gran atención en los últimos años, debido a que es una mezcla muy frecuente entre los consumidores y drogodependientes, y desde un punto de vista toxicológico presenta matices muy interesantes. Las consecuencias de esta combinación ha sido extensamente reportadas en la literatura, por ejemplo se conoce que se incrementa notablemente el riesgo de daño cardíaco asociado normalmente al consumo de COC, incrementándose además  la hepatoxicidad e inmunotoxicidad producida por  la misma, y se ha observado un incremento notable de muertes súbitas en contraste con el uso de COC solamente.


Las sobredosis con COC son realmente raras, estimándose que tiene una dosis letal de alrededor de 1g, pero personas susceptibles han fallecido con dosis tan pequeñas como 30 mg. Los drogodependientes son capaces de tolerar  dosis tan altas como 5 g. Los efectos tóxicos están asociados a niveles en sangre entre 0.25 y 5 µg/ml, y en casos de muerte se han observado niveles de 1µg/ml o más.

 

MANIFESTACIONES CLÍNICAS


Existe discusión sobre el uso y el consumo de la cocaína y su efecto clínico en los pacientes que acuden a tratamiento para drogas por lo que deben de agruparse en efectos agudos y crónicos.


INTOXICACIÓN AGUDA:

Las muertes ocurridas por sobredosis son cada vez más frecuentes y dependen no solamente de la droga, sino también directamente de la sensibilidad del consumidor.


Casi inmediatamente cuando se usa la cocaína, por inhalación o inyección y tres a cinco minutos después de haber ingerido dicha droga oralmente, el individuo siente lo que se llama euforia intensa, por lo que el Dr. Gereni la clasificó de la siguiente manera:


1. ETAPA DE EUFORIA: se experimenta una excitación placentera, con hiperactividad, hiperhidrosis, hipervigilancia, taquicardia y en algunos textos se menciona una excitación sexual pasajera.

2. ETAPA DE DISFORIA: llamada también de angustia, se caracteriza por apatía, melancolía, afán de consumir más droga, indiferencia sexual, agresividad y anorexia.

3. ETAPA DE ALUCINOSIS: se caracteriza por alucinaciones visuales, táctiles, auditivas y olfatorias. Hay una tendencia a huir por el contenido persecutorio de dichas alucinaciones y además hay apatía sexual.

4. ETAPA DE PSICOSIS: días o meses después de consumir la droga se intensifican las alucinaciones y se genera más agresividad, a veces psicosis paranoide con la consiguiente producción de suicidios y homicidios.


En cuanto a los efectos cardiovasculares que han sido descritos es bien conocido que los usuarios de la droga con o sin enfermedad coronaria preexistente presentan, debido a los efectos simpáticomiméticos y vasoconstrictores de ésta taquicardia, hipertensión, espasmo de las arterias coronarias, infarto agudo del miocardio, arritmias, y muerte súbita de origen cardíaco. Se ha reportado anormalidades en el segmento S-T en el electrocardiograma de esfuerzo.


También en fumadores de cocaína se ha reportado la producción de neumomediastino espontáneo y enfisema subcutáneo asociado a dolor precordial después de esfuerzos prolongados o mecanismos de Valsalva.


Las arritmias también son reportadas en una serie de usadores de la droga. La isquemia y la miocarditis inducida por cocaína se han propuesto como responsables de un número significativo de casos reportados en la literatura con dicha manifestación.


La hiperpirexia producida por el aumento de producción de calor del cuerpo, se cree que es producto de la estimulación directa sobre el hipotálamo.


Forrester et al.., reportaron una sintomatología clínica caracterizada por fiebre marcada, disnea que se presenta pocas horas después de la inhalación, hipoxemia, infiltrados alveolares difusos persistentes, hemoptisis y fallo respiratorio.


La hemoptisis también ha sido reportada en usadores de crack y generalmente se resuelve espontáneamente.


En casos descritos por Wanless et al.., se halló como parte de las manifestaciones clínicas de la intoxicación aguda por cocaína un incremento rápido en los niveles de aminotransferasa sérica, una marcada prolongación del tiempo de protrombina, elevación de la fosfatasa alcalina y de los niveles de bilirrubina sérica, altas concentraciones de CPK, mioglobinuria y fiebre alta, así como evidencia de coagulación intravascular diseminada.


Otros efectos que se describen son el aumento de la actividad física, hiperreflexia, midriasis y la producción de hemorragia subaracnoidea debido al aumento de la presión arterial.


También se han descrito casos en que la cocaína actúa sobre el aparato gastrointestinal produciendo colitis intensas que suelen requerir tratamiento quirúrgico, úlceras pépticas y necrosis intestinal con muerte a pesar del tratamiento quirúrgico.


La estimulación del SNC va seguida de depresión y paro respiratorio.


La utilización de la cocaína en diversas formas produce un síndrome de persecución con ideas paranoides que pueden llegar hasta el delirio.


Resnick et al.., describen una variedad de síndromes psiquiátricos caracterizados por disforia, ansiedad, depresión y estados de desilusión indistinguibles de una esquizofrenia paranoide aguda y en años más recientes se han reportado casos de muerte inducida por cocaína asociada a períodos de delirio en los cuales el paciente presenta una conducta extraña.


INTOXICACION CRÓNICA

La absorción de la droga a nivel del septum nasal produce una vasoconstricción marcada con isquemia, tanto de la mucosa como del cartílago, con necrosis y perforación del mismo. Esta puede pasar desapercibida hasta que se presentan hemorragias. Tanto en fumadores como en inhaladores de cocaína es frecuente la alteración a nivel de las vías respiratorias altas con la presentación de disfonías y afonías por compromiso de las cuerdas vocales y en los fumadores se puede presentar una bronquitis con secreción muy oscura producida por la expectoración de sustancias añadidas al sulfato de cocaína.


La afección a nivel del SNC y la esfera psicológica se convierte en uno de los problemas más serios, dado que el paciente establece un rompimiento en sus relaciones afectivas y pérdida de la autoestima. Estos pacientes viven siempre en una situación ficticia, sueñan despiertos y se convierten en mentirosos compulsivos, creyendo en sus propias mentiras.


El uso compulsivo de la cocaína es una de las consecuencias más severas, el estado eufórico produce alucinaciones, al principio placenteras con sensación de pérdida de fatiga, aumento de energía muscular, erotismo exaltado y pérdida de inhibiciones.


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