Como bien dice Santy, son sólo dos palabras, pero qué importantes! Tras obtener este diagnóstico por el cardiólogo, nosotros nos seguimos atormentando: "No puede ser, este tío se ha equivocado", "Sí, pero y si esto a la larga se agrava", "Tendré el corazón sano, pero, desde luego, esto no es normal", etc., etc. No nos damos cuenta de que el corazón, el de todas las personas, es el órgano de los sentimientos. No es figurativo, en realidad existe una conexión directa entre nuestro cerebro y nuestro corazón. Y si constantemente le estamos enviando señales de alarma, nuestro corazón se encoge. No nos va a pasar nada, pero él es fiel reflejo de nuestra preocupación y lo sometemos a una angustia innecesaria. Es necesario romper el círculo vicioso entre nuestros pensamientos negativos y nuestros sentimientos angustiantes. Examinemos qué es lo que de verdad nos preocupa en la vida: los hijos, el dinero, la infelicidad, la falta de cariño, el futuro, la incertidumbre. No tratemos de buscar un motivo inmediato por el que nuestro corazón de repente se pone como loco. A lo mejor, el motivo es de otra índole y podemos hacer algo para solucionarlo. Saludos.