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Angiofibroma nasofaringeo juvenil.

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Aspecto macroscópico: Son tumores de consistencia dura, a veces cartilaginosa, de superficie mamelonada y color rojizo. Pueden distinguirse una forma compacta y otra racemosa, lo que tiene implicancias en cuanto a la dificultad de la exéresis quirúrgica.

Pueden tener un gran tamaño, ser sésiles o polipoides.

· Se observa a la izquierda una superficie lisa y bronceada. 

· A la derecha se aprecia una superficie de corte relativamente homogénea de color marrón con un foco de degeneración quística.

· El punteado negro en áreas apicales corresponde a hemorragias.

Presenta diferentes lugares de implantación:

· Faríngeo: El tumor se implanta a nivel del tejido fibroso que recubre la apófisis basilar del occipital.

· Nasal: Implantado a nivel del receso etmoidoesfenoidal.

· Pterigopalatino: A nivel del agujero homónimo o ala interna de la apófisis pterigoides.

El lugar de implantación también es distinto según la edad, pues en el niño el tumor es coanal y en el adolescente es rinofaríngeo.

· Se observan ambas caras externas del tumor.

· Tiene una superficie lisa y de color amarillo bronceado

· Las áreas negras representan hemorragias.

· Pueden ser el origen de la epistaxis que muchas veces es el primer síntoma.

Extensión: Se ve facilitada por la comunicación de la fosa pterigopalatina con las fisuras orbitarias superior e inferior, el agujero redondo mayor y la fosa nasal, y su cercanía al seno maxilar y la apófisis pterigoides, así como las relaciones de la rinofaringe con las coanas, el cuerpo del esfenoides y la fosa infratemporal. No metastatiza pero invade por extensión. Envía prolongaciones en todo sentido y desplazando todos los obstáculos que se le interponen. Las posibles extensiones son:

· Anterior: Se extiende hacia fosa nasal y etmoides.

· Lateral: El tumor separa la apófisis pterigoides de la cara posterior del maxilar, destruye la raíz de la apófisis o pasa por detrás de ella a través de la fascia faringobasilar, a las regiones pterigomaxilar, yugal, infratemporal y temporal.

· Superior: Medialmente, por rotura de la pared anteroinferior del cuerpo del esfenoides, llega al seno esfenoidal y, por rotura de sus paredes superior y externa se pone en contacto extradural con la silla turca y seno cavernoso. En la región paramediana invade la órbita a través de las fisuras orbitarias superior e inferior, y de allí para al seno cavernoso. Más externamente, por lisis de la raíz pterigoidea, el tumor progresa en forma extradural por el piso de la fosa media lateralmente el seno cavernoso.

· Se observa la superficie de corte del ANJ. 

· La superficie es bastante lisa y firme.

· Se observa un solo foco de degeneración quística.

· Las áreas oscuras de los extremos probablemente correspondan a hemorragias

 

Manifestaciones Clínicas

En sus comienzos la sintomatología es insidiosa y se caracteriza por un síndrome de obstrucción nasal progresiva, por lo general unilateral, que termina por bloquear la coana. La rinolalia es acentuada y existe una hidrorrea nasal también progresiva.

En la gran mayoría de los casos el tumor produce una combinación variable de obstrucción nasal crónica y epistaxis de variada intensidad en un adolescente varón, pero también suelen agregarse diversos signos de invasión. La obstrucción nasal, si bien no es un signo patognomónico, está siempre presente, y merece destacarse su rebeldía y su progresividad. La obstrucción nasal se da el 91% de los casos. Las epistaxis son de variable intensidad, y si bien constituyen el signo más característico, su ausencia no descarta el diagnóstico. La epistaxis espontánea ocurre en el 59% de los casos.

Durante el período inicial hay epistaxis repetidas, pero son de poca intensidad y no llaman mayormente la atención.

Las epistaxis en el período de estado adquieren mayor intensidad; se producen ante el más mínimo traumatismo, o espontáneamente, en forma repetida, afectando el estado general por las anemias consecuentes.

La sintomatología es confundida en la práctica diaria con las de las vegetaciones adenoideas similares por las características muchas veces similares o por la rareza con que se los observa; de ahí la necesidad de efectuar, en todo síndrome de obstrucción nasal, una cuidada inspección de la fosa nasal y rinofaríngea para determinar la causa de la insuficiencia respiratoria.

Los signos de invasión son menos frecuentes y se ven sobre todo en los pacientes de menor edad. Son producto de las diversas formas de extensión ya descritas; puede observarse deformación facial, mala implantación dentaria, exoftalmía, trastornos visuales, hipoacusia, rinolalia y cefalea.

En su desarrollo gradual y progresivo el tumor invade las zonas vecinas y desencadena complicaciones infecciosas propias de la obstrucción respiratoria. Las epistaxis son intensas y comprometen el estado general. Tales son las características del período de estado.

El desarrollo ilimitado del tumor no sólo destruye los tabiques óseos invadiendo los senos paranasales, la órbita, etc., sino también llega a deformar la cara, la pirámide nasal se ensancha, se aplasta, y por lo general se desvía.

La voz puede estar desafinada o muerta en calidad. Se trastorna la deglución y respiración. En fase tardía puede haber dolor y descarga mucopurulenta.

La invasión de la órbita produce exoftalmía, la región geniana es rechazada por el tumor, ensanchándose la cara y el enfermo que respira por la boca entreabierta. Cuando toma un considerable tamaño la "cara de sapo" comienza a ser bien marcada, los huesos maxilares se separan y el exoftalmos pasa a ser un signo muy prominente. Los síntomas se incrementan en relación a la extensión del tumor.

Puede presentar también otopatía secretora e infecciones agregadas (óticas, sinusales y oculares).
Formas clínicas: la sintomatología generalmente es mixta, pero pueden destacarse, de acuerdo con el síntoma de consulta, diferentes formas clínicas: a) obstructiva, b) epistáxica, c) deformante, d) oftalmológica, e) neurológica y f) mixta.

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Revista de Medicina y Ciencias de la Salud, de periodicidad quincenal, dirigida a los profesionales de la Salud de habla hispana. ISSN 1886-8924