Articulo de revision. Medicamentos y embarazo
Autor: Dr. Ramiro Eduardo Guzmán Guzmán | Publicado:  28/03/2008 | Ginecologia y Obstetricia , Farmacologia | |
Articulo de revision. Medicamentos y embarazo.5

* Calambres nocturnos

 

Los calambres nocturnos de las extremidades inferiores son muy comunes en embarazadas, especialmente durante el tercer trimestre de gestación. La causa es desconocida y, como prevención, se recomienda dar un masaje en la zona afectada, o realizar ejercicios de estiramiento varias veces al día.

 

Los medicamentos habitualmente más utilizados para tratar esta situación son:

  • Sulfato de quinina, actualmente en desuso por las reacciones adversas que puede ocasionar, como aborto espontáneo o parto prematuro debido a sus efectos estimulantes sobre el útero, por lo que está contraindicado.
  • Cloroquina y difenhidramina (categoría C), poco recomendados ya que no se ha podido establecer su seguridad en embarazos humanos; siendo dichos estudios aislados y metodológicamente discutibles en algunos casos.

 

* Tos y resfriado

 

Es muy común que durante un embarazo se presenten episodios de tos y/o resfriado, y que la paciente solicite alguna medicación para aliviar los síntomas. La mayoría de los preparados destinados a mejorar los síntomas de los resfriados contienen un simpaticomimético descongestionante (p. ej., fenilefrina, fenilpropanolamina) y/o un antihistamínico (p. ej., clorfenamina) asociados a un analgésico (p. ej., ácido acetilsalicílico) u otras sustancias: expectorantes (mentol), mucolíticos (bromhexina) y la mayoría tienen categoría C por lo que no se ha demostrado su teratogenicidad. Además, hay que tener en cuenta las reacciones adversas que pueden originar (p. ej., xerostomía y estreñimiento por antihistamínicos). Ya que son de dudosa eficacia, y a la vista de lo anteriormente expuesto, se recomienda evitar su uso durante la gestación.

 

Los antitusígenos durante el embarazo (la mayoría tienen categoría C o no se les ha asignado).

 

Los derivados opiáceos pueden, potencialmente, afectar al feto en desarrollo, y la mayoría de los expectorantes se consideran ineficaces. Adicionalmente la mayoría de los preparados comerciales presentan varios principios asociados, y en ocasiones estas combinaciones son irracionales (p. ej., antihistamínico + antitusígeno de acción central + expectorante).

 

Por la naturaleza autolimitante de la tos y la controvertida eficacia de los medicamentos empleados para paliar esta situación, en embarazadas se aconseja administrar un jarabe simple (64 partes de azúcar + 36 de agua) o miel.

 

* Dolor y fiebre

 

La mayoría de las molestias y dolores que surgen durante el embarazo no justifican instaurar un tratamiento medicamentoso. Sin embargo, algunas situaciones, como la migraña, la cefalea tensional o los dolores odontológicos pueden necesitar tratamiento.

 

  • El analgésico y antipirético de elección durante el embarazo es el paracetamol, del que se dispone de una amplia experiencia de uso en gestantes sin que se hayan observado efectos teratógenos. Sin embargo, el paracetamol está exento de propiedades antiinflamatorias, ya que ejerce su acción suprimiendo la síntesis de prostaglandinas preferentemente en el sistema nervioso central, mientras que el ácido acetil salicílico (y demás antiinflamatorios) inhibe la síntesis de prostaglandinas en la misma proporción en todas la áreas corporales.
  • El ibuprofeno no debe utilizarse en el tercer trimestre.
  • El ácido acetilsalicílico (AAS o aspirina) ha sido ampliamente utilizado durante el embarazo y, aunque no se han observado malformaciones fetales a dosis terapéuticas, se desaconseja su utilización por los efectos adversos que puede inducir sobre la función plaquetaria y la hemostasis, lo cual puede aumentar el riesgo de hemorragias, tanto en la madre como en el feto. La administración de AAS, especialmente en las últimas semanas de la gestación disminuye la contractibilidad uterina, de modo que puede prolongar la gestación, aumentar la duración del parto y originar cierre prematuro del ductus arterioso. A dosis elevadas puede aumentar el riesgo de mortalidad perinatal, producir retraso del crecimiento intrauterino y efectos teratogénicos.
  • Con respecto a los restantes analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINES) existe menor experiencia clínica. Se conoce que pueden causar cierre prematuro del ductus arterioso, y los riesgos aumentan al elevar la dosis, si son medicamentos potentes (p. ej., indometacina, naproxeno), especialmente si se administran al final del embarazo (después de la 32ª semana de gestación), por lo que durante esta etapa del embarazo la categoría de la FDA pasa de B a D.
  • El metamizol sódico es la denominación más reciente de una pirazolona que ha tenido múltiples nombres: dipirona, noramidopirina metansulfonato sódico, sulpirina, etc. Ya que está retirado en numerosos países, existe escasa información sobre sus efectos adversos, terapéuticos y teratógenos; aunque se siguen detectando casos mortales de agranulocitosis y efectos adversos perinatales.
  • El dolor de espalda puede aparecer el 5º y 7º mes y de inicio es mejor el tratamiento no farmacológico como ejercicios acuáticos, masajes y fisioterapia.
  • Los ergotamínicos producen vasoconstricción potente y afectan la circulación materno fetal.
  • En migraña considerar utilizar profilaxis con beta bloqueantes como el propanolol.

 

* Insomnio, ansiedad y depresión

 

El insomnio puede ser una situación usual en un embarazo normal, aunque en ocasiones también puede ser un síntoma de ansiedad o depresión, por lo que la necesidad de tratamiento deberá ser evaluada por el médico. Se estima que más del 10% de las embarazadas sufren ansiedad, siendo más frecuente en mujeres con antecedentes de trastornos psicológicos o de abortos.

 

  • Las benzodiacepinas han sido los medicamentos más utilizados, tanto para tratar el insomnio como la ansiedad, siendo el diazepam del que más experiencia clínica se tiene. Aunque las evaluaciones posteriores no pudieron establecer claramente una asociación causal, su seguridad durante la gestación ha sido un tema controvertido, ya que a las benzodiacepinas en general, y al diazepam en particular, se les atribuyeron diversos efectos teratógenos, especialmente cuando se administraban durante el primer y segundo trimestres del embarazo (labio y paladar hendidos, hernia inguinal y alteraciones cardiovasculares) . Su uso cerca al parto produce depresión, somnolencia y atonía del recién nacido.
  • Se ha propuesto el empleo de benzodiacepinas de acción corta para tratar el insomnio (p. ej., oxazepam, temazepam), como alternativas más seguras que el diazepam, pero tampoco están exentas de posibles efectos adversos perinatales y teratógenos.
  • Se desconocen los efectos de los nuevos hipnóticos (p. ej., zopiclona, zolpidem) sobre el feto humano y por ello está contraindicada su utilización en embarazadas. La FDA ha otorgado categoría B al zolpidem, quizás basándose en que se ha demostrado un cierto potencial teratógeno en animales, pero que no se ha confirmado en mujeres.
    • La buspirona, agente ansiolítico no benzodiazepínico, también tiene categoría B, y aunque los estudios en animales no han demostrado teratogenicidad, no existen estudios bien controlados en humanos, por lo que también se desaconseja su administración durante la gestación.
    • Los antidepresivos tricíclicos son fármacos muy utilizados para tratar la depresión durante el embarazo, debido a su seguridad y amplia experiencia clínica. En líneas generales, muchos de los efectos teratógenos que se le han atribuido no se han corroborado en estudios epidemiológicos posteriores, aunque si pueden manifestarse síntomas de abstinencia cuando el feto ha estado expuesto a estos medicamentos, especialmente al final de la gestación.
    • Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) cuentan con una escasa experiencia clínica, la fluoxetina no se ha asociado a efectos teratógenos graves, ni en embarazos humanos ni en animales. Si bien estos datos se consideran aun insuficientes para asumir su total seguridad, supone una alternativa frente a los antidepresivos tricíclicos para el tratamiento de embarazadas con tendencias suicidas. Su uso durante el tercer trimestre se asocia con el síndrome de retirada en el niño.
    • Se aconseja no utilizar inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) por varias razones. En primer lugar han demostrado ser teratógenos en animales, y la información sobre sus posibles efectos durante el embarazo humano es extremadamente limitada. Además, los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) pueden originar una reacción hipertensiva que desemboque en alteraciones vasculares graves, tanto para la madre como para el feto. La moclobemida es un inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) reversible que posee mucho menor riesgo de originar crisis hipertensivas que los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) convencionales, sin embargo no existe información de su utilización durante la gestación, por lo que habitualmente se contraindica en embarazadas.

    Durante el embarazo las dosis de medicamentos antidepresivos pueden ser mayores debido a la inducción enzimática del citocromo P450.

 


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