Propuesta alternativa de evaluacion del desempeño docente basado en competencias para mejorar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje en la catedra universitaria en la escuela de enfermeria
Autor: MSc. Patricia del Rocío Chávarry Ysla | Publicado:  14/04/2009 | Formacion en Ciencias de la Salud , Enfermeria | |
Evaluacion docente basado en competencias para mejorar la calidad en la escuela de enfermeria.9

Loureiro y Migues en su estudio de la evaluación docente afirman que es importante que la evaluación docente abarque las diferentes variables que influyen en el proceso educativo y que a partir de la información recogida, la misma se analice y discuta de modo de permitir tomar decisiones oportunas, fundamentadas y racionales buscando la mejora continua de la calidad de dicho proceso. Se debe impulsar la evaluación docente como una reflexión permanente sobre la práctica a fin de comprenderla y mejorarla. Se considera importante que este sistema de evaluación de la función de enseñanza de los docentes se acompañe de una reflexión estudiantil sobre su rol en la Facultad.

 

Un Sistema con esta estructura brinda información relevante y pertinente para el diseño de estrategias de intervención tanto en el diseño curricular como en las acciones de formación docente.

 

La implementación del SEDE en la Facultad de Ingeniería ha tenido algunos inconvenientes. Si bien se considera un avance importante introducir la cultura evaluativa en la Facultad de Ingeniería, lo que ha permitido que los docentes detecten sus fortalezas y sus dificultades y reflexionen sobre ellas, aún persisten aspectos a mejorar en cuanto a la implementación del SEDE que deben ser revisados y mejorados de manera que se logre el principal objetivo de la evaluación docente, la mejora de la calidad de la educación en las Competencias en la Profesionalización del Docente Universitario.

 

El investigador y profesor universitario Telmo Viteri establece una propuesta sobre las competencias docentes a nivel universitario él afirma que “,,,El docente universitario debe ser competente desde una concepción humanista de la educación, lo que significa no solo ser un conocedor de la ciencia que explica, sino también de los contenidos teóricos y metodológicos de la psicología y la pedagogía contemporáneas, que lo capacite para diseñar en sus disciplinas un proceso de enseñanza- aprendizaje potenciador del desarrollo de la personalidad del estudiante…”

 

Las competencias profesionales, opina Viteri, pueden ser definidas como aquellas cualidades de la personalidad que permiten la autorregulación de la conducta del sujeto a partir de la integración de los conocimientos científicos, las habilidades y las capacidades vinculadas con el ejercicio de su profesión, así como de los motivos, sentimientos, necesidades y valores asociados a ella que permiten, facilitan y promueven un desempeño profesional eficaz y eficiente dentro de un contexto social determinado.

 

Asimismo, Viteri cita a J. Ibáñez-Martín (1990) quien divide las competencias de los profesores universitarios en docentes e investigativas.

 

Sobre las competencias docentes plantea varias dimensiones:

 

• Preparación para la docencia: la preparación curricular, la preparación actitudinal y una formación pedagógica esencial.

• Comprobación de lo captado por el alumno: la adecuación a las finalidades de la evaluación, las formas de conducir el proceso de evaluación y los medios para dar una proyección educativa a la evaluación.

 

Con respecto a la competencia investigativa este mismo autor plantea:

 

• Criterios externos: la evaluación de los congresos, editoriales y revistas en que participa y publica.

• Criterios intrínsecos: los resultados investigativos que aporta a través de su relevancia en patentes, innovaciones, libros, monografías, etc.

 

Una propuesta más integradora concluye Viteri debe considerar a las competencias profesionales del docente universitario como expresión de las diferentes aristas y esferas de su actuación en el ámbito universitario y conformado por sub. Competencias o competencias específicas, como son:

 

• Competencia didáctica: caracteriza la facilidad de trasladar de manera asequible (y no facilista) a los estudiantes los contenidos de las ciencias que imparte por difíciles que parezcan sin distorsionarlos ni vulgarizarlos. No basta con el dominio de dichos contenidos, es esencial que el profesor sea capaz de “pedagogizarlos”, pues la lógica de la ciencia no coincide siempre con la lógica de su impartición.

 

• Competencia académica: expresa el dominio de las ciencias que aportan a su labor docente en las diferentes asignaturas y disciplinas que imparte, así como de la psicología y la pedagogía, como ciencias que explican y fundamentan su actuar cotidiano en la enseñanza y en la investigación acerca de su práctica educativa.

 

• Competencia investigativa: el saber hacer investigativo despierta una actitud más crítica y reflexiva sobre su labor pedagógica, obliga a hacer coincidir la teoría con su práctica.

 

• Competencia ética: refleja su autonomía moral como modelo a imitar por sus alumnos y colegas en cuanto a los valores profesionales que lo caracterizan como persona, como profesor universitario y a la vez como especialista en una rama del saber científico.

 

• Competencia comunicativa: posee tres componentes:

 

El uso eficiente de su lengua materna, tanto oral como por escrito

El dominio de una lengua extranjera, preferentemente el idioma inglés, al menos para extraer información de la literatura científica actualizada

El desarrollo de habilidades para ser un comunicador profesional por su oratoria

 

• Competencia cultural: debe poseer una cultura general e integral especialmente de carácter humanística, que le permita estar actualizado sobre los acontecimientos científicos, políticos, económicos, históricos, sociales, ideológicos, artísticos más acuciantes de su tiempo, tanto en el ámbito universal, como regional y nacional.

 

• Competencia tecnológica: el gran desarrollo de la ciencia y la tecnología contemporáneas, cuya manifestación más evidente y acelerada es el creciente proceso de informatización de la sociedad, debe reflejarse en el docente universitario en su explotación pertinente a través del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en función de su labor docente e investigativa como herramientas insustituibles.

 

El Dr. Rizo presenta una visión de la evaluación profesoral desde dos premisas principales: a) Es un error centrar la evaluación del profesor sólo en las características de su accionar puesto que este es determinado por el contexto tanto social como institucional b) La triangulación como mecanismo apropiado puesto que permite superar perspectivas unipolares que impiden una visión integral del desempeño docente. La propuesta articulan, desde contextos institucionales, diferentes mecanismos de indagación y valoración, incorpora procedimientos que concluyen en la necesidad de generar estrategias de cualificación de la docencia. El documento explícita la dimensión social de la evaluación, analiza la validez y la confiabilidad en función de la credibilidad de la evaluación, discute el cuestionario aplicado a los estudiantes como principal elemento de evaluación del desempeño docente y define el trabajo profesoral como una compleja red en la que coexisten múltiples entrecruzamientos y diversas tensiones.

 

 

BASE TEÓRICA. EVALUACIÓN

 

La evaluación, debe ser entendida como un proceso necesario para mejorar la calidad de la educación.

El concepto de evaluación tiene diferentes significados, para diferentes instituciones o personas en diferentes contextos.

 

La Comisión Nacional de Educación Superior – México (CONAEVA) desde 1984 y la Asociación Nacional de Universidades e institutos de educación superior (ANUIES) en 1989 conceptúan a la educación:

 

“Es un proceso continuo, integral y participativo que permite identificar una problemática, analizarla, explicarla mediante información relevante. Como resultado proporciona juicios de valor que sustentan la consecuente toma de decisiones”. (BALLÓN FIGUEROA, Carlos: “Evaluación, Acreditación y Calidad de la Evaluación en México” – México 2002. Pág. 17).

 

Según la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) de Colombia. La misma que considera a la evaluación: “ Como un todo integrado, esta evaluación se centra en el cumplimiento de los objetivos de la educación superior en el logros y en la pertinencia social, (…), en la manera como se emplean sus funciones básicas en los distintos campos de acción de la educación superior, en las especificidades de los estudiantes y de los profesores, en el impacto social de la labor académica, en los procesos de autoevaluación y autorregulación en el desarrollo de las áreas de administración, gestión, bienestar y de recursos físicos y financieros”. (CNA. “Lineamiento para la Acreditación Institucional”. Colombia  - 2001. Pág. 9).

 

En síntesis, se puede decir que se evalúa porque es necesario conocer tanto los resultados que se derivan de una determinada acción, como el proceso a través del cual se desarrolla. Se evalúa para comprender la naturaleza de las carreras; para mejorar a través del análisis de los resultados lo que se hace y lo que no se pretende hacer para construir y reforzar modelos de evaluación.

 

 

Origen, usos y concepto de competencia

 

El vocablo competencia es polisémico. Según el diccionario de la real academia española de la lengua competencia debe indicar una suficiencia es algo adquirido, evidente y cierto. La competencia ha sido definida como un conjunto de conocimientos, saber hacer, habilidades y aptitudes que permiten a los profesionales desempeñar y desarrollar roles de trabajo en los niveles requeridos para el empleo.

 

La palabra latina competere. En español existen dos verbos, competer y competir, que se diferencian entre sí a pesar de provenir del mismo verbo latino, competere.

 

Para Corominas, abocado al análisis etimológico del término, competencia es una palabra tomada del latin competere que significa “ir una cosa al encuentro de otra, encontrarse, coincidir”, ser adecuado, pertenecer”, y que a su vez deriva de petere, “dirigirse a pedir” y tiene el mismo origen que competer, “pertenecer, incumbir”. Estos significados se remontan al siglo XV Corominas incluye como derivados de competir las palabras competente (adecuado, apto) y competencia, originadas hacia fines del siglo XVI.


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