Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Decima parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  9/10/2009 | Psicologia , Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas. | |
Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Décima parte.5

¿PARA QUÉ SIRVE LA HIPNOSIS?

 

Se pueden distinguir dos campos generales de aplicación de la hipnosis y autohipnosis por ejemplo en la psicología: la superación y mejora y la ayuda terapéutica. En el primer caso, mejora el rendimiento de los deportistas, incrementa la autoestima, incorpora mecanismos de autocontrol y superación personal para profesionales con altas exigencias y situaciones de estrés continuadas, ayuda a los estudiantes a centrar la atención, incrementar su motivación y facilitar el aprendizaje y a los artistas les facilita la profundización en sensaciones y percepciones propicias para la creación.

 

¿Cómo se manifiesta la ayuda terapéutica? Está indicada en temas como la preparación para las intervenciones médicas y sobre todo para el tratamiento del dolor crónico y problemas psicosomáticos. En psicoterapia se aplica como adjunto en tratamientos para la depresión, trastornos por ansiedad (fobias, ataques de pánico) estrés, conductas obsesivo-compulsivas, insomnio y disfunciones sexuales y en trastornos de la alimentación.

 

Muchos coinciden que actualmente aparte de ser utilizada para realizar los espectáculos a veces ridículos y bochornosos que vemos en TV, la hipnosis tiene una aplicación realmente más brillante y práctica que es la de su vertiente clínica, es decir, para curar o mejorar enfermedades o las condiciones físicas o mentales de las personas. Así por ejemplo, es muy conocida la aplicación de la hipnosis o la sofrología (técnica muy parecida pero donde no hay pérdida de conciencia) para la extracción de piezas dentales sin dolor. También para tratar todo tipo de trastornos mentales y psicológicos: fobias, miedos, traumas, depresión, angustia, nerviosismo, estrés, enuresis nocturna, timidez. Por ejemplo, se ha visto su gran utilidad en dermatología para curar prácticamente al instante verrugas, eczemas, y todo tipo de erupciones cutáneas. En definitiva, con hipnosis son tratables cualesquiera de las enfermedades llamadas psicógenas o psicosomáticas, es decir, las que tienen un origen en un conflicto emocional o psíquico. En el campo de las adicciones, es de un éxito notorio para dejar el tabaco, así como para tratar ludopatías y alcoholismo. En este caso, el simple hipnotizador, pasa a ser hipnólogo o persona que usa la hipnosis con un fin terapéutico.

 

¿CÓMO APRENDER A HIPNOTIZAR?

 

El problema de hipnotizar no es complejo en sí mismo; sólo requiere algunos elementos que a mi modo de ver son muy impor­tantes y están relacionados con la técnica o las técnicas, con la voluntad expresa del terapeuta y del paciente o en otro caso, con la del experimentador y del sujeto a hipnotizar y, por último, con determinados rasgos de personalidad de ambos participantes.

La selección del método depende muchas veces de la experiencia concreta del hipnólogo, así como de su marco referencial informativo, pues sobre esta se han elaborado muy diversos procederes que casi siempre, sobre la base de un elemento sugestor muy fuerte, dan un buen resultado, atendiendo particularmente a las características del sujeto a hipnotizar o a tratar y a la pericia del hipnólogo.

 

Ya aquí, de hecho, estamos implicando algunas condiciones a tomar en cuenta para el buen desempeño de la hipnosis, a saber:

 

Nunca hipnotizar sin haber realizado una evaluación psicológica del sujeto o paciente, pues su no realización puede conducir a errores de aplicación y a la ineficacia del método. Ello debe contemplar una explicación acerca de qué es la hipnosis, sus posibilidades en función de las necesidades del sujeto o paciente y la aceptación por parte de éste.

 

Una vez lograda la disposición, aplicar pruebas o técnicas de sugestionabilidad bien sencillas, que permitan asegurar la evaluación de objetos diagnósticos de una manera rápida y que no impliquen procesos angustiantes para el paciente.

 

En todo momento, el hipnólogo debe poseer y expresar atributos tales como:

 

  • Seguridad y confianza en sí mismo.
  • Dominio de la técnica o las técnicas.
  • Serenidad y plasticidad en su conducta.
  • Manejo ético de la situación.

 

Todo ello llevará al paciente a recibir de un modo muy positivo la influencia del terapeuta, lo que a su vez le brindará confianza y seguridad.

 

Si en el momento del proceder, bien con las técnicas diagnósticas de sugestionabilidad o con la hipnóticas propiamente dicha, el paciente o sujeto se muestra tenso o intranquilo y no se logran los objetivos propuestos, porque hay resistencia o temores por parte de éste, nunca deberá forzarse la situación, lo cual no quiere decir que no se realicen nuevos intentos (1 ó 2), siempre relajando e inspirando confianza; pero es importante no insistir demasiado, pues vale la pena interrumpir y dejarlo para otra nueva sesión e incluso para otro día. Ello evitará un nivel frustrante para el hipnólogo, sobre todo cuando es novel, y que aparezcan elementos de incredulidad en el paciente o que éstos se exacerben si existen en alguna cuantía.

 

Como en toda relación terapéutica, deben mantenerse niveles de comunicación importantes entre el hipnólogo y el sujeto, pues deben concurrir en el primero los atributos de buen comunicador; ello le permitirá establecer una adecuada relación médico-paciente y así obtener toda la información necesaria sobre este, sus características personales, los motivos reales de consulta y sus verdaderos objetivos. Siempre habrá de comunicar equilibradamente afecto y efectividad.

 

Requisito indispensable en toda acción de hipnosis terapéutica ha de ser su sustentación con fines de ayuda, curativos y de investigación. Toda acción que se aparte de estos tres elementos, es en sí morbosa y ajena a intenciones humanistas.

 

Deberá existir siempre el complejo aptitud-actitud para mantener una efectiva relación con el paciente, basadas en componentes tales como: buena relación y adecuada simpatía; pero también para eliminar las más mínimas señales de dependencia por parte del paciente hacia el terapeuta, lo cual significa establecer y conservar una relación a la vez humana y técnica.

 

Como en toda relación terapéutica, ha de mantenerse un buen rol profesional. Ello está dado tanto por elementos estéticos relativos a la buena presencia física, la higiene personal y la adecuada expresión verbal, como por técnicas que son de hecho las importantes para lograr los objetivos que él se ha propuesto y, unido a los primeros, satisfacer la expectativa del paciente.

 

¿CÓMO SE LLEGA AL ESTADO HIPNÓTICO?

 

Son muchas y muy numerosas las técnicas empleadas, ya mencionamos algunas sucintamente. Sin embargo es importante reseñar las características comunes a cualquiera de ellas. Para conseguir una hipnosis deben darse un requisito esencial:

 

-       El sujeto debe estar concentrado; dicha atención puede situarse sobre un estímulo exterior (un foco de luz, un punto visual concreto, un péndulo, una imagen, el sonido repetitivo de un metrónomo, música, entre otros) o bien sobre una sensación interior (una recreación mental agradable, el ritmo respiratorio, una cuenta numérica hacia atrás, estado de rigidez de alguna de todo el cuerpo o alguna de sus partes). El caso es que estemos concentrados en una sola idea o estímulo, sea éste externo o interno.

-       En el caso de hipnosis instantánea podemos captar repentinamente la atención del sujeto dándole un pequeño “susto” por ejemplo golpeándole ligeramente con la yema de los dedos sobre su frente y exclamando enérgicamente: ¡duerme!; si es suficientemente sugestionable, entrará en trance hipnótico.- Una vez conseguido el primer paso, debemos profundizar en la hipnosis. Para ello lo haremos por medio de la sugestión oral con ideas como: “cada vez estará más a gusto, se siente más dormido, va profundizando más y más en este estado, cada vez más, cada vez más...”

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