Alzheimer y cancer. Nuevas aportaciones
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  12/11/2009 | Oncologia , Neurologia | |
Alzheimer y cancer. Nuevas aportaciones.6

Hemos procurado ser estrictos y concisos, buscando siempre los resortes de la auténtica verdad. No sabemos si lo hemos conseguido, pero sí estamos en condiciones de afirmar que nuestra investigación ha seguido siempre el sendero del más puro realismo.

 

Si investigamos cuál es la naturaleza de todas nuestras conclusiones acerca de los hechos que hemos apuntado, vemos que todas ellas se remontan, en última instancia, a la relación causa-efectos, que aquí han quedado suficientemente reflejados. Decía Hume que “la Filosofía y la Ciencia se funden para formar un campo único y coherente, dentro del cual no hay estancamiento ni materia aparte”. No podemos imaginar a nuestro capricho los conceptos complejos, ni podemos tampoco tomarlos directamente de las observaciones, sino que tenemos que hacerlos brotar de los elementos fundamentales.

 

Nuestro trabajo de investigación no está basado en ideas originales, puesto que pocas son verdaderas. Nos hemos aferrado a la realidad, y esta es la aportación de pruebas, tanto de Clínica como de Laboratorio.

 

Hasta aquí hemos elaborado una fuerte cadena compuesta de una serie de eslabones que encajan entre sí, sin romperse ninguno de ellos. Todos responden a una misma causa. Este fenómeno es esencial y básico en toda investigación científica. Así pues, ya hemos dejado sentado suficientemente cuál es la causa y todos los efectos que de ella dependen, es decir, hemos intentado convencer y demostrar el verdadero origen de todo proceso tumoral, o sea, su causa.

 

Demostrar por qué se produce una determinada enfermedad es lo esencial, lo más importante, como decía el sabio español, Profesor Doctor Santiago Ramón y Cajal (premio Nobel en 1906) en su libro “Los tónicos de la voluntad”. Pero cómo se produce (aun no siendo tan vital como el porqué) es también imprescindible para tratar de completar la investigación.7 Se debe conocer con la máxima precisión posible su mecanismo íntimo, desde su iniciación hasta el final del proceso electrobioquímico, como a continuación exponemos.

 

a)     Como se produce el cáncer

 

El mecanismo electrobioquímico que propugnamos se compone y desarrolla en varias fases: excitación celular (iniciación), formación tumoral, proyección, metástasis y fase final.

 

Actualmente se acepta que el mayor excitante que tenemos en nuestro organismo es la electricidad.8 Nacemos y morimos con ella. Por ello, el cáncer puede aparecer a cualquier edad. Sin la electricidad no podemos vivir, pero en exceso puede resultar muy peligrosa, incluso con un nivel eléctrico normal asociado a un agente cancerígeno tanto endógeno como procedente del exterior. En cualquier caso, la neoplasia se inicia esencialmente con la excitación celular provocada por una patología electroquímica.

La excitabilidad neuronal se debe a su membrana;9 esta es rica en canales de sodio dependientes del voltaje.9 Cuando estos canales se abren, la zona de activación inicia la propagación de un potencial de acción. Este mismo mecanismo se produce cuando hay elevados potenciales eléctricos. Los canales iónicos de las células nerviosas y musculares conducen iones a través de la membrana celular con unas tasas muy elevadas: hasta 100.000 iones por segundo pueden pasar a través de un solo canal.9 La corriente iónica causa los cambios rápidos en el potencial de membrana necesarios para generar un potencial de acción.9 Se sabe que los canales iónicos son proteínas que atraviesan la membrana celular, y que la membrana plasmática de todas las células se compone de un mosaico de lípidos y proteínas (cargas negativas).

 

Todos estos breves apuntes que acabamos de mencionar, forman parte del mecanismo que interviene de una forma u otra en la formación y propagación de cualquier proceso neoplásico. Se sabe con certeza que la excitación celular se inicia especialmente a través de las espinas dendríticas y del soma celular.

 

El soma celular es como una batería: esta es un aparato que produce una fuerza electromotriz como resultado de una diferencia de potenciales químicos. Este fenómeno electroquímico se produce de forma semejante en el soma.

 

La membrana celular ejerce la función de un condensador eléctrico; este es un aislante entre dos conductores. En la neurona, la membrana celular (especialmente la doble capa lipídica) es el condensador, y los conductores son el citoplasma y el líquido extracelular.  Ambos son conductores porque son soluciones de iones.9

 

La corriente iónica es la corriente transportada por iones que fluyen a través de canales iónicos al otro lado de la membrana, también llamada corriente de resistencia.  La corriente capacitativa (capacitancia de la membrana) y la iónica constituyen la corriente total.9

 

El ión es un átomo o molécula que tiene una carga positiva o negativa. Los iones orgánicos son los únicos que no pueden atravesar la membrana celular.9

 

Estos datos que acabamos de apuntar son de vital importancia para poder comprender con mayor facilidad el mecanismo electroquímico de la célula nerviosa y muscular. En ambas células se produce el potencial de membrana.

 

El potencial de membrana es la diferencia de potencial eléctrico a través de la membrana celular resultante de la separación de carga eléctrica a través de la membrana celular. Este potencial eléctrico (medido en mV) junto con los gradientes de concentración, determina el potencial electroquímico que aporta una fuerza motriz al flujo de corriente a través de la membrana.9 Así pues, el potencial eléctrico más los gradientes, es igual al potencial electroquímico que fluye a través de la membrana. La membrana está atravesada por proteínas que hacen la función de transportadores, que facilitan el paso de una pequeña molécula, por ejemplo, los neurotransmisores. Así pues, “en la membrana es donde se genera la electricidad”.

 

El potencial de acción, que es una amplia señal eléctrica de aproximadamente 100-110 mV, se inicia en el cono axónico de la neurona y se propaga sin decaer hasta el terminal presináptico, según el principio de “todo o nada”. Este proceso electroquímico puede medirse y demostrarse a través de la técnica de patch-clamp, incluso en pequeños segmentos de membrana, por ejemplo, la de un solo canal iónico.9

 

Se sabe con certeza que, las señales eléctricas (potenciales de acción) son conducidas a una velocidad que oscila aproximadamente entre 1 y 100 m/s. Un aumento en el potencial de membrana (por ejemplo, desde -65 a -75 mV) se denomina hiperpolarización, y una reducción (por ejemplo, de -65 a -55 mV) se denomina despolarización. Y que la excitabilidad neuronal se debe a la membrana celular.

 

Así pues, el inicio de nuestra electricidad se realiza en la membrana celular que es rica en canales de sodio (Na+) dependientes del voltaje. Cuando estos se abren, la zona de activación inicia la propagación de un potencial de acción o señal eléctrica.

 

Hemos dicho que el disparo eléctrico se realiza en el cono axial intracelular, en cuya zona el voltaje es de 10 mV y donde sólo existen canales de Na+, lo que facilita y potencia la ejecución del disparo eléctrico. Este disparo de electricidad es también facilitado por las proteínas nucleares, citosólicas y mitocondriales, que tienen todas ellas una acción motora. Estas proteínas, junto al ATP secretado por las mitocondrias, constituyen un conjunto de factores que contribuyen a la actividad celular y al impulso eléctrico.


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