Educacion para la salud bucal en niños discapacidad. Colectivo vulnerable, propuesta inclusiva .2.7
Ningún programa de salud bucal llegará a buen resultado sin que primero pase por una etapa de adaptación a las necesidades de las comunidades necesitadas a que se destina y sea aceptado por ellas. Esa aceptación será tanto mejor y rápida cuando los propios actores pertenezcan a esas comunidades, sean miembros activos y aceptados por ellas.
Todas las estrategias de salud bucal deben estar integradas a los programas de prevención que, a su vez, deben estar incluidos dentro del contexto de salud, aumentados por los niveles de calidad de vida. Los aspectos más importantes de la prevención son: la efectividad, la simplicidad, el bajo costo y la disponibilidad.
La epidemiología es la herramienta más importante para el desarrollo y evaluación de los planes y programas de salud bucal. Índices sociales como desempleo, pobreza, oportunidades sociales, son parámetros que deben ser considerados e incluidos, junto con los datos clínicos. Las medidas de prevención deberán ser simples y efectivas y no contradecirse unas con las otras, ni confundir la comunidad, además de incluir sin reparos a todos sus miembros.
La Declaración de Berlín previene que los servicios y campañas de salud bucal deberán ser modificados de acuerdo a las necesidades específicas de cada comunidad. Esto exige revisiones constantes de las bases científicas para los métodos de educación bucal, tales como: entrenamiento y formación profesional, historia de las enfermedades bucales, patología bucal, estrategias de prevención, tratamiento, control de infecciones, métodos de investigaciones y ciencias sociales para salud bucal y programas comunitarios. La formación profesional debe incluir, en su currículum, modelos de conducta que incluyan las ciencias de la conducta y sociales y dentro de las competencias, el conocimiento de estrategias didácticas pertinentes a los destinatarios, sean ellos: niños, embarazada, ancianos, bebés, adolescentes, discapacitados, entre muchos otros.
La salud está directamente relacionada a los problemas sociales. La participación y la integración de las comunidades son fundamentales.
Dos principios básicos de la atención primaria de la salud deberán tenerse en cuenta, en casi todos los programas colectivos, para que se obtengan soluciones durables: la participación de la comunidad y la cooperación e integración multisectorial.
Tomar estas medidas evitará que los esfuerzos se transformen en simples paliativos, reafirmando estructuras injustas perpetuadas por servicios de mala calidad.
La integración y el tratamiento de factores de riesgo comunes, deben ser la pieza fundamental para las actividades de promoción de salud.
Resumiendo, disposición, acceso, responsabilidad, instalaciones, receptividad y costo, son elementos fundamentales que tienen que tenerse en cuenta para la mejoría de los servicios de salud.
El trabajo profesional no debe empezar y culminar en los dientes; es preciso desarrollar un trabajo global, grupal, interdisciplinario, de intercambio científicos de saberes, y especialmente compartido generosamente con los otros.
La planificación, el entrenamiento y la educación, del personal de salud bucal, deben integrar las estrategias de salud en conjunto con la escuela como espacio de comunidades cautivas para aprender.
Dado el fenómeno amplificado de la discapacidad, el grado de dependencia de estos niños y la necesidad de fomentar la autonomía, es que padres, maestros y cuidadores y odontólogos deben a través de la EDUCACIÓN para la SALUD BUCAL incorporarla como práctica de rutina.
La derivación temprana a equipos transdisciplinarios de tratamiento y el compromiso de los actores sociales conforman una triada de salud que mejora la calidad de vida de estos niños y sus familias.
Por lo cual, es fundamental trabajar sobre los factores causales y predisponentes en los niños con discapacidad para influir sobre ellas directamente a través de una odontología preventiva y así mejorar la calidad de vida en el futuro. Resulta fundamental, que la mirada se posicione desde la construcción del concepto de educación permanente en salud, especialmente en niños con discapacidad permanente o transitoria donde desde la atención primaria la salud bucal se comporte como un hito de envergadura y para lo cual “educación y salud” deben ser consideradas como un “binomio inseparable”
Cuando se habla de calidad de vida y su relación con la salud bucal, se combinarían dos aspectos fundamentales. El primero involucra una percepción subjetiva con relación a un sistema de valores y un contexto sociocultural, que daría como resultado el grado de satisfacción con su boca y su funcionalidad (Montero, J., 2006). En este sentido, y a manera de ejemplo, existen varios estudios que evalúan el impacto de la salud bucal en la calidad de vida, principalmente a través de indicadores que miden aspectos relacionados con la limitación funcional, el dolor, la incomodidad o incapacidad psicológica, física o social y perjuicios generales (Díez J. 2004 ).
Un segundo componente hace referencia a una situación de salud enmarcada dentro de un contexto social e histórico que tiene en cuenta la capacidad de las personas para acceder a oportunidades para el desarrollo, así como acceso a programas y estrategias en atención primaria, entre otras (Watt R., 2002, Nieva BC, 1999).
Para la salud colectiva, se debe trabajar sobre un eje dinámico, donde se habla de la salud como un producto social, relacionado con las condiciones socioeconómicas, culturales y ambientales; condiciones de vida y trabajo; influencias comunitarias y soporte social; factores individuales y estilo de vida y, no se puede desconocer, actores biológicos y genéticos, pero todos ellos no deben detener la toma de decisiones.
El análisis de la situación de salud debe reconocer la influencia de estos factores dependiendo del contexto social, las características propias de los grupos sociales y el sistema sociopolítico en relación con el sistema sanitario.
En íntima relación con la calidad de vida y los determinantes de la salud está el concepto de equidad. La equidad en salud significa que las necesidades de las personas guían la distribución de las oportunidades para el bienestar. Whitehead, habla de la expresión equidad social en materia de salud, refiriéndose a la presencia de disparidades sanitarias injustas entre los grupos sociales, tanto dentro de un país como entre distintos países.
La situación de salud bucal es diferencial entre grupos poblacionales y dependiente de condiciones de vida particulares.
La participación social es una estrategia puesta al servicio de la comunidad; sin embargo, debe existir una correspondencia entre los diferentes actores. Se puede comparar a la comunidad con un tejido donde cada persona es una célula que se interrelaciona con otras, en formas variadas y cumpliendo un objetivo. Hablando de salud este colectivo cumple un importante papel en el fortalecimiento de su acción por medio de estrategias, una de ellas es: “el proceso de acción social que promueva la participación de las personas, organizaciones y comunidades hacia metas de incremento del control individual y comunitario, eficacia política, mejora de la calidad de vida en comunidad y justicia social” (Agudelo Suárez, A., 2009).
La salud es un derecho fundamental, y la salud bucal no puede excluirse de este proceso, de entenderla como un derecho ligado a la calidad de vida y al bienestar de los individuos y de las comunidades.
Durante muchos años la planificación de programas de salud bucal y su posterior ejecución no han tenido los mejores resultados.
Esto puede ser explicado dentro de un universo de posibilidades, porque no han sido gestadas desde el seno de la comunidad misma. Las herramientas y las pedagogías participativas en salud se orientan hacia el desarrollo de capacidades y criterios, favorecen la autoestima, potencian la comunicación y la construcción colectiva y validan el aprendizaje adquirido. En otras palabras, se integra un proceso con protagonistas comprometidos: padres por la salud de sus hijos con discapacidad, maestros especiales por formación de sus alumnos y odontólogos por la salud bucal de la población.
La salud bucal colectiva debe ante todo reconocer las capacidades del ser humano y desde allí es donde se debe trabajar en la búsqueda de oportunidades para el pleno desarrollo.
La Educación para la Salud plantea una educación que deja de ser un entrenamiento contra la enfermedad y se convierta en formación para la vida a partir de tres principios básicos: