Comportamiento clínico-epidemiologico de la hipertension arterial
Autor: Dra. Raydelys Camejo Ferreira | Publicado:  11/06/2010 | Cardiologia , Medicina Interna | |
Comportamiento clínico-epidemiologico de la hipertension arterial .4

La estructura de la pared arterial comprende una capa íntima, en relación con la sangre, una adventicia en contacto con tejidos vecinos y ambas limitan una capa media. La túnica íntima está conformada por endotelio, la lámina basal, el colágeno, proteoglicanos, tejido conectivo laxo, fibras elásticas, fibroblastos y miocitos. Subyacente al endotelio está la capa subendotelial, constituida por fibras de elastina, colágeno, proteoglicanos y algunos cuerpos celulares musculares lisos llamados intimocitos. En la túnica media se encuentran unidades laminares elásticas, proteoglicanos, músculo liso y fibras colágenas. Entre una unidad laminar y otra hay 2 a 3 μm ocupados fundamentalmente por músculo liso y una trama de fibras colágenas. Estas últimas se encuentran enrolladas y están constituidas por subunidades de una proteína, el tropocolágeno. El número de fibras colágenas es mucho mayor que el de las láminas elásticas.

Finalmente, la túnica externa o adventicia está constituida por tejido adiposo, fibras colágenas, elásticas, fibroblastos, mastocitos y células musculares lisas. Hay pequeños vasos que transcurren por la adventicia, los vasa vasorum, una unidad funcional arterial a semejanza de lo que ocurre con la unidad sarcomérica de funcionamiento del corazón (49).

Dinámica de la pared arterial

La conducta de los materiales se puede dividir en estática y dinámica. Al cardiólogo le resultan familiares los cambios transitorios de las condiciones fisiológicas y reconoce cuándo un proceso patológico ya está firmemente establecido. En el caso de las arterias, los componentes dinámicos o frecuencia-dependientes no se han tenido en cuenta convenientemente. Esta conducta mecánica de la pared arterial puede caracterizarse por tres módulos: elástico, viscoso e inercial. La inercia es un fenómeno referido a la tendencia de los cuerpos a continuar en el estado en que se encuentran y es cuantitativamente despreciable en el caso de la pared arterial.

Si las paredes arteriales fueran elásticas solamente, al colocarles una fuerza y sacársela, harían una deformación que recorre un camino de estiramiento y de relajación en el que a cada punto de presión le corresponde siempre el mismo de diámetro. Independientemente que se esté estirando o relajando el vaso (o la prótesis vascular).

Esto significa que hay mezclados componentes viscosos y elásticos.

Las propiedades viscoelásticas de las paredes arteriales son las responsables de la carga contra la cual se va a contraer el ventrículo izquierdo, la impedancia impuesta al flujo de sangre por las arterias y la función de amortiguación de las ondas (49).

Cuando el ventrículo izquierdo eyecta su contenido, dilata los grandes vasos y los “carga” con su contenido, el cual se “descarga” durante la diástole. Esto se realiza gracias a la función elástica de la pared arterial, la cual es influida por diversos factores intrínsecos y extrínsecos. Esto constituye un amortiguamiento parietal al hacer que las paredes actúen como “reservorios” y “eyectores” sanguíneos. Si la llegada de la sangre eyectada se produjera en los tejidos, sólo durante la sístole, estaría disminuida la función de perfusión tisular y el costo energético sería mayor. Esto también explica la razón por la cual la presión en la raíz de la aorta no cae a niveles ventriculares diastólicos, la función elástica está “prensando” sangre y la bajada es gradual y llegaría a cero si no fuera que la siguiente sístole se lo impide llegando a los niveles fisiológicos por todos conocidos. Este nivel de presión diastólico y el empuje sistólico garantizan un gradiente que redunda en un flujo “casi” continuo a nivel de capilares.

Etimológicamente, viscosidad es “falta de lisura”, o sea que se está refiriendo a la fricción interna de los elementos constitutivos de un material cualquiera. En este caso se hace referencia al continente arterial, el interior de los vasos y su contenido está gobernado por otras propiedades físicas. El músculo liso está ligado a la conducta viscosa de la pared arterial. Y aquí se tiene que tener en cuenta que si la elasticidad arterial está fundamentalmente ligada a la elastina de la pared y la viscosidad al músculo, la consecuencia es que las alteraciones estructurales o funcionales de cada uno de ellos van a tener implicación en las propiedades que se estén evaluando (49).

A la hora de utilizar índices de función arterial, esto es de gran relevancia ya que pueden ser globales o caracterizar por separado estas propiedades.

Debido a la viscosidad, la pared arterial se opone en forma frecuencia-dependiente a la deformación parietal y ello es la causa de que la arteria resista cambios rápidos de dimensiones. En referencia a la energía, va a haber una disipación en forma de calor.

Esta propiedad de la pared arterial contribuye a atenuar las ondas de presión que se propagan por las paredes vasculares.

El músculo liso, único elemento de la pared arterial con respuesta rápida, tiene un módulo elástico intermedio entre el colágeno y la elastina y en cada ciclo, al ser elongado, va a moderar los fenómenos dinámicos evitando que la pared arterial sea tan distensible como la elastina y por consecuencia con excesiva capacidad de dilatación y que sea tan rígida como el colágeno, que si fuera el único elemento constitutivo de la pared arterial las presiones intraarteriales oscilarían como las del ventrículo izquierdo. Es importante destacar que sobre el músculo liso tienen acción sistemas de control el endotelio de la túnica íntima (49).

El diagnóstico de la Hipertensión Arterial esencial depende de la demostración repetida de una tensión arterial por encima de los valores considerados como normales tanto para la presión sistólica como para la diastólica y la exclusión de una causa secundaria. Para considerar un paciente como hipertenso se deben realizar como mínimo tres tomas en días consecutivos, en los enfermos con un rango bajo de Hipertensión es aconsejable realizarle más de tres tomas.

Para realizar un diagnostico completo de la Hipertensión Arterial además de la demostración de las cifras tensiónales elevadas y un examen físico adecuado, se realizan una serie de exámenes que ayudan a precisar fundamentalmente la causa de la enfermedad, dentro de ellos tenemos: recuento completo de células sanguíneas, orina, potasio, sodio, glucosa, colesterol total, lipoproteínas de alta y baja densidad y E.C.G. Cuanto más grave sea la enfermedad y más joven el enfermo se debe realizar otros exámenes más específicos para determinar la posible causa, entre ellos tenemos gammagrafía renal, resonancia magnética, entre otros. La Hipertensión Arterial esencial puede mejorar con el tratamiento aunque no es curable, mientras que la secundaria es curable al eliminar la causa que la produce (50).

Según las concesiones actuales, la normalidad de la tensión arterial en individuos de edad avanzada está comprendida dentro de la misma escala de valores vigente para el conjunto de todos los adultos, a partir de los 18 años de edad. El concepto de una mayor tolerabilidad de las cifras de tensión arterial en atención a las senectudes del paciente es obsoleto (50).

Los estudios disponibles demuestran los beneficios que se obtienen de la reducción terapéutica de la hipertensión hacia niveles de control; estos se cumplen por lo menos hasta los 80 años (50).

Es considerada un factor de riesgo mayor y tanto la observación epidemiológica como los estudios experimentales, han permitido determinar una serie de factores que se encuentran estrechamente relacionados con la misma, entre los más importantes: la edad, sexo, raza, herencia, consumo de sal, exceso de peso, alcohol, tabaco, dislipidemia, ansiedad, depresión y el estrés.

Conviene señalar que en la etiopatogenia de la hipertensión, estudios demuestran que factores genéticos, ambientales, del estilo de vida y psicosociales juegan un papel importante en su desarrollo.

Los siguientes factores son condicionantes de la hipertensión:

Factores genéticos: herencia (antecedentes familiares)

• Factores del estilo de vida (conductas o comportamientos)
• Tabaquismo
• Sedentarismo
• Obesidad
• Alimentación (rica en sal y grasas)
• Consumo excesivo de alcohol


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