Conjunto de acciones para disminuir el tabaquismo del adulto mayor
Autor: Lic. Yixsy Lestapi Camacho | Publicado:  30/01/2012 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Geriatria y Gerontologia , Articulos | |
Conjunto de acciones para disminuir el tabaquismo del adulto mayor .2

El tabaquismo es el factor de riesgo más importante para la aparición de enfermedades no transmisibles, lo que influye negativamente en el proceso del envejecimiento, por lo que merece especial atención.

Por su efecto irritante, el humo del cigarrillo provoca un exceso de secreción bronquial persistente o bronquitis crónica. El tabaquismo, es también, causa de una solapada y progresiva invalidez. Habría que agregar, que el humo del tabaco no daña sólo a quien fuma, sino a todos los que lo acompañan a su alrededor.

El tabaquismo es reconocido desde hace varios años como un problema de salud pública, debido a que los daños a la salud asociados al consumo del tabaco causan más de medio millón de muertes en el continente americano.

Las fracciones atribuibles calculadas ubican a esta causa de muerte, entre las tres primeras vinculadas al tabaquismo.
El tabaquismo es el factor más importante para la aparición de enfermedades en el adulto mayor y las más significativas son las enfermedades obstructivas respiratorias, relacionándose tanto con el número de cigarrillos consumidos como con la cantidad de años que se ha estado fumando. El consumo prolongado de tabaco ocasiona la inflamación del pulmón y produce grados variables de destrucción de los alvéolos, lo cual lleva a la inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias (bronquitis crónica) o ensanchamiento permanente de los alvéolos pulmonares con reducción de la elasticidad de los pulmones (enfisema).

Los efectos del tabaquismo pasivo sobre la función pulmonar son equivalentes a los encontrados en los fumadores activos de menos de 10 cigarrillos día. El tabaquismo supone el 80-90% de los casos de EPOC, aunque solo el 15% de los fumadores desarrollan obstrucción significativa.

Ocho de cada 10 fallecidos por bronquitis crónica y enfisema fueron atribuibles al tabaquismo en los años 1995 y 2007. En las mujeres 7 de cada 10 y en los hombres 8 de cada 10 defunciones.

Los fallecidos por tabaquismo aportaron entre el 1y el 3% del total de fallecidos en los años 1995 y 2007, respectivamente. En este último año la mortalidad atribuible en hombres (1 395 defunciones) excedió en 29% la de las mujeres (1 082 defunciones).

Estudios probabilístico basados en las pautas de consumo actuales, señalan que para el año 2025 el tabaco será causa de más de diez millones de muertes en el mundo

Las estadísticas muestran que cada 6,5 segundos muere una persona como consecuencia del consumo directo de tabaco y cada año la cifra se aproxima a los 5 millones. De los 1 300 millones de fumadores en el mundo, la mitad morirá a consecuencia de su adicción, de ellos, 325 millones de personas entre 35 y 69 años. Si la lucha contra el tabaquismo logra sus propósitos, se podría salvar la vida de 200 millones de personas hasta el 2050. (2)

Si se lograra reducir en magnitud importante el tabaquismo, podrían evitarse 15 083 muertes en Cuba; de ellas 6 318 por cáncer, 6 288 por enfermedades cardiovasculares y 2 477 por bronquitis crónica y enfisema, causas de muerte entre las principales, en la población adulta cubana.

La población cubana conoce la nocividad del tabaquismo, pero no tiene una percepción clara del riesgo. Fumar constituye una conducta socialmente aceptada y su cultura se ve asociada a la producción y manufactura del tabaco, la cual es constantemente reforzada en los medios de comunicación social, haciendo que se constituya en "opinión pública", aunque cada vez son más las personas que reclaman su derecho a respirar aire puro en los lugares públicos.

A ello puede unirse que en las instancias sanitarias predomina la falta de visión prospectiva y prevalece el enfoque curativo sobre el de prevención y promoción de la salud. No se aprecia en los directivos de las propias instituciones sanitarias y de otros sectores de la sociedad, el enfoque sistémico- epidemiológico y la percepción del riesgo que constituye no detener la epidemia y continuar comprometiendo a las nuevas generaciones en la adicción al tabaquismo.

En el abordaje del tabaquismo como problema de salud pública, deben considerarse medidas de tipo impositiva, legislativa, laboral y médica. Entre las medidas más destacadas hay que citar las relacionadas con la información, por ejemplo, prohibición de su publicidad e inclusión de advertencias sobre los riesgos sanitarios derivados de fumar para aumentar la percepción de los riesgos; la prohibición de su consumo en lugares públicos, la creación de lugares libres de humo de tabaco y el aumento del precio. (15)

Pero el impacto de estas políticas se vería muy reducido si no se acompaña de medidas encaminadas directamente a ayudar a los fumadores a dejar su dependencia. Entre ellas tienen un papel fundamental, el consejo médico que los facultativos de atención primaria, esencialmente, llevan a cabo con sus pacientes de una forma individualizada, las terapias de grupos en los centros públicos de salud, en las que participan psicólogos, y el cambio de conducta --que aunque esté condicionado por la ayuda del terapeuta y las herramientas que éste pueda ofrecerle-- debe realizarlo el propio paciente. La intervención farmacológica muchas veces es necesaria como sinergia en la eficacia junto al abordaje psicológico. (8,15)

Es conocido que las estrategias para prevenir y controlar adicciones son complejas y rinden frutos a largo plazo, por lo que, a pesar de su importancia enorme, compiten con otros problemas urgentes de la sociedad a los que los directivos y las instituciones tienen que dedicarle mayor tiempo y recursos, por lo que resulta conveniente que la investigación las acompañe con estudios que permitan evaluar de forma sistemática los resultados que se obtienen.

Esto es posible lograrlo, pues se cuenta en el país con la disposición de las autoridades administrativas-políticas y la disposición de más de la mitad de los fumadores para dejar de fumar. Un estudio realizado por Varona Pérez y otros, en la población cubana fumadora sobre factores asociados a etapas de cambio de comportamiento, mostró que 6 de cada 10 fumadores deseaban abandonar el tabaquismo, lo cual ubica a Cuba en una situación ventajosa para el desarrollo de intervenciones antitabáquica.

Lo anterior se refuerza con que la mayoría de los factores identificados asociados al cambio de conducta: edad de inicio de la adicción, consumo de cigarrillos e intentos de abandono del consumo y ambientes favorables para la desestimulación tabáquica, son susceptibles de ser modificados. (28)

Estudios realizados en varios países han mostrado que uno década tres fumadores ha intentado dejar el habito y que solo aproximadamente un 20% de los mismos lo habían logrado. Por otra parte se ha demostrado igualmente, que muy pocos sujetos logran dejar de fumar en un solo intento, y que este empeño en muchos casos requiere de dos o más ensayos.

En este estudio se detectó que existe una baja percepción de riesgo del tabaquismo en los ancianos institucionalizados debido a ello no habían intentado abandonar el hábito y esto se determinó mediante la encuesta. Como consecuencia de esto hay un alce del consumo del tabaco en el hogar de aciano y por consiguiente un aumento de enfermedades que se le atribuyen al consumo del mismo además de deteriorar la calidad de vida del adulto mayor como por ejemplo la enfermedad pulmonar obstructiva crónica debido a esto es que se realiza esta investigación. Conociendo el problema y las estadísticas del consumo en el centro en base a ello se puede trabajar y realizar acciones encaminadas a disminuir el hábito tabáquico por lo que resulta de gran importancia este estudio.
Problema Práctico y Problema Científico.

Existen factores de riesgo que influyen negativamente en la salud del adulto mayor institucionalizado como son: el alcoholismo, el estado nutricional y el hábito de fumar. Este último factor resulta ser el de mayor riesgo asociado con la aparición de la enfermedad obstructiva de las vías respiratorias. Existe un predominio de signos y síntomas en dichos ancianos tales como la tos, ronquera y falta de aire, fatiga. También están presente aunque en menor cuantía los siguientes procedimientos; presión alta, taquicardia, problemas cardíacos, insomnio, malestares digestivos, poco apetito, molestias en la boca, etc. Los fumadores en la institución en cuestión llevan más 20 años fumando como promedio y fuman 18 cigarrillos diarios. Dichos factores relacionados contribuyen en gran medida a la aparición de la EPOC. Otros de los elementos que se han de tomar en cuenta en el problema es el nivel de escolaridad de los ancianos fumadores que por lo general poseen un nivel medio por lo que no todo tienen un conocimiento necesario del daño que produce el humo del tabaco en el organismo y como consecuencia de ello la mayoría no ha intentado disminuir o abandonar el hábito. También existen estímulos o situaciones que provocan que estas personas mantengan el mal habito de fumar como por ejemplo el consumo de alcohol, la ingestión de café, la depresión o el sentirse aburrido, etc. Esta ultima situación muy común en instituciones de larga estancia como lo es el hogar de ancianos.

La baja percepción de riesgo que los ancianos fumadores tienen sobre el tabaquismo, es la causa por lo que ellos no hallan in tentado abandonar el hábito toxico.

Preguntas Científicas

¿Cómo mejorar la percepción del riesgo sobre el tabaquismo de los ancianos institucionalizados?
¿Cómo contribuir al control del tabaquismo en el adulto mayor institucionalizado?


MARCO TEÓRICO

Consumir tabaco no sólo es un mal hábito, sino que se considera una drogodependencia (existencia de una necesidad o compulsión hacia la toma periódica o continuada de esa sustancia, tolerancia, y síndrome de abstinencia en ausencia de la misma) ya que cumple con todos los criterios que definen el consumo de una sustancia como tal. (3,4)


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