Conjunto de acciones para disminuir el tabaquismo del adulto mayor
Autor: Lic. Yixsy Lestapi Camacho | Publicado:  30/01/2012 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Geriatria y Gerontologia , Articulos | |
Conjunto de acciones para disminuir el tabaquismo del adulto mayor .4

En Cuba el tabaquismo causó en los años 1995 y 2007 respectivamente, de las defunciones por cáncer de tráquea-bronquios-pulmón, el 93% (96% en hombres y 87% en mujeres) y 86% (en hombres el 92% y en mujeres el 75%); de las defunciones por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el 86% (84% en hombres y 88% en mujeres) y 78% (en hombres el 83% y en mujeres el 73%); de las defunciones por cardiopatía isquémica, el 24% (29% en hombres y 17% en mujeres) y 28% (38% en hombres y 17% en mujeres) y de las defunciones por enfermedad cerebro vascular, el 27% (37% en hombres y 17% en mujeres) y 26% (el 34% en hombres y 16% en las mujeres). Las enfermedades cardiovasculares y el cáncer fueron las de mayor contribución al total de fallecidos por tabaquismo en el año 1995 (52% y 40%, respectivamente) y también en el año 2007 (42%, respectivamente) en ambos años. El peso de las defunciones por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en las defunciones totales atribuibles al tabaquismo se incrementó de 8 a 16%.

Se ha calculado que en Cuba mueren dos personas cada hora por causas atribuibles al tabaquismo, mortalidad cuyo nivel alcanzado en el año 2007, pudiera estar subestimada al haber tenido en cuenta en el análisis las afecciones más importantes asociadas al consumo de tabaco. Aún así, supera la proporción de mortalidad atribuible en la población adulta mundial (12%) y la informada en países como Canadá (16,6%), Paraguay (13,4%) y Francia (12%). En Estados Unidos y México se ha estimado en 24 y 27%, respectivamente. (25-27)

Si se lograra reducir en magnitud importante el tabaquismo, podrían evitarse 15 083 muertes en Cuba; de ellas 6 318 por cáncer, 6 288 por enfermedades cardiovasculares y 2 477 por bronquitis crónica y enfisema, causas de muerte entre las principales, en la población adulta cubana, calculando con base en los resultados presentados.

Esto es posible lograrlo, pues se cuenta en el país con la disposición de las autoridades administrativas-políticas y la disposición de más de la mitad de los fumadores para dejar de fumar. Un estudio realizado por Varona Pérez y otros, en la población cubana fumadora sobre factores asociados a etapas de cambio de comportamiento, mostró que 6 de cada 10 fumadores deseaban abandonar el tabaquismo, lo cual ubica a Cuba en una situación ventajosa para el desarrollo de intervenciones antitabáquicas.

Lo anterior se refuerza con que la mayoría de los factores identificados asociados al cambio de conducta: edad de inicio de la adicción, consumo de cigarrillos e intentos de abandono del consumo y ambientes favorables para la desestimulación tabáquica, son susceptibles de ser modificados. (28)

En cuanto a los efectos nocivos del consumo de tabaco para el organismo, son bien conocidos. La disminución de la capacidad pulmonar en un fumador habitual es obviamente constatable. Aparece la fatiga, mayor riesgo de afecciones respiratorias, tos, expectoraciones, pérdida de apetito, arritmias cardíacas, afecciones cardiovasculares. Los fumadores, además, tienen una tasa de mortalidad superior en un 70% a los no fumadores como consecuencia del desarrollo de distintas patologías.

¿Cómo penetra y afecta el humo en el organismo?

El aire penetra en el sistema respiratorio por la nariz y sigue un trayecto determinado hasta llegar a su destino final: los alvéolos, cuyo conjunto forman los pulmones. En la nariz atraviesa los vestíbulos y los conductos nasales. De allí pasa por la faringe y se dirige hacia la tráquea, que se divide en dos conductos más pequeños llamados bronquios. Estos a su vez se subdividen en bronquiolos, que terminan en conductos más pequeños, los bronquiolillos que desembocan en sacos microscópicos llamados alvéolos. Las paredes de estos últimos son muy delgadas y están rodeadas por capilares sanguíneos.

Dada su importancia como lugares donde se produce la entrada en la sangre del oxígeno y la salida desde la sangre del dióxido de carbono resultante de la combustión biológica; existe un mecanismo de protección que purifica el aire que debe llegar a los alvéolos pulmonares.

Este mecanismo consiste en la presencia de folículos pilosos ubicados en los vestíbulos, que filtran las partículas de gran tamaño que arrastra el aire, de un epitelio mucoso, que reviste los conductos nasales, humedece y entibia el aire exterior y de cilias y mucus producido por glándulas que tapizan la tráquea y bronquios.

Las partículas extrañas que arrastra el aire se adhieren al mucus, sustancia pegajosa, ubicada sobre las cilias que, en forma sincronizada, efectúan un movimiento de barrido de mucus hacia la garganta, el que luego pasa al tubo digestivo para luego ser eliminado los movimientos de espiración bruscos, como la tos ayudan a ser barrido.

Cuando se fuma, las sustancias químicas tóxicas que acompañan el humo alteran este mecanismo de protección.
La nicotina alcaloide presente en el humo del tabaco, paraliza la función ciliar, lo que dificulta la eliminación natural de los esputos y la consiguiente acumulación del mucus, que obstruye los bronquios. Además facilita la retención de las sustancias carcinógenas que contiene el humo, como el polonio (2-10)

La acción específica de la nicotina sobre el sistema nervioso es el comienzo excitador, pero luego se transforma en depresora.

El monóxido de carbono es un gas inorgánico, integrante del humo del cigarrillo, que atraviesa las paredes alveolares y penetra en la sangre para formar con la hemoglobina
Un compuesto estable. Desde ese momento, la hemoglobina deja de ser apta para transportar el oxígeno a través de los vasos sanguíneos a todo el organismo.

La mayor cantidad de oxígeno que reciben las células es unas de las causas contribuyen a que el fumador se fatigue más fácilmente cuándo debe realizar un esfuerzo físico.
En este caso el corazón bombea más sangre, aumenta la presión sanguínea y el número de inspiraciones, lo que permite la llegada de un mayor volumen de aire a los pulmones y una mejor oxigenación de la sangre. Sin embargo esto no se logra cuando el ambiente está contaminado por el monóxido de carbono producido por el humo del cigarrillo.

Hoy en día no cabe duda alguna de que el consumo de tabaco produce efectos perniciosos sobre la salud humana. Hacia 1950 comenzaron a aparecer en la literatura médica los primeros resultados de estudios que demostraban que el fumar iba asociado a un riesgo más elevado de padecer cáncer de pulmón.

En Estados Unidos, Canadá y Reino Unido se ha puesto en claro que dependiendo del número de cigarrillos consumidos, el fumador presenta un riesgo de contraer cáncer de pulmón de diez a treinta veces superior al no fumador. El peligro no se limita sólo al cáncer bronco pulmonar. También aumenta cinco veces el cáncer de laringe, cuatro veces el de cáncer de boca, y tres veces y media el de cáncer de esófago. Es posible también aumente el riesgo de padecer cáncer de vejiga urinaria.

No es el cáncer el único peligro que acecha a los fumadores. Otra importante consecuencia patológica del tabaco es el aumento del riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Este riesgo se evalúa aproximadamente en el doble del que tienen una persona no fumadora. El estómago es otro órgano que sufre las consecuencias del fumar. La molesta y peligrosa úlcera gastroduodenal es casi tres veces más frecuente en los fumadores que en los no fumadores.

El humo del cigarrillo contiene más de 3,000 sustancias químicas, y varias de ellas están conectadas con el desarrollo de ciertas enfermedades. Las sustancias más dañinas son: el monóxido de carbono, la nicotina, los alquitranes (breas) y las partículas del humo.

El Monóxido De Carbono es un gas venenoso que interfiere con la habilidad de la sangre para llevar el oxígeno. También es factor contribuyente en la enfermedad del corazón y los males de los pulmones, y resultan cambios en los vasos sanguíneos que pueden conducir al endurecimiento de las arterias.

El monóxido de carbono por largo tiempo ha sido reconocido como un gas venenoso. Algunos de los síntomas del envenenamiento por monóxido de carbono son el dolor de cabeza, el vértigo, la disnea (dificultad de respirar), la confusión, la dilatación de las pupilas, las convulsiones, y el coma.

El monóxido de carbono, en el nivel de exposición que comúnmente alcanzan los fumadores de cigarrillos, reduce la contractilidad cardiaca en las personas que padecen de enfermedad coronaria. Se ha demostrado que ocasiona cambios parecidos a los de la arteriosclerosis incipiente en las aortas de los conejos.
La Nicotina estimula el sistema nervioso, el corazón, y otros órganos internos. El efecto que tiene sobre el sistema nervioso es una de las razones porque a las personas se les hace tan difícil abandonar el hábito de fumar. La nicotina es un veneno.

La nicotina es una sustancia química vegetal compleja de una clase conocida como alcaloide. Tiene un sabor caliente y amargo. Se encuentra en pequeñas cantidades en las hojas, las raíces y las semillas de la mata de tabaco. También se puede producir sintéticamente.

La cantidad de nicotina en la mayoría de los tabacos que se venden oscila entre el 2 y el 7 por ciento. Abunda mucho en las variedades domesticas y más baratas del tabaco. En su estado original, aun una pequeña cantidad puede producir náuseas, debilitación, el pulso rápido pero débil, el colapso, y la muerte misma.

Los Alquitranes o breas contienen pequeñas cantidades de sustancias carcinógenas las cuales se cree son factores contribuyentes mayores del cáncer de los pulmones y otros tipos de cáncer que comúnmente desarrollan los fumadores. Se ha descubierto que la brea contenida en el humo del cigarrillo resulta en alteraciones malignas en la piel y en el aparato respiratorio de animales de laboratorio. Además, se ha establecido que cierto número de compuestos químicos presentes en el humo del cigarrillo son agentes carcinógenos fuertes. Se ha encontrado la enfermedad maligna llamada carcinoma en la faringe de fumadores.


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