La web http://centro-medico-open-house-opiniones-estafa-y-fraude.webnode.es/ ha sido bloqueada muy recientemente por contener "expresiones injuriosas", es decir, palabras malsonantes o insultos graves. Para beneficio de los lectores reproduzco aquí su contenido -más unas pocas actualizaciones- tras haber eliminado todos los "tacos" y "palabrotas" (que tampoco eran tantísimos). De esta manera sólo se presentan aquí sus fragmentos estrictamente informativos, que no infringen ninguna normativa legal; pues cumplen legítimamente la función de denunciar una triste realidad que atenta contra la Salud, la Justicia y el Bien Común. Y la Ley sólo castiga el uso de insultos graves, permitiendo sin ningún problema los insultos leves.

CONTENIDO:


Al Dr. Steve Chapman (del centro médico Open House) se le suicidó una vez un paciente que sufría de TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), que es una dolencia psíquica también conocida como "neurosis obsesiva". Otros pacientes aquejados de ese mismo mal le han puesto pleitos judiciales (presumiblemente injustificados) acusándolo de falta de higiene y otras diversas alegaciones [esto me lo aseguró él mismo; no es ningún rumor; a ver si es capaz de negarlo ante un juez]. Por estos mismos motivos, el Dr. Chapman está rabioso contra tales enfermos, que casi nunca tienen la culpa de sus propios padecimientos.

(Cuando yo nací era perfectamente normal. No tuve la culpa de haber comenzado a padecer neurosis obsesiva. La mía fue producto de una infancia con un padre alcohólico y autoritario, de una rígida educación católica, de un permanente acoso escolar en mi primera juventud, y de unos vecinos rockeros semidelincuentes que ponían música atronadora a todo volumen día y noche, aunque sabían perfectamente que yo estaba convaleciente en el diminuto piso de mi familia sin apenas poder salir a la calle tras varias crisis nerviosas gravísimas y varios intentos de suicidio.)

Si sufrís de TOC, os desaconsejo terminantemente que acudáis al centro médico Open House de la calle Atocha de Madrid. Para tratar un asunto tan delicado como son las enfermedades venéreas se precisa una confianza absoluta entre paciente y médico, y un tacto y una delicadeza infinitos por parte de éste último. Pues bien, como se os ocurra mencionarle al Dr. Chapman que padecéis TOC, ya podéis olvidaros de que él cumpla lealmente su fraudulento lema "Atendidos y entendidos" o sus declaraciones en Internet acerca de que seréis tratados con la mayor ternura y comprensión. El Dr. Chapman os hará muchísimas preguntas muy indiscretas y embarazosas (que, en principio, nada tienen que ver con el motivo de vuestra consulta), y os las hará de muy, muy malos modos. Se mostrará arrogante y despectivo, rehusará daros explicaciones técnicas a vuestras dudas, y no vacilará en humillaros e insultaros soltándoos (literalmente, pues las siguientes son palabras textuales suyas) que los obsesivo-compulsivos "sois lo peor" (a mi modo de ver, quienes son "lo peor" son los que tienen las entrañas podridas de odio, miedo y prejuicios), que "le chupáis mucha energía" y que "os habéis propuesto acabar con su empresa".

Open House es un ejemplo perfecto de cuando la medicina no se concibe como un servicio público, sino como un negocio con ánimo de lucro... y con muy pocos escrúpulos, muy poca profesionalidad y muy poca fiabilidad diagnóstica. El Dr. Chapman no es más que un oportunista, aunque él afirme que detecta enfermedades que nadie más detecta (supongo que se refiere a las imaginarias); y a mí me "chupó" el dinero, la felicidad, la tranquilidad, la salud, y casi la vida.

Si, a causa de la desorientación y la falta de memoria achacables a la propia dolencia neurótica y a la fuerte medicación que habitualmente se prescribe para controlarla, titubeáis a la hora de contestar las preguntas que os hace brutalmente -u os equivocáis al aportarle datos-, él lo achacará a mala intención y se pondrá "de uñas". Terminará imperando en la consulta un violentísimo ambiente de tensión e intimidación, en el cual, en vez de poder hablar con serenidad y confianza, os dará miedo hacer preguntas íntimas que son muy delicadas ya de por sí, y os estaréis preguntando a vosotros mismos cuál es la respuesta apropiada que hay que dar para que el Dr. Chapman no se ofenda y no os expulse declarándoos "personas non gratas". Y es muy capaz de expulsaros y negarse a continuar atendiéndoos... a pesar de que le hayáis abonado una tarifa exorbitante por tener derecho a un seguimiento completo. (Eso fue lo que él acabó por hacer conmigo.) Fijaos, este comportamiento lo tiene el Dr. Chapman con personas de extrema vulnerabilidad psíquica, que a menudo sufren de PTS (estrés post-traumático) y por ello están en unas condiciones de extraordinario nerviosismo e indefensión.

En Open House trabajan varios homosexuales; por eso en Internet hay quien califica a este centro médico como "gay-friendly" ("cordial con los homosexuales"). Pero si Open House tuviera un mínimo de ética avisaría francamente de que es una empresa "OCD-unfriendly" ("hostil a los enfermos de TOC"). Para Open House, todos los neuróticos son culpables hasta que los propios neuróticos demuestren lo contrario. Es como si alguien, por el mero hecho de haber tenido una desagradabilísima experiencia con un inglés o con un homosexual, decidiera que todos los ingleses y todos los homosexuales son engañabobos y malas personas. Y, dicho sea de paso, yo le pedí perdón humildemente al Dr. Chapman por mis supuestas "meteduras de pata" y le confesé mis errores cometidos para con él y debidos simplemente a mi despiste. Él jamás se dignó ni se dignará hacer nada parecido... excepto hipócritamente en las redes sociales, las cuales visita mucho, a fin de captar clientes.

Además, el Dr. Chapman ni siquiera conoce los fundamentos de su oficio. Él puede hacer, según afirma él mismo, la prueba IgG-IgM para detectar la sífilis casi infaliblemente. A mí me la hizo, me salió positivo, y me dijo que era imposible para cualquier médico determinar si se debía a un contacto sexual reciente o a uno de veinticinco años atrás. Pues bien, resulta que la prueba IgG-IgM, suponiendo que la hagan buenos profesionales con buenas instalaciones, está diseñada precisamente para determinar si un positivo en sífilis se debe a una infección reciente o a una infección antigua que se haya curado de manera espontánea o inadvertida. Tuve que hacerme posteriormente esa misma prueba (y varias otras complementarias) con mucho mejores médicos y en mucho mejores condiciones técnicas (y humanas), y me dio siempre negativo, tanto para mi historia reciente como para la antigua.

Por si fuese poco, como el Dr. Chapman, atacado de uno de sus berrinches, se "olvidó" de darme unas cuantas explicaciones básicas (y yo tenía terror a preguntarle nada), me pasé tres espantosos meses creyendo que me quedaba poco tiempo de vida. Y el Dr. Chapman me aconsejó hacerme una punción en la médula espinal para averiguar si unos síntomas dolorosísimos que tengo desde antiguo eran producto de una sífilis no curada o meramente psicosomáticos; se trata de una intervención médica (que en realidad era absolutamente innecesaria para mí) bastante incómoda en el mejor de los casos y bastante peligrosa en el peor. Menos mal que mi psiquiatra, muy sensatamente, me prohibió hacérmela.

Por culpa de mi experiencia en Open House, durante muchos meses sufrí sudores, pesadillas horribles y crisis de angustia. Y necesité ver a muchos más especialistas en enfermedades venéreas de lo que yo hubiera querido, debiendo contarles a todos ellos cosas muy dolorosas y muy íntimas. Y me gasté unos 1.200 euros en Open House, y otros 1.000 en muchos otros sitios por complicaciones derivadas directa o indirectamente de mi visita a Open House. (Y, creedme, no soy ningún millonario.) En definitiva, Open House me cobró un precio de lujo por una atención infrahumana. Y arruinó definitivamente una relación sentimental mía que estaba en situación precaria.

Si sois de esa gente que no tiene escrúpulos en servirse habitualmente de la trata de blancas, o que le pone tranquilamente los cuernos a su pareja, o que practica peligrosos juegos sadomasoquistas, el Dr. Chapman os atenderá muy amablemente y os ofrecerá su colaboración entusiasta para perseverar en tan nobles actividades. Para él seguramente sois "lo mejor", ya que vive de vosotros. (Ahora bien, no os fiéis de sus diagnósticos; y, a pesar de lo que dice su publicidad, si los que tenéis TOC le decís que os habéis hecho pruebas también en otro centro, se sentirá ultrajado y no os dará explicaciones sobre las posibles discrepancias entre los diversos diagnósticos, como si de un misterio teológico se tratara, y os dejará hechos un mar de dudas y os exigirá una fe ciega en su propio diagnóstico.) Pero, si sois de esas personas angustiadas que desean sincera y abiertamente enmendar un error confesado, procurando con grandes sacrificios económicos obtener la mejor atención médica posible, el Dr. Chapman no tendrá piedad con vosotros en cuanto sospeche siquiera remotamente (con o sin razón) que le podríais arruinar su muy lucrativo negocio.

Por cierto, que los otros médicos que hube de ver por causa de la negligencia del Dr. Chapman no me dieron ningún problema a mí ni yo a ellos, y me acogieron con un trato exquisitamente humano y comprensivo, y me animaron a volver siempre que quisiera y a no tener miedo de hacer cualquier pregunta, por muy disparatada o absurda que pudiera parecer desde mi punto de vista o el suyo. Algunos ni siquiera me quisieron cobrar una que otra de sus consultas. Y todos me dijeron que el comportamiento del Dr. Chapman era muy poco ético. Una médica me dijo: "¿Por qué se confía Vd. a un mediquillo de quien nadie ha oído hablar, en vez de a profesionales de probada reputación?" Otro me dijo que a él mismo ya lo habían demandado injustamente varias veces, pero que no por eso pensaba discriminar a nadie ni ensañarse con inocentes indefensos.

La última consulta privada que tuve con el Dr. Chapman me costó 50 euros. (Es increíble que uno deba pagar tan "módico" precio por verse indignamente maltratado al hacer respetuosamente algunas preguntas muy razonables procediendo de alguien que por entonces era ignorante en las materias de las que se trataba, y que ya antes había avisado de sus dificultades psíquicas -hoy día casi por completo curadas, con sólo algunas secuelas- para obtener un mejor entendimiento y tratamiento médico y personal, y no un mayor ensañamiento; lo lógico sería al revés, digo yo, o sea que a uno lo pagaran por pasar tan mal trago.) Durante esa última consulta me acorraló verbalmente y me humilló, concluyendo con la siguiente frase pronunciada con cara de profundo odio: "Los neuróticos obsesivos sois lo peor. Me vais a arruinar esta empresa que creé para que los pacientes recibieran un trato como nunca lo recibirán en la Sanidad pública." En una cosa tiene toda la razón, debo reconocerlo. En la Sanidad pública (o en cualquier otra, si a eso vamos) nunca me han dado un trato como el que recibí de él. Nadie. Jamás.

De pocas cosas me he arrepentido tanto en mi vida como de la mañana en que llamé para pedir cita en Open House, creyéndome todas las dulces promesas que este señor (por llamarlo de algún modo) hace en su página web, sin imaginar ni de lejos la experiencia tan terrible en que eso se iba a convertir: quizá la pesadilla más horrorosa de una vida llena de horrorosas pesadillas... y con muchas más repercusiones y complicaciones demenciales de lo que, por razones de espacio y de discreción personal, puedo relataros. Y me presenté allí con toda confianza... y con toda confianza aboné la descomunal suma que me pidieron por adelantado.

En Open House, para mayor recochineo, tienen un gabinete de atención psicológica para atender a pacientes que sufren de ansiedad, depresiones y obsesiones relacionadas con las enfermedades venéreas. Si estos psicólogos de Open House (a quienes no visité y no conozco, y sobre los cuales, por tanto, no puedo opinar) emplearan los mismos métodos que el Dr. Chapman, la tasa de suicidios de clientes de esta empresa aumentaría exponencialmente, sin duda alguna.

Ah, y resulta que alguien de la directiva de Open House que firma con diversos pseudónimos se pasea por las páginas web de foros de debate sobre ETS, donde, en medio de un coloquio por escrito, cuando un enfermo (posible o confirmado) expresa sus dudas e incluso terrores, ese alguien le ofrece amablemente los servicios de Open House como si se tratase de un buen samaritano dedicado a consolar a los afligidos. ¡Oh, el entrañable Dr. Chapman, que nunca deja escapar una buena oportunidad de expandir su mercado!

P. S. nº 1. Cito unas declaraciones relativamente recientes de un buen médico, recogidas en una publicación digital: "Nuestras relaciones con los demás están marcadas por ideas preconcebidas. La persona que ve a todo el mundo como una amenaza actúa con tal desconfianza y agresividad que provoca esas mismas actitudes por parte de los demás. En cambio, si mostramos una expectativa de bondad y colaboración, atraeremos a personas de ese mismo signo."

P. S. nº 2. Cito un párrafo del capítulo 2 de "El agente secreto", de Joseph Conrad, donde se describe a un individuo muy similar al Dr. Chapman: "Tenía un aire indescriptible (...), ese aire propio de los hombres que viven de los vicios, las locuras o los temores más bajos de la humanidad; ese aire de nihilismo moral propio de los dueños de garitos y de burdeles, de los detectives privados y la policía secreta, de los traficantes de alcohol y, lo sospecho, de quienes venden cinturones eléctricos o inventan tónicos maravillosos." ("There was about him an indescribable air (...): the air common to men who live on the vices, the follies, or the baser fears of mankind; the air of moral nihilism common to keepers of gambling hells and disorderly houses; to private detectives and inquiry agents; to drink sellers and, I should say, to the sellers of invigorating electric belts and to the inventors of patent medicines.")

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Repito que el método IgG-IgM para la detección de la sífilis está diseñado de tal manera que no sólo da el correspondiente resultado positivo o negativo, sino que además, en caso de dar positivo, determina si se trata de una infección antigua ya curada mediante empleo de antibióticos (incluso aunque el paciente no fuera consciente de ello en su momento) o una reciente que precisa tratamiento.

Puesto que el Dr. Chapman me hizo (o eso afirmó él) la prueba IgG-IgM, y me dijo que había dado positivo (que luego resultó ser un falso positivo), y ante mis preguntas me aseguró contundente que dicha prueba no podía detectar si mi supuesta infección era reciente o antigua y que no existe modo alguno en la Tierra de detectar eso, aquí ocurre una de dos cosas: el Dr. Chapman, o bien es un ignorante, o bien es un mentiroso.

En cualquiera de los dos casos, una persona así no debería fundar y regentar una clínica. Ya sólo el mero hecho de que una persona así sea contratada para trabajar en un centro médico basta para descalificarlo por siempre jamás como, lisa y llanamente, una estafa y un fraude. Eso por no hablar de que en el trato que me dispensó cometió una flagrante violación de todas y cada una de la normas de lo que en las Universidades llaman el "código ético y deontológico de la profesión".

En cuanto a periodos de ventana, nadie es mejor médico por aplicar en esto las directrices británicas en vez de las españolas, en contra de lo que parece creer e intenta vender el Dr. Chapman. Y, por lo que se refiere a que Open House ofrece "total privacidad", dicha privacidad es cosa que siempre se debería dar por sentada y que es ofrecida por toda clínica en el mundo entero. Por un lado, esto tiene gracia y, por otro, maldita la gracia que tiene. ¿A que más de una vez habéis oído hablar de que, por imperativo legal, todos y cada uno de los doctores de cualquier rama sanitaria están obligados a guardar el secreto profesional? ¡Estaría bueno que un centro médico proclamara: "Me reservo el derecho a contarle vuestra vida privada a quien me venga en gana"! Lo malo de Open House es que, para el Dr. Chapman, "total privacidad" significa a veces "total impunidad."

En definitiva, el Dr. Chapman es uno de ésos que por lo visto confunden el juramento de Hipócrates con el juramento de Hipócrita, y que piensan que su misión no es curar enfermedades y auxiliar a los enfermos, sino enriquecerse explotando las angustias ajenas y deshacerse brutalmente de los pacientes al olfatear vagamente complicaciones reales o ficticias.

No os creáis sus pirotecnias publicitarias desplegadas a lo largo y ancho de Internet. En esto, como en todo, hay que saber distinguir entre la falsedad más o menos rutilante y la autenticidad a veces comparativamente oscura.


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Unas pequeñas observaciones adicionales. Conocí a una mujer que me dijo que en Open House le diagnosticaron gonorrea de garganta. Informándose de los modos de contagio de esa enfermedad y repasando su vida sexual, ella sacó en conclusión que, si la había contraído, sólo podía haber sido en una relación mantenida 30 años atrás, pero que jamás había notado el menor síntoma ni la menor molestia. El Dr. Chapman le dijo que una gonorrea podía "optar por ser latente y silenciosa" y permanecer así durante todo ese amplísimo periodo de tiempo.

Los otros médicos a quienes consultó esta mujer le dijeron que la idea de una gonorrea latente y silenciosa que durante 30 años no da ningún síntoma es sencillamente RIDÍCULA; y también que el médico que le había diagnosticado eso, sobre todo si era de una clínica privada, probablemente sólo buscaba meterle miedo. Lo que yo sí sé seguro es que el Dr. Chapman únicamente hace en su local unas pocas pruebas básicas en plan "quickie", es decir, rapidito y mal. Otras pruebas más complicadas y detalladas las envía a que las hagan otros laboratorios; si fuerais vosotros personalmente a hacéroslas a esos mismos laboratorios, sin necesidad de tan discutible intermediario, os costarían un precio dos o tres veces inferior.

El Dr. Chapman se jacta de su titulación médica, pero yo me pregunto: ¿Dónde la obtuvo? ¿En qué condiciones? ¿En la tercera reválida, con un aprobadillo raspado, copiando de una "chuleta" y bajo un profesor inepto a la hora de explicar la materia y de corregir exámenes, como los hay a millares en todas partes?

El Dr. Chapman también argumenta que obtuvo todos los permisos de la Comunidad de Madrid. O sea, la de Esperanza Aguirre, famosa por los recortes y la privatización salvaje de la Sanidad y por las infinitas corruptelas en que se ha visto envuelta.

Comienzo a pensar que lo que más disgusta de los neuróticos al Dr. Chapman es que hacen muchas preguntas. Y quien pregunta mucho acaba averiguando cosas. Y hay ciertas cosas que algunos preferirían que quedaran eternamente ocultas.


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En el verano de 2017 recibí una citación judicial donde el Dr. Chapman me reclamaba que borrara de Internet todas mis declaraciones contrarias a él y a Open House, que me retractara anunciando que eran todas falsas y pidiera perdón públicamente, y que le abonara 6.000 euros por daños y perjuicios. En realidad no era una querella en toda regla, sino tan sólo una citación para una sesión de Conciliación con el objetivo de tratar de llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes y, así, no tener que ir a juicio.

Fui a hablar con un abogado y le expuse el caso. (En fin, otra persona más a la que he tenido que contar muchos detalles muy íntimos de mi vida privada por culpa de Open House y del individuo que la regenta. Y van...) El abogado me dijo que la demanda del Dr. Chapman no tenía fundamento ninguno, que nadie debe pedir disculpas por comunicar hechos ciertos, y que contamos con suficientes pruebas documentales y testigos, no sólo para ganar el juicio, sino también para obligar al Dr. Chapman a devolverme todo el dinero que me cobró y, casi casi (esto me lo dijo humorísticamente), para obligarlo a él a indemnizar y pedir disculpas a la Seguridad Social por injuriarla presumiendo de que él lo hace todo mucho mejor que ella. Total, que resolvimos no presentarnos a la Conciliación -y, efectivamente, no nos presentamos- y nos quedamos a la espera de su siguiente movimiento, es decir, a la espera de comprobar si presentaría una querella para llevarme a juicio, cosa que, si sucediera, nos dispusimos a aceptar y llevar hasta el final.

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A finales de 2017 publiqué el siguiente comentario en las "reseñas de usuarios" de Google para Open House. El Dr. Chapman me contestó públicamente, y yo le contesté públicamente al Dr. Chapman. Meses después, el Dr. Chapman borró absolutamente su contestación, pero yo tuve buen cuidado de sacar copia de todo el conjunto. Mi comentario también acabó siendo borrado, sin mi consentimiento, no sé por qué ni por quién. Aquí os ofrezco la versión íntegra, sin las amputaciones del Dr. Chapman.

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Copio, literalmente y en su integridad, el escueto informe que me dio Open House tras hacerme (supuestamente) la prueba IgG-IgM:
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Sífilis
Análisis realizado detección anticuerpos IgM e IgG de Treponema Pallidum (DETERMINE)
Resultado: POSITIVO
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Y a continuación copio, también literalmente y en su integridad, el pormenorizado informe que me dieron en los laboratorios Ruiz-Falcó, que son un modelo de profesionalidad, tras hacerme (auténticamente) la prueba IgG-IgM:
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Reacciones Antitreponémicas
AC ANTI TREPONEMA PAL IgG <0.10 (NEGATIVO)
(Un resultado positivo es compatible con la presencia de Ac de origen reciente y antiguo. Para diferenciar una infección reciente se debe efectuar el análisis de los Ac tipo IgM y seguir la evolución del título de los Ac tipo IgG.)
AC ANTI TREPONEMA PAL IgM 0.41 (Índice NEGATIVO)
(Se considera positivo cuando el índice es superior a 1,50. Zona límite índice entre 0,9 y 1,50.)
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Salta a la vista la diferencia, ¿verdad que sí? [Por cierto, AC, o también Ac, significa Anticuerpos.]
Por otro lado, hay aquí algunos opinadores que tienen la idea -propia de gente de una increíble cortedad mental y mezquindad moral- de que "como a mí no me ha pasado eso, eso no puede pasarle a nadie" o "si a ése le pasó, es porque se lo merecía". Claro que ellos mismos confiesan ser clientes asiduos de Open House, una empresa que todos sabemos para lo que está. Dime con quién andas y te diré quién eres...


RESPUESTA DEL PROPIETARIO:

Hola buenas tardes. Lamento saber que tienes dudas serias sobre el resultado que has recibido al realizarte la prueba. En Open House, toda la información que has mencionado que falta se proporciona antes y después de la realizar la prueba EN PERSONA y no simplemente apuntado en la hoja de resultados. Estaríamos encantados de verte de nuevo y hablar de tu resultado. Por favor llámanos para acercarte y miramos tu caso juntos. Según el estudio que publicamos en una revista científica un resultado positivo en nuestra prueba es casi nunca erróneo, y por eso te animo a acudir de nuevo y lo solucionamos juntos.


RESPUESTA DEL OPINADOR A LA RESPUESTA DEL PROPIETARIO:

En Open House, la información que falta no me la proporcionaron ni antes ni después de la prueba EN PERSONA, ni nadie me dijo que pudieran obtenerse esos datos ni tampoco cuál es su importantísima función (o sea, determinar la antigüedad y vigencia del supuesto contagio); y podría haberme muerto sin sospechar siquiera su existencia. Además, yo no querría volver nunca a Open House ni aunque pudiera, pues me trataron como a una basura; y no podría ni aunque quisiera, pues me vetaron para siempre jamás como paciente. También me hice prueba de sífilis en Megalab, salió negativo, se la enseñé al Dr. Chapman, y él se limitó a mirarla diez segundos y a decir con mucha soberbia: "No es veraz", sin dignarse explicar el porqué. Para colmo, me preguntó que para qué acudía a Open House si no estaba dispuesto a creerme lo que él me dijese, lo cual es la frase más indigna de un hombre de ciencia que imaginarse pueda. Es mucha caradura pretender mostrarse ahora amables y asequibles, de cara al público de Internet. Y no veo qué les impidió apuntar en la hoja de resultados los datos ausentes, cuando Ruiz-Falcó sí lo hizo sin necesidad de pedírselo; ni que fuera un secreto de Estado, ¿o es que son Vds. tan tacaños que quieren ahorrar en tinta y papel? Está claro que esto es una brutal falta de transparencia informativa... o incluso algo muchísimo peor. De esa manera, si alguien anuncia que irá a protestar, Vds. podrían amañar esos datos antes de que el afectado se persone en la consulta. (Aparte de eso, Vds. silencian en su publicidad que las pruebas ultrarrápidas tienen un índice de fiabilidad significativamente más bajo que las que tardan varios días en realizarse.) En cualquier caso, ya he puesto todos estos documentos clínicos míos, así como algunos otros más, en manos de mi abogado, por lo que pudiera suceder; pues el Dr. Chapman tiene la fea costumbre de demandar, por presuntas calumnias, a quienes se atreven a divulgar públicamente sus fechorías, como puede descubrirlo cualquiera que se moleste en "googlear" un poco. Un día caerán Vds. como Harvey Weinstein, aunque por otros motivos.

Por cierto, ¿cómo es posible proporcionar ANTES de la prueba la información que falta? Hay que estar un poco ido para escribir una cosa tan absurda.
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En la primavera de 2018, yo aún no había recibido ninguna notificación para presentarme como acusado en un verdadero proceso judicial demandado por el Dr. Chapman.

Mi abogado me dijo que hay ocasiones en que una persona, molesta por los comentarios públicos de otra, y molesta sobre todo por las repercusiones negativas que esos comentarios puedan tener en su prestigio y su negocio, inicia los trámites preliminares de un juicio, pero sin tener realmente la intención de consumarlo; pues el demandante sabe muy bien que sus posibilidades de ganar son escasas o nulas. Lo único que pretende es asustar a su adversario, a ver si así, por miedo a la exposición pública, cesa en su actividad hostil.

A un comerciante deshonesto se lo reconoce enseguida porque, cuando le pedís aclaraciones sobre algún aspecto de su conducta laboral, se indigna; y se declara agraviado y ultrajado; y dice solemnemente que lo habéis ofendido al dudar de su competencia profesional, y de la de su establecimiento, y de la de sus colaboradores, bla, bla, bla, etc., etc., etc.; y, en definitiva, se las arregla para no dar las explicaciones solicitadas, amparándose en un chantaje emocional. En cambio, un comerciante honrado da todas las aclaraciones pedidas y aporta todos los datos necesarios -aunque ello le parezca un acto redundante y fastidioso-, sin importarle lo muy antipático que le caiga el cliente; lo hace porque no tiene nada que ocultar.

Por otro lado, en la citación que recibí para la sesión de Conciliación en la que finalmente no me presenté, el Dr. Chapman alegaba que yo acudí voluntariamente a su centro médico sin que nadie me obligara, y que luego dejaron (misteriosamente, al parecer) de verme por allí una vez prestados sus servicios. Pues bien, si yo fui a su consulta lo hice porque me creí las afirmaciones propagandíscas que figuran en su página web, que resultaron falsas. Y, si dejaron de verme por allí, eso se debió (dejando aparte el mal trato recibido, que ya de por sí me habría hecho abstenerme de volver en toda mi vida) a que el Dr. Chapman me dijo tajantemente que me rechazaba como paciente y que, a partir de entonces, yo tenía prohibido el acceso a sus servicios. Esto no consta para nada en sus alegaciones oficiales, aunque él sabe perfectamente que fue lo que ocurrió.

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En verano de 2018, el Dr. Chapman, en contra de mis previsiones, ya sí me demandó en toda regla para llevarme a juicio por presunta difamación y calumnias contra él y contra Open House, ese supuesto centro médico, especializado en tapar infidelidades, en el que no fui "Atendido y Entendido", sino Engañado y Estafado, así como Humillado y Ofendido. Sigue exigiéndome que le pague 6.000 euros en concepto de daños y perjuicios, y que retire todos mis comentarios sobre él en Internet y publique a cambio una declaración afirmando que eran todos falsos.

La desfachatez de este sujeto no conoce límites. (Mi abogado observó: "Como lo has acorralado profesionalmente al publicar tu testimonio en las redes sociales, probablemente no le ha quedado más remedio para recuperar clientela.") Sabe muy bien que lo que he contado de él es estrictamente cierto. No le basta con haberme esquilmado económicamente, con haber tenido conmigo una conducta médica absolutamente irresponsable, con haber devastado mi vida privada, con haber dañado profundamente a muchas personas de mi entorno más próximo, y con haberme causado gravísimos perjuicios psíquicos que casi me arrastraron al suicidio y que me han dejado secuelas físicas incurables (por ejemplo, acúfenos en los oídos). No le basta, no. Ahora pretende que relate muchas cosas muy íntimas y dolorosas ante funcionarios públicos -y que de paso lo hagan también varios de mis allegados-, así como ocasionar que el sistema judicial español, tan sobrecargado ya de casos verdaderamente graves y relevantes, tenga que perder el tiempo prestando atención a sus artimañas.

Todas las empresas comerciales -puesto que son creaciones humanas, y los humanos somos por definición imperfectos- cometen errores. La diferencia entre las empresas buenas y las malas es que las buenas cometen menos errores, sus errores son sólo fruto del azar, y cuando sus trabajadores los cometen lo admiten, dan explicaciones, piden disculpas y procuran compensar a los afectados. Las malas empresas cometen errores por chapucería o por ignorancia prepotente, intentan que no trasciendan escurriendo el bulto y echando tierra sobre el asunto, y culpan a todo el mundo excepto a sí mismas, no dudando en desprestigiar con malas artes a sus víctimas.

El Dr. Chapman no está dispuesto a asumir sus responsabilidades personales; es incapaz de superar sus traumas y de impedir que interfieran en su labor, haciéndolo incurrir en reacciones histéricas y descontroles emocionales; un individuo así puede resultar muy, muy peligroso para sus pacientes.

Su argumentación defensiva parece basada en el consejo que sus clientes favoritos se dan entre sí cada vez que los pillan con las manos en la masa: Tú niégalo todo, niégalo siempre.

En su escrito judicial me acusa de "actitud dubitativa y de desconfianza, una actitud que no hizo sino aumentar cada vez más, hasta el punto de que la misma terminó traduciéndose en episodios de agresión verbal, ira y enojo tales que motivaron el fin de la relación médico-paciente". Todo enteramente falso y sin aportar ninguna prueba fehaciente. Me acusa de hacer con él algo que yo no hice pero que él sí hizo conmigo.

En ese mismo escrito también me acusa falsamente de haber protestado, de manera injustificada y agresiva, contra su falta de higiene. Este individuo tiene tal imagen estereotipada de los enfermos de TOC que se figura que todos padecen de la manía obsesiva de la limpieza. (En eso no deja de parecerse, a su manera, a los racistas que piensan que todos los negros son iguales.) Es cierto que tal manía suele ser uno de los rasgos característicos de la neurosis, pero, aquí como en todo, hay excepciones. Yo, mira por dónde, soy una de esas excepciones; mi neurosis consistía exclusivamente en manías de comprobación (puertas, grifos, etc.), y rumiaciones inacabables de los temas que me preocupaban; pero jamás, repito, jamás -desde mi primera explosión de neurosis a mis 17 años, hasta la actualidad en que ya está casi completamente curada- he tenido manías de limpieza. De hecho, quienes bien me conocen saben que siempre he tendido a ser indiferente o descuidado en ese aspecto, aunque sin llegar a la "guarrería". De todo esto pueden dar testimonio mis hermanos y también la mujer que fue mi novia durante un periodo de quince años, el mismo en que se produjo mi incidente con Open House. Y especialmente pueden atestiguarlo todos los psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas y psicoterapeutas que me han tratado a lo largo de 30 años, así como las distintas clínicas y hospitales de día donde estuve ingresado a raíz de mis diversos intentos de suicidio. Si el Dr. Chapman planea servirse de esta alegación durante el juicio, ha cavado su propia tumba, porque será facilísima de desmentir "más allá de cualquier duda razonable" y hará el ridículo más bochornoso.

En definitiva, el Dr. Chapman me calumnia a mí, y no yo a él. Me pregunto si se lo podría procesar por eso y por haberles dado un falso testimonio a la Ley y a los jueces.

Casi escribo maquinalmente: "Lo lamento si la verdad escuece." Pero no lo lamento, no. No lo lamento en modo alguno.

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Al final se celebró el juicio. El Dr. Chapman cambió de táctica: renunció a demandarme por calumnias y difamación (cualquiera pensaría que él consideró que así no iba a lograr nada) y me hizo procesar tan sólo por injurias. La Audiencia Provincial me condenó a pagar aproximadamente 2.100 euros, más las costas; pero este Tribunal, en su escrito condenatorio, hizo constar expresamente que no ponía en entredicho la verosimilitud de mi relato de mis padecimientos sufridos a manos del Dr. Chapman y de Open House, y que únicamente objetaba mi uso de palabras malsonantes en el mismo, de tal manera que sin ellas no habría habido delito.

A raíz de ello, yo acabo de presentar una denuncia, en los Juzgados de la Plaza de Castilla, contra el Dr. Chapman por haber presentado pruebas falsas o amañadas. También he denunciado, allí mismo, a dos de sus colaboradores o excolaboradores, que participaron en el juicio en calidad de testigos: Pablo Fernández Cañadas (por falso testimonio o perjurio) y la Dra. Yara Regina Holetz (por falso testimonio o perjurio, además de por calumnias públicas y violación del secreto profesional cometidas contra mí en su Facebook). Asimismo he denunciado a su exsocio Aitor Padilla por ocultación de material incriminatorio. En todos los casos he aportado pruebas documentales de mis alegaciones. Ya veremos qué resulta de todo esto.


Recordad las inmortales palabras de Abraham Lincoln: "Se puede engañar a todos algún tiempo. Se puede engañar a algunos todo el tiempo. Pero lo que resulta imposible es engañar a todos durante todo el tiempo."