[Continuación del mensaje anterior]



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 13 DE DICIEMBRE DE 2017:

Primero.

Aunque no creo en “Ama a tu enemigo y pon la otra mejilla” y sí en “Si te comportas de manera innoble y desconsiderada, sufre las consecuencias y aprende así a no repetirlo”, también creo en corresponder a la lealtad ajena con la lealtad propia, y procuro ser consecuente con esta creencia. De modo que puede Vd. tener la seguridad de que, si las cosas entre Vd. y yo siguen como hasta ahora, no debe temer absolutamente nada de mí, y estos comentarios no tendrán ningún tipo de repercusión para su persona. Si Vd. me conociera estaría convencido de ello. Dice el refrán popular: “Quien ha sufrido tus imposiciones te conoce.” (Para bien y para mal, se entiende; y esto es aplicable a todos.)

Segundo.

Le ruego que lea mis correos con mayor atención, aunque cabe siempre la posibilidad, lo admito, a pesar de mi “buena prosa” (le agradezco sinceramente el cumplido), de que yo no me haya expresado tan cristalinamente como pretendía. Al fin y al cabo no somos todos más que unos torpes mamíferos bípedos, ¿verdad? Quizá no sea yo la mejor persona del mundo, pero tampoco soy la peor; cuando veo que he cometido un error, suelo pedir disculpas y dar explicaciones e intentar arreglarlo; y, cuando los demás hacen eso mismo conmigo, esencialmente no tengo mal corazón y acabo perdonando si percibo un arrepentimiento sincero.

Cuando escribí las palabras “no de fiar”, quería aludir infinitamente más a Open House en abstracto que a Vd. en concreto. Y no afirmé que sus correos fueran un “mezquino intento”, sino tan sólo que yo tenía la fuerte sospecha de que pudieran serlo. Celebro sobremanera comprobar que por lo visto estaba yo equivocado; y le pido francamente perdón si he sido injusto con Vd.

Tercero.

Si así lo desea Vd. -lo dejo a su discreción y a su conciencia-, puede hacer saber al Dr. Chapman, directa o indirectamente, abierta o sutilmente, que no me asusta ir a juicio. Será duro, pero ni la millonésima parte de duro que lo que he tenido que pasar estos últimos años por culpa de él. Al final he terminado acorazándome para poder sobrevivir. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte; es posible; ahora bien, existen métodos mucho más sanos y civilizados de “fortalecer” a la gente, y nadie debería dedicarse a ello si no se lo han pedido expresamente.

Si fuéramos a juicio se sabrá públicamente quién es el anónimo autor de los comentarios que he ido diseminando por Internet, y saldrán a la luz algunos aspectos de mi vida privada. Pues bien, lo asumo. A quienes importan no les importa, y a quienes les importa no importan. En cierto modo será una liberación “salir del armario” en lo relativo a este asunto y, a la larga, hasta podría permitirme llevar una vida más plena y feliz.

Dicho sea de paso, el Dr. Chapman sabe muy bien que todo lo que he contado sobre él en Internet es estrictamente cierto, y no tiene ni la sombra de una posibilidad de ganar el juicio. Pero allá él, si a pesar de todo se obstina en ello; en tal caso, ya nos veremos en el Tribunal.

Cuarto.

Lamentándolo mucho, pongo en duda la utilidad benéfica mayoritaria de Open House (que para mí se convirtió en Closed House). Tal vez sea Vd. capaz de demostrarme que me equivoco en esto, tal vez no.

Dejemos aparte que a otros clientes podría pasarles lo mismo que a mí, si es que no les ha pasado ya aunque se lo hayan callado por la cuenta que les trae.

Los doctores honrados no deberían tolerar que el Dr. Chapman perteneciera al sublime gremio de los galenos. Una manzana podrida puede contaminar todo el cesto.

Y no nos llamemos a engaño. Una parte importante de los clientes de Open House son profundamente inmorales. No hablo aquí de moralidad en el sentido ñoño y beato del catecismo católico. Hay cosas que sólo están mal desde el punto de vista de determinadas religiones; pero hay otras que están mal desde cualquier punto de vista humano y esclarecido.

Muchos clientes de Open House reciben ayuda y estímulo para practicar verdaderas tropelías; y Open House rentabiliza esa necesidad. No es un negocio en el que yo personalmente me sentiría muy cómodo.

Esto es todo de momento. Reciba un cordial saludo enteramente sincero. Parece Vd. de esas personas que le enseñan a uno que se puede hallar buena gente en los lugares más imprevistos. Se trata de algo que debería ser siempre fomentado y ensalzado.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 12 DE JULIO DE 2019:

Muy buenas tardes,

En primer lugar, le pido disculpas si que me ponga en contacto le incomoda, pero dado que ya usted contactó conmigo unilateralmente con anterioridad, he decidido tomarme la licencia de hacerlo ahora yo, aún con la posibilidad de salir perjudicado con este contacto. En los correos que nos escribimos en su día, creo que entre usted y yo había un tono de respeto y cordialidad y espero que su palabra de no perjudicarme mientras yo no le perjudique siga vigente, tampoco me gustaría que cualquier información que le transmita, sea utilizada en contra de Open House o el Dr. Chapman, solo quiero dirigirme a usted como Pablo Fernández, técnico de laboratorio, nacido y criado en Móstoles y nuevo propietario de Open House.

Había decidido mantenerme neutral y esperar hasta Agosto o hasta la celebración del juicio entre usted y el Dr. Chapman para contactar con usted y hablarle desde mi más sincero respeto, pero querría haberle informado del cambio sustancial que se ha producido en Open House. No obstante, viendo por su comentario en Facebook que usted ya es consciente del cambio, he decidido no esperar más y contactar con usted directamente.

El Dr. Chapman me comunicó en Marzo su intención de abandonar Open House y cerrar la clínica, el mismo mejor que nadie sabrá cuales han sido los motivos finales para tomar la decisión, pero sin duda que la presión constante que sus continuos comentarios sobre algo muy querido por él (su praxis médica) han sido en mi opinión un punto determinante para tomar esa decisión. El escenario en el que yo me encontraba era el de perder el trabajo al cual había dedicado prácticamente toda mi carrera profesional y reincorporarme al mundo laboral siendo un simple técnico de laboratorio sin experiencia en laboratorio (ironías de la vida) o intentar tomar las riendas de Open House y no dejar que el trabajo al que he dedicado los diez últimos años de mi vida se desvanecieran de un día para otro.

He de decirle que me duelen enormemente sus palabras “Patulea de sinvergüenzas embaucadores”, está usted juzgando a un conjunto de personas las cuales nos esforzamos por ofrecer el mejor trato y servicio posible a nuestros pacientes, nos preocupamos por todos ellos e intentamos darles una respuesta rápida y profesional a sus problemas íntimos. Personalmente trato de dar toda mi empatía y cercanía y la inmensa mayoría de nuestros pacientes están encantados con el personal de Open House, usted mismo me ha reconocido mi buen hacer en su conflicto con el Dr. Chapman, me preocupan mis pacientes Sr. XXXXX, tanto o más como que Open House siga adelante y yo pueda tener algún futuro profesional en este mundo de incertidumbres y usted, está juzgando a todo un equipo severamente por un conflicto con el Dr. Chapman.

No pretendo coartar en ningún momento su libertad de expresión, entiendo que usted ha sufrido mucho y es su forma de devolver parte del daño recibido, pero sepa usted una cosa, a partir del final de Agosto el Dr. Chapman va a salir definitivamente de Open House (puede observar en nuestro calendario que cada vez trabaja menos, estamos realizando la transición de responsabilidades y la formación de los nuevos doctores), nos quedamos un equipo de profesionales empáticos y que nos vamos a esforzar por solucionar los problemas de la gente y ofrecer el mejor servicio del mundo, siempre humildes y dispuestos a seguir mejorando. ¿Quería usted acabar con el lucrativo negocio del Dr. Chapman? Pues le informo de que ya no es del Dr. Chapman, ni tampoco mucho menos lucrativo y que haciendo daño a Open House, ya el Dr. Chapman no se verá perjudicado ni sufrirá, solamente yo, Pablo Fernández.

Es un reto y una situación complicada para mí, me he endeudado para seguir con Open House adelante porque de verdad, Sr. XXXXX, que creo en el servicio que ofrecemos y confío en los profesionales veteranos (los doctores que sustituirán al Dr. Chapman aún no tengo información para juzgarles) como el Dr. Mora, la Dra. Moreno, nuestra maravillosa recepcionista Cristina y yo mismo, pongo la mano en fuego por nuestro trato al paciente y le aseguro que tenemos buena fe en nuestros actos.

Como he visto en su comentario, usted tal vez se piensa que es una estrategia del Dr. Chapman de cara a su juicio y declararse insolvente, pero le reitero que mi posición en ese sentido es de total neutralidad, no me voy a meter en sus problemas, bastante tengo con los míos. He comprado al Dr. Chapman la clínica porque es lo único que se hacer y porque he decidido intentar tener un futuro mejor que el que esta sociedad reserva para un técnico de laboratorio de 32 años sin experiencia en laboratorio. Si usted no me cree, quiere pruebas o lo que necesite, me tiene a su enterísima disposición para aportarle lo que requiera, si quiere que le mande algo a su abogado o a usted mismo solicítemelo, incluso que me reúna con ustedes presencialmente, así podrá verme directamente y observar que soy sincero y que no tengo nada que ocultar. Le pido por favor que reconsidere su estrategia frente a Open House, ya que el daño me lo está causando a mí y no ha la persona que se lo causo a usted.

En cualquier caso, le agradezco los minutos dedicados a leerme y espero encontrar al menos empatía y comprensión con mi persona (es el motivo de escribirle) De todas maneras, lo que sí que estoy dando por sentado y espero, es que mantengamos nuestro pacto de caballeros en el cual nuestras conversaciones no han sido reveladas, solo me faltaría sufrir un conflicto grave con el Dr. Chapman en este mes y medio que me queda por compartir con él.

Le deseo un buen fin de semana, espero obtener al menos una respuesta suya para saber que le parece mi correo.

Saludos Cordiales

Pablo Fernádnez



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 13 DE JULIO DE 2019:

Creería más fácilmente en sus palabras si no fuera por los siguientes hechos:

+ En los diversos escritos judiciales que he recibido de los Juzgados de la Plaza de Castilla (¡hay que ver, que por culpa de Vds. haya tenido yo que pasar la vergüenza pública de comparecer allí por primera vez en mi vida, y además en calidad de acusado, y no en una sino en varias ocasiones!) se especifica que Vd. reveló al Dr. Chapman que yo le había escrito varios e-mails. Ergo, Vd. infringió nuestro “pacto entre caballeros”, lo cual me dejó, a mi entender, en completa libertad de hacer lo mismo. Por de pronto, los correos que intercambiamos Vd. y yo están ya íntegramente, desde hace varios meses, en poder de mis abogados, de la juez y del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid.

+ En dichos escritos judiciales se especifica asimismo que está previsto que comparezca Vd. en el juicio como testigo de cargo contra mí. Eso no es lo que yo (ni nadie) llamaría mantenerse en una estricta neutralidad.

+ A finales del año pasado hice un viaje a Barcelona para entrevistarme en el centro Pyrena con Aitor Padilla y Yara Holetz. Ambos me aseguraron personalmente que se había producido un cambio sorprendente en Vd., y no para mejor: al principio era Vd. un joven simpático, honrado y de buena voluntad, pero en los últimos tiempos se volvió hosco y hostil, contagiándose hasta cierto punto del carácter XXXXX del Dr. Chapman (sin duda es uno de esos sujetos que contaminan todo lo que tocan). Entre otras cosas, Vd. se negó a facilitarles la lista de los antiguos pacientes de Open House Barcelona para que ellos pudieran proseguir sus actividades de forma independiente pero conservando lo más posible de su anterior clientela. La Dra. Holetz me contó que el Dr. Chapman la sometió a un bárbaro acoso laboral que casi le cuesta su matrimonio, en parte para averiguar si yo le había escrito e-mails a ella (cosa que sí hice, y ella tuvo por entonces la gentileza de responderme manifestando su conformidad con mis opiniones sobre ese despreciable “XXXXX”; delante del susodicho “XXXXX”, naturalmente, ella negó una y otra vez haber recibido ninguno, para evitar males mayores). Aitor me dijo que el Dr. Chapman estaba últimamente “enloquecido”, amenazando con demandar a cualquiera que pudiese perjudicarlo, pero que él estaba muy tranquilo porque conserva muchos e-mails suyos muy incriminadores; cierta vez, por ejemplo, el Dr. Chapman le dijo que expulsara a un enfermo de TOC con estas palabras literales: “Échalo; es un impresentable”, y él hubo de atenderlo a espaldas suyas; según Aitor, le constaba que episodios similares habían ocurrido con asiduidad, y lo único que le extrañaba era que hasta el momento no hubieran salido a la luz muchos más casos como el mío.

+ En el intercambio de e-mails que Vd. y yo mantuvimos en el pasado, le ofrecí la posibilidad de que nos viéramos personalmente en presencia de mis abogados, y Vd. no “recogió el guante”. Ahora sí lo hace, supongo que porque le interesa. Siempre es un recurso bastante cicatero eso de intentar remontar el vuelo en el último escalón.

+ Vd. dice haber querido mantener una estricta neutralidad hasta después de que se celebrara el juicio entre el Dr. Chapman y yo. Me parece una actitud absolutamente despreciable, tanto como lo sería, salvando las distancias, el mantener una postura neutral con los nazis durante la II Guerra Mundial. Como decían en un entrañable western de los años 50, “There are some things a man can’t ride around.” O sea que estaba Vd. dispuesto a dejar impasiblemente que se produjera un eventual fallo judicial adverso a mí penalizándome con la friolera de 6.000 euros y, en cualquier caso, a consentir el desquiciante suspense y las brutales y bochornosas complicaciones que íbamos a sufrir yo, mi familia y mis allegados, sin intervenir Vd. para nada ni mover un dedo (o incluso participando como acusador). Y eso a pesar de que sabe perfectamente que mi causa es justa, que todas mis afirmaciones referentes a Open House son ciertas, y que Vd. dispone de informaciones y datos que podrían zanjar mañana mismo a mi favor todo este enojoso y asqueroso embrollo judicial. Supongo también que, de haber perdido yo el pleito, Vd. habría proseguido tan campante sus actividades en Open House bajo la égida de ese XXXXX XXXXX, aunque fuese a costa de haber dejado machacado a un pobre enfermo psíquico que en la actualidad -y gracias en buena parte a Vds.- ha perdido prácticamente todo aquello por lo que merece la pena vivir.

+ Ahora, por último, tiene Vd. la desfachatez de escribirme solicitando que me apiade de su suerte, apelando para ello a nobles y elevados conceptos. Demasiado tarde. Vd. podría haberme sido de infinita ayuda en su momento, y me habría ahorrado una formidable cantidad de sinsabores (y de tiempo, y de dinero, y de vergüenza pública y privada) si hubiera tenido algún sentido de la justicia abstracta, y tomado partido activo por mí, y decidido no seguir secundando y encubriendo a ese pequeño XXXXX a quien ha aceptado como jefe durante un número excesivo de años. Habérselo pensado antes. Tuvo Vd. su oportunidad y la desaprovechó. No me gusta nada la gente que cambia como una veleta según sopla el viento, y es una idiosincrasia que debería ser siempre condenada y jamás condonada.

Así que, como dice Vd. mismo, “no me voy a meter en sus problemas, bastante tengo con los míos”.

Por cierto, ¿sabe Vd. lo que hará nuestro XXXXX doctorcito cuando abandone Open House a finales del verano?, ¿se mudará a otro país para seguir cometiendo las mismas tropelías -dado que bicho malo nunca muere- hasta que vuelvan a desenmascararlo y deba mudarse aún a otro país, huyendo de la justicia y del escarnio, y así sucesivamente por los siglos de los siglos?, ¿está Vd. dispuesto a no hacer nada para impedirlo?, ¿puede Vd. conciliar el sueño por las noches, sabiendo que seguramente ocurrirá todo esto que le digo?

Ufffff.



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 15 DE JULIO DE 2019:

Buenos días Sr. XXXXX,

Intentaré responderlo expresándole mi punto de vista, sabe usted que en la mayoría de las situaciones nuestra certeza personal nos lleva a confirmar hechos, que por otra parte desde el punto de vista de otra persona se valorar de forma completamente distinta y tienen otra lectura, puesto que sabrá de sobra que somos sobretodo nuestras circunstancias y muchas de nuestras decisiones se explican desde las circunstancias presentes que nos tocan vivir.

– En lo referente al pacto, me temo Sr. XXXXX, que usted es el único que lo ha infringido, siento comunicárselo y desde luego que no me creerá. Pero usted también escribió a mi compañera de recepción y ante la pregunta del Dr. Chapman de si me había escrito a mí, tuve que decir que sí, su respuesta fue que no le contestase y desgraciadamente ya lo había hecho. Entonces, conocen su primer contacto pero nada más, ergo, no rompí nuestro pacto. Puede repasar la cronología de nuestros anteriores correos. Nadie salvo mi confidente Cristina (nuestra recepcionista) sabía de la existencia de nuestros intercambios de correos y lo verá en el juicio Sr. XXXXX, y tendré un conflicto sin que en realidad crea merecérmelo, aunque entiendo que usted tomó esta decisión en base a la información que conocía.

– Si yo tengo que declarar, lo haré como trabajador de Open House en el momento del conflicto entre usted y el Dr. Chapaman. Sin conocerme, hablar conmigo y no saber nada, me parce incluso pretencioso presuponer que voy a declarar en su contra. Es un hecho acontecido en 2011 Sr. XXXXX, yo recuerdo que usted vino en varias ocasiones y que conmigo no tuvo ningún conflicto, el día que Dr. Chapman se negó a atenderle, ni siquiera recuerdo si estaba yo trabajando. Neutralidad es decir lo que se recuerda de la situación, sin perjudicar a una parte ni favorecer a la otra. Sí, soy neutral ante el conflicto y no voy a mentir ni engañar a nadie, es lo que considero justo y siento si usted no presupone que vaya a ser así.

– Sobre el centro Pyrena, no le creo Sr. XXXXX. Sí en la parte concerniente al Dr. Chapman, ya que no le guardan simpatía por la parte que yo conozco y no me voy a meter en valorar sus acusaciones, pero pueden haberse producido. Pero mi relación con el centro Pyrena es Excelente, hablo regularmente con Aitor (ya que tiene confianza, puede preguntárselo personalmente) y evidentemente he tenido momentos mejores y peores (tanto laboral como personalmente, no todo es Open House en este vida) y sí, las preocupaciones de la vida agrían el carácter, pero creo que eso no es algo que se me pueda reprochar. Ojalá volver a tener esa chispa de alegría que te da el no tener preocupaciones, pero la vida evoluciona y no es lo mismo ser empelado y limitarte a hacer tu trabajo lo mejor posible ayudando a las personas que atiendes, a tener la carga de arriesgar tu futuro con la inestabilidad mental que ello conlleva.

– Sobre la posibilidad de vernos. Yo expresé mi deseo abstracto sobre contarle quienes somos y lo que hacemos y expresarle que su conflicto con el Dr. Chapman no es la norma. Usted me respondió que era una estrategia y que si lo hacíamos sería con abogados y yo le respondí que no era una oferta, sino la expresión de un deseo. ¿Donde me tendió el guante? ¿Usted formalizó la oferta y yo la rechacé? Ahora claro que me interesa Sr. XXXXX, ahora no perjudica a la empresa para la que trabajo y me deja en una posición neutral pasiva, ahora me perjudica a mi y a mi futuro y por eso en contra de la opinión de todo el mundo (Dr. Chapman, abogado, mi familia) le estoy escribiendo, porque no tengo nada que ocultar y puedo darle mi opinión y versión de todo y porque creo que hablando se entienden las personas.

– Sobre que le parece despreciable mi actitud, es una valoración personal y supongo que desde sus circunstancias es adecuada. Pero sinceramente, creo que la tan ansiada empatía que dice que carece el Dr. Chapaman con usted (o que careció en su trato) está faltando de usted hacia mi persona, ya que está valorando su circunstancia personal, interpretando que su situación es la norma y que me mantengo impasible ante una serie de desmanes y tropelías constantes hacia personas desvalidas, que tienen el infortunio de topar con Open House. Pero Sr. XXXXX, eso no es así, tenemos pacientes a los que hemos salvado la salud física y mental donde otros profesionales no habían podido llegar, tenemos personas que vienen a vernos solo por nuestro trato cercano y agradable. No me meto a juzgar su situación, pero desde luego que Open House no es Auschwitz, no somos colaboradores de los nazis y no sometemos a tormentos a las personas que entran por nuestra puerta. Creo en lo que hacemos y creo en como lo hacemos, pero somos humanos, la gente comete fallos y atendiendo a 20.000 personas, pues tiene que haber gente no contenta con el servicio o como en su caso, que el trato en Open House le ha destrozado, mis más sinceras disculpas Sr. XXXXX (creo que en nuestros escasos contactos no le ha faltado empatía por mi parte), por la parte que me toca, trato de ofrecer mi mejor cara a todas las personas que pisan mi cuarto de extracciones y me niego a sentirme culpable por mi labor profesional y mi trato hacia los pacientes ejemplar.

– Sobre mi ayuda, me recrimina algo que jamás se me solicitó, aún así, hubiera estado encantado de ejercer de intermediario, de hablar, de razonar y de solucionar todos los posibles conflictos, pero ni me lo solicitó el Dr. Chapman, ni usted. En cualquier caso, ¿entiende que le está pidiendo a una persona sobre la que desconoce sus circunstancias, que tuviera en cuenta las suyas cuando ni siquiera se le había solicitado nada? Puede usted justificarse Sr. XXXXX, pero es usted una persona inteligente, sabe que ese argumento no se sostiene. Yo aposté mi carrera profesional en open House, ¿quería usted que por un sentido de la justicia abstracto, me posicionara de su parte cuando lo único que sabía de usted es que era un paciente descontento que estaba escribiendo en internet sobre nuestro horrible trato dispensado? ¿usted dejaría un sitio donde le felicitan a diario, por que el Dr. no trató a un paciente como él necesitaba? A lo mejor usted tiene una pureza moral de la que yo carezco y si ve Open House como un campo de concentración pues hasta es normal que lo hiciera, pero eso no es así y si usted estuviera en mi situación y viviera lo que me dicen a diario pensaría igual, lo único que evidentemente lo juzga desde el prisma de su situación personal (como tendemos a hacer todos). Entiendo que usted ha sufrido, yo también he vivido como sufría el Dr. Chapman, en realidad es triste que una historia que se debería haber solucionado con acercamiento y empatía esté yendo por estos derroteros, pero ustedes son mayores y a mi, salvo porque ahora open House es mi negocio, no me concierne.

– Para terminar. Duermo perfectamente Sr. XXXXX, porque creo en lo hacemos y en como lo hacemos, mi única preocupación es mantener unos altos estándares de calidad y mejorar cada día la clínica de la cual soy propietario, procurar que nuestros nuevos médicos tengan un trato ejemplar para con nuestros pacientes (ya le he dicho que pongo la mano en el fuego por el equipo antiguo) y resolver los múltiples problemas que genera tener un negocio y más cuando se es inexperto, para poder ganarme la vida dignamente con lo único que se hacer por las circunstancias de mi vida.

Ya le dije que no pretendo coartar su libertad de expresión, solo hablarle abierta y sinceramente de quien soy, de cual es mi postura, y pedirle que reconsidere el hacer daño a una persona la cual está en medio de un conflicto y se quiere mantener neutral, pero el tiempo nos pone a todos en su sitio, tengo clara mi transparencia, mi buena fé y que mis actos están libre de total censura (al menos por uno mismo, ya sabe que la autocensura es la peor de todas) Solo quiero lo mejor para mi negocio y mantenerme neutral en un conflicto en el que no debo meterme, porque hay cosas malas del Dr. Chapman, pero no es la persona que usted define y no soy nadie para juzgarle a usted, porque usted ha tenido su experiencia y así lo ha vivido y yo no se lo que pasa en la consulta. Eso va a obtener de mí, ni beneficio, ni perjurio, no soy un adalid de la moral que pueda romper su vida por cruzadas morales donde nadie se lo ha pedido y donde no se está capacitado para valorar, ni voy a perjudicarlo a usted. Siento si no le vale, pero para mí en base a lo que sé, es lo que considero justo.

En fin, quizá algún día se de cuenta de mi verdadera postura y obtenga una sincera disculpa por su parte, tal y como la mía si mi actitud o comportamiento le ha perjudicado en algo, aunque presupongo que no ha sido así, ya que sus acusaciones hacia mi persona son abstractas y centradas hacia el equipo y no hacía mí por algo concreto. Creo que poco más puedo aportarle sinceramente, me tiene a su disposición, pero que sepa que está perjudicando a Pablo Fernández, la persona la cual no le ha hecho nada, que cree en lo que hace y que espera poder seguir ayudando a la gente y ganarse la vida dignamente como todos. Si verdaderamente cree en la justicia y que la verdad se impone, algún día lo hará conmigo, mientras tanto...

Le deseo buena semana.

Saludos


YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 15 DE JULIO DE 2019:

“Pero usted también escribió a mi compañera de recepción y ante la pregunta del Dr. Chapman de si me había escrito a mí, tuve que decir que sí”

Yo no escribí a su compañera de recepción, sino directamente al Dr. Chapman. Si mi correo lo abrió y lo leyó la recepcionista, eso no es responsabilidad mía. En todo caso, no entiendo lo de “tuve que decir que sí”. ¿Tuvo? ¿De verdad? ¿No había otro remedio? ¿Es o era Vd. un esclavo del Dr. Chapman sin ninguna autonomía personal? ¿Qué es eso, la devoción ciega al líder, la Ley de Obediencia Debida de los esbirros de Videla y Pinochet? La Dra. Holetz, sin ir más lejos, no “tuvo que decir que sí”, y de hecho dijo que no. Ya ve Vd. que no se trata de una hazaña humanamente imposible o fuera del alcance de los mortales, ni siquiera estando bajo contrato con Open House y arriesgándose a meterse en líos... eso sí, a poco que uno tenga una pizca de ética altruista.

“Si yo tengo que declarar, lo haré como trabajador de Open House en el momento del conflicto entre usted y el Dr. Chapaman. Sin conocerme, hablar conmigo y no saber nada, me parce incluso pretencioso presuponer que voy a declarar en su contra.”

En esto último, lo reconozco, tiene Vd. absolutamente toda la razón del mundo, y ha sido una garrafal metedura de pata por mi parte. Le ruego mil perdones, de todo corazón.

“Sobre el centro Pyrena, no le creo Sr. XXXXX.”

En otras palabras, me está llamando mentiroso. Me siento muy, muy halagado, y tomo nota. Sin duda es Vd. un perfecto caballero. Le voy a decir una cosa, y confío en no necesitar repetírsela jamás: va llegando un punto, en todo este problema, en que ya no sé muy bien quién y cuándo miente o dice la verdad, pero YO PERSONALMENTE SÍ SE LA HE DICHO SIEMPRE A TODOS EN TODO ESTE ASUNTO, ENTÉRESE DE UNA PUÑETERA VEZ. Algún día será Vd. quien me pida disculpas por lo anterior, espero, y sin darse tantos aires de virtud agraviada. Le especifico de pasada que tanto Yara como Aitor me aseguraron que el Dr. Chapman es un déspota tiránico de nula ética profesional y de conocimientos médicos muy insuficientes para las responsabilidades que ha tomado sobre sí, y que todos los que en Barcelona lo trataron mínimamente, con algún conocimiento de causa, opinan que es un oscuro aventurero que no se sabe muy bien de dónde ha salido, pues no hay manera de hallar un currículum suyo realmente válido en ninguna parte (cosa que sí es posible en el caso de prácticamente todos los trabajadores de la salud con alguna reputación bien merecida) y cabe poner legítimamente en entredicho los presuntos títulos médicos y logros profesionales que él se atribuye a sí mismo sin nadie fiable que los refrende. Además, la Dra. Holetz afirmó que estará encantada de venir a Madrid y personarse en mi juicio en calidad de testigo... para apoyarme y defenderme, naturalmente. Ojalá no se desdiga de esta promesa en el último momento por causa de alguna mieditis repentinamente sobrevenida; pero incluso en tal caso se la podría obligar judicialmente a declarar. Por cierto, uno de los instantes más dichosos de mi vida fue cuando leí el e-mail que ella me envió hará año y medio, donde describió mi relación con el Dr. Chapman con las siguientes palabras sacadas de un popular libro inglés para adolescentes (acerca del “bullying” en el colegio): “The world is full of smiling monsters and angels full of scars.”

“Sobre la posibilidad de vernos. Yo expresé mi deseo abstracto sobre contarle quienes somos y lo que hacemos y expresarle que su conflicto con el Dr. Chapman no es la norma. Usted me respondió que era una estrategia”

Tan sólo para que Vd. me contara quiénes son y lo que hacen, no me hacía ninguna falta entrevistarme con Vd. Eso ya viene detallado con colorines celestiales en la página web de Open House. Ya la leí hace ocho años, me la creí a pies juntillas, y me pasó lo que me pasó. ¿Le suena de algo la frase “Una vez que se ha descubierto un engaño, el cliente difícilmente vuelve otra vez”? Por otro lado, ya que me anima a releer nuestra correspondencia, haga Vd. lo propio y descubrirá que por entonces le aclaré y reaclaré que no pensaba que fuera una estratagema; lo que pensaba era que podía, tal vez, serlo. Los matices, Sr. Fernández, los matices; lo son todo en esta vida.

“¿Donde me tendió el guante? ¿Usted formalizó la oferta y yo la rechacé?”

Yo le escribí literalmente en uno de mis correos: “No le prometo nada, y de hecho ya le digo de entrada que lo que Vd. me propone es prácticamente imposible; pero, de celebrarse algún día una entrevista entre Vd. y yo, sería en el despacho de mi abogado y en presencia de mi abogado, y esto es innegociable; pues la experiencia me ha enseñado con creces que Vds. no son de fiar, y hay que tener la precaución de que estén presentes testigos válidos.” En su día, usted no dijo ni pío al respecto, aunque habría podido perfectamente responderme que sí y probar esa vía. En mi pueblo, eso se llama dar la callada por respuesta; no sé cómo se llamará en el suyo.

“en contra de la opinión de todo el mundo (Dr. Chapman, abogado, mi familia) le estoy escribiendo”

Bravo, bravo, bravisssimo. Y lo digo sin el menor sarcasmo. En ese sentido sí demuestra Vd. tener iniciativa personal y estar dispuesto a hacer caso de sus corazonadas y pelear por lo que cree, acertada o erróneamente, incluso corriendo riesgos. Es una filosofía que despierta en mí un delicioso sentimiento de simpatía intelectual y espiritual, porque es la misma que mantengo e intento practicar yo desde hace mucho. Lástima que el hado nos haya destinado a ser encarnizados adversarios, porque me da en la nariz que en uno de esos universos alternativos de los que habla Stephen Hawking habríamos podido ser excelentes amigos (y lo cierto es que no me habría venido nada mal, pues ahora mismo, sobre todo gracias a los buenos oficios de Open House, no me queda un solo amigo en el mundo y a veces me paso muchos días consecutivos sin tener más de cinco minutos de conversación con alguna persona, envuelto en una espantosa soledad el resto del tiempo; y, por favor, no me venga con el gratuito y sádico comentario de que la culpa de eso debe de ser principalmente mía, porque, lisa y llanamente, no es verdad y no tengo la menor obligación de explicarle por qué). Volviendo a las opiniones que ha tenido Vd. que escuchar, yo que Vd. les replicaría al Dr. Chapman, a su abogado y a su familia: “No me dé usted consejos; sé equivocarme solo.” Recuerde también lo que escribió Christopher Hitchens: “La opinión mayoritaria está equivocada con frecuencia, la opinión masiva está equivocada casi siempre, la opinión religiosa está equivocada por definición.” En esto de la opinión religiosa pienso expresamente en el Dr. Chapman, pues a efectos prácticos le gusta mucho ejercer como el XXXXX de la profesión médica.

“creo que hablando se entienden las personas”

Sí, es un refrán universalmente archiconocido y archiaceptado, pero yo siempre le añado una matización: “Hablando se entiende la gente... de buena voluntad.” No descarto que Vd. tenga buena voluntad, pero sigo sin estar inequívocamente convencido de ello. En cualquier caso, su buena voluntad es contingente y mercenaria, es decir, está dictada y motivada por sus propias conveniencias personales, y eso siempre resulta, cuando menos, sospechoso, ¿o no?

“A lo mejor usted tiene una pureza moral de la que yo carezco”

No es así; tengo graves defectos y he cometido grandes errores, como todo ser humano. Pero hay una diferencia importantísima: yo, a lo largo de mi vida, he tenido que pagar por todos y cada uno de mis defectos y errores, y casi siempre los he pagado mucho más caro de lo debido; en cambio, hay gente que se las arregla para sacar partido de sus equivocaciones y triunfar aplastantemente con ayuda de ellas (el Dr. Chapman era un caso paradigmático, al menos hasta que aparecí yo, pero no es el único ni mucho menos).

Por lo demás, si aún no cree Vd., a estas alturas, que el Dr. Chapman es un XXXXX XXXXX, en mi opinión le ocurre a Vd. una de estas cinco cosas: o es un ingenuo, o es un desalmado, o es un desinformado, o es un estúpido, o tiene el intelecto bloqueado en modo Negación de la Realidad. Claro está que es muy difícil hacer comprender algo a alguien si su sueldo mensual depende de que no lo comprenda.

En nuestra sociedad se ensalza mucho el coraje físico, pero muy poco el coraje moral y el coraje intelectual, que a mi juicio son mucho más fundamentales; y así van el mundo en general y España en particular, tierra de la chapuza y la picardía. Atrévase Vd. a saber. De momento lo invito a leer íntegramente el siguiente enlace. Me figuro que ya lo leyó alguna vez en tiempos pasados; pero, dado que prácticamente lo actualizo cada mes, seguro que al revisitarlo descubrirá no pocas cosas recientemente añadidas por mí y que Vd. todavía ignora:

https://centro-medico-open-house-opiniones-estafa-y-fraude.webnode.es/

Le adjunto asimismo el Recuento de mi experiencia personal con el Dr. Chapman que meses atrás remití al Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, siguiendo la inspirada sugerencia del propio Dr. Chapman (¿o no fue de él?); lo hago con objeto de que conozca Vd. un poco más “la cara oculta del genio”.

También le ofrezco un par de extractos seleccionados de otros correos que he mandado al mencionado Colegio de Médicos, y varios de los documentos aludidos en ellos.

Después de leer todo el material, cuénteme si sigue sin experimentar ninguna “autocensura” por su colaboración con semejante XXXXX o si todavía requiere un complemento de detalles. Pero entonces, si Vd. aún no se sintiera capaz de entenderlo, yo ya no me sentiría capaz de explicárselo. Y, de todas formas, ¿quién me garantiza a mí que, si toma Vd. definitivamente las riendas de Open House y vuelve a descubrir alguna que otra XXXXX en su ámbito laboral, no preferirá otra vez hacer la vista gorda, tranquilizar su conciencia con reflexiones utilitaristas de un preocupante egocentrismo, y adoptar las reflexiones de la esposa de Sancho Panza (“Tú tráeme buenos dineros a casa, marido mío, que, comoquiera que los ganares, no habrás hecho usanza nueva en el mundo”) en vez de las de Albert Einstein (“En el mundo hay muchísimos horrores, pero no porque haya muchísimos hombres malvados, sino porque hay muchísimos hombres pasivos e indiferentes que, ante los horrores que cometen los hombres malvados, miran hacia otro lado y no hacen nada mientras no los salpique la sangre”) o las de Martin Niemöller (“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a por los judíos, no pronuncié palabra porque yo no era judío. Cuando finalmente vinieron a por mí, ya no quedaba nadie que pudiera socorrerme.”)?

Concluiré haciendo constar que mi madre murió de cáncer hace un par de años. Durante el último año de su vida, yo no la pude ayudar ni la mitad de lo que habría podido y querido, porque no me lo permitieron mis malísimas condiciones psicológicas derivadas de mi trato con el Dr. Chapman. Durante medio año después de su fallecimiento, hube de cuidar de mi anciano padre, enfermo de alzheimer, de demencia senil y de artrosis aguda en todas las extremidades... y tampoco lo pude ayudar ni la mitad de lo que habría podido y querido, a pesar de que siempre nos hayamos llevado muy mal. A raíz de todo ello se me cayó una muela entera y la tercera parte de otra; no era cuestión de caries ni de ir o dejar de ir al dentista; a veces los dientes se caen solos por el estrés o la angustia, y eso fue lo que me ocurrió a mí.

EXTRACTO nº 1

Les adelanto que muy probablemente el Dr. Chapman les argumentará que en mi historia clínica consta que en la última consulta que tuve con él (aquélla en que me insultó y me vetó a perpetuidad) me comporté de una forma violenta e iracunda, lo cual motivó su decisión. Eso no es cierto y no hubo ningún testigo y se trata de su palabra contra la mía. En medio de uno de sus berrinches me amenazó con que iba a dejar apuntadas las circunstancias de mi última visita, por si se me ocurría denunciarlo; pero no tendrán Vds. ninguna dificultad en advertir que ni yo ni nadie firmó ni confirmó eso como testigo presencial de la consulta de marras.

EXTRACTO nº 2

Con el fin de agilizar un poco los trámites, les envío documentación complementaria de inmenso interés para mi caso.

Los archivos Megalab 1 y 2 contienen los resultados que yo le mostré al Dr. Chapman y que él despachó sumaria e irritadamente con un “No es veraz”.

Esos resultados de Megalab, junto con los archivos Open House 1, 2, 3 y 4 se los enseñé a la Dra. Juana Martínez Ladrón (a cuya consulta asistía yo gracias a pertenecer a Asisa-Muface), y ella me dijo que por nada del mundo pensaba ponerse en contacto con Open House para concretar la cuestión de hacerme una punción en la espina dorsal; que el Dr. Chapman tenía toda la pinta de ser un XXXXX; y que lo mejor que yo podía hacer era acudir a un médico venerólogo de mi seguro.

Hacia diciembre de 2011 acudí a la consulta de una veneróloga de Asisa- Muface. No recuerdo su nombre, pero su despacho estaba en (o cerca de) la calle Fernández de los Ríos; supongo que haciendo mirar los movimientos de mi tarjeta sanitaria se podría averiguar quién fue exactamente; me parece que se trató de la Dra. Moya González, pero no estoy seguro. Fuera quien fuese, examinó todos los documentos antedichos y declaró que los resultados ofrecidos por el Dr. Chapman eran absurdos; que no me gastara un euro más en Open House; que “allá usted si prefiere creer a un mediquillo de quien nadie ha oído hablar, antes que a un buen laboratorio en el que medio Madrid se hace análisis”; y que me quedara convencido de que mi supuesta sífilis era totalmente ilusoria.

Por aquellos días, pensando aún obsesivamente en que quizá el Dr. Chapman tuviera razón a pesar de todo, e imaginándome muerto de sífilis, tuve un desmayo en plena calle. Fui trasladado en ambulancia primero a la Clínica Fuensanta (C/ Arturo Soria, 17) y después al Hospital Beata María Ana (C/ Dr. Esquerdo, 83), permaneciendo algunos días en observación en este último establecimiento sanitario. A los doctores que me atendieron tanto en la Fuensanta como en el Beata María Ana les mostré también todos los documentos antedichos, y me aseguraron que no se creían ni remotamente lo de mi supuesta sífilis. Los archivos Fuensanta y Beata María Ana recogen los certificados, relativos a todo este asunto, que allí me entregaron, donde consta su incredulidad.

Los archivos Open House 5, 6, 7, 8, 9 y 10 incluyen los resultados del resto de las pruebas de ETS que me hicieron en Open House y en sus “laboratorios asociados y de comprobación”. Observarán Vds. que uno de los “laboratorios de comprobación” a que recurre Open House es Ruiz-Falcó. Tiempo después fui por mi cuenta a Ruiz-Falcó, porque yo seguía lleno de dudas y no podía regresar a Open House al haber sido injuriado y vetado. Los archivos Ruiz-Falcó 1 y 2 incluyen los resultados que allí me proporcionaron. Fue entonces cuando descubrí que el método IgG-IgM sí puede determinar la antigüedad y vigencia de una sífilis, en contra de lo que me aseguró tajantemente el Dr. Chapman. El Dr. Martín-Lluch, que fue quien me atendió ahí (maravillosamente, por cierto), me dijo que el resultado positivo que sus laboratorios me habían adjudicado anteriormente, vía Open House, consistente en un título de 1:80 según el test TPHA, estaba justo en el límite y no podía ser considerado concluyente menos aún si el test de Megalab había dado un resultado negativo.

XXXXX, que fue mi pareja durante 15 años, vino conmigo a hacerse pruebas de ETS en Open House. Es a ella a quien me refiero en mis publicaciones en Internet, así como en mis e-mails al Sr. Fernández Cañadas, como la mujer a quien diagnosticaron una falsa gonorrea de garganta y que, después de nuestra pavorosa experiencia en Open House, padecía fuertes angustias si había de transitar por la calle Atocha. Ella estaba junto a mí cuando tuve alguna de mis conversaciones telefónicas conflictivas con el Dr. Chapman; ella celebró una entrevista privada con el Dr. Chapman, después de un primer intento no culminado de éste último de rechazarme como paciente nada más enterarse de mi TOC, y fue entonces cuando fue informada por él del suicidio de un antiguo paciente suyo que sufría neurosis obsesiva (entre paréntesis, el Dr. Chapman tiene la desfachatez de acusarme, en el escrito judicial de su abogada, de carecer de cualquier fundamento para haber mencionado esa, según él, presunta historia de suicidio); y a ella le fui narrando exhaustivamente, conforme fueron sucediendo, todos mis encuentros e incidentes desagradables con el Dr. Chapman hasta mi expulsión final, en una época en la que lo único que yo quería era olvidar la totalidad del episodio y ni soñaba en hacerlo público ni denunciar a nadie. Ya hace tres años que no la veo ni sé nada de ella.

Dado que, hacia principios del año 2012, yo tenía fobia a usar mi cuenta de correo electrónico, le envié un e-mail al Dr. Chapman a través de la cuenta de correo de mi exnovia. En su respuesta, el Dr. Chapman afirmaba inequívocamente que no había manera de averiguar si mi supuesta sífilis era antigua o reciente. Yo le aconsejé a XXXXX que borrara tanto mi mensaje como dicha respuesta, para que nunca pudieran ser leídos por piratas informáticos que espiaran nuestra intimidad. Ignoro si lo hizo o no; pero seguramente los leyó y, en todo caso, podrían ser recuperados por técnicos informáticos policiales mediante mandato judicial.

El e-mail que les envié a la Dra. Holetz y al Sr. Fernández Cañadas, invitándolos a leer mis contribuciones al foro de “puteros” Spalumi, se lo envié también a la Dra. Nerea Rodríguez Calero, psicóloga clínica de Open House, quien nunca me contestó. La Dra. Yara Holetz me contó personalmente que una de las razones del bárbaro acoso laboral que sufrió a manos del Dr. Chapman se debió a que éste estaba empeñado en averiguar si ella había recibido algún e-mail mío, cosa que ella negó, mintiéndole, una y otra vez.

En su escrito judicial, el Dr. Chapman me acusa también de actitud de recelo contra él desde el principio. Muy al contrario, mi opinión es que si, a pesar de las advertencias contra los resultados de Open House que recibí de mi psiquiatra, mi veneróloga y los expertos de la Fuensanta y el Beata María Ana (así como del Dr. Risco, médico de cabecera de mi familia, que fue quien me entregó los resultados de Megalab), yo decidí seguir acudiendo a su consulta, debido a mi suposición de que él debía de saber algo que todos los demás no sabían, lo que así evidencio es haber depositado en él la desencaminada confianza ciega de un ingenuo timado.

Déjenme añadir que yo nunca había denunciado ni sido denunciado anteriormente por nadie, y que mi carácter retraído y apocado me ha hecho sufrir cobardemente a lo largo de toda mi vida, sin reaccionar en defensa propia, muchos avasallamientos y ofensas físicas y morales gravísimas de muchas personas, como pueden atestiguarlo todos los que me conocen mínimamente bien. Ésa es una de las muchas causas por las que las acusaciones escandalosamente embusteras del Dr. Chapman contra mí, en el sentido de haberlo hecho víctima de mi ira y enojo, son tan sangrantes. (Pero hasta el más sufrido acaba por rebelarse algún día y grita: “Hasta aquí hemos llegado.”)

[NOTA DEL BLOGUERO: Como consecuencia del pésimo estado psicológico en que yo me encontraba por culpa del calvario sufrido a manos del Dr. Chapman, no pude finalmente hacerme cargo por más tiempo del cuidado de mi padre, estando yo al borde de un colapso nervioso; de tal manera que hubo que ingresarlo en una residencia de ancianos, donde murió este año a causa del COVID. Su muerte puede así incluirse en gran medida entre las barbaridades cometidas por el Dr. Chapman.]



ÉL ME ESCRIBIÓ ESTE E-MAIL EL 16 DE JULIO DE 2019:

Hola de nuevo Sr. XXXXX,

¿De verdad considera equiparable que una doctora que gestiona otro centro médico entre en conflicto directo a que yo como trabajador de Open House y sin conocer la historia más que por sus comentarios en internet haga propio? Sr. XXXXX, no me justifico con la necesidad de haberlo hecho, pero si me preguntan abiertamente que si he recibido un correo suyo cuando lo han hecho el resto de las cuentas de la empresa, no tenía sentido decir que no, salvo por qué le contesté y tuvimos un breve intercambio de correos (cosa que sí oculté). ¿Actué mal? Puede, ¿Creo que en base a las circunstancias de ese momento tome la mejor decisión? Creo que sí.

Disculpas aceptadas, pero no sea usted duro consigo, todos presuponemos cosas en base a nuestras circunstancias, yo soy el primero que sufre este mal tan común en nuestra sociedad.

Normal que tenga dudas sobre que o quien le dice la verdad, en conflictos con varios actores implicados se encontrará uno gente de fiar, gente que lo parece y luego no lo es y gente que se quiere aprovechar de la situación. ¿Quien es quien? difícil juego al que tenemos que jugar durante toda nuestra vida. Le pido disculpas si se ha ofendido con mi negativa a creer los comentarios de la gente de Pyrena sobre mí (le recuerdo que no dudé de los comentarios sobre el Dr. Chapman, porque se que no le tienen simpatía) pero Sr. XXXXX, hasta donde yo sé, tengo el cariño, el apoyo y el respeto de Aitor, hablamos regularmente y sinceramente, sería una decepción hacia personas que aprecio y prefiero pensar que es un malentendido producido por la tensión de sus conversaciones a que estoy recibiendo una puñalada de alguien a quien valoro.

Entonces veo que estamos de acuerdo en este punto. No hubo oferta formal por parte de nadie y, por lo tanto, no hubo guante tendido y no rechacé ninguna oferta, ya que ambos hablábamos siempre sobre posibilidades. Sobre reunirnos con su abogado, sí que le respondí, le dije que no era una oferta formal por mi parte y creí que tampoco lo era por la suya. Si usted quiere, yo encantado de hacerlo ahora Sr. XXXXX, nada tengo que ocultar y nada temo, solamente quiero buscar una solución a un conflicto que ahora me afecta a mí directamente y puede tener razón en preguntarse ¿porque no se ha hecho nada antes? Pues porque hasta que decidí comprar Open House era un simple trabajador y tenia bastantes problemas personales y ya me ocupaba de muchas cosas, como para meterme de lleno a resolver un conflicto que el Dr. Chapman decidió resolver por la vía judicial. Le recuerdo lo que para mi es una posición de neutralidad, contar mi versión, lo que se y lo que no y no mentir para beneficiar o perjudicar a nadie. No creo que merezca ser juzgado por no meterme donde nadie me llamaba (le recuerdo que jamás me solicitó nada)

Sobre su siguiente párrafo, en primer lugar gracias por el halago, mi forma de actuar es enfrentar los problemas, poner las cartas encima de la mesa y buscar el encendimiento para resolver los conflictos, siempre es la primera vía y cuando no he podido gestionar así los conflictos (problemas con parejas que no se comunican o conflictos laborales) me ha causado una profunda angustia y desazón. ¿Encarnizados adversarios? Discrepo con usted Sr. XXXXX, podemos llegar a ser adversarios si creo que está actuando injustamente contra mi persona, pero de momento, usted es una persona que tiene un conflicto con mi ex jefe del que se ve perjudicado mi ahora negocio. ¿Nos convierte este paralelismo en adversarios de manera automática? Me gustaría pensar que no, pero supongo que hasta cierto punto no depende de mí directamente. No tengo la menor intención de ir con el argumento sádico de que cada uno se busca su destino, en este mundo neoliberal se intenta responsabilizar al individuo y demonizarlo por sus errores, eximiendo de toda responsabilidad a la estructura social y a las circunstancias, cuando el contexto es lo que nos define principalmente. Sobre replicar los consejos que me dan, lo hago Sr. XXXXX, aunque no tan tajantemente como sugiere (sobretodo de mis seres queridos, porque lo hacen con la intención de no verme sufrir) Sobre la frase de Christopher Hitchens y sin entrar su similitud con el Dr. Chapman, simplemente, ¡me encanta!

Mi empeño está condicionado por mis circunstancias personales Sr. XXXXX, mi buena voluntad no. Osea como mucho puede definir mi empeño como interesado y contingente, pero creo que mi buena voluntad nunca se ha puesto en entredicho o no creo que lo haya podido hacer a través de nuestros correos ¿O nota algo diferente en mi tono o empatía comparado con la anterior ocasión? Creo que no, porque siempre intento mostrarme como soy, es lo que mejor resultado me ha producido a o largo de mi vida y aunque me he llevado grandes decepciones por dar confianza a quien luego me ha demostrado que no la merecía, en global pienso que me merece la pena ser así.

Yo también he pagado el precio por todos y cada uno de mis errores, incluso he sufrido errores ajenos como propios. Busque una sola persona que haya sido perjudicada por mis actos profesionales y que esté disgustada con el trato que yo le he dado. A lo mejor la encuentra Sr. XXXXX, pero para mi orgullo es algo que presupongo muy muy complicado, a riesgo de equivocarme de nuevo.

Sobre su retahíla de posibles adjetivos hacia mi persona comentarle, el Dr. Chapman puede tener cosas malas (lo sé mejor que nadie) y no entro a valorar su situación concreta, pero de verdad que la mayoría de los pacientes salen contentos y aliviados de Open House. Entonces no, Sr. XXXXX, no desmerezco su situación personal ni su sufrimiento, pero ya se lo he dicho con anterioridad, salvando los problemas que a usted el trato del Dr. Chapman le haya podido provocar y sin juzgar una situación que no me compete, creo en lo que hacemos y creo en como lo hacemos, también creo en el equipo de profesionales que trabajamos aquí y confío plenamente en ellos ¿Soy un ingenuo? El tiempo me lo dirá.

Gracias por invitarme a conocer de mejor mano su caso, leeré las actualizaciones detenidamente. Aunque Sr. XXXXX, usted no tiene que convencerme a mi de nada, no le juzgo y no le perjudico, simplemente comprendo su sufrimiento y espero que algún día se pueda disipar. No siento esa autocensura, pido disculpas si debería, solo siento empatía y tristeza por estar envuelto en un conflicto donde le aseguro nadie ha salido beneficiado y solo ha provocado sufrimiento mutuo me temo. ¿Quien le garantiza a usted que yo no sea un embustero y que haga la vista gorda ante los problemas que surjan desde que Open House es mi responsabilidad? Nadie. ¿Preferiré hacer de nuevo la vista gorda? Esta usted cargando de responsabilidades a un técnico de laboratorio que hacía su trabajo lo mejor posible y que no le competía gestionar estos problemas de Open House. Ahora es mi responsabilidad desde que le compré al empresa al Dr. Chapman el trato que reciben mis pacientes y, por lo tanto, puedo hacerme responsable de lo que ocurra si veo problemas y no actúo, pero antes mi responsabilidad era atenderos con mi mejor disposición y ofreceros mi sonrisa y empatía para rebajar los nervios. ¿Cometí algún fallo en mi cometido según mis responsabilidades? Creo que no.

No estoy en esto para ganar dinero Sr. XXXXX, solo quiero ganarme la vida dignamente ofreciendo un servicio que ayude a las personas a resolver sus problemas lo antes posible y tener una oportunidad de prosperar. No voy a pasar por alto atropellos por parte de mi personal a nadie, al igual que no voy a permitir que nadie atropelle a mis empleados. Es simplemente mi palabra, pero es lo que tengo para ofrecerle. Sobre los males que ofrece la pasividad humana para lo sociedad, completamente de acuerdo. En caso contrario, no tendríamos a gente votando a oligarcas forrados que solamente gestionan el país para su propio interés y para beneficiar a sus amiguitos, ni tendríamos a gente culpando a los más desvalidos de sus males, en lugar del propio sistema que nos exprime. En ese aspecto, comparto su visión de la vida, aunque permítame que yo no lo extrapole a mi situación personal, ya que discrepo con usted.

Yo concluiré ofreciéndole mi mas sentido pésame por su pérdida y por no haber podido usted ofrecer a sus familiares el soporte deseado, es algo horrible que nadie debería pasar bajo circunstancias de estrés o ansiedad.

Eso quiero para mí Sr. XXXXX, poder seguir adelante, solucionar los problemas que he tenido durante estos años y poder gestionar un negocio en el que verdaderamente creo, sin ansiedad extrema y preocupándome solamente por conseguir el mejor trato y servicio para nuestros pacientes.

Le deseo una buena semana.

Saludos



YO LE ESCRIBÍ ESTE E-MAIL EL 16 DE JULIO DE 2019:

He estado repasando nuestro antiguo intercambio de correos. En uno de los primerísimos encuentro la siguiente frase: “Conozco la situación perfectamente, llevo trabajando ocho años aquí y yo le atendí personalmente en el laboratorio (gracias por no incluirme en sus comentarios, entiendo que mi trato sería el adecuado para usted) Conozco todo y cuando digo todo, es todo.” Ahora me escribe: “¿De verdad considera equiparable que una doctora que gestiona otro centro médico entre en conflicto directo a que yo como trabajador de Open House y sin conocer la historia más que por sus comentarios en internet haga propio?” (Los subrayados son míos, obviamente.) Estas dos declaraciones se dan absolutamente de patadas entre sí, como puede apreciar cualquiera con dos dedos de frente.

Por lo que se refiere a la Dra. Holetz, Vd. sabe muy bien que ella no gestionaba el centro médico (de eso se ocupaba Aitor) sino que era una simple contratada. En esos momentos, además, no se trataba de “otro” centro médico, sino del mismo, aunque sí se tratara de una sucursal enclavada en otra ciudad; y ella era (y es) extranjera y madre de una niña pequeña; por consiguiente se expuso a muy reales peligros laborales y personales al manifestarme su solidaridad y comprensión, y los padeció de hecho. Por si fuese poco, ella sí que no tenía (al contrario que Vd.) la menor idea de quién era yo ni de lo que yo podía hacer con su respuesta a mi correo. Conmigo se arriesgó a tumba abierta. Si yo fuera un “vengador sin piedad” no habría tardado ni medio minuto en hacer circular por todo Internet su respuesta a mi correo; pero me abstuve de hacerlo, para no causarle complicaciones de ninguna clase. Ella ya no corre ese peligro. Por eso le adjunto nuestro brevísimo pero infinitamente valeroso y conmovedor intercambio epistolar. ¿A Vd. no lo hace sentirse muy, muy pequeño en comparación con ella? ¿Acaso se le podría aplicar a Vd. la frase que Cary Grant, en la excelente película de médicos “Murmullos en la ciudad” de Mankiewicz, le espeta a un médico inescrupuloso: “Mr. Elwell, you are a little man; it’s not a question that you are short, it’s a question that you are little”?

Por lo que se refiere a Aitor, no acabo de estar del todo contento con él. Parece ser que, una vez que consiguió de mí lo que le interesaba, se desentendió de mí y de mi suerte, al no contestar al último e-mail que le mandé, solicitándole unos datos. Le adjunto también nuestro intercambio epistolar. Cierto es que le prometí a Aitor Padilla que nuestro contacto sería estrictamente confidencial; pero, dado que ha tenido, como digo, la increíble falta de respeto y de educación de no contestar a mi último correo, opino que ha roto nuestro “pacto entre caballeros” y me considero libre de participarle a Vd. sus declaraciones escritas. Aquí sigo mi máxima que ya le expuse a Vd. mucho tiempo atrás: hay que ser bueno con los buenos y malo con los malos (y regular con los regulares, agrego hoy). Se conoce que Aitor piensa que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”... sólo por algún tiempo; o sea, hasta que deja de convenirle. Me pregunto si a Vd. no le pasa o pasará algo siquiera remotamente parecido.

El Dr. Chapman me recuerda mucho a Iñaki Urdangarín: es un XXXXX de pies a cabeza, pero va por ahí empeñado en que es inocente y en que defenderá su honor hasta las últimas consecuencias, aunque sabe sobradamente que todas las imputaciones que se le hacen -que le hago- son ciertas desde la primera hasta la última sílaba. Espero que Vd. no se parezca a la esposa de Urdangarín y de otros célebres encausados, las cuales insisten en que “no sabían nada”.

Vd., como técnico de laboratorio encargado de la extracción de sangre, tenía necesariamente que saber -sobre todo a raíz de los correos que le envié hará año y medio- que la supuesta prueba IgG-IgM que se practica en Open House es incompleta y fraudulenta; lo cual implica que con ella se ha estafado, en mayor o menor medida, a una gran parte de esos 20.000 clientes tan felices y contentos que, según Vd., hasta ahora han pasado por Open House. Desde luego se trata de una estafa colectiva descomunal y monumental. En verdad sería una demostración concluyente de buena voluntad por su parte el que Vd. nos proporcionara, a mí y a mis abogados, pruebas irrefutables de ese delito continuado perpetrado en Open House a lo largo de muchos años, y con eso desenmascararíamos a perpetuidad al farsante Dr. Pinochapman. Esas pruebas irrefutables las vamos a obtener de todas maneras, tarde o temprano; pero ello puede hacerse por la vía larga o la vía corta. La vía larga involucraría muchas declaraciones incomodísimas en público de sufridores inocentes, amén de registros policiales e informáticos, con un enorme coste para todos en dinero, tiempo y amarguras. La vía corta sería que colaborara Vd. con la Justicia, como es su deber como buen ciudadano y profesional de la salud a punto de hacerse cargo de un Centro Médico donde puede estar en juego la vida misma de muchos pacientes.

Sería maravilloso que su enfática declaración de que “No voy a pasar por alto atropellos por parte de mi personal a nadie” tuviera efectos retroactivos (así resultaría infinitamente más creíble); obviamente me refiero a que tampoco debería Vd. pasar por alto los atropellos cometidos en Open House en el pasado a cualquiera de sus clientes, y debería Vd. contribuir, en toda la medida de sus posibilidades, a subsanarlos y resarcir a los afectados. Estoy seguro de que puede aportarnos esas pruebas incriminatorias sin infringir ninguna ley; es más, le recuerdo que su obligación moral, cuando estuvo al corriente de tales hechos, era denunciarlos o dimitir, y no convertirse en cómplice por omisión. No le pido que nos entregue el e-mail, absolutamente inculpatorio, que el Dr. Chapman escribió a la cuenta de mi exnovia, porque supongo que Vd. no tiene la contraseña ni acceso al correo de las consultas médicas digitales de Open House, y me figuro que eso sí sería infringir la ley; pero descuide Vd., que con la angustiosa colaboración de XXXXX y la más calmada de los expertos informáticos judiciales, ese vergonzante e-mail del Dr. Chapman será localizado, reconstruido y hecho público para instrucción pública de todas las generaciones venideras.

Vd. me escribe, entre paréntesis: “le recuerdo que jamás me solicitó nada”. Relea Vd. esta frase de uno de mis primerísimos correos: “Si tiene Vd. una pizca de honradez, podría hacer algo al respecto; no sé el qué, pero algo.” Si eso no es solicitar, que venga Dios (aunque no existe) y lo vea.

También escribe Vd.: “el Dr. Chapman puede tener cosas malas (lo sé mejor que nadie) y no entro a valorar su situación concreta, pero de verdad que la mayoría de los pacientes salen contentos y aliviados de Open House”. Sí, también Hitler quería mucho a su perro, trataba a sus generales a cuerpo de rey (mientras no perdieran batallas) y daba caramelitos a los niños (a los niños arios, no a los niños judíos, a los que dispensaba un trato bien diferente). Sé que puedo terminar haciéndome pesado con tanta comparación filonazi, pero es que toda mi experiencia en Open House corresponde, punto por punto, a lo que psicólogos y sociólogos denominan el fascismo cotidiano o microfascismo. Aparte de eso, acabo de decirle que la inmensa mayoría de esos pacientes no saben que fueron indignamente estafados en la supuesta prueba IgG-IgM “made in Open House”. Que alguien no sepa que ha sido maltratado no quita que lo haya sido. Y mi propia experiencia en Open House (que me consta que ha sido sufrida por varios pacientes más) invalida tajantemente cualquier presunto acto de filantropía que el Dr. Chapman haya podido practicar en todos los demás ámbitos de la existencia. ¡¡¡Mójese Vd. de una vez y entre a valorar mi situación concreta!!! ¡¡¡Comprométase, tome partido hasta mancharse, y no confunda ecuanimidad con equidistancia!!! ¡¡¡Sea un ser auténticamente humano, y no un burócrata o un autómata!!! ¡¡¡Haga algo de lo que pueda enorgullecerse y contar a sus nietos con la cabeza bien erguida!!!

¿Ha leído ya las actualizaciones de mi página web, refrescándose de paso la memoria al releer los contenidos más veteranos? ¿Se ha fijado especialmente en el hecho de que nuestro XXXXX XXXXX XXXXX de Atocha no duda en acusarme de falsedades para salirse con la suya, engañando a la abogada, a la juez y a la Justicia?