Perdona que no me percatara antes de tu mensaje, Jimmy111, motivo por el que no te he respondido hasta ahora pues lo contrario me parecería poco respetuoso.
Entrando en el contenido de tu mensaje, sólo puedo decir que coincidimos casi plenamente, pues si tú opinas que el “equilibrio sobre este tema (refiriéndote a los betabloqueantes) concreto tiene que estar en valorar por un lado los beneficios que te reportan los medicamentos y sus contras”, ya decía yo en el primero de los míos en este post que “… a la hora de prescribir/tomar una medicación, se sopesan los pros y los contras. Es el eterno debate, para muchas personas no merece la pena meterse en el cuerpo esas sustancias para seguir luego padeciendo extras, mientras que otras consideran necesario hacerlo, supongo que porque consideran que si no se medican la situación empeoraría. En fin, cada cual es libre de hacer lo que crea que le conviene…”
Pero te digo que coincidimos “casi” plenamente porque en tu planteamiento utilizas un argumento que ya es recurrente en este debate y que no comparto. Verás, si tú no tienes problema alguno en tomar ibuprofeno si te duele la cabeza, yo tampoco… siempre que tenga constancia de que el problema se soluciona por esa vía y de que la ingesta de ese fármaco no me producirá un mal mayor que el que pretendo corregir. Pero es que no es ese el caso, Jimmy111, porque no se puede intentar establecer una analogía entre supuestos de hecho que no son idénticos. Yo no tomo betabloqueantes porque las extras que padezco son las mismas con ellos que sin ellos, pero tampoco tomaría ibuprofeno si el dolor de cabeza que pretendo aliviar continuara igual, por mucho que me lo prescribiera un médico o por muy común que fuera ese comportamiento en el medio social en el que me desenvuelvo. Sensu contrario, sí que tomaría betabloqueantes si al menos notara mejoría en mis extras (otro tema sería decidir cuál de ellos, pues la asociación del Atenolol con casos de aparición de diabetes es algo aceptado en países como el Reino Unido, por ejemplo, y entre las extras y la posibilidad de padecer diabetes no tengo la menor duda… ¡Virgencita déjame como estoy!), del mismo modo que tomo un analgésico que me consta, por experiencias pasadas, que me aliviará algún padecimiento. Masoquismo poco, Jimmy111, pero lógica y razón, toda la que pueda...
La verdad es que todos sufrimos de parecida forma un síntoma, pero nuestros casos son muy heterogéneos. Nuestras posturas ante la vida y la muerte son variopintas, lo que se refleja en nuestro modo de afrontar las cosas. Comparto contigo que este es un problema que tiene un alto componente de “cabeza”, pero por desgracia con una raíz fisiológica en la inmensa mayoría de los casos. Hay algo que altera nuestro ritmo cardiaco, tanto si estamos obsesionados con ello como si no. Cierto que en la primera de las situaciones somos más conscientes de nuestro problema, pero un Holter en un día ajetreado en el que no siento mis extras, me demuestra que siguen ahí aunque no les haga ni puñetero caso.
En fin, que no hay nada nuevo bajo el sol, cada cual hace lo que cree mejor para sí y me parece lícito y lógico… otra cosa es que podamos estar equivocados en el camino que escojamos, pero ese es un juicio imposible de dilucidar ahora y quién sabe si incluso en el futuro.

Recibe un cordial saludo,

Carlos.