Ya sabía yo, que a tí no te iba a decir nada nuevo que tú no supieras. Por algo eres la "jefa" del foro, (es broma). Sin embargo, de los factores que te he enumerado, apuntas a uno: estado emocional, que es el que no controlamos suficientemente. Somos, por lo general, personas de carácter nervioso y los síntomas que en otras personas pasan desapercibidos, nosotros los magnificamos y nos hacen darle vueltas a la cabeza. Tengo un hermano que padece taquicardias con frecuencia y hay que hablar con él para creerse cómo "pasa olímpicamente" de ellas. En alguna ocasión ha dicho: "Si el corazón me late deprisa, acelero mi actividad física e incluso corro para que siga latiendo así, pero con motivos" El es un poco bruto, jeje, pero vive despreocupado y te aseguro que no le queda menos tiempo de vida que a nosotros. Creo que deberíamos analizar cuáles son los pensamientos que pasan por nuestra mente cuando tenemos extras o taquicardias. Es posible que muchos de ellos sean respuestas automáticas aprendidas a lo largo de los años, y que identificamos, como tú bien dices, con sensaciones de pesadez o incomodidad, cuando no de pánico o muerte inminente. La respuesta psicosomática hacia estas "adversidades", actúa mucho más rápidamente que la razón, hasta el punto que nubla a ésta última y la deja sin efecto. Pero ésto sólo nos ocurre, porque no estamos del todo convencidos de que sea algo leve: en el mejor de los casos decimos: "Sí, ya sé que no tienen importancia, pero a la larga debilitará mi corazón, o durante el episodio puede pasar algo más grave como un fallo cardíaco". Estoy pensando en voz alta, porque yo tampoco soy capaz de dominar enteramente esos momentos. Aunque sí hay algo que me tranquiliza: esas contracciones neuromusculares que tenemos, se producen digamos, en la periferia del corazón, portanto no interfieren en el ritmo sinusal, que es el que rige el funcionamiento de nuestro órgano. De hecho, ya sabes que la taquicardia sinusal es la producida naturalmente cuando el corazón se acelera por un esfuerzo físico o una emoción intensa. Si dicho esfuerzo se intensificara o prolongara excesivamente, nuestro órgano podría verse afectado. En un corazón sano, las extrasísitoles y las taquicardias NUNCA, NUNCA, NUNCA son graves ni acarrean otros problemas añadidos. Eso es lo que nos tenemos que meter en nuestra cabecita para desmontar el mecanismo de alerta que se dispara ante una crísis. Saludos.