Parasitismo intestinal en pacientes atendidos en el servicio de Coloproctologia
Autor: Dr. Heriberto Beltran Hernandez | Publicado:  13/03/2009 | Gastroenterologia | |
Parasitismo intestinal en pacientes atendidos en el servicio de Coloproctologia.1

Parasitismo intestinal en pacientes atendidos en el servicio de Coloproctología. Clínica Popular Simón Bolívar.

 

Dr. Heriberto Beltrán Hernández. Especialista de 1er grado en Coloproctología. Master en Enfermedades Infecciosas.

 

Dra. Diana Martín Ross. Especialista de 2º grado en Embriología. MsC en Educación Médica.

 

Dra. Marielys Cantillo Román. Especialista de 1er grado en Medicina General Integral.

 

 

RESUMEN

 

Se realizó un estudio transversal y descriptivo con el objetivo de caracterizar el comportamiento del parasitismo intestinal en pacientes atendidos en Coloproctología en la Clínica Popular Simón Bolívar; en el período comprendido desde el primero de abril hasta el 31 de diciembre del año 2007. El universo estuvo conformado por un total de 105 pacientes que asistieron a la consulta de Coloproctología, quedando la muestra finalmente constituida por 51 enfermos que tuvieron criterios quirúrgicos, a los cuales se les aisló parasitismo intestinal. Para dar salida a los objetivos propuesto se utilizaron variables clínico-epidemiológicas de tipo cualitativa y cuantitativa. Casi la mitad de los pacientes estudiados presentaron parasitismo intestinal con predominio: en el sexo femenino, en las edades entre 26 a 37 y de 38 a 49 respectivamente, escolaridad Secundaria Básica, procedencia urbana y en los pacientes que consumían agua inadecuada. Las diarreas y los cólicos abdominales fueron los síntomas mayoritarios, siendo los parásitos más frecuentes aislados la Entamoeba Histolytica, la Giardia Lamblia y Entamoeba Coli en ese orden. En el 11,7% se presentaron combinaciones de parásitos.

 

INTRODUCCIÓN

 

El parasitismo se conoce desde épocas tan remotas, que miles de años antes de nuestra era ya se tenían nociones reales de la tenia, filarias y lombrices intestinales, y esa fue precisamente la razón por la cual se escogió el gusano como símbolo de enfermedad, concepto que se extendió a los indostánicos, chinos, árabes y judíos. (1)

 

Aristóteles (384 – 322 A.C.) describió y clasificó un grupo de gusanos (helmintos) intestinales]. Otros como Plinio el viejo y Galeno estudiaron parásitos humanos y animales. Francesco Redi (1686) y luego Lázaro Spallanzani (1729-1799) usaron parásitos como evidencia para refutar la teoría de la generación espontánea. Desde entonces cada parásito tiene su anécdota; a finales del siglo XIX, por ejemplo, se descubrió la malaria y su vector. (1)

 

Las especies de parásitos intestinales que existían en los tiempos del primer contacto de los indígenas americanos con los conquistadores europeos debieron reflejar un equilibrio entre el huésped y el parásito, resultado de miles de años de adaptación. (2)

 

La observación de que algunos individuos sanos enfermaban después de contactar con personas enfermas, es decir, el concepto de transmisibilidad de una enfermedad, data desde épocas ancestrales. Los registros históricos más primitivos no sólo dan cuenta de este hecho, sino que recomendaban e imponían, como códigos morales o religiosos, medidas que imperiosamente se demostraban eficaces para evitar la propagación de las enfermedades contagiosas. (3)

 

Numerosos fueron los médicos, teólogos, filósofos que abordaron el tema en sus obras y compendios. El papel mórbido de los helmintos está presente en las obras genuinas atribuidas a Arnáu de Villanueva (médico, profesor universitario y reformador religioso 1238-1240) el cual aportó grandemente a la parasitología médica. El legendario Avicena (Ibn Sina) en su libro “Liber Canonis Medicine”, obra traducida por el mismo Arnáu, menciona amplias descripciones sobre parasitismo intestinal y sus síntomas, según Cordero del Campillo. (3)

 

En el campo de la parasitología se habían descrito antes del siglo XVII, diversos helmintos, cabe señalar a lo largo de una dilatada época los trabajos sistemáticos de Redi (1684), Rudolphi y Dujorden (1844) quienes estudiando las técnicas abrieron el camino al estudio de los ciclos evolutivos. En la mayoría de estos estudios no se consideraba o se relacionaba a los microorganismos como causantes de enfermedades sino que eran estudiados en sí mismo, como entes particulares. (3)

 

J. L Shönlein en 1839, describió por primera vez el agente causal microscópico de una enfermedad, en este caso reconoció una forma de tiña que causante de una entidad infecciosa de la piel provocando una infección cutánea producida por hongos.

 

En la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX, se descubren y añaden a los ya conocidos importantes agentes de enfermedades parasitarias, nuevos tipos parasitarios, Lamb describe la Giardia en 1859 y Losh en 1875 la ameba causante de la disentería y en 1880 Laveran descubre los diferentes tipos de plasmodium involucrados en la aparición del paludismo. Durante este periodo se completa el estudio experimental de los complejos ciclos evolutivos de numerosos parásitos. La primera descripción de un ciclo evolutivo la realizan Thomas y Lenckort en 1982 al identificar el ciclo completo de la Fasciola Hepática. (4)

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) presta particular atención, desde hace años, a la lucha contra las infecciones intestinales de diferentes etiologías entre las que se incluyen las producidas por parásitos. Actualmente las autoridades sanitarias de todos los países del mundo, están de acuerdo en que las únicas medidas preventivas que se pueden adoptar son aquellas encaminadas a cortar el ciclo epidemiológico de los parásitos, y como la mayoría de las especies parásitas intestinales utilizan la vía fecal como vehículo de dispersión por la naturaleza, su persistencia en la población humana, demuestra un fallo en la infraestructura sanitaria ambiental o en los hábitos de la población. (4)

 

Los más recientes estimados señalan que más de 2.000 millones de personas, están afectadas por las helmintiasis a escala mundial, de los cuales 300 millones sufren de morbilidad severa asociada, y 155 mil muertes se reportan anualmente. Los estimados globales de prevalencia señalan que alrededor de 1.450 millones de personas en todo el mundo están infectadas por Áscaris lumbricoides, 1.050 millones por Trichuris trichiura y 1.300 millones por ancylostomídeos. Las infecciones por protozoos no se quedan a la zaga, estimándose que 480 millones de personas sufran de amebiasis. En los Estados Unidos de Norteamérica, la giardiasis es considerada como la responsable de no menos de 4.000 admisiones en hospitales cada año; mientras que otros la señalan como la infección intestinal por protozoos más frecuente en la población mundial. A partir de la epidemia del SIDA, comienzan a reconocerse los coccidios intestinales como importantes patógenos humanos, particularmente Cryptosporidium parvum, responsable de cuadros diarreicos tanto en pacientes inmunocompetentes como en los inmunocomprometidos por diferentes causas. (5)

 

En la reunión de la 54 asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrada en el año 2001, se urgió a los estados miembros para garantizar a través de todos los niveles de atención de salud, y en específico como parte integral de los sistemas de atención primaria de salud, el acceso a los fármacos esenciales contra las geohelmintiasis, tanto para el tratamiento de casos clínicos como para el de los grupos de alto riesgo como los escolares; la administración regular de quimioterapia para al menos el 75% de los escolares en riego de morbilidad antes del año 2010; y emprender esfuerzos comunitarios sostenibles para mejorar las condiciones sanitarias, el suministro de agua apta para el consumo humano, y la educación para la salud. (5)

 


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