Inhibidores de la neuraminidasa para la profilaxis y tratamiento de la nueva influenza A H1N1
Autor: Dr. Luis Caballero | Publicado:  14/09/2009 | Microbiologia y Parasitologia , Enfermedades Infecciosas , Medicina Preventiva y Salud Publica | |
Inhibidores de la neuraminidasa para la profilaxis y tratamiento de la nueva influenza A H1N1.4

A pesar de haber transcurrido más de setenta años del descubrimiento del virus de la influenza, aún persiste el debate sobre el modo de transmisión. Una reciente revisión de este tema concluye que naturalmente la influenza es transmitida a cortas distancias en personas más que a largas distancias, y ocurre principalmente a través de gotas y por el contacto. Previamente se conoce que la transmisión ocurre por gotas mayores o iguales de 5 um de diámetro, provenientes del tracto respiratorio de individuos infectados y generados al toser, estornudar, hablar o procedimientos de succión o broncoscopia. Estas gotas son propulsadas a través del aire, a una distancia menor de un metro y depositadas en la mucosa oral o nasal de un nuevo huésped o en el ambiente inmediato. Otro modo de transmisión es la aérea, que ocurre con la diseminación de microorganismos contenidos en el núcleo de gotas menores de 5 um de diámetro, producto de la evaporación de gotas más grandes y también por partículas de polvo que pueden contener células escamosas de la piel. (Brankston 2007)

 

Otros investigadores destacan la importancia de la transmisión de la influenza mediante aerosoles. Los aerosoles se definen como suspensiones en el aire o en un gas, de partículas sólidas o líquidas, suficientemente pequeñas y que pueden transportarse por el aire durante prolongados periodos de tiempo. Pacientes agudamente infectados con el virus A de la influenza, tienen altos títulos de virus en sus secreciones respiratorias, las cuales pueden ser aerosolizadas cuando el paciente tose o estornuda. (Tellier 2006)

 

La aplicación de medidas físicas para reducir la diseminación de virus respiratorios, sugieren que el uso de máscaras, puede reducir la transmisión de la influenza. (Jefferson 2008)

 

Resulta muy importante informar a la comunidad, que el virus de la nueva influenza A H1N1, llamado inicialmente como virus de la gripe porcina, no se transmite por el consumo de carne de cerdo o sus productos derivados, que han sido manipulados y cocinados de manera adecuada. Si se cocina la carne hasta que ésta alcance una temperatura interna de aproximadamente 71˚ C, se eliminan los virus de la influenza porcina, así como también otras bacterias y virus. (CDC Datos importantes sobre la influenza porcina 2009)

 

La influenza porcina no ha mostrado ser transmisible al hombre a través de la ingestión de carne de cerdo y otros productos derivados, manejados y cocinados apropiadamente. (WHO Swine influenza frequently asked questions 2009)

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La influenza A alcanza su pico de incidencia durante el invierno en regiones templadas. Se reportó recientemente que la humedad absoluta influye en la transmisión y en la supervivencia del virus más que la humedad relativa. (Shaman 2009)

 

Por razones no del todo conocidas, las epidemias de influenza típicamente ocurren durante los meses de invierno en las regiones templadas de los hemisferios norte y sur, mientras que en los trópicos la epidemia frecuentemente coincide con la época de lluvias.

 

El periodo de incubación de una enfermedad infecciosa es el tiempo entre la infección y la aparición de los síntomas. El periodo de incubación es clínicamente relevante en la administración de antivirales, muchos de los cuales son más efectivos cuando son dados antes o inmediatamente después del inicio de los síntomas. Una revisión halló en la literatura consultada, un rango de 1-4 días en el periodo de incubación de la influenza. Además estimaron una mediana del periodo de incubación de 1-4 días en la influenza A y de 0,6 días en la influenza B. (Lessler 2009)

 

Para la nueva influenza A H1N1, se considera un caso confirmado cuando una persona con enfermedad respiratoria aguda es confirmada de tener la infección por el virus A H1N1 en un laboratorio mediante una o más de las pruebas siguientes: método RT-PCR en tiempo real; cultivo viral. Se define enfermedad respiratoria aguda como la aparición reciente de al menos dos de los siguientes síntomas: rinorrea o congestión nasal, dolor de garganta, tos con o sin fiebre o febrícula. (CDC Directrices provisionales 2009)

 

Los diferentes tipos y subtipos de la influenza, tienen variados efectos en la morbilidad y mortalidad. Un estudio realizado para conocer en Estados Unidos, durante el periodo de los años 1979-2002, los casos de influenza estacional asociados a hospitalización, reveló una tasa mayor de hospitalización en las estaciones en que predominó el virus A H3N2, seguido por el tipo B y A H1N1. Un significativo número de hospitalizaciones ocurrieron en personas de avanzada edad, lo que obedece en parte al envejecimiento de la población durante las últimas dos décadas. La segunda más alta tasa de influenza asociada a hospitalización, se encontró en niños y jóvenes. En niños menores de 5 años la tasa de influenza asociada a hospitalización 113,9/100.000 personas, fue similar a la del grupo de individuos entre 50 y 64 años de edad: 111,3/100.000 personas. (Thompson 2004)

 

Un estudio realizado en Argentina, para conocer el efecto de la influenza en la mortalidad en el periodo 1992-2002, encontró que el exceso de mortalidad solo se detectó durante las estaciones en que predominó el subtipo A H3N2; aproximadamente 80-95% de los excesos de muerte por neumonía e influenza ocurrieron en personas mayores de 64 años. (Imaz 2006)

 

La implementación de escalas pronósticas PSI y CURB-65, desarrolladas para mejorar la práctica clínica en el manejo de pacientes con neumonía adquirida en la comunidad, no solo predicen mortalidad, también se correlacionan significativamente con la duración del tiempo de hospitalización, la decisión de ingreso, readmisión a los 30 días y la utilización de cuidados intensivos y/o la necesidad de ventilación mecánica. (Capelastegui 2007)

 

Existen dos tipos de productos médicos que deben ser usados para responder a una influenza pandémica: drogas antivirales que pueden ser empleadas para tratar los más serios casos y para prevenir la infección, y las vacunas para prevenir la enfermedad, tomando en cuenta que la disponibilidad de antivirales es limitada y que la producción de una nueva vacuna puede llegar a tardar hasta seis meses. (Institute of Medicine 2009)

 

El virus de la nueva influenza A H1N1 es susceptible a los inhibidores de la neuraminidasa: zanamivir y oseltamivir, pero es resistente a los antivirales del grupo adamantane: amantadina y rimantadina. (CDC Directrices provisionales 2009)

 

En la profilaxis de la influenza se han empleado diferentes medicamentos antivirales. Entre ellos se cuenta la amantadina y la rimantadina, que actúan sobre las proteínas M2 del virus influenza A, interfiriendo con la infección viral en etapas posteriores a la adsorción y penetración viral. (Balfour 1999) El espectro antiviral de estos compuestos está restringido solo a la influenza A, a diferencia de los inhibidores de la enzima neuraminidasa, oseltamivir y zanamivir, que actúan contra la influenza A y B.

 

Amantadina fue aprobada en 1966 para la profilaxis de la influenza A H2N2 en Estados Unidos y para la profilaxis y tratamiento de la influenza A en 1976; la rimantadina fue aprobada para el tratamiento y profilaxis de influenza A en 1993.

 

Zanamivir y oseltamivir fueron aprobados en 1999, para el tratamiento en pacientes sintomáticos por no más de dos días, no contemplándose inicialmente su uso para la prevención de la influenza, ni el tratamiento con zanamivir en niños menores de 12 años, ni el tratamiento con oseltamivir en menores de 18 años de edad. (Winquist 1999)

 

Zanamivir, un análogo del ácido siálico, anteriormente conocido como GG167, es comercializado como Relenza® y desarrollado por Glaxo Wellcome PLC (UK); oseltamivir anteriormente conocido como RO 64-0796 o como GS 4104, es comercializado como Tamiflu® y desarrollado por Gilead Sciences Inc (Foster City, CA, USA) y Hoffman La Roche Ltd (Basel, Switzerland).


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