El componente educativo en la prevencion y tratamiento de la Diabetes Mellitus
Autor: José Joaquín García Orrí | Publicado:  2/01/2010 | Endocrinologia y Nutricion , Medicina Preventiva y Salud Publica | |
El componente educativo en la prevencion y tratamiento de la Diabetes Mellitus .6

Identificación mediante rastreos oportunistas y autoanálisis de aquellas personas con alto riesgo a desarrollar dicha enfermedad. Las personas de alto riesgo se pueden identificar fácilmente mediante un sencillo cuestionario para evaluar factores de riesgo como la edad, el perímetro de cintura, los antecedentes familiares, el historial cardiovascular y el historial gestacional.

 

Realizar al menos 30 minutos de ejercicio al día, como caminar a paso ligero, nadar, montar en bicicleta o bailar. Caminar con regularidad durante al menos 30 minutos al día, por ejemplo, ha demostrado reducir el riesgo de diabetes tipo 2 en alrededor de un 35-40%.

 

Medir los niveles de glucosa en plasma acudiendo a un profesional sanitario para detectar si existe alteración de la glucosa en ayunas o alteración de la tolerancia a la glucosa, ya que cualquiera de ellas indicaría un aumento del riesgo de diabetes tipo 2.

 

La Federación Internacional de Diabetes (FID) recomienda como objetivo del El Día Mundial de la Diabetes promover una mayor concienciación sobre los factores de riesgo de diabetes y fomentará que se compartan las prácticas óptimas en la prevención de esta afección haciendo especial énfasis en la Educación Diabética o Diabetológica (ED). La campaña pedirá a las autoridades nacionales e internacionales implicadas con el manejo de la diabetes que hagan un llamado a los Estados Miembro de la ONU para que cumplan las promesas contenidas en la Resolución de la ONU sobre la diabetes y desarrollen políticas nacionales para su prevención, su tratamiento y su atención en línea con el desarrollo sostenible de sus sistemas sanitarios (8).

 

La Educación Para la Salud (EPS) enfocada en la “Educación Diabética o Diabetológica” (ED), ha estado dirigida durante mucho tiempo al suministro tácito (a pacientes y sus familiares) de información relacionada con este padecimiento, con la intención expresa de obtener cambios de conocimientos y conductuales que generen mayor interés por el control glucémico en los diabéticos y el apego de los mismos a estilos de vida más sanos. Las charlas grupales y las orientaciones generales y específicas han sido las principales formas metodológicas empleadas en el manejo de la Educación Diabética, y bien discretos han sido los resultados en la adherencia de los pacientes a sus tratamientos y a las orientaciones de autocontrol. Sin embargo nuevas tendencias se observan en la Educación Diabética que comienza a mostrar mejor concepción educativa en sus intervenciones y un mayor apego a una estructuración didáctica de su metodología (15).

 

La educación diabética (ED) es especialmente necesaria en los países en desarrollo. También es necesario el acceso a la educación en muchos países desarrollados porque no hay suficientes educadores ni centros para afrontar el creciente número de personas con diabetes. La mayoría de las personas con diabetes no tienen acceso a educación diabética debido a factores como el coste y la falta de servicios apropiados. Muchas otras podrían no conocer los servicios existentes o quizá no estén convencidas de los beneficios que puede aportar dicha educación. Podrían sentir, por ejemplo, que la interacción con su médico ya es suficiente para ofrecerles toda la educación que necesitan. El mejor modo de impartir educación diabética es a través de un equipo multidisciplinar. Aunque en algunos países ya existe la educación multidisciplinar, no es así en muchos otros, y su valor no está plenamente reconocido por parte de la profesión médica (11).

 

Las clases de educación sobre diabetes proporcionan información general útil, cada paciente debería recibir una educación a medida de sus necesidades concretas. El equipo que confecciona la evaluación sobre diabetes incluye un médico, un tutor de diabetes, una trabajadora social, una enfermera especializada y un especialista en dietética. A continuación se debe desarrollar un plan de tratamiento que responde a las necesidades físicas, emocionales, dietéticas y educacionales de cada persona. La educación individual es el pilar fundamental del proceso educativo. Es la más adecuada como primer acercamiento al paciente, en el momento del diagnóstico o en el primer contacto con el equipo de salud, y es también necesaria para la educación continuada durante toda la vida (16).

 

La educación individual tiene en la entrevista clínica y la atención longitudinal los instrumentos idóneos para conseguir una mayor eficiencia en el proceso de adquisición de conocimientos y modificación de actitudes y hábitos. Este proceso debe ser continuado en el tiempo y no contemplado como una actividad puntual, de aquí la importancia de establecer un plan educativo individualizado y de graduar en el tiempo los objetivos a alcanzar, reforzando periódicamente el entrenamiento conductal a través de la relación longitudinal entre los profesionales sanitarios y las personas con diabetes. El plan individualizado en el tratamiento y educación diabetológica favorece la “bidireccionalidad” en la relación educativa y la consecución de los objetivos (16).

 

El autocontrol de la diabetes ha demostrado mejorar el control glucémico de forma consistente (17) (18). Los hallazgos sobre otros resultados (peso, presión arterial, perfil lipídico, etc) han sido más variables.

 

El entrenamiento grupal para el autocuidado en personas con diabetes mellitus tipo 2 se ha mostrado muy eficaz para mejorar el control glucémico, el conocimiento sobre la diabetes, las habilidades de autocuidado, la reducción de la presión arterial, el peso y la necesidad de medicación para la diabetes a medio y a largo plazo. En el único ensayo que comparaba educación individual frente a la grupal, ésta última se mostró más eficaz. (19).

 

En un ensayo clínico no incluido en la revisión anterior y realizado en España (20). con 78 pacientes con diabetes mellitus tipo 2 de atención primaria, tanto las intervenciones educativas grupales como las individuales se mostraron eficaces para mejorar el control metabólico (con mejoras clínicamente relevantes), las cifras de presión arterial, los conocimientos sobre diabetes y el perfil lipídico al año. El ensayo tenía poca potencia estadística para detectar diferencias entre los dos grupos.

 

El establecimiento de comportamientos saludables, de hábitos de cuidados no sólo depende del "saber", de que esa persona sepa lo que es bueno y aconsejable para la salud; también dependen del "querer", de que esa persona decida adoptar determinados comportamientos de salud como resultado de su motivación asumir los mismos; y por último una vez que toma la decisión depende del "poder", de que tenga a su alcance los medios necesarios para realizar dicho comportamiento (16).

 

Dado que la comunicación es la base del proceso educativo, por ello han de tenerse en cuenta los siguientes puntos (21).

 

  • La comunicación es bidireccional, verbal y no verbal.
  • La valoración de los conocimientos, creencias, actitudes y capacidades del paciente debe ser el primer paso.
  • El contenido educativo debe adaptarse a la capacidad de aprendizaje del paciente, sin sobrepasar un máximo de tres conceptos diferentes por sesión.
  • El lenguaje debe ser claro y adaptado al paciente.
  • La sesión debe complementarse con material educativo de soporte.
  • Los contenidos deben ser progresivos en función de las necesidades del paciente, priorizando los aspectos más relevantes a modificar.

 

El objetivo de la educación de las personas con diabetes es mejorar el conocimiento y las habilidades, capacitándolas para asumir el control de la enfermedad e integrar el autocontrol de la enfermedad en la vida cotidiana (22).

 

Los objetivos específicos de la educación diabetológica son conseguir mejoras en las siguientes áreas (21) (22): Son control de factores de riesgo, incluidos glucemia, lípidos, presión arterial y tabaquismo, el manejo de complicaciones asociadas a la diabetes, los cuidados del pie diabético, la calidad de vida, el control glucémico, Involucrar al paciente en su propio cuidado y favorecer su autonomía (autocontrol), la promoción de hábitos saludables: dieta, control del peso y ejercicio físico, y la adherencia a la medicación.


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