Intervencion educativa en familias funcionales y en moderadamente funcionales con discapacitados pediatricos
Autor: Daniel Piñango Delgado | Publicado:  10/06/2010 | Pediatria y Neonatologia , Medicina Familiar y Atencion Primaria | |
Intervencion educativa familias funcionales con discapacitados pediatricos .9

Luego de la última sesión se aplico una encuesta de aceptación (Anexo 3), con el fin de conocer como había sido la receptividad de la intervención educativa en el grupo estudio; la puntuación se calculo otorgándole un valor de 1 hasta 5 puntos a cada interrogante siendo 1 el menor puntaje y 5 la mayor puntuación. Estos criterios de evaluación se tomaron del trabajo realizado por Nancy Caricote Lovera. Manual de técnicas para la estrategia de comunicación en salud. 21

Donde según la suma de sus totales se evaluó la actividad de la siguiente manera:

• Si el puntaje está entre 35 y 28, la actividad resultó muy apropiada.
• Si el puntaje está entre 27 y 20, la actividad resultó medianamente apropiada.
• Si el puntaje está entre 19 y 12, la actividad fue poco apropiada.
• Si el puntaje está por debajo de 11, la actividad no fue apropiada.

ETAPA DE EVALUACIÓN

Posterior a la actividad de intervención, se aplico la encuesta diseñada para la etapa de diagnostico, a la misma muestra, a los 3 meses después de culminada la última sesión, en la cual se recogieron los mismos aspectos reflejados en la etapa diagnóstica y para su valoración se consideraron los mismos parámetros evaluativos que en esta etapa, comparándose ambos momentos.

Marco Teórico Conceptual

La discapacidad que afecta a la población infantil constituye un problema de salud por su impacto sobre la calidad de vida del niño afectado, su repercusión sobre la familia, y los recursos que debe destinar la sociedad para su atención.

Para poder enfrentarlo se hace necesaria la integración de diversos factores, tanto del sistema de salud, como de la educación especial y de la comunidad. El manejo de este problema requiere de un conocimiento sistemático de su comportamiento, y la calidad de la atención que recibe el niño está directamente relacionada con el grado de información actualizada que sobre el tema tienen en particular el personal directamente vinculado con su atención (la familia y la comunidad).

La importancia actual que tiene el tema por el constante desarrollo de la sociedad, y la necesidad de reducir o incluso eliminar todo lo que de una forma u otra interfiera en el pleno desarrollo del niño, determina que en este campo se produzcan constantemente nuevos descubrimientos y se desarrollen nuevas tecnologías tanto para su prevención, como para su diagnóstico. Un aspecto bastante común y que en la mayoría de las ocasiones no se le da la debida atención, son las crisis familiares que se forman cuando uno de sus miembros sufre un una discapacidad.

Aquí la “familia” puede sufrir dos procesos fundamentales al presentarse una crisis sin el debido tratamiento: uno, que es el más beneficioso para el paciente, es que la familia se llegue a unir aún más por la situación que sufre uno de sus miembros; pero otro que es muy perjudicial para el miembro accidentado o con discapacidad es que su familia se desborone a raíz de la situación que se les presenta. Las dos situaciones son tan comunes, como reales, y es que cuando una persona sufre una discapacidad; se llega a creer erróneamente que el único que está sufriendo es el paciente y no es así; sus familiares también se encuentra en una situación bastante agobiante ya que la atención recae sobre la persona afectada, pero las familias muchas veces sufren igual o más que ellos mismos.

Una crisis se podría definir como un estado temporal de confusión emocional y desorganización mental después de un problema fuerte. Posee algunas características primordiales entre las cuales están baja habilidad ya sea individual o grupal a la hora de buscar alguna solución al problema en cuestión. Los problemas desencadenantes de una crisis pueden ser muchísimos. Sarason (1996) afirma que: la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo y la necesidad de cuidar de un padre que sufre de una enfermedad incurable, son ejemplos de crisis personales.

En muchas ocasiones es posible observar cómo una familia que se encuentra en un proceso de crisis a raíz de que su familiar sufre un accidente o discapacidad, actúa sin pensar ya que es un procedimiento característico en una situación tan estresante. Por esto, es posible que alguna persona sea un poco más impulsiva de lo normal. Para Sarason (1996), la impulsividad se demuestra: Al actuar cuando no le corresponde el turno, empezar una tarea sin que se le den instrucciones e interrumpir cuando hablan otras personas.

La impulsividad también se manifiesta en un comportamiento propenso a los accidentes o realizar actividades peligrosas sin pensar en las consecuencias

Algunas situaciones especiales como el ver a un familiar en una situación difícil, ya sea accidentado, convaleciente o imposibilitado, pueden generar algún tipo de comportamiento no muy bien visto por los demás, y es que en un momento de crisis la agresión algunas veces sin intención puede salir a flote. Coon (1999) afirma que: la agresión es cualquier respuesta realizada con la intención de dañar a una persona u objeto. Una manera de confrontar las crisis que tienen los seres humanos es la agresión y al no tener una herramienta más apropiada se recurre a ella, lo que en ciertas ocasiones puede generar más problemas de los que ya se poseen. Otro punto importante por recalcar es la frustración que se puede encontrar en una familia que está atravesando una situación de crisis.

En ciertas ocasiones los integrantes de la familia por el simple hecho de no molestar, no incomodar o no agravar más la situación se mantienen al margen y no intervienen en decisiones u opiniones de su pariente convaleciente. Esto es algo que puede generar una frustración increíble ya que todos son parte de la familia y como tales existen o deberían existir los mismos derechos y responsabilidades. Coon (1999) habla de dos tipos de frustraciones, las externas y las personales. Afirma que: las frustraciones externas se basan en condiciones existentes fuera del individuo que impiden el avance hacia una meta.

Este tipo de frustración se da cuando todos los factores externos influyen en que alguna meta no se realice, por ejemplo una persona quiere ir a visitar a su familiar al hospital pero se le descompuso el carro. Con respecto a la otra frustración, Coon (1999) afirma que: las frustraciones personales se basan es características personales, ya depende de nosotros que no se den. Por ejemplo, una persona que desea estudiar medicina pero se ve imposibilitado porque sus calificaciones no alcanzan el nivel adecuado.

Cuando una familia enfrenta una situación tan grave como lo es la discapacidad de uno de sus miembros, algo muy común es que se presente el estrés. Esto es una circunstancia ya bastante conocida por el hecho de que se puede dar en más de una situación. Coon (1999) afirma que: el estrés es la condición mental y física que ocurre en cualquier momento en que debamos ajustarnos o adaptarnos al ambiente. Se manifiesta en las personas de un momento a otro ya que depende de cómo perciba una situación determinada. Coon (1999) establece que: a final de cuentas el estrés depende de la manera en que se percibe una situación.

Esto es totalmente cierto pues nunca va a ser lo mismo una situación para mí que para otra persona, ya que nadie percibe las cosas por igual. Muchos se pasan la vida preguntándose ¿por qué a mí se me hace más difícil o al contrario, más fácil enfrentar una situación? Aquí es importante recalcar que la calidad y cantidad de afrontamiento ante los diferentes eventos que se puedan presentar o que se puedan manejar no depende solamente del valor que posea la persona sino también de otras cosas.

Para Sarason (1996), el afrontamiento es: Las personas que tienen un afrontamiento exitoso no solo saben cómo hacer las cosas, sino que también saben cómo enfrentar las situaciones para las cuales no tienen una respuesta preparada. Las capacidades para el afrontamiento que las personas posean para las experiencias de la vida (sus expectativas, temores, habilidades, deseos) tienen una influencia sobre la cantidad de estrés que sienten y como lo manejan.

Las familias que están atravesando una situación de crisis por el motivo que sea, se vuelven muy vulnerables ante cualquier situación que les pueda generar estrés. Esta vulnerabilidad se estará manifestando en cualquier momento y ante cualquier situación, por eso todos reaccionamos diferente y una vulnerabilidad baja nos puede afectar mucho y a nuestras familias. Para Sarason (1996) la vulnerabilidad es: Las personas difieren no solo en los sucesos de la vida que experimentan, sino también en la vulnerabilidad que tienen ante estos. La vulnerabilidad al estrés de una persona está influenciada por su temperamento, capacidad para el afrontamiento y el apoyo social con el que cuenta.


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