Comportamiento del sindrome coronario agudo en la terapia intensiva
Autor: Dr. Nguyen Castro Gutiérrez | Publicado:  27/10/2010 | Cardiologia , Cuidados Intensivos y Cuidados Criticos | |
Comportamiento del sindrome coronario agudo en la terapia intensiva .1

Comportamiento del Síndrome Coronario Agudo en la Terapia Intensiva del Centro de Diagnóstico Integral Libertad desde Enero del 2006 hasta Abril del 2007.

Dr. Nguyen Castro Gutiérrez. Especialista de 1er grado en Medicina Interna. Especialista de 2do grado en Medicina Intensiva y Emergencias. Profesor instructor de Medicina Interna.

Coautor: Dra. Surrianis Marrero Mesa. Especialista Medicina General Integral. Residente de Medicina Intensiva y Emergencias. Profesora instructora

Republica Bolivariana de Venezuela. Misión Médica Cubana. Barrio Adentro

Trabajo para optar por el título de Máster en Urgencias Médicas.

Venezuela 2007

RESUMEN:

Se realizó un estudio transversal descriptivo, con el objetivo de valorar el comportamiento del Síndrome Coronario Agudo (Angina Inestable e Infarto Agudo del Miocardio), en los pacientes con este diagnóstico ingresados en la sala de Terapia Intensiva del Centro de Diagnóstico Integral Libertad, municipio Ricaurte, estado Cojedes, desde Enero del 2006 hasta Abril del 2007. La muestra fue de 44 pacientes, lo cual coincidió con el total de enfermos que presentaron esta entidad. La historia clínica se convirtió en el registro primario de la investigación donde se encontraban reflejados los criterios clínicos, eléctricos y enzimáticos necesarios para el diagnóstico del Síndrome Coronario Agudo. Los resultados se expresaron en el texto y se trabajó con tablas de distribución de frecuencia, de contingencia y gráficos.

Predominaron los pacientes masculinos (59,1%) y los comprendidos entre 51 y 70 años de edad con un 68.2%, los factores de riesgo que más incidieron en estos enfermos fueron la Hipertensión Arterial (54.5%), Diabetes Mellitus (40.9%) y la Hipertrofia Ventricular Izquierda (36.4%).A su vez la Hipertensión Arterial y la Hipertrofia Ventricular Izquierda con el 50% cada una, fueron más frecuentes en los infartados, mientras que la Hipertensión Arterial (66.7%), la Diabetes Mellitus (33.3%) y la Hipercolesterolemia (33.3%) lo fueron en los anginosos. La Aspirina, los Nitritos y la Heparina se emplearon en el 100% de los anginosos, en el infarto agudo después de la Aspirina (87,5%), el Captopril (68,7%) fue el más utilizado, predominaron los complejos ventriculares prematuros (43,75%), el edema pulmonar (18,75%) y la taquicardia ventricular (12,5%) entre los vivos, mientras que el shock cardiogénico (100%) fue la complicación que se presentó en los fallecidos.

INTRODUCCIÓN:

El Síndrome coronario agudo y dentro de ello el Infarto agudo del miocardio es considerado una de las primeras causas de muerte en el mundo desarrollado a pesar de los avances tecnológicos, en EUA se ha observado una disminución progresiva de su incidencia del 40%, y esto se debe a una política de educación de la población en aspectos preventivos sobre los factores de riesgo coronario, más que a la disponibilidad de recursos técnicos. En los países en vías de desarrollo inciden otros factores primordiales como son la desnutrición, las enfermedades infectocontagiosas, la escasez de recursos técnicos y humanos, la disminución de la expectativa de vida y la poca confiabilidad de los registros estadísticos, se puede deducir entonces que en estos países existe un subregistro en lo que se refiere a Cardiopatía Isquémica, por lo tanto es un fenómeno subyacente y no ausente (1).

En todos los países que son suficientemente ricos para mantener un sistema de estadísticas vitales fiable, las enfermedades del aparato circulatorio son la principal causa de muerte, constituyendo del 25 al 45% de todas las muertes. La mayoría de estas muertes son de causa aterosclerótica. En particular, entre el 10 y el 30% de todas las muertes en el hombre y algo menos en la mujer son producidas por la cardiopatía isquémica. En España, unas 130.000 de las 350.000 muertes anuales son de causa directa cardiovascular, de las cuales más de 36.000 son debidas a la cardiopatía isquémica. Estas cifras absolutas aumentarán en los próximos años, simplemente debido al aumento de la población anciana. En términos relativos, la tasa bruta de mortalidad por cardiopatía isquémica en España en el año 1993 era 105 por 100.000 habitantes entre los hombres y 47 por 100.000 habitantes en las mujeres la mortalidad y la incidencia de cardiopatía isquémica aumentan con la edad de forma exponencial, especialmente en la mujer, de manera que aunque las tasas de mortalidad coronaria a los 40 años son 7 veces inferiores en la mujer que en el hombre, esta diferencia se reduce a 2 a los 70 años. Si bien la cardiopatía isquémica es poco frecuente, aunque no inexistente, en la mujer joven y de edad media, es un problema de salud importante en la mujer de edad avanzada (1,2).

Aunque la creencia generalizada es que ésta es una enfermedad del ejecutivo varón, la realidad es que se trata de una enfermedad que afecta sobre todo a los grupos sociales menos favorecidos. Así, por ejemplo, en el Reino Unido se ha podido demostrar una inversión del gradiente social de la enfermedad durante la segunda mitad del siglo XX. La mortalidad por cardiopatía isquémica varía geográficamente de forma considerable. Estas variaciones tienden a reflejar el nivel de industrialización de los países, pero hay excepciones notables como Japón y Francia. En España, la mortalidad coronaria es ligeramente superior a la francesa y es la segunda más baja de toda Europa, siguiendo el patrón de otros países mediterráneos. En Latinoamérica, aunque los datos son menos fiables, el patrón de frecuencia tiende a ser el de los países mediterráneos, excepto en Cuba donde la mortalidad es superior.

Estos datos concuerdan con los estudios longitudinales realizados en EE. UU., según los cuales los emigrantes hispánicos, especialmente centroamericanos, muestran por ahora una menor incidencia y mortalidad que otros grupos étnicos de origen caucásico, a pesar de tener una mayor prevalencia de diabetes. Por otro lado, los estudios anatomopatológicos internacionales basados en autopsias realizados en los años sesenta y otros más recientes, muestran una distribución geográfica del grado y gravedad de las lesiones aterosclerosas similar a la distribución geográfica mostrada por la mortalidad según las estadísticas vitales. Las variaciones en la mortalidad coronaria se explican en parte, aunque no totalmente, por las variaciones concomitantes de la prevalencia y distribución de los factores de riesgo clásicos. En la mayoría de países existen además variaciones regionales en la frecuencia de enfermedad coronaria. En España, la mortalidad por esta enfermedad es significativamente más alta en las regiones del sur y en las insulares (1,2,3).

En el último tercio del siglo XX, se produjeron cambios notables en la distribución mundial de la mortalidad por cardiopatía isquémica. Ésta ha disminuido a un ritmo medio de un 2 por 100 anual en la mayoría de países anglosajones, escandinavos y otros países del ámbito de la OCDE, mientras que ha aumentado a un ritmo parecido o incluso superior en los países del centro y el este de Europa, de manera que actualmente presentan las mayores tasas de mortalidad coronaria, con un impacto negativo considerable en la expectativa de vida de estos países. En España, la mortalidad por cardiopatía isquémica aumentó de forma moderada entre los años sesenta y setenta, pero se ha mantenido estable desde entonces, con una cierta tendencia no significativa a la disminución en los últimos cinco años (2,4).

Los estudios epidemiológicos de base poblacional han confirmado que la incidencia de infarto agudo de miocardio bien definido tiene una distribución geográfica similar al mostrado por las estadísticas de mortalidad. Estos estudios muestran para España una tasa anual de ataque de infarto de miocardio de 287 por 100.000 habitantes a finales de los años ochenta, la cual contrasta con una tasa de 862 por 100.000 en Escocia. La incidencia de infarto es siempre superior en el varón. La letalidad del infarto agudo de miocardio a los 28 días de la aparición de los primeros síntomas oscila entre el 38 y el 60% según el país. En España se sitúa alrededor del 40%. El 35% de todos los infartos letales, lo son dentro de la primera hora de aparición de los síntomas, y el 55% muere dentro de las primeras 24 horas. A pesar de tener una menor incidencia de infarto agudo, la letalidad por el mismo es casi siempre mayor en las mujeres, especialmente en los países de menor incidencia, por causas aún no bien determinadas.


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