Conocimientos, creencias y actitud sobre menopausia en mujeres de 47 a 60 años de edad
Autor: Dra. Leidy Calderon | Publicado:  28/10/2011 | Ginecologia y Obstetricia , Articulos | |
Conocimientos, creencias y actitud sobre menopausia en mujeres de 47 a 60 años de edad .6

Sueño: Alrededor de la mediana edad algunas mujeres empiezan a tener problemas para lograr una buena noche de sueño tranquilo. Tal vez no pueda dormirse fácilmente, o se despierta muy temprano. Los sudores nocturnos la pueden despertar. Es posible que le cueste dormirse nuevamente si se despierta durante la noche.

Sexo: Es posible que la mujer note que sus sentimientos acerca del sexo están cambiando; tal vez muestra menos interés al sexo, ó tal vez se sienta liberada o más sexy después de la menopausia. Existe una disminución del interés y de la frecuencia coital, así como una relación menos satisfactoria y que conduce menos frecuentemente al orgasmo; es decir, describe alteraciones tanto en la fase del deseo sexual, como en la excitación o en el orgasmo en mujeres climatéricas, y que estas pueden ser debido a cambios anatómicos y en la salud física propios de este periodo. Sin embargo, a la vez que un descenso mayoritario de la actividad sexual, un porcentaje menor de estas pacientes, mantienen una sexualidad satisfactoria y relativamente frecuente (14).

Conocimiento sobre la menopausia

La menopausia, se define como “cese permanente de la menstruación durante doce meses consecutivos en una mujer mayor de 40 años de edad; la ocurrencia de la menopausia antes de esa edad, se conoce como menopausia precoz” (15). La edad promedio de la menopausia varía entre los 47 y 52 años, reportándose en Venezuela 48,7 años para el cese espontáneo de la menstruación y 43,3 años para la menopausia quirúrgica. Es oportuno mencionar que la expectativa de vida actual de la mujer venezolana es 73,1 años, por lo que aproximadamente un tercio de su vida transcurre después de cesar la función menstrual. Sobre este particular, las proyecciones de población señalan que en el año 2035, la población femenina nacional superará los veinte y nueve millones, con algo más de 6.800.000 mujeres de 45 años o más; para entonces, una de cada tres mujeres será climatérica o posmenopáusica(15).

Tomando en cuenta lo antes expuesto, el enfoque médico de estos grupos etarios ha llevado en los países desarrollados a la aplicación de tratamientos, hormonales o no, tanto para los síntomas climatéricos, como para intentar la prevención de enfermedades como la osteoporosis. En ese sentido, la terapia hormonal ha demostrado tener capacidad para revertir la sintomatología neurovegetativa, la atrofia genital y la desmineralización ósea. Sin embargo, estos beneficios se contraponen a efectos no deseados como el aumento de riesgo cardiovascular y de cáncer mamario reportados en el uso de esta terapia (16). De esta forma, el climaterio resulta propicio para la consulta médica, para la evaluación diagnóstica de cierto tipo de enfermedades y la reorientación de hábitos de vida.

De la misma manera, la comprensión del climaterio como proceso fisiológico, ha permitido describir las diferentes etapas que componen su historia natural, pudiendo en consecuencia advertirse la aplicación de los tres niveles de prevención que existen en medicina preventiva, pues hacer prevención es lo importante y especialmente primaria. Por ello hay que hacer promoción de la salud de la mujer y protección específica de la salud, a través de información y educación sanitaria, evaluaciones clínicas periódicas, alimentación adecuada, ejercicios físicos e incremento de la vida intelectual, social y familiar. Por consiguiente, resulta necesario saber el nivel de conocimientos y la actitud que tienen sobre el climaterio, mujeres entre 40 y 50 años de edad (16).

Ahora bien el estudio del conocimiento y la actitud de la mujer frente al climaterio, no es un tema abundante entre las investigaciones realizadas sobre esta etapa de ellas. Pareciera que los temas educativos y de medicina preventiva despiertan menor interés que aquellos relacionados con fisiopatología, métodos diagnósticos y terapéuticos. La literatura menciona a la terapia hormonal, el ejercicio, la nutrición adecuada y el suplemento de calcio como las bases sobre las cuales debe descansar el manejo de la mujer en el climaterio, pero es la educación el verdadero pilar que debe sostener dicho manejo (16).

Es por ello, que se debe indagar qué saben las mujeres sobre el climaterio y la menopausia, y cuál es su actitud al respecto, es básico para programar una atención eficiente, pues siendo para ellas el final de una etapa y el inicio de otra, dicho cambio produce de una u otra forma una crisis con un grado de dificultad individual para adaptarse a la nueva situación y que se relaciona con el marco de vivencias y referencias de cada mujer. A este respecto hay que considerar que el conocimiento es “el conjunto de razonamientos ideados para explicar provisionalmente un determinado orden de fenómenos, pudiendo ser empírico o científico"(18). Es de hacer notar que al tener un mejor nivel de conocimientos mostraran una actitud más positiva en la menopausia (18).

Desde la reflexión de la investigadora se considera Las actitudes, como lo señalado por Sierra (17) "son disposiciones permanentes de ánimo, producto de un conjunto de convicciones y sentimientos que condicionan la expresión y acción". El dominio de las actitudes comprende por tanto tres aspectos: el aspecto ideológico, producto de lo aprendido; el aspecto sentimental, referido al tipo de emoción que nos produce la situación a enfrentar, alegría o tristeza, felicidad o temor y el tercer aspecto es el reactivo, el que nos impulsa a pensar y actuar en consecuencia.

Consecuencias de la menopausia

La disminución de estrógenos se manifiesta en diferentes y múltiples sistemas en la mujer. El sistema en el que más manifestaciones subjetivas se presentan es el vascular con la aparición de síntomas vasomotores consistentes en la presencia de fogajes y signos de enrojecimiento en cara, cuello y sudoración. El hipoestrogenismo también afecta los sistemas cardiovascular y óseo cuyos efectos son lo que más han estimulado el estudio del problema, por su incidencia en la morbimortalidad de la mujer menopáusica y en los altos costos que genera(18).

A nivel de la piel los niveles bajos de estrógenos tienen efecto en la pérdida de elasticidad, con tendencia a la aparición de arrugas y sequedad. La irritación de las mucosas vesical y vaginal produce síntomas urinarios como nicturia, polaquiuria y dispareunia. La disminución de la libido, la dispareunia y el insomnio, a su vez, son causa de trastornos psicológicos y de comportamiento, como depresión, angustia, irritabilidad, y pérdida de la autoestima, que no son causados de manera directa por la deficiencia estrogénica.

Los estrógenos tienen efecto sobre los lípidos independientemente del tipo de compuesto y de la vía de administración. Por lo tanto la deficiencia estrogénica tiene una importante incidencia sobre los niveles plasmáticos de los lípidos y consecuentemente una estrecha relación con la enfermedad ateromatosa vascular. Los estrógenos aumentan los lípidos de alta densidad o protectores (HDL), y especialmente la variedad HDL2, por acción de una lipasa hepática y conversión a partir de lípidos precursores. También inducen aumento de triglicéridos.

Más sin embargo, contrariamente, disminuyen los lípidos de baja densidad (LDL) y la apoproteína B y la lipoproteína (a). Los efectos anteriores sobre los lípidos circulantes se manifiestan como un efecto protector sobre la incidencia de enfermedad cardiovascular (ECV) incluyendo el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular (ACV). Además los estrógenos tienen, independientemente de su acción sobre los lípidos efecto sobre el endotelio vascular. La liberación de óxido nítrico, una de las sustancias relajantes vasculares más potentes, es estimulada por la hormona.

A través de este mecanismo se postula la benéfica incidencia sobre la presión arterial y las arterias coronarias, al incrementar el flujo sanguíneo a nivel cardíaco muscular. También actúa a nivel cerebral donde hay receptores para estrógenos además de los existentes en la piel, hígado y hueso. El efecto de los estrógenos en el hueso y en la incidencia de osteoporosis y fracturas, se ha puesto de manifiesto por algunas consideraciones epidemiológicas (17).

CAPÍTULO III

MARCO METODOLÓGICO

El marco metodológico es el apartado del trabajo que dará el giro a la investigación, es donde se expone la manera como se va a realizar el estudio, los pasos para realizarlo, su método. La metodología del proyecto incluye el tipo o tipos de investigación, las técnicas y procedimientos que serán utilizados para llevar a cabo la indagación. Es el "cómo" se realizará el estudio para responder al problema planteado.

Diseño y Tipo de investigación

Esta investigación está fundamentada en un diseño no experimental de campo, con una visión cuantitativa, apoyada en un estudio transaccional con un nivel de profundidad descriptivo. (19).

Población y Muestra

La población es el conjunto total de individuos susceptibles de poseer la información buscada, en este caso está referida exclusivamente a personas. Ahora bien, una vez que se ha definido la unidad de análisis, se procede a delimitar la población que va a ser estudiada y sobre la cual se pretende generalizar los resultados. Así, una población es el conjunto de todos los casos que concuerdan con una serie de especificaciones (19). En este estudio, la población son setecientas (700) pacientes en fase menopáusica que fueron atendidas en la Consulta de Ginecología del Hospital Carabaño Tosta.

En relación a la muestra, ésta se obtiene con la intención de inferir propiedades del total de la población, para lo cual deben ser representativa de la misma; entonces, la muestra es considerada como un subgrupo de la población; para seleccionar la muestra se delimitaron las características de la población, para cumplir esta particularidad, para la inclusión de sujetos en la muestra se debe seguir una técnica de muestreo. En este caso en particular se utilizó un muestreo aleatorio simple para proceder a seleccionar un total de ciento veintinueve (129) mujeres para una representatividad del 18%, con la finalidad de obtener la fiabilidad de la investigación.


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