Estado nutricional de la poblacion menor de 5 años
Autor: Dr. Arturo Oduardo Medel | Publicado:  29/11/2011 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Pediatria y Neonatologia , Endocrinologia y Nutricion , Articulos | |
Estado nutricional de la poblacion menor de 5 años .7

Índice de Masa Corporal/edad (IMC)= Peso (Kg) / Talla (cm)2

Hay que señalar que existen niños constitucionalmente delgados y constitucionalmente pesados como consecuencia de las características físicas heredadas de sus padres, los que pueden encontrarse en estas categorías de bajo peso o de peso elevado sin que esto tenga ninguna significación anormal.

Como ya señalamos, en los casos en que el peso presente valores inferiores o superiores al de los percentiles extremos de las curvas de peso para la talla o del Índice de Masa Corporal/edad (IMC), se considerará altamente probable la existencia de desnutrición u obesidad, aunque siempre deberá tenerse en cuenta que la utilización aislada del peso no es totalmente satisfactoria para esta evaluación ya que está constituido por diferentes componentes y éstos pueden contribuir aisladamente, de manera diferente, al peso total del sujeto. Por ejemplo, no todos los individuos con sobrepeso tienen un exceso de grasa; en ocasiones esto es debido al desarrollo muscular u óseo; de ahí que en esos casos siempre será recomendable, cuando sea posible, evaluar la composición corporal del sujeto.

Talla para la edad: Se consideran como “normales o “típicos” aquellos que se encuentren entre los percentiles 3 y 97, con “baja talla” a los que se ubiquen por debajo del percentil 3 y con “talla elevada” a aquellos por encima del percentil 97. En caso de utilizar puntuaciones Z para la evaluación de un niño se usarán los valores de  2 como límites de la normalidad; este último procedimiento resulta más sensible para la detección temprana de desviaciones del ritmo de crecimiento por lo que serán empleados en las evaluaciones periódicas transversales del estado de salud de la población infantil.

Las puntuaciones Z expresan la distancia, en términos de desviaciones estándar, en que se encuentra un individuo, o un grupo poblacional, respecto a la media de referencia. Su valor se calcula obteniendo la diferencia entre la medición del niño o la media del grupo poblacional que se esté analizando y la media de la población de referencia, dividiendo posteriormente esta diferencia entre la desviación estándar de la norma de referencia a la edad correspondiente; esto es:

Z = (Valor observado – Valor de la media de referencia) / Desviación estándar de la referencia

El uso de puntuaciones Z presenta un conjunto de ventajas respecto a los percentiles. A nivel individual, en el seguimiento longitudinal de un niño, evidencia variaciones que pueden pasar inadvertidas con el uso de los percentiles. Por ejemplo, un niño de tres años que mide 89,5 cm se encuentra ubicado entre los percentiles 10 y 25 de talla para la edad, si al cumplir cuatro años mide 95,0 cm tendrá una ubicación similar, es decir, se encontrará entre los percentiles 10 y 25 de este índice; no obstante, si calculamos los puntajes Z en cada una de las dos ocasiones encontraremos que:

A los tres años: Z= (89,5 – 93.0) / 4,2 = -0,8

A los cuatro años: Z= (95,0 – 100,5) / 4,7 = -1,2

Es decir, hubo una variación en sentido negativo de 0,4 puntajes Z (casi media desviación estándar) que no sería detectada con el uso de los valores percentilares de la talla para la edad, sobre todo si no se estuvieran plateando esos valores en una gráfica.

Este tipo de valoración puede ser particularmente útil cuando estamos siguiendo evolutivamente el crecimiento de un niño que es portador de alguna enfermedad crónica, en el que queremos evaluar, a partir de los efectos que ejerce ésta en su crecimiento, cómo está evolucionando dicha entidad; también, para conocer con precisión los efectos de un determinado proceder terapéutico o cuando se desea comparar el crecimiento de diferentes grupos de individuos que se encuentran sometidos a condiciones de vida, alimentación o tratamientos diferentes, en cuyo caso, puede calcularse el promedio y la desviación estándar de un grupo de puntuaciones Z.

Si la distribución de los valores de referencia es normal (en forma de campana o gaussiana), los percentiles y las puntuaciones Z se relacionan mediante una transformación matemática. Las comúnmente usadas puntuaciones Z de –3, -2 y –1 son, respectivamente, los percentiles 0,13, 2,28 y 15,8. Del mismo modo, los percentiles 1, 3 y 10 corresponden, respectivamente, a las puntuaciones Z de –2,33, -1,88 y –1,29. Se puede notar que el percentil 3 y la puntuación Z de –2 están muy próximos y que el 10 se encuentra relativamente cerca de –1 por lo que existe una cierta correspondencia entre los límites de la normalidad que habitualmente se utilizan en uno y otro sistema.

Aunque éstas son maneras prácticas para interpretar si la talla de un niño es adecuada o no para su edad, es importante tener en cuenta que el valor que un sujeto alcanza está supeditado a la estatura de sus progenitores por lo que siempre es importante relacionar la talla del niño con la de sus padres; es de esperar que si éstos son de baja estatura el niño también lo será y viceversa.

Para ello se ha propuesto un método sencillo y práctico que es útil fundamentalmente después de los dos años y hasta el inicio de la adolescencia; este método consiste en ubicar la estatura de los padres en el extremo final de la curva de talla del sexo del niño, es decir, a los 19 años (después de esta edad el crecimiento es nulo en la mujer y muy pequeño en el hombre). A continuación, se corrige la estatura de uno de los progenitores en dependencia del sexo del hijo: si éste fuera varón, se sumará 12 a la estatura de la madre, y si fuera hembra, se restará 12 a la estatura del padre; esta cifra es el valor de la diferencia entre las estaturas adultas de hombres y mujeres en nuestra población.

De esta forma, se constituirá una especie de canal limitado por los percentiles en que se ubiquen las estaturas de ambos padres; en estos límites deberá estar situada la estatura del niño con relación a su edad cronológica. En ocasiones y probablemente debido a que se han desarrollado en mejores condiciones socioeconómicas que sus padres, se encontrarán niños ubicados en una posición superior a la esperada sin que esto tenga ninguna significación patológica; por otra parte, aquellos en una posición inferior deberán ser motivo de estudio para descartar alteraciones de la salud del niño aún cuando se encuentren dentro de los límites de la “normalidad”.

Estas relaciones entre la talla de los niños y la de sus padres comienzan a evidenciarse después de los dos primeros años de la vida; antes de eso la talla está intensamente influenciada por el ambiente materno en que se desarrolló el niño durante el embarazo. Por estas razones, es común observar que los lactantes pequeños ascienden en el gráfico de percentiles en la búsqueda del percentil medio de sus padres mientras que en el caso de los recién nacidos grandes, con padres de baja estatura, frecuentemente se produce una desaceleración de su crecimiento y descienden de percentiles hasta alcanzar un nuevo canal entre el año o el año y medio.

Otro aspecto importante al evaluar esta dimensión se relaciona con la corrección de la edad del niño en el caso de los lactantes con antecedentes de prematuridad. En ellos se puede evitar el exceso de diagnóstico de retraso del crecimiento restando las semanas de premadurez a la edad postnatal del niño, considerándose que esto debe efectuarse hasta los tres años de edad.

Para los adolescentes, las variaciones normales del momento en que se produce el estirón de crecimiento también pueden conducir a diagnósticos erróneos de anomalías del crecimiento.

Circunferencia cefálica para la edad: Se ubicará el valor registrado en las curvas de circunferencia cefálica según la edad de los niños y se considerarán como normales o típicos aquellos que se encuentren entre los percentiles 3 y 97. Aquellos niños por debajo del percentil 3 o por encima del 97 deberán ser observados periódicamente hasta precisar si las mediciones repetidas mantienen o no un ritmo estable y normal de crecimiento. Si se utilizan puntajes Z para evaluar el crecimiento de esta dimensión se utilizarán los valores de ±2 D.E. como límites de la normalidad, como es usual en las medidas que, como la circunferencia cefálica, tienen una distribución normal.

En el caso de los lactantes prematuros deberá corregirse la edad cronológica del niño restando las semanas de premadurez al evaluar esta dimensión. Esto deberá realizarse durante los primeros 18 meses de la vida.

Análisis integral del crecimiento y desarrollo del niño y del adolescente: Una vez evaluados cada uno de los indicadores habitualmente usados para conocer si el crecimiento y desarrollo de un niño o adolescente son adecuados, resulta necesario integrar esta información para reunirla posteriormente con la proporcionada por los antecedentes patológicos personales y familiares, los hábitos dietéticos del niño, los patrones familiares de crecimiento, las condiciones psicosociales y económicas de la familia y, por supuesto, un examen físico riguroso para, de este modo, lograr un diagnóstico adecuado del estado de salud y nutrición del niño.

Recordar siempre los aspectos siguientes:

• El peso para la edad es extremadamente útil en los menores de un año para vigilar los progresos del lactante, valorar la adecuación de la ingesta de leche materna o los sucedáneos de ésta, para estimar la edad apropiada de introducción de alimentos complementarios o para evaluar la idoneidad de la dieta de destete y la respuesta al asesoramiento sobre mejores prácticas de alimentación. Una curva ascendente de este indicador en esta etapa de la vida es sinónimo de buena salud, una curva plana o descendente debe alertarnos de posibles dificultades; por lo fácil que puede resultar para la madre comprender su utilidad en la vigilancia del progreso del niño siempre deberá ser utilizado el gráfico correspondiente del Carné de Salud del niño para su obtención, usándose como una expresión objetiva de los avances del niño en el momento de dar orientaciones a las madres.


Revista Electronica de PortalesMedicos.com
INICIO - NOVEDADES - ÚLTIMO NÚMERO - ESPECIALIDADES - INFORMACIÓN AUTORES
© PortalesMedicos, S.L.
PortadaAcerca deAviso LegalPolítica de PrivacidadCookiesPublicidadContactar