Perspectivas axiologicas en la nutricion de la gestante durante el I y II trimestre de embarazo en la consulta prenatal
Autor: Lic. Ana Cogollo | Publicado:  31/01/2012 | Ginecologia y Obstetricia , Enfermeria , Articulos | |
Perspectivas axiologicas nutricion gestante durante primer y segundo trimestre de embarazo .6

En lo que respecta al Yodo. Sus requerimientos no están especialmente elevados con respecto a la mujer no embarazada, sin embargo, es imprescindible para el correcto funcionamiento de las hormonas tiroideas que intervienen en el crecimiento del feto, el desarrollo de su cerebro y en la regulación de otras funciones metabólicas como el mantenimiento de la temperatura corporal. Por tanto, el déficit de yodo conduce a un daño fetal de tal magnitud que el neonato presentará minusvalía física e intelectual.

Este mineral se encuentra en pescados y mariscos y en vegetales según el tipo de suelo, el uso de ciertos fertilizantes y el procesado de los alimentos. En caso necesario de aumentar la dosis, generalmente basta con emplear sal yodada en la cocina en lugar de sal común.

Ahora bien, por abordar este trabajo, el cuidado de la embarazada debo citar lo expresado por Jiménez, Y. (2011), cuando menciona en su trabajo de grado que “un embarazo saludable y un parto seguro son dos pilares fundamentales para la salud materno-fetal” (p.3). En concordancia con la autora creo que el cuidado prenatal constituye el camino de elección para la enfermera/enfermero, porque abarca tanto el aspecto físico como el emocional es decir, un cuidado integral como lo exigen las políticas de salud del Estado venezolano, que persigue disminuir las muertes maternas, un flagelo que azota a los países en vías de desarrollo como el nuestro.

Es allí donde radica la necesidad de la educación que la enfermera y enfermero proporcione a la gestante durante su embarazo. Si se presta atención a la problemática estudiada desde el punto de vista legal, es necesario mencionar la Ley de Ejercicio Profesional de la Enfermería (2005), en su artículo 2, el cual señala:

El ejercicio profesional se entiende como cualquier actividad, que propenda a: 1. El cuidado de la salud del individuo, familia, y comunidad, tomando en cuenta la promoción de la salud y calidad de vida, la prevención de la enfermedad y la participación en su tratamiento, incluyendo la rehabilitación de la persona independientemente de la etapa de crecimiento y desarrollo en que se encuentre, debiendo mantener al máximo, el bienestar físico, mental, social, y espiritual del ser humano” (P.1).

Este artículo, describe en forma clara la responsabilidad que tiene la enfermera y enfermero de promocionar la salud de la embarazada y su hijo(a) razón por la cual es relevante mantener una atmósfera de asistencia enfocada en el cuidado ya que se reconoce a la embarazada como persona sujeto a la dignidad y derechos acorde a su naturaleza, ayudándola a cursar un embarazo armónico, educándole sobre estilos de vida saludables que favorezcan su salud y la de su hijo(a) durante este proceso.

Debido a ello, cito a Morse (1990), en sus perspectivas epistemológicas del cuidar, donde hace ver que para conservar la vida “cuidar” es la esencia de la Enfermería. Morse indica que el cuidar como dimensión humana es innato, un modo de ser del humano; es parte de su naturaleza, todos tienen diferentes grados de habilidad para cuidarse, el conocimiento y habilidades aprendidas profesionalizan el cuidar siendo los atributos del cuidar profesional: la compasión, competencia, confianza y el compromiso con la persona a cuidar. En concordancia con el autor, considero que el cuidar, es una relación interpersonal que incorporan sentimientos y comportamientos, además incluye aspectos como mostrar preocupación o interés y educación en salud.

Ganancia de peso materno durante la gestación

De acuerdo a lo expresado por Santana (2003) tiene como objetivo evaluar el estado nutricional durante la gestación para: identificar a las gestantes con déficit nutricional o sobrepeso al inicio de la gestación. Expresa el autor que en esta etapa del ciclo vital de la mujer se aprecia un acelerado crecimiento y desarrollo de tejidos maternos y fetales, responsables ambos de una ganancia de peso cuyos componentes pueden ser divididos en dos partes: la que se atribuye al producto de la concepción (feto, placenta y líquido amniótico) y la que responde a la expansión de los tejidos de la futura madre (aumentan el útero, mamas, volumen sanguíneo, líquido extracelular, reservas de grasa; y especialmente, material nutritivo para afrontar la lactancia).

Por lo que se debe fomentar una alimentación materna que responda a los requerimientos de la grávida, lo que se traducirá en el nacimiento de neonatos con pesos idóneos, más vigorosos y con menos morbilidad y mortalidad perinatal. En este particular, puedo señalar que el crecimiento y desarrollo satisfactorio del nuevo ser en el claustro materno dependen, en buena medida, de una contribución uniforme de nutrientes de la madre al futuro bebé. En consecuencia, un aporte deficiente en el ingreso dietético, la absorción inadecuada de nutrientes a partir del intestino, el metabolismo anormal de proteínas, lípidos, carbohidratos y micronutrientes en el organismo de la grávida, la insuficiencia en la circulación placentaria, así como una utilización anormal de los productos nutritivos por el feto pueden ocasionar un notable deterioro en el desarrollo de este último.

En este sentido, no caben dudas que las necesidades calóricas durante la preñez están ligeramente aumentadas, pero, en realidad no lo están tanto como inicialmente se había creído; pues, si se incrementa el metabolismo fetal; estos requerimientos no necesariamente esta en relación con la vida sedentaria que generalmente suelen hacer las embarazadas aunque esto compensa en parte el exceso general de las demandas.

Dentro del contexto, la mensuración del peso con regularidad es la única medición corporal válida para determinar su progresión durante el embarazo. Una ganancia de peso dentro de los parámetros recomendados, para una edad gestacional determinada, es un excelente indicador clínico de un ingreso calórico satisfactorio, si bien se ha planteado que el mejor momento para evaluar el estado nutricional de la madre es el posparto, período en el que a fin de garantizar las reservas suficientes para la producción de leche, la puérpera debe ostentar un sobrepeso de 2 a 3 kilogramos en relación con el que exhibía antes del embarazo (Silva y Colb, 2005. p. 9).

A este respecto, para identificar la magnitud de la ganancia de peso es preciso el conocimiento previo de los valores considerados como normales para la población atendida (tablas nacionales de peso para la talla), lo que permitirá monitorear el grado de adecuación nutricional madre-hijo en el curso de la asistencia prenatal, mediante la comparación con las mensuraciones obtenidas en diferentes etapas del embarazo (Fescina, 1998., 56-58). Más sin embargo, debido a que la mayoría de las veces el conocimiento exacto del peso habitual, previo a la gestación, resulta nada fácil y teniendo en cuenta que su aumento es mínimo en las semanas iniciales, el peso corporal tomado en la primera consulta prenatal es considerado como pregestacional.

En referencia a lo anterior, y, a pesar de que este estudio se realiza bajo el enfoque cualitativo-fenomenológico, creo necesario para saber la relación peso/edad gestacional de las embarazadas abordadas en la investigación que es acertado utilizar las tabla mencionada por Hitten y Leich, citado por Gil, (2009), donde recomendó que la ganancia de peso en la embarazada debía ser las siguientes:

Semanas de embarazo kilogramos/semana

- De 0 a 10…………..………… 0,065
- De 10 a 20…………………… 0,335
- De 20 a 30…………………… 0,450
- De 30 a 40…………………… 0,335

Igualmente, Fescina estudió la ganancia correspondiente a cada tercio de la gestación, y al igual que Hitten y Leich comprobó que la tasa de incremento semanal es superior durante el segundo trimestre, atribuible a una mayor velocidad de este aumento entre las semanas 18 y 25 (aproximadamente 400 gramos cada 7 días). Aunque se acepta que durante el embarazo es necesario incrementar el aporte de energía y de nutrientes, parece que son específicamente las mujeres delgadas (aquellas que al inicio del embarazo se encuentran por debajo del percentil 10, es decir, que tengan un peso para la talla inferior al valor del grado II del peso bajo) las que deben ser consideradas con riesgo nutricional, y por lo tanto hace imperioso incrementar en ellas el aporte de alimentos para que su delgadez no repercuta negativamente sobre el peso del recién nacido

Fase III

Búsqueda de la esencia y la estructura

Perspectiva epistémica

Las respuestas que el hombre exige están relacionadas con el conocimiento que viene a ser el cauce por el cual circula todo el proceso y acto de conocimiento, permitiendo el surgimiento de los paradigmas; desde esta perspectiva, un paradigma de investigación “es una concepción objeto del estudio de la ciencia, de los problemas a estudiar, de la naturaleza de sus métodos y la forma de explicar y comprender los resultados de la investigación realizada (Pérez, 2002).

Por consiguiente, el estudio se desarrolló bajo el paradigma postpositivista dado que implica un sistema filosófico y científico que considera que las actividades de la filosofía y la ciencia deben efectuarse en el marco del análisis de los hechos reales verificados por la experiencia (Celis, 2003). El enfoque que orienta el estudio es el cualitativo, que es “interpretativo, holístico, naturalista, humanista, etnográfico, se basa en la credibilidad y transferibilidad”, por lo que interpretó la información aportada por las informantes, percibiéndolas dentro de su propio marco de referencia experimentando la realidad tal como ellas viven.


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