Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia
Autor: Lic. Ángela M. Menéndez González | Publicado:  13/02/2012 | Ginecologia y Obstetricia , Pediatria y Neonatologia , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .3

Hasta el presente la anticoncepción a todas las edades y específicamente en los adolescentes se ha enfrentado como un problema de la mujer. (25) Son múltiples las investigaciones realizadas en torno al embarazo en la adolescencia tanto en nuestra área como en el país, sin embargo en pocas de ellas se aborda el tema de la responsabilidad y anticoncepción en el varón, tomando en consideración que en la pareja los dos son responsables.

El embarazo adolescente tiene orígenes multicausales y por ello requiere múltiples soluciones. Las causas de la maternidad en esta etapa están ampliamente determinadas por el contexto social, psicológico y cultural en el cual las madres jóvenes se desarrollan, no obstante hay dos hechos que son determinantes al analizar las causas del embarazo en adolescentes:

1. El inicio, cada vez más precoz de las relaciones sexuales.
2. No utilización de método anticonceptivo eficaz.

En el mundo moderno, el embarazo en la adolescencia, con sus otros dos fenómenos asociados: el embarazo no planificado/no deseado y el aborto inducido, plantean grandes obstáculos para el futuro de la juventud.

Los adolescentes crecen en una cultura donde los compañeros, la televisión, el cine y la música transmiten mensajes manifiestos a propósito de las relaciones sexuales que son muy comunes y aceptados (25). Actualmente, la edad media aproximativa de la primera relación coital es de 16 años para los chicos y 17 años para las chicas.

En América Latina y el Caribe, donde el embarazo en la adolescencia es frecuente, en unos países más que en otros, la población comprendida entre los 10 y los 24 años está teniendo relaciones sexuales, a menudo, sin protección, lo cual los coloca en riesgo de embarazos no deseados, abortos e infecciones de transmisión sexual (ITS), incluyendo el VIH. De acuerdo con los datos del Grupo de Epidemiología y Salud Pública de Cali, se reporta que el promedio de edad de inicio de las relaciones sexuales es en varones de 13,4 años y en hembras 14,8, comportamiento que viene dado por las modificaciones en los estilos de vida que constituyen un fenómeno universal, con tendencia a un aumento cada vez mayor para ambos sexos. Las encuestas demográficas y de salud de las mujeres en Centro y Sudamérica, señalan que altos porcentajes de adolescentes en México, El Salvador y Brasil tuvieron sus primeras relaciones sexuales antes de los 15 años. (26, 27).

Este resulta ser un dato bastante constante en nuestro medio, no encontrando grandes diferencias según el ámbito geográfico de la juventud cubana, indicador que se comportó de forma similar a algunos estudios que revelan un elevado porcentaje en las edades de 10 a 14 años; reflejando el inicio de sus relaciones sexuales coitales entre los 15 y 16 años, para las mujeres; los estudios han demostrado que la edad de la primera relación sexual es significativamente más baja para los varones que entre las hembras, según han informado diferentes autores.(28).

Se ha demostrado relación entre el comienzo de las relaciones sexuales y la edad de maduración sexual. Con el adelanto de la menarquía que se está produciendo, se han adelantado las relaciones sexuales.

Es importante definir las diferencias entre el coito y la relación sexual. El coito es una fase dentro del proceso de la relación sexual, que puede incluso estar ausente o cumplirse en parte, sin que afecte la totalidad de la relación humana en el campo de la sexualidad. La relación sexual es un conjunto armónico de factores, de los cuales forma parte el coito, y tiene características de historicidad, voluptuosidad, trascendencia, lenguaje y respuesta paradojal. En diferentes etapas de la vida, como suele verse en la niñez, en la senectud muy avanzada, o inclusive en la propia etapa de vida sexual activa, cuando no se tiene pareja, está siempre presente la sexualidad, no así las relaciones coitales.

En la adolescencia, la sexualidad irrumpe con mayor intensidad, y está comprobado que el inicio de las relaciones coitales ocurre entre los 12 y 13 años para ambos sexos, aunque es más temprano en las muchachas. Investigadores cubanos plantean el inicio de estas relaciones entre 12 y 17 años, mientras que autores de otros países informan edades que oscilan entre los 15 y los 18 años. (26, 27, 28)

El modelo familiar que se transmite de padres a hijos puede ser otro factor ha considerar, se ha demostrado que las hijas de madres adolescentes tienen el doble de posibilidades de ser, ellas mismas, madres adolescentes.

Además del modelo familiar, la comunicación que se establezca entre padres e hijos es otro de los factores determinantes del inicio precoz de las relaciones sexuales y de un eventual embarazo; la adecuada comunicación con la madre estaba inversamente relacionada con el embarazo.

Las malas o bajas condiciones socioeconómicas, así como la ignorancia y la pobreza, constituyen factores causales muy importantes, tanto del embarazo adolescente como del inicio precoz de las relaciones sexuales. Por ello se observa cómo la fecundidad adolescente no se distribuye de forma homogénea entre los diferentes estratos sociales, apreciándose zonas de elevada prevalencia dentro de una misma área geográfica, lo cual no es el caso de Cuba. (28)

Otro de los factores ambientales asociados al inicio precoz de las relaciones sexuales ha sido la falta de escolarización de los jóvenes, hecho que afortunadamente ya no sucede en nuestro país, pero que constituye una dramática realidad en otras latitudes. En Brasil, por ejemplo, de las jóvenes adolescentes embarazadas que se acogieron a un Programa Comunitario de control, un 46% de ellas habían abandonado la escuela bastante tiempo antes del embarazo. Un estudio realizado en Cuba en adolescentes que acudieron al servicio de anticoncepción de emergencia describió como resultado que más de la mitad de las adolescentes tratadas habían concluido estudios secundarios y una cuarta parte estudios preuniversitarios o técnicos, llamando la atención que la gran mayoría estudiaba en el momento de utilización de la ACE y un porcentaje muy bajo no estudiaba ni trabajaba. (26, 29).

Otra de las cuestiones que se ha relacionado, de manera casi constante, con el inicio de la relaciones sexuales ha sido el ámbito o medio de hábitat de los jóvenes, habiéndose postulado que en el medio rural se inicia antes la actividad coital que en el medio urbano y, como consecuencia, se observan tasas más elevadas de embarazo adolescente.

Cuanto más joven es la mujer menos relaciones sin protección necesita para quedar embarazada, por lo que es fácil concluir que la no utilización de método anticonceptivo alguno supone el factor causal más importante para el embarazo adolescente. Por todo ello, la anticoncepción ha devenido necesidad de salud en los adolescentes, y los médicos que se encargan de atender a este grupo deben estar familiarizados con las diversas medidas contraceptivas y lo adecuadas que estas pueden ser para las personas de este grupo de edad. El profesional de salud debe estar preparado también para participar en su educación sexual y ofrecer consejos, o enviar a los adolescentes al lugar adecuado donde puedan recibirlos, cuando estos presenten problemas sexuales.(30).

Para muchos, el verdadero problema del embarazo adolescente radica en que esta población no utiliza medidas anticonceptivas por falta de educación sexual, por desconocimiento de los métodos disponibles, por ignorancia en cuanto al peligro del embarazo.

Las primeras relaciones sexuales son espontáneas, no planeadas, lo que dificulta la utilización de algún método anticonceptivo, al mismo tiempo que parece haberse observado una débil motivación, por parte de los jóvenes, para su uso. Así como la menarquía y el inicio de las relaciones sexuales se han adelantado, no parece ocurrir lo mismo con la madurez psicológica de los jóvenes, muchas veces poco conscientes del riesgo que asumen. Este inicio sexual temprano está asociado al hecho de que los adolescentes llegan a ser fértiles aproximadamente 6 ó 7 años antes de ser maduros emocionalmente. En otras ocasiones la no utilización de método anticonceptivo no obedece a la falta de previsión sino, más bien, a la asunción de comportamientos de riesgo, propios de esta edad.

La falta de previsión ante las primeras relaciones sexuales está más ligada con la percepción, que los jóvenes tienen sobre su propia sexualidad, y así aquellas jóvenes que se consideran a sí mismas incapaces de ser sexualmente activas tienen mayor riesgo de embarazo que las que asumen esta posibilidad y, por ello, toman precauciones. La falta de una adecuada educación e información sexual explica, en la mayoría de las ocasiones, la alta incidencia de gestación adolescente. (31,32, 33).

Dentro de los factores ambientales que pueden influir en la baja tasa de utilización de anticoncepción no es desdeñable ese 31% de jóvenes adolescentes que, en algunas sociedades, se embarazan premeditadamente como resultado de una fantasía, de un comportamiento cultural o, lo que es más grave, como una huida hacia delante de una situación familiar y económica calamitosa. (26).

En ocasiones, la anticoncepción es rechazada por el adolescente, en realidad, en este rechazo son determinantes las características psicológicas propias de esta edad: (34, 35)

• Atención centrada en el presente, por lo que no tienden a planificar por adelantado o prevenir las consecuencias de sus acciones a largo plazo.
• Desarrollo emocional incompleto y escasa percepción del riesgo, en el tema que nos ocupa específicamente, de quedar embarazada y de los grandes problemas que pueden presentarse cuando sucede a esta edad.
• Escasas habilidades de comunicación interpersonal, lo que impide, en gran medida, llegar a acuerdos con su pareja, en relación con lo que sería más conveniente para ambos, en cuanto a la planificación de embarazos y uso de anticoncepción.
• Fuerte necesidad de buscar y afirmar la propia identidad, diferenciándose de los padres y otras figuras de autoridad. La relación formal de pareja que incluye las relaciones sexuales −“ya me debo a mi pareja y no a mi familia”− y el embarazo, pueden ser maneras de alcanzar la independencia deseada.
• Pertenencia a un grupo, con expectativas y creencias religiosas y culturales propias y comunes a sus integrantes, que ejerce influencia y presión sobre el adolescente. La opinión de este grupo es la más importante y mejor valorada, y puede, en ocasiones, no ser la más adecuada en relación con las cuestiones de salud reproductiva.


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