Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia
Autor: Lic. Ángela M. Menéndez González | Publicado:  13/02/2012 | Ginecologia y Obstetricia , Pediatria y Neonatologia , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Conocimiento sobre la prevencion del embarazo en la adolescencia .6

Desde 1999 y por aproximadamente cinco años en Cuba se ha comenzado a experimentar con este método, la experiencia cubana puso de manifiesto que predominaron las adolescentes con edades entre 15 y 17 años, seguidas por las que estaban entre 18 y 19, se presentaron trece casos entre 13 y 14 años. (65).

Métodos de protección doble: contra embarazo e infecciones de transmisión sexual (ITS)

El término “doble seguridad” es una adaptación informal del término double dutch, acuñado en Holanda, y que realmente quiere decir doble holandés. Conceptualmente hace referencia al doble uso de métodos anticonceptivos (preservativo para el varón y píldora anticonceptiva para la mujer) como doble protección frente a la transmisión de una infección de transmisión sexual (ITS), por un lado, y de un embarazo no deseado, por otro. (46). Esta es una estrategia con un doble enfoque preventivo válida a estas edades, dado el hecho del alto riesgo de contraer una ITS que corren los adolescentes y jóvenes. Pueden combinarse, por ejemplo, la píldora o los inyectables con el condón. Otras combinaciones también son válidas. (38, 46).

Entre los adolescentes se observa la reproducción de conductas tradicionales machistas en el proceso de la planificación familiar, que sigue siendo entre jóvenes un problema de la mujer. El condón se usa más entre jóvenes y adolescentes para prever las infecciones de transmisión sexual que para controlar la fecundidad. Su efecto positivo es que se logra una prevalencia baja del VIH/SIDA entre jóvenes de quince a veinticuatro años. Sigue siendo la vía principal de transmisión la relación sexual entre hombres. Y es de esperar que la campaña que se ha hecho a favor del uso del condón y su distribución, hayan coadyuvado al incremento del uso de condones. (5, 6, 33,41).

Después de un aborto, es imperativo que la adolescente comience a usar la anticoncepción cuanto antes. Si este fue hecho en el primer trimestre, puede comenzar a usar cualquier método anticonceptivo inmediatamente después del proceder, considerando el día de la evacuación uterina como si fuera el primer día de la menstruación. Si, por el contrario, este fue practicado en el segundo trimestre, puede usar la mayoría de los métodos inmediatamente, pero debe esperar 6 semanas para comenzar a utilizar el diafragma o el capuchón cervical, y entre 4 y 6 semanas para poderse insertar un DIU, a menos que este sea insertado de inmediato después del aborto y no haya infección. (38).

La anticoncepción en la adolescencia debe reunir una serie de requisitos por las circunstancias y características especiales de la vida, en general, a esta edad: (34, 36).

• Tener en cuenta el grado de maduración biológica y no interferir con el desarrollo y el crecimiento.
• Reversibilidad, salvo en casos excepcionales.
• Adecuada a su actividad sexual, valorando su tipo y frecuencia, y la existencia de compañero no monógamo o cambios frecuentes de pareja.
• De fácil realización.

Cuando se tienen en cuenta la edad y el número de partos de las jóvenes, casi todos los anticonceptivos modernos pueden usarse sin restricción. No existen casos en los que, basándose solo en la edad de la joven, no pueda recomendarse un método determinado o que un método entrañe un riesgo inaceptable. (38).

En ausencia de un método anticonceptivo ideal, es muy importante poner a disposición del adolescente la gama más amplia posible de métodos anticonceptivos, analizando detalladamente cada uno de ellos, en relación con las variables biológicas, psicoafectivas y socioeconómicas, y los valores del entorno en que se desenvuelven. Por tanto, la edad, la situación familiar, el entorno social, el nivel educacional, las características de la actividad sexual y el grado de maduración psicológica, deben ser evaluados sistemáticamente, e individualizar la indicación anticonceptiva para tratar siempre que el adolescente se sienta partícipe de la elección.

Así, la anticoncepción para cada uno de los adolescentes y sus parejas, generalmente es el resultado de afrontar pequeños retos impuestos por las condiciones de cada uno de ellos y de estas parejas. Es importante, en consecuencia, adaptar a los adolescentes la asesoría en anticoncepción de acuerdo con su desarrollo cognitivo, conocimiento del riesgo de un embarazo a esta edad, actitudes y aptitudes para enfrentarse a ese riesgo, y opciones que prioriza por encima de las demás, de acuerdo con su contexto particular. Sin embargo, es importante trascender más allá de la retórica en el interaccionar mismo del profesional de la salud con los adolescentes, y se impone, como necesidad, un “exquisito” actuar médico, si se quiere lograr disminuir la morbi-mortalidad asociada al embarazo y las infecciones de transmisión sexual (ITS), cuando se presentan a estas edades.

En conclusión, nuestro criterio es que aún con todos los posibles riesgos en cuanto a aumento del número de adolescentes con actividad sexual y de la promiscuidad, y más aún si desarrollamos una correcta educación sexual, los riesgos de la anticoncepción son aún mucho menores que los que acarrea, tanto desde el punto de vista médico como social, el embarazo en la adolescencia. Se ha evidenciado que el embarazo a cualquiera edad de la adolescencia lleva a una serie de situaciones que pueden atentar tanto contra la salud de la madre como la de su hijo, y constituyen un problema de salud que no debe ser considerado solamente en términos del presente, sino del futuro, por las complicaciones que pueden desencadenar.

Por lo tanto, debemos enfrentar el reto de asumir la anticoncepción en este grupo poblacional como una política en la que la educación sexual es un pilar fundamental, debiendo profundizarse también en el conocimiento del arsenal anticonceptivo a nuestro alcance, así como sus ventajas y desventajas de acuerdo con las características del adolescente.

El seguimiento que las adolescentes reciben durante su embarazo, por evaluarse como un grupo de riesgo, hace posible que no siempre este grupo aporte los mayores índices de bajo peso al nacer y que se logre una calidad a su salud biológica, no siempre alcanzada en lo social y psicológico debido a la secuela de abandono escolar y su impacto posterior en un empleo con baja remuneración, en el caso de las que buscan empleo y no desean ser amas de casa. En los últimos años se viene implementando en Cuba un programa de nivelación de la enseñanza para los que la han abandonado; con éste las mujeres adolescentes encuentran una vía para rectificar esa situación de dependencia al marido o al Estado, que se crea cuando necesitan para vivir de la Seguridad Social. (66).

La actividad sexual precoz y sin protección no causa, en general, morbilidad y mortalidad durante el período de la adolescencia; sus efectos y costos se evidencian más tarde en la vida y puede tener importantes repercusiones en el desarrollo biológico, social y psicológico de la joven generación. Por eso este problema constituye una preocupación de primer orden para los profesionales de la salud y se impone abordarlo a partir de un marco conceptual actualizado, sobre el desarrollo humano integral y la promoción de salud.

Por todo esto, las adolescentes son un sector de la población que tiene un riesgo reproductivo elevado, y si está asociado un embarazo, el riesgo es superior; pudiendo desarrollar enfermedad hipertensiva, anemia, bajo peso al nacer, parto pretérmino y nutrición insuficiente. Dada esta situación, la atención a la adolescente embarazada, futura madre, debe ser vital para garantizar el desarrollo del proceso madre-hijo, un cuidado y crianza adecuadas que evite consecuencias particularmente peligrosas, tanto para ella como para su descendencia. Todo esto nos motivó a estudiar en nuestra institución a la madre adolescente.

En Cuba el 13% de los nacimientos ocurren en madres adolescentes, hallándose entre las naciones con índice elevado de nacimientos en este grupo de edad. (4). El 80% de ellas tiene riesgo de tener hijos con peso menor de 2 500 g, y 1,6 veces mayor que para las que tienen más de 18 años, las tasas de fecundidad adolescente, que inciden en el indicador del bajo peso al nacer. En la década del ochenta las adolescentes llegaron a ocupar en el país el segundo lugar en la estructura etérea de mujeres en edad fértil, después del grupo de veinte a veinticuatro años. En 2002 se encuentran en la cuarta posición y muestran una tasa de 49,1 menor que la del censo de 1953 de 58,9. En 2004 la tasa continúa su descenso a 44,8 y se mantiene la posición. El grupo que más aporta a la fecundidad, se halla en la etapa tardía de dieciocho y diecinueve años. Se sabe también que la relación aborto-fecundidad entre adolescentes favorece al primero, y que con frecuencia en ese grupo de edad se usa el aborto como método de anticoncepción. No obstante, en algunas regiones del país se pueden observar ligeros incrementos en la tasa de fecundidad adolescente que constituyen preocupaciones para quienes ejecutan el PAMI y tratan de lograr mejorar los indicadores de salud reproductiva en sus localidades. Esa preocupación afloró durante la visita de los evaluadores a los hogares maternos. Las estadísticas visibilizan un ligero incremento de la maternidad adolescente en Guantánamo, que tenía una tasa de 59 en 2002 y se eleva a 62,7 en 2003, frente a una estabilidad de esas tasas en las provincias de Granma y Santiago de Cuba.

Prevención del embarazo adolescente

Prevención primaria

Supone la base de la prevención y procura actuar sobre los factores de riesgo que favorecen u originan la aparición del problema. Una vez analizadas las causas del embarazo adolescente, y conscientes de que hay factores difíciles de modificar (estado socioeconómico), proponemos una actuación dirigida a implementar los programas de educación sexual y mejorar la accesibilidad de los jóvenes a los métodos anticonceptivos.

Programas de Educación Sexual

Los padres, primeros responsables en materia educativa, delegan con demasiada frecuencia su responsabilidad en terceras personas haciendo dejación de su derecho y deber de educar, en materia de sexualidad, a sus hijos. La consecuencia de este hecho es que hasta el 57% de los padres no hablan de temas de sexualidad con sus hijos y que hasta el 50% de éstos obtienen información sobre esta materia de sus amigos o medios de comunicación. La sociedad, en su conjunto, puede tener derecho a preservar unos valores éticos y culturales que le han sido transmitidos y considere que no debe facilitar información a los jóvenes, creyendo que los adolescentes no deben tener relaciones sexuales y, por ello, no necesitan información o bien que la información pueda suponer un aliento a mantener relaciones sexuales.


Revista Electronica de PortalesMedicos.com
INICIO - NOVEDADES - ÚLTIMO NÚMERO - ESPECIALIDADES - INFORMACIÓN AUTORES
© PortalesMedicos, S.L.
PortadaAcerca deAviso LegalPolítica de PrivacidadCookiesPublicidadContactar