Diagnóstico
El diagnóstico de la rubéola se basa en la determinación serológica de IgG que se recomienda en la primera visita del embarazo. El diagnóstico de primoinfección se realiza por la presencia de anticuerpos (IgG e IgM). Otras pruebas son hemaglutinación y ELISA (con una sensibilidad y especificidad del 95-99%).
El diagnóstico fetal se realiza por la detección de IgM por biopsia corial, amniocentesis o cordocentesis. Una determinación + de IgM fetal después de la semana 19 debe interpretarse como infección, pero antes de la semana 21 pueden existir falsos negativos porque el feto no es aún inmunitariamente competente.
Tratamiento
No hay ninguno eficaz, y no se recomienda el uso profiláctico de gamma-globulina tras la exposición. La vacuna está contraindicada durante el embarazo. La única medida preventiva es vacunar a toda mujer no inmune susceptible de embarazo y demorar éste tres meses después de la vacunación.
Citomegalovirus
Es la infección intrauterina más frecuente (1-2% de los embarazos, aunque sólo afecta clínicamente a un 10% de recién nacidos). Está producida por un virus muy extendido en la población, poco patógeno en adultos, pero en el feto puede producir hidrocefalia, microcefalia, hepatoesplenomegalia y bajo peso. Además produce ictericia, anemia, púrpura y a veces muerte por neumonía. La afectación fetal se produce por vía transplacentaria y en el parto a través de las secreciones vaginales.
Diagnóstico
El diagnóstico materno se centra en la detección de anticuerpos IgG e IgM, los IgM tienen su punto máximo a los 3 meses y descienden en los 2 años siguientes. Los IgG persisten toda la vida y ayudan a saber si la infección es o no reciente. El diagnóstico fetal es a través de aislamiento del virus en el líquido amniótico, y el diagnóstico del recién nacido es por el aislamiento del virus en orina. Si se produce una seroconversión, las consecuencias clínicas, dependen de la época del embarazo en la que se centra el problema.
Herpes simple
Esta infección no constituye un problema de gran relevancia su prevalencia es escasa (1/7500). Sin embargo un 50% nacidos por vía vaginal de madres con infección primaria, pueden infectarse. Si la infección es recurrente desciende al 5%. La seroprevalencia en Madrid es de 97%. La enfermedad está causada en el 90% de los casos por el herpes tipo II, se transmite vía sexual y es prácticamente incurable. El cuadro clínico en el adulto consiste en vesículas que pueden ulcerarse, prurito e hiperestesia en el área genital.
La base del diagnóstico se basa en el aislamiento viral en vulva y cérvix. Las posibles complicaciones obstétricas son: abortos, bajo peso y prematuridad. El herpes neonatal tiene una prevalencia de 1/2500-10000 recién nacidos. La infección neonatal está limitada a piel, ojos y boca, es la más común y ocurre en un 40% de los casos, encefalitis (35%). Otras manifestaciones: neumonitis, ictericia y coagulopatías, la mortalidad es de 60-90% en los casos graves.
Conducta obstétrica
Debe evitarse la colocación de electrodos y la realización de microtomas, y hay que procurar el parto por cesárea para evitar la infección por el canal vaginal.
Diagnóstico fetal
Cultivo viral de muestras recientes de la garganta, nariz o los ojos del recién nacido. Si es positivo se inicia el tratamiento con aciclovir a dosis de 5 mg/kg 3 veces al día .
Salvo raras excepciones, está permitida la lactancia materna.
2. OTRAS VIRIASIS
Varicela
Su incidencia es de 1/7000 embarazos. El agente causal es un virus DNA, que en el adulto pude ocasionar complicaciones respiratorias y encefalitis. Tiene un periodo de incubación de 21 días. La característica clínica de la enfermedad son unas vesículas típicas que se distribuyen por todo el cuerpo, además el diagnóstico se ayuda de la determinación de anticuerpos IgG e IgM. Las gestantes presentan riesgo de padecer una grave neumonía (mortalidad hasta del 10%).
Posibles complicaciones
Aumenta la incidencia de abortos y malformaciones congénitas (sobre todo en el primer trimestre). Se han descrito recién nacidos con retraso en el crecimiento, lesiones cicatriciales en la piel, atrofia cortical y de las extremidades, problemas retinianos y cataratas.
Tratamiento
Aplicación de 5-10 ml de g-globulina en dosis única intramuscular a la gestante en los 4 días siguientes al contagio. Su eficacia es dudosa pero se debe realizar si la paciente no está inmunizada. El pronóstico es muy grave para el recién nacido, si la infección materna aparece en las dos últimas semanas del embarazo (mortalidad del 30% 3 días antes del parto).
Infección por parvovirus (parvovirosis)
La frecuencia de aparición es muy baja. El cuadro materno se caracteriza por: exantema, prurito, vómitos, cefaleas, artralgias, fiebre y síntomas de carácter respiratorio; y la afección fetal por: ascitis, edema generalizado e insulina cardiaca. Si la infección materna se produce durante el primer trimestre, da lugar a malformaciones congénitas y a aborto. En el segundo y tercer trimestre, desarrollan un cuadro de hidrops fetal con o sin muerte fetal.
Diagnóstico
Materno: serologías de anticuerpos (IgG e IgM). Fetal: hallazgos en ecografía de cardiomegalia, ascitis y edema generalizado. Sangre obtenida por funiculocentesis. La determinación de anticuerpos específicos, anemia y trombocitopenia son definitivos. La prevalencia serológica de anticuerpos (IgG) positivos para parvovirus en las gestantes en España es 12,7%. La infección fetal se produce vía transplacentaria durante la fase de viremia que sigue a la infección respiratoria. El riesgo de transmisión al feto es de 6-12%. La anemia y miocarditis son los dos factores relacionados con el desarrollo de hidrops fetal. Además en el hígado disminuye la síntesis proteica y aumenta la hipertensión portal, y en los capilares aumenta la permeabilidad y la presión hidrostática. Además hay aplasia de hematíes y hemólisis grave.
Tratamiento
No existe se recomiendan medidas profilácticas (evitar el contacto con niños infectados).