Contenido de yodo en leche humana y en leche de vaca: ¿una rica fuente mineral?
Autor: Dr. Luis Caballero | Publicado:  4/08/2008 | Pediatria y Neonatologia , Endocrinologia y Nutricion | |
Contenido de yodo en leche humana y en leche de vaca. Rica fuente mineral.1

Contenido de yodo en leche humana y en leche de vaca: ¿una rica fuente mineral?

 

Iodine content in human milk and cows´ milk: a rich mineral source?

 

Dr. Luis A. Caballero. Instituto Nacional de Nutrición. División de Salud Pública. Programa Nacional de Micronutrientes

 

Resumen

 

El yodo dietario es esencial para la síntesis de hormona tiroidea, normal crecimiento y desarrollo mental, reproducción y supervivencia. Deficiencia de yodo es ampliamente reconocida, por ser la más importante causa de retardo mental prevenible en niños. En la preñez y/o lactación, los requerimientos de yodo son altos, aumentando el riesgo de inadecuada ingesta. Leche de vaca y sus productos son muy buenas fuentes de yodo. Provisión de suplementos con múltiples micronutrientes incluyendo yodo, es aconsejable para la mayoría de las embarazadas y mujeres lactantes en países en desarrollo como industrializados. Los minerales requeridos por todas las vacas lecheras, se hallan en cantidades inadecuadas en la mayoría de los alimentos, para una alta producción de leche. Contenido de yodo en raciones es un factor asociado con la concentración sanguínea de T3 y T4 en el ganado. La mayoría de los estudios reportan diferencias regionales y estacionales en el contenido de yodo en leche de vaca (CYLV). En Latinoamérica poco se conoce del contenido de yodo en leche humana (CYLH) y en leche de vaca.

 

Palabras clave: Yodo, leche humana, leche de vaca, mineral, suplementación

 

Abstract

 

Dietary iodine is essential for thyroid hormone synthesis, normal growth, mental development, reproduction, and survival. Iodine deficiency is widely recognized as the leading and most readily presentable cause of mental impairment in children. In pregnancy and/or lactation, the requirements for iodine are higher, increasing the risk of inadequate intake. Cows, milk and dairy products are very good sources of iodine. Provision of multiple micronutrient supplements with iodine may be advisable for the majority of pregnant and lactating women in developing countries and industrialized countries. Mineral are required by all dairy cows, and the amounts found in most feeds normally are inadequate for high milk production. Iodine content of rations is a factor associated with the blood concentration of T4 and T3 in cattle. Several of the studies report seasonal and regional differences in cows, milk iodine content. In Latin America little is known about iodine content in humans, milk and cows, milk.

 

Key words: Iodine, humans, milk, cows, milk, mineral, supplementation

 

Breves antecedentes:

 

Profundos cambios en la dieta y estilos de vida se han producido desde la aparición de la agricultura y la cría de animales. La Revolución Industrial permitió el desarrollo en el procesamiento de alimentos, con sus múltiples combinaciones tanto cuantitativas como cualitativas. El hombre al igual que los demás mamíferos, había consumido la leche de su propia especie por un corto periodo posterior al nacimiento. El aprovechamiento de la leche de otros mamíferos, se hizo posible luego de la domesticación de ovejas hace unos 11000 años y de cabras y vacas hace unos 10000 años, lo que coloca la llegada de los productos lácteos en una época relativamente reciente en la escala de la evolución. Actualmente en los Estados Unidos la carne vacuna, el pan con levadura, carne de aves, queso y leche contribuyen en gran cuantía en el aporte de energía, grasa y proteínas. (Cordain 2005)

 

Importancia de la lactancia en la nutrición humana:

 

La Academia Americana de Pediatría ha recomendado el amamantamiento exclusivo durante los primeros 6 meses de vida y su continuación por 6 meses más, como una práctica de nutrición óptima. Existen múltiples razones para esta recomendación. Primero, la leche materna es el óptimo nutriente para infantes a término y pretérmino con respecto a la composición de proteína, grasa y carbohidratos. Segundo, las propiedades antiinfecciosas de la leche humana reducen la incidencia de cuadros agudos, así como diarrea infecciosa, enterocolitis necrotizante, otitis media, infecciones respiratorias bajas e infecciones urinarias en infantes. Tercero, se ha sugerido que la incidencia de enfermedades mediadas por un componente inmune, como diabetes mellitus, enfermedad de Crohn, eczema, asma y gastroenteritis alérgica, es baja entre los bebés que reciben lactancia materna. Cuarto, ventajas sicológicas y cognitivas se han observado en niños amamantados, al compararlos con niños alimentados con fórmulas infantiles. (Hall 2000)

 

Micronutrientes y lactancia:

 

El volumen y composición de la leche humana cambia progresivamente durante la lactancia y es influenciada por factores nutricionales maternos. La evidencia indica que la demanda del niño es el mayor determinante de la cantidad de leche transferida al lactante. Los lípidos son los más variables constituyentes en la leche humana. Los minerales traza no son muy afectados por la dieta materna, con las notables excepciones del yodo y el selenio. (Picciano 1998)

 

El status de micronutrientes en el periodo periconcepcional y a través de la preñez y lactancia, debe ser visto como una secuencia continua. Sin embargo estos tres estados son muchas veces tratados y discutidos separadamente. Mientras se focaliza la mayor atención en el hierro y ácido fólico, múltiples deficiencias de micronutrientes ocurren simultáneamente cuando existen dietas pobres. Ello obliga a prestar mayor interés en otras vitaminas del complejo B, vitamina D y yodo. Durante la lactancia, el aporte de vitaminas B, vitamina A, selenio y yodo afecta la cantidad de estos nutrientes secretados en la leche materna. Aunque la mejor manera de obtener los micronutrientes, acorde con los requerimientos, es a través de una adecuada dieta, en algunos casos la suplementación viene a ser muy importante. Desafortunadamente, se carece de la información para la óptima formulación de suplementos de micronutrientes para las embarazadas. Además la necesidad de continuar esta suplementación durante la lactancia no es reconocida en muchas situaciones, donde la madre y el bebé pudieran beneficiarse.

 

Si se asume en niños menores de 6 meses alimentados con lactancia exclusiva, 110 ug de yodo como una ingesta diaria adecuada, y asignando 9-32 ug/L como el posible contenido de yodo en leche de madres con deficiencia y calculando una ingesta de 7-25 ug de yodo por el bebé, basándose en una producción diaria de 780 ml de leche materna, se estima un 6-23% de adecuación en la ingesta diaria en países en desarrollo.

 (Allen 2005)

 

Requerimientos de yodo:

 

En condiciones de suficiencia, se considera un rango de contenido de yodo en leche materna de 150-180 ug/L. Si la producción diaria de leche oscila de 0,5 a 1,1 litros, debe existir un paso de yodo a la leche materna de 75-200 ug/día; consecuentemente los requerimientos de yodo durante la lactancia se estiman en 225-350 ug/día. El Instituto de Medicina de los Estados Unidos recomienda 290 ug/día.

 

Requerimientos de yodo en recién nacidos: Está bien establecido que el contenido de yodo en la leche, está influenciada por la dieta de la madre embarazada o lactante. Estudios de balance de yodo fueron realizados en Bélgica, con niños sanos pretérmino y a término de aproximadamente un mes de vida, y condujeron a indicar una ingesta de 15 ug/Kg/día en niños a término y de 30 ug/Kg/día en pretérminos. Esto corresponde aproximadamente a 90 ug/día, un valor que casi duplica a las recomendaciones de 40-50 ug/día que se tenían en 1989, en los Estados Unidos. Sin embargo resultan un poco más bajas que las actuales recomendaciones de 110 ug/día establecidas por el Instituto de Medicina de los Estados Unidos (IOM). (Delange 2004)

 

Como un exceso de yodo puede inhibir la síntesis de tiroxina, el límite superior de yodo en fórmulas infantiles propuesto por la FDA en 1985, fue de 75 ug/100 Kcal (50 ug/dl). (Fisher 1989)

 

Delange reevalúa los requerimientos de yodo durante la preñez, lactación y periodo neonatal, en 250-300 ug/día, 225-350 ug/día y 90 ug/día respectivamente. Considera además como óptima, una mediana de yodo urinario de 150-230 ug/L. (Delange 2007)

 

Las recomendaciones de yodo del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, para niños de 0-6 meses son de 110 ug/día y de 130 ug/día para niños de 7-12 meses de edad. (Food and Nutrition Board 2001)

 


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