Pedagogias enfermantes
Autor: Dr. José Cukier  | Publicado:  24/09/2009 | Psicologia , Psiquiatria | |
Pedagogias enfermantes.1

Pedagogías enfermantes

 

Dr. José Cukier

 

Asociación Medica Argentina

 

Resumen de la primera parte.

 

En esta primera parte, el autor del trabajo desarrolla el tema de la educación escolar, como agente de cambio psíquico, y toma como modelo clínico la historia de Sigmund Freud. Marca el concepto de agente y de cambio. Ubica a la educación como agente social que opera sobre las disposiciones pulsionales preexistentes. Desarrolla el concepto de herencia arcaica, las diferencias entre pulsión de saber y pulsión de investigar, las disposiciones pulsionales individuales, las lógicas necesarias para acceder al conocimiento abstracto, y el pensamiento mítico. Conceptos de lectoescritura, el estímulo educativo y la eficacia individual en el educando. Luego ilustra con algunas viñetas clínicas el desarrollo intelectual de Freud. Entre otras: El sueño de la “monografía botánica”, para ilustrar la ambición y la pulsión sublimada. El “sueño del tío José”, marca la importancia de la judeidad, la ambición y la transformación del investigar en saber para otros. En el sueño de “la inyección de Irma”, se observa la pulsión de investigar, y en el del “salmón ahumado”, su interés por la investigación.

 

Resumen de la segunda parte

 

Las instituciones educativas pueden ser causa de la estructuración armónica o patógena de los ideales de los educandos. -La incidencia en la forma de los ideales puede devenir tanto de enseñanzas demagógicas o coercitivas. La primera pierde el fin, y con ello el estímulo a mayores complejidades. -La estructuración de los contenidos de los ideales puede derivar en coincidencias o fracturas con los proyectos comunitarios. Si deviene en fractura, puede encontrar transacciones en nuevos trabajos o bien en sobreadaptación con intoxicación y enfermedad psicosomática. -Si hay déficit en el proyecto identificatorio puede generar identificación superficial sin cambio estructural, ya por enseñanza demagógica o autoritaria. Las identificaciones superficiales constituyen la marginalidad institucional. -La fractura de la función puede derivar en déficit en la circulación de información y en la estructuración de las identificaciones; la primera es causa de estados tóxicos que pueden desembocar en enfermedad- psicosomática y accidentes. Todos estos factores actúan desde la tercera serie complementaria sobre la disposición previa, (la herencia y las disposiciones infantiles).

 

 

ÍNDICE

 

Resumen

 

Prologo

 

·         Objetivo del trabajo

·         Primera parte.

·         La institución educativa como agente de cambio psíquico

 

Introducción.

 

A. Aspectos teóricos.

 

·         Concepto de agente

·         Concepto de cambio.

·         La educación escolar como agente de cambio psíquico.

·         Eficacia individual en el educando.

 

B. Aspectos clínicos.

 

·         La educación escolar del joven Freud.

·         Historial clínico. Pasajes de la vida de Freud, que ilustran la influencia que tuvo la educación escolar en el cambio de su psiquismo.

·         Viñetas del autoanálisis de Freud.

 

Segunda parte

 

La institución educativa como agente enfermante

 

·         Presentación del tema

·         Cultura

·         Liderazgos

·         Ideales colectivos. Contenidos históricos del ideal

·         Ideales individuales

·         Relaciones disarmónicas entre la institución formativa y el educando. Fracturas y sus efectos enfermantes

 

Anexo.

Bibliografía.

 

 

Prólogo. ¿Por qué enseñar es una tarea imposible?

 

En su artículo "Prefacio para un libro de August Aichhorn", (1925f), dice Freud: "[...] tempranamente había hecho mío el chiste sobre los tres oficios imposibles-que son: educar, curar, gobernar- [...]". Intentaré dar cuenta porque, a mi entender, enseñar es una tarea imposible.

 

La enseñanza, implica generar proyectos para la formación de ideales. Ello exige del educador la renuncia a la satisfacción pulsional, con lo cual la agresión queda libre. Esta puede volverse contra el propio yo, y la pulsión de muerte desarticular lo conquistado en su búsqueda de goces anhelados. De esta manera, hay un peligro constante de transgresión. Esta puede lograr su satisfacción de manera directa, en secreto; o busca fuera el placer prohibido en el ejercicio profesional.

El educador se ve en la posición de regular los deseos de cada educando y los suyos propios. Cada educando y cada educador tienen su propia lógica, y su trauma específico, derivado de la imposibilidad de recuperar el placer. Placer al que es necesario renunciar para acceder a nuevas conquistas psíquicas. Así entonces, el educador se ve sometido a una doble imposición. Una, que regula sus propios deseos. Otra que le pone en la obligación de regular los excesos de los educandos, como parte de la tarea. Debe realizar, constantemente, el esfuerzo de acceder y actuar en consonancia a su realidad, para educar a los estudiantes. En esta realidad, coincide también su proceso pulsional, y debe transformar éste en un pensar, y expresarlo en palabras.

 

El educador necesita permanentemente realizar el esfuerzo de aislar y decidir entre el placer y la actividad intelectual, para la cual es invocado. Entre los espacios tabú y cotidiano. Entre el placer y la racionalización. Este esfuerzo sustituye a la necesidad del psiquismo del educador de pensarse a sí mismo, como resultante de una satisfacción perdida. En consecuencia no tiene espacio para sí.



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