Pedagogias enfermantes
Autor: Dr. José Cukier  | Publicado:  24/09/2009 | Psicologia , Psiquiatria | |
Pedagogias enfermantes.9

Unido a sus padres espirituales (Leonardo, Goethe, Moisés), y los textos estudiados durante su escolaridad (que despiertan su ardiente añoranza), le llevan a pensar otra forma de leer el texto. Leer para saber, para investigar modificando sus ideales en forma y contenido. En el artículo “Sobre los tipos libidinales”, (1931ª), distingue tres tipos libidinales básicos: erótico, compulsivo y narcisista. En el tipo erótico compulsivo, la preponderancia pulsional está restringida por la influencia superyoica. La dependencia simultánea de los objetos actuales y de los residuos de objetos pretéritos como los padres, educadores y personajes ejemplares. Freud, en cambio, deriva de la lectura, añoranza por mayor complejización psíquica. Para él, maestro directo es aquél que, comenzando como alguien reverenciado, se convierte en hostil. Como Samuel Hammerschlag, cuya letra inicial, SHIN, aparece en el sueño de la inyección de Irma, y que remite a su primer maestro. La rotura de los libros, las enseñanzas de Hammerschlag derivan en investigación. Se desprende de los maestros y de los aprendizajes que vienen con la lectura. Movido por la ambición, deviene en añoranza y en investigación.

 

Segunda parte. La institución educativa como agente enfermante.

 

Presentación del tema: En esta segunda parte del trabajo vamos a destacar la influencia que tiene la cultura, representada por la institución escolar, en la formación del educando. Para ello articularemos los ideales colectivos e individuales, y los resultados de sus encuentros y desencuentros en el marco de la época, los recursos sociales, las instituciones, los liderazgos y las condiciones singulares del educador y del educando. Muy a menudo, cuando hay desajustes entre los ideales de la institución formativa representada por el educador y el educando, el primero tiene a suplir el déficit usando su poder, suprimiendo el problema. Para ello usa algún tipo de violencia, la cual es ejercida cuando no pueden coordinarse ideales colectivos, individuales y los del educador, como punto de encuentro. La ideología dominante tiene su eficacia dependiendo no sólo de lo social, sino del procesamiento intrapsíquico de cada quien. La ideologización es eficaz, si se articula con las metas y los objetos pulsionales preexistentes en el sujeto.

 

Cultura: Freud, en “El malestar en la cultura”, (1930ª), dice que el término ‘cultura’ designa la suma de las producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros antecesores animales. Es preciso entender la cultura como un concepto fragmentario, no homogéneo, y a las instituciones que produce como politópicas. Dentro de éstas coexisten distintos espacios, con distintos subgrupos y distintos proyectos que entran en pugna. La incidencia de los estímulos por parte de aquéllos que ejercen la función educadora en cualquier espacio, depende de una serie de transacciones. Estas se dan entre los distintos elementos formantes de la institución y que forman al educando. Así como el yo, tiene una triple servidumbre, la institución parece tener que obedecer a tres grandes amos. El primero es la realidad. Esta corresponde a la exterioridad de la institución y es heterogénea. Con esta realidad heterogénea, las distintas partes de la institución tienen vínculos, conflictos y resoluciones diferentes. El segundo amo es la tradición; ésta tiene una trayectoria a la cual debe obedecer la institución, y tiene en los educadores a su representante.

 

El tercer amo corresponde a los intereses sectoriales ubicados en la misma institución; cada uno de los cuales puede tener proyectos divergentes entre sí, o pueden ser convergentes o complementarios. Cuando la institución genera un acto que es la producción de un bien, el saber, a la vez que genera ese bien produce una idea de lo que son las soluciones ideales. Estas son el resultado de la necesidad de hacer transacciones entre los tres amos. Se crea así una gramática política, una secuencia de actos en el interior de la institución que están ligados al poder. Cada institución tiene su gramática interna, su código peculiar. Este código es internalizado por los educandos y éstos se van identificando con la lógica de la institución. Se produce, por introyección, una combinatoria de distintos fragmentos institucionales que determina que esos educandos sean diferentes de los educandos de otra institución. Decía antes que la institución responde a tres amos; y que cada uno de ellos es heterogéneo. Los intereses sectoriales son como los representantes de la pulsión, y están expresados por proyectos y motivaciones diversas La tradición también es heterogénea. Cada miembro de la institución pone el acento sobre un aspecto diferente, y cada aspecto es una opción para pensar la tradición. Cada educador hace una selección singular de cada servidumbre; selección que no es solamente volitiva, sino que a su vez le es seleccionada. O depende de la tradición que hereda de sus padres, y maestros. El superyó del niño, decía Freud, no es construido en conforme al modelo de los padres mismos, sino al del superyó parental. Recibe los mismos contenidos, y es el substrato de la-tradición.

 

La supuesta unidad de la tradición institucional, si bien tiene elementos unificadores, también tiene fragmentos, divergentes y aún contrapuestos. La exterioridad de la institución misma está fundada también de manera heterogénea, y cada miembro de aquélla funda una realidad exterior distinta, que es diferente en la percepción, en la descripción y explicación para cada uno. En el marco de estos amos, la eficacia de los estímulos en el educando también es heterogénea. Del ideal del yo, se desprende en parte el camino para la comprensión de la psicología colectiva. Porque este tiene, además de su parte individual, su parte social: “[...] es también el ideal común de una familia, de una clase o de una nación [. . ]”. Freud, (1914c). Con esta cita de Freud, quiero subrayar el concepto de que la cultura no es una unidad, y así como pueden aparecer puntos en común, aparecen diferencias específicas. Cuando un educando encara a una institución que lo educa, o a un individuo que es el representante de una institución, el maestro individual, éste se convierte en el lugar donde quedan albergados los conflictos institucionales. El educando se enfrenta a sus profesores, quienes remiten a su vez a las instituciones que los han formado y de las cuales ellos son los representantes. El educando también remite a las instituciones de las cuales proviene, y ambas remisiones pueden coincidir o puede que diverjan. El efecto patógeno en estos casos puede adquirir muchos valores porque puede haber eficacias individuales o grupales, o subgrupales dentro del grupo. La eficacia, a su vez, puede depender del profesor de la institución. Una determinada política institucional puede ser buena para un grupo de estudiantes y no para otros, y generar situaciones de injusticia de los primeros hacia los segundos; instalándose desde la autoridad la injusticia.

 

Liderazgos: No hay líderes, a menos que haya gente que lo admita; y hay una necesidad interna de aceptar un liderazgo. Se pueden describir tres tipos de liderazgos:

 

1) Liderazgo carismático.

2) Liderazgo tradicional.

3) Liderazgo racional.

 

Cada liderazgo implica apoyarse en cada uno de los tres amos. El carismático se apoya en el ello y suele cuestionar la tradición y la realidad. El tradicional se apoya en el superyó. El racional se apoya en la realidad y se esfuerza para que los miembros de la institución liderada se automodifiquen a partir de los dictados de la realidad externa. Con cada liderazgo cambia la lógica interna de la institución liderada y se crean vínculos diferentes en cada una de ellas. Con el líder carismático, la vinculación es con el ello; privilegia la relación con el afecto y una adhesión directa al líder, vía enamoramiento e hipnosis. La relación fraterna queda subsumida por el vínculo con el líder. El líder tradicional jerarquiza las normas, la ética, la tradición, los mayores, el pasado, el orden, los contenidos superyoicos. Cada liderazgo puede jerarquizar otros valores. Por ejemplo: el carismático puede apoyar los afectos, el tradicional apoya la relación interindividual basada en el escalafón y las jerarquías, el racional subraya el intelecto (la inteligencia, los estudios). Naturalmente, hay formas mixtas. Cada forma responde a su vez a proyectos de organizaciones, de comunidades, de filosofías, que inciden en cada institución y en cada uno de sus miembros. Según el líder admitido, será distinta la influencia en la relación de los miembros con el líder, y de cada miembro entre sí. Cada influencia tiene distinta jerarquía, y en consecuencia distinta importancia en cuanto al efecto.


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