Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Cuarta parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  9/10/2009 | Psicologia , Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas. | |
Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Cuarta parte.7


Importante elemento explicativo en este caso es la afirmación hecha por Graschemkov y Latash, en cuanto a lo indispensable de tener en cuenta la actividad de los mecanismos cerebrales que garantizan el carácter dinámico de los procesos de afe­rencia y eferencia, dados en la elección selectiva de la señales ante las cuales se reacciona (aferencia) y en la regulación, control y modulación racional de las respuestas adecuadas, basadas en mecanismos de análisis y síntesis y en todo el dispositivo neurocibernético del cerebro, que a modo de Ships mnémicos conservan información activadora y útil para cada situación.

 

Ejemplo de ello es el sueño paradojal rápido, durante el cual un sujeto puede recibir información efectiva en ese estado; proceso al que Martínez Perigod y Asís (1) denominan hipnosis a través del sueño fisiológico, que expresa una clara disociación entre el nivel de vigilia y el mecanismo de fijación de huellas.

 

También los trabajos de Segundo acerca de la capacidad de distinguir señales sonoras durante el sueño se refieren a esta disociación, pero ya entre el nivel de vigilia y los mecanismos de reproducción de las huellas siempre aludiendo a la posibilidad de una reacción selectiva y un nivel muy exquisito ante los estímulos.

 

Coincido con Bassin en que estas disociaciones, aunque no explícitas, habían sido planteadas por Pávlov cuando describió los llamados puntos de alerta o de guardia que podían observarse particularmente en la conducta de la madre dormida al escuchar el llanto de su bebé.

 

Se impone aquí como una consecuencia el análisis de que las diversas formas del funcionamiento cerebral relacionadas con los niveles de conciencia, tienen una independencia relativa del nivel de vigilancia, lo cual equivale a decir que a niveles más bajos de vigilia pueden generarse actividades concientizadas capaces de ser recordadas, porque se han establecido y fijado selectivamente al evocarse bajo ciertas condiciones. Algo parecido pudiera ocurrir quizás con un contexto diferente, pero que ilustre esta relación no lineal y directa con los estados de alteración de conciencia, en los que aún, cuando el nivel de vigilia es elevado, se imposibilita la selección de los contenidos a concientizar.

 

La psicología Rusa fue quizás la primera en reconocer este problema que se remite a sus orígenes filosóficos concer­nientes a una concepción fisiológica, y también la pionera en dar respuesta al hecho de que no siempre un descenso del nivel de vigilia se acompaña de una reducción del funcionamiento adaptativo del cerebro y de que la activación o nivel de vigilia es tan funcional para los niveles conscientes como para los inconscientes, por lo que no puede limitarse el nivel de vigilia al inconsciente.

 

El psicoanálisis más puro nunca vio al inconsciente desde una perspectiva neurofisiología, por cuanto Freud y sus seguido­res hablaban de la improductividad de las categorías fisiológicas como medio de elaboración de concepciones psicoló­gicas (8).

 

Mucho se ha dicho de toda esta problemática en los últimos 30 años, y en cierta medida se han producido descubrimientos interesantes en materia neurofisiológica. Entre estos hechos figuran:

 

El conocimiento de que las estructuras neuronales activadoras o frenadoras corresponden a diferentes niveles de la formación reticular.

 

El efecto de excitación nerviosa depende no sólo del sitio donde se aplica la estimulación, sino de la calidad del estímulo.

 

La observación de diversas zonas tonificadoras o tonígenas que no se localizan precisamente en la formación reticular, tanto activantes como inhibidoras (16).

 

Los trabajos de Livánov, Anotjin y Rusinov, entre otros, aportaron importantísimos datos acerca de la relación dable entre las formas diferenciadas de la actividad funcional del organismo, el tono reticulocortical y la dependencia del estado funcional de la formación reticular diferente de las influencias reguladoras, que en vez de ser reticulocorticales son corticorreticulares.

 

Un último elemento, a mi criterio descollante y expresado por Jasper, dado por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas y no en pocas oportunidades en períodos de descenso del nivel de vigilia y de sueño profundo.

 

Todo esto llevó a formular dos grandes conclusiones según Bassin (8):

 

Patentizar el estado activo de las neuronas durante el sueño.

El rol primario que ejercen en las más distintas formas de actividad cerebral, las complejas relaciones de los sistemas cerebrales concretos.

 

Estas aseveraciones tal vez parezcan elementos que contradicen la doctrina clásica pavloviana y puede ser que haya suficiente razón para ello, pues cada día más toma fuerza el criterio de que no es precisamente un proceso de inhibición generalizada el que provoca el sueño, sino más bien que aún cuando exista la fase de sueño, pueden darse procesos de activación, tal como expresaron Godín y Mandel al sostener, a través de sus investigaciones, que durante el sueño se incrementa la afluencia de sangre al cerebro, apenas varía la actividad metabólica de las neuronas y se mantiene el consumo de oxígeno por el cerebro en los mismos niveles que en el estado de vigilia; todo lo cual implica una activación.

 

Hernández (8) sustenta también que el sueño, en cualesquiera de sus formas, es un proceso activo, de modo que polemiza con Pávlov en cuanto al criterio de inhibición generalizada; pero a la vez atenúa su debate al no cuestionar la participa­ción de la neocorteza en la determinación de la sincroniza­ción del sueño y admite la influencia de los lóbulos frontales y temporales, a través de irradiaciones corticocentrífugas, sobre el sistema hipnógeno.

 

Por ejemplo, Maruzzi enfatiza el concepto del estado activo de las neuronas durante el sueño, que incrementan las descargas y facilitan las respuestas corticales, respectivamente. Dice además que "es innegable que la inhibición en masa de las neuronas corticales, postuladas por Pávlov no existe; mas no se puede dudar de la existencia de una inhibición condicionada pre o posthipnótica de las formaciones interpuestas, vinculadas con el sueño" (8).

 

Lo interesante de los criterios de Maruzzi estriba en el hecho de que no puede negarse lo teorizado por Pávlov de un modo tajante, aún cuando a su parecer tiene limitaciones.

 

Sin embargo, estas preguntas resultan impostergables:

 

¿No es la hipnosis, según Pávlov, una inhibición no generalizada?


¿No se mantiene durante el sueño actividad cortical?

 

Considero factibles las respuestas y tal vez me vea precisado a tomar los puntos coincidentes con estas aseveraciones, fundamentalmente las de Hernández y Maruzzi.

 

Al tratarse de una inhibición no generalizada, permite que determinadas zonas de la corteza se mantengan activadas, Quizás Pávlov no pudo apreciar - y así lo creo - un elemento básico en función del desarrollo de la fisiología: el aumento de la activación; pero no descartó su existencia.


El mero hecho de los "puntos de vigilancia" patentiza la necesaria disociación entre las zonas de inhibición y el nivel de actividad cortical y revela su renovada vigencia, pues aunque la ciencia y las investigaciones actuales aportan nuevos elementos, aún muchos de la doctrina Pavloviana permanecen inconmovibles a los embates de novedosas hipótesis que están siendo esgrimidas hoy en día.

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