Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  9/10/2009 | Psicologia , Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas. | |
Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Septima parte.6

En otros casos la intranquilidad del familiar, manifestada por ruidos con la silla donde está sentado, risa nerviosa, comentarios durante el tratamiento, crea una situación desfavorable para la inducción de la hipnosis. La presencia de un familiar es positiva generalmente cuando se trabaja con niños, pues esto los hace sentirse seguros. Pero una vez que están bajo la inducción hipnótica y se quiera trabajar la técnica hipnocatártica o preguntar sobre dificultades del hogar, se debe indicar al familiar que salga sin hacer ruido para que el paciente no detecte su ausencia.

 

DURACIÓN DE LAS SESIONES.

 

Un hipnotizador experimentado no tardará más de tres o cuatro minutos en producir la hipnosis en un paciente. Para el que comienza en el entrenamiento esto no resulta tan fácil, y le recomendamos el método del pestañeo sincronizado que explicaremos cuando abordemos los métodos de inducción hipnótica. Es una técnica que ofrece una alta posibilidad de éxito y que lleva al paciente a caer rápidamente en la influencia de la sugestión verbal.

 

Todo sujeto va disminuyendo progresivamente en cada sesión el tiempo que requiere para caer en estado hipnótico, pues la posibilidad que ofrece el establecimiento del signo-señal provoca que mediante este reflejo condicionado el paciente entre en estado hipnótico automáticamente.

 

En la primera sesión ya es posible preparar la vía de sugestionabilidad de la próxima y de esta forma reducir el tiempo. Existen distintos criterios con relación al tiempo que debe permanecer un sujeto en estado hipnótico. Nosotros consideramos que esto lo determina el nivel de cansancio, principalmente del hipnotizador.

 

El tiempo que se establece como promedio es aproximadamente cuarenta minutos, para casos donde es necesario eliminar síntomas complejos, y hasta cinco minutos en los simples, aunque el que comienza se demora un poco más en las sesiones, pues pierde cierto tiempo en provocar los fenómenos deseados.

 

FRECUENCIA Y HORA DE APLICACIÓN.

 

La frecuencia de las sesiones está en dependencia fundamentalmente del estado del paciente. Si tiene un síntoma que necesitamos eliminar rápido porque es muy peligroso para la vida del paciente como, por ejemplo, ideas autoadquiridas o suicidas, las sesiones deben ser diarias, por lo menos durante una semana, hasta tanto los síntomas hayan desaparecido.

 

Después la alargamos a dos sesiones por semana hasta llegar a una semanal. Lo importante de la frecuencia de las sesiones es conocer que mientras los síntomas que deseamos eliminar estén presentes, las mismas deben ser lo más próximas posibles una de otra y se van alejando en la medida en que desaparezca lo que deseamos eliminar o cambiar:

 

No es conveniente establecer un esquema fijo para las frecuencias de las sesiones, pues el mismo depende del tipo de problema que tenga el paciente. Hay casos en que con una sola sesión hipnótica se resuelve la situación, como es el caso de un paciente que atendí en mi consultorio que padecía de estrés emocional, cuyo origen era la fobia a los exámenes universitarios, se ponía extremadamente nervioso y a muchos no asistía. En una sola sesión resolvió satisfactoriamente su problema, esto influyo grandemente en su rendimiento académico, hay otros donde es más difícil el problema, como es el caso, en mi experiencia personal, de los jóvenes que consumen drogas, los cuales hay que reforzarles constantemente las sugestiones a través del tratamiento hipnótico, pues tienen el riesgo de una recaída, e incluso algunos, aunque mejoran, no dejan de consumir la sustancia psicoactiva totalmente. Generalmente es un proceso lento y debe ir acompañado de otras formas de tratamiento y apoyo psicoterapéutico.

 

La hora más adecuada para realizar las sesiones de hipnosis no presenta tanta importancia. Se plantea por distintos autores que en la tarde y la noche se obtienen mejores resultados. Los pacientes trastornos del ánimo o neuróticos responden mejor al tratamiento con hipnosis por la mañana. Sin embargo, por la noche responden de forma más negativa, pues generalmente a esas horas se encuentran más despejados.

 

Lo fundamental de la hora es que la misma debe ser mantenida en todas las sesiones, pues no se puede olvidar que la repetición establece el reflejo en el paciente.

 

LAS POSICIONES CORPORALES EN LA HIPNOSIS.

 

A las personas que van a ser sometidas a las técnicas de hipnosis se les puede colocar en diferentes posiciones. Un especialista experimentado puede hipnotizar a un sujeto que esté lo mismo acostado, sentado o de pie.

 

Para el principiante recomendamos la utilización de aquellas posiciones que faciliten el relajamiento total de la musculatura estriada, con vistas a evitar que aparezcan puntos de excitación en la corteza cerebral procedentes de movimientos y contracciones de los músculos. Para poder llevar a una persona a un estado hipnótico, es necesario producir una inhibición a nivel cortical, ya que ésta aparece primeramente en las zonas motoras que se encuentran en los lóbulos frontales del cerebro y posteriormente se generaliza a las demás zonas.

 

La posición que más facilita la relajación según recomiendan Martínez Perigod y Asís, es la de acostado, siguiendo en orden la de sentado y por último la de pie. No aconsejan la utilización de esta última a los que no tengan experiencia en la aplicación de la técnica, pues es la que menos relajación produce. Además, es necesario tener en cuenta que todas las personas no tienen el mismo grado de sugestibilidad. Algunos son muy susceptibles a la sugestión y otras lo son muy poco. En las primeras bastaría la aplicación de algunas sugestiones y el sujeto puede entrar en un estado de somnolencia y sueño profundo, con flacidez total y que a veces pasa a una catalepsia general, lo que como consecuencia provocaría una caída del paciente ocasionándose daño físico.

 

Los sujetos poco sugestionables, en la posición de pie reciben estimulaciones de la musculatura estriada de los miembros inferiores que están en contracción, y esto provoca que se establezcan puntos de excitación cortical que no facilitan la inhibición necesaria para poder aplicar la hipnosis. Cobián plantea que el problema de cómo hipnotizar: si de pie, acostado o sentado, puede y debe depender de condiciones circunstanciales, entre ellas: el tipo de paciente, el ambiente de aplicabilidad, la comodidad para el enfermo, la referencia que tenga sobre hipnosis y sus posibles temores.

 

Como en todo buen proceder hipnótico, en el momento de realizarlo debe tenerse en cuenta la explicación de cómo vamos a hacerlo; para ello podríamos dar una breve reseña del método, que a nuestro juicio es lo más apropiado para el paciente o tal vez invitarle a que él mismo nos diga de qué forma le gustaría más, especificándole siempre que todas son altamente efectivas, pero que le permitimos escoger; así él tendrá prerrogativas y casi de hecho quedará convencido de que ha seleccionado el idóneo para él.

 

Existen algunos criterios de que en pacientes temerosos de caerse o que sean sugestionables, de modo tal que pronto puedan perder el control muscular, se aconseja pedirles que se acuesten, ya que ello evitará que caigan, y al hacerlo por las razones antes expuestas, puedan dañarse físicamente o que al estar en un estado de hipnosis ligera sientan la inminente caída y se aterren, activando en sobremanera las defensas y temores.

 

En niños, las formas más factibles son las posiciones de acostado y sentado, pues generalmente les inducimos sugestiones no muy directas y los llevamos a estados de ensoñación, fantasía e imaginación. Esto suele lograrse mejor si están en posición de reposo.

Debemos recordar, y tal vez nos ayude, que los niños pueden experimentar el sueño al permanecer sentados sobre las piernas de los padres, y es ésta una manera tradicional de dormirlos.

 

Estar acostado implica una posición de reposo típica, donde induciéndole un estado de relajación, el niño también cae fácilmente en el trance. Son preferibles estas posiciones a las de pie, porque el niño es muy inquieto y estos procesos de desfocalización de la atención pueden hacerse más acusados cuando permanece de pie, con la libertad de moverse y pensar en otras cosas.

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