El proceso salud-enfermedad visto a traves de una perspectiva socioantropologica de la vida humana, fundamentado en una experiencia de enseñanza-aprendizaje
Autor: Rosmel del Valle Orfila Vilera | Publicado:  12/04/2010 | Formacion en Ciencias de la Salud , Otras Especialidades | |
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A través de las Ciencias Sociales dirigidas a estudiar el proceso de salud – enfermedad de los seres humanos el investigador tiene a su disposición hurgar a profundidad todos aquellos elementos que de manera directa e indirecta inciden en tal proceso, pues es de entender que, como lo advierte Villarroel y Castillo (2006), “…la representación que el ser humano constituye del mundo es posible cuando establece una relación estrecha con su situación en el mismo. La trama de la vida se construye cuando el sujeto se vincula con su situación en el mundo de la vida, en su praxis de vivir,….”. (p.32)

Es precisamente en la praxis humana donde se dibujan diversas escenas representadas en tramas cuyas especificidades en su conjunto forman parte de cada dimensión con la que está estructura la realidad, y dentro de ella la sociedad en su conjunto se materializa gracias a la acción social que es en definitiva la que homogeniza a los seres humanos en especie.

Para comprender lo que acontece dentro de los escenarios de la sociedad y de cada una de las localidades y comunidades que representan espacios productos de la acción antrópica, es necesario asimismo tener claro como se concibe al Hombre como máximo jerarca del reino animal; uno más de las especies, dirán otros con verdadera razón.

Tratar de definir al Hombre es un asunto complejo, su vastedad cualitativa le imprime rasgos singulares que si bien es cierto que lo diferencian del resto de los animales inferiores lo sitúa dentro de un escenario geohistórico que ha sido su obra maestra. Homo Sapiens, Homo Loqueen, Homo Negans, Homo Economicus, Homo Termo, son algunos de los adjetivos que se le atribuyen y cada uno lleva impreso un rasgo que le asigna supremacía sobre todas las especies del Mundo.

Generador de la cultura, el Hombre logra objetivar su obra a través de dos tipos de productos: los de carácter intelectual y los materiales. Desde el punto de vista de los aportes de valía intelectual se encuentran todas las manifestaciones humanas como los comportamientos relacionados a la vida diaria (comer, vestirse, jugar, trabajar, orar, etc.) que van desde los más insignificantes o superficiales hasta aquellos de una elaboración superior: organización para el trabajo productivo; arreglo a las cuestiones inherentes a la salud y a la educación; etc., con lo cual se tienen a disposición toda una gama de evidencias que permiten considerar y/o definir al Hombre como un “Sujeto Superior”.

Las diversas actuaciones y comportamientos del hombre, sean éstas planificadas o no, conscientes o inconscientes, representan a su vez parte esencial de la naturaleza humana Ellas también ejercen cierta influencia modeladora de procesos socioculturales que permiten a los seres humanos coexistir. Para Esté (2006), la realidad está estructurada en esencia por una multiplicidad de dimensiones, y en este sentido,

Si afirmamos que cada flecha es una dimensión que está inmersa en la realidad se puede nombrar algunas como por ejemplo: la economía, la pobreza, la educación, el estado, la marginalidad, la política, la salud, el transporte, la delincuencia, el transporte, la prostitución, las clases sociales, el gobierno, las relaciones internacionales, la guerra, la paz, el hombre entre otras.

Es de hacer notar que cada una de ellas no funcionan aisladas, sino que por el contrario, las mismas forman parte de una totalidad social que interactúan y se transforman pues están en constante movimiento dialéctico, en donde se le presentan al sujeto como armónicas pero a su vez contradictorias, estáticas pero en movimiento, en apariencia y en esencia. (Subrayado nuestro). (p.42)

Evidentemente queda entendido que la vastedad de la obra humana llega hasta límites inimaginables apreciándose que va desde acciones sociales superficiales hasta aquellos más especializados tal como se ha venido argumentando. Así, cuando se aborda el estudio de la salud y de la enfermedad hay que proceder de manera inquisitiva en estos aspectos puestos que ambas concepciones propias de los seres humanos son consecuencia directa e indirecta de acciones sociales saludables y no saludables.

Cuando se habla de acciones sociales saludables se está refiriendo a aquellos comportamientos de los seres humanos que están dirigidos a garantizar una calidad de vida caracterizada por estilos de vida saludables, es decir en los cuales el denominador común es la ausencia de condicionantes y/o determinantes que desencadenen patologías psicosomáticas y sociales. De lo que se trata de entender es el papel decisivo de las conductas humanas en la determinación de las condiciones ideales para que la vida se desenvuelva de manera armónica y feliz.

La paz, la educación (formal e informal), estilos y modos de vida saludables están en contraposición con la guerra, la delincuencia, la prostitución, la pobreza, la marginalidad, etc., y todas estas manifestaciones son producto de las acciones de los seres humanos. Entendiendo las cosas así, el presente investigador reitera nuevamente que el proceso salud - enfermedad es un fenómeno que lleva impreso las huellas de acciones sociales y comportamientos singulares que pueden ser denominados como insignificantes y significantes, tanto de índole individual así como también colectivo.

Lo que para las ciencias duras, fácticas, naturales, pudiera parecer comportamientos y/o acciones humanos insignificantes, y si los mismos son de carácter individual más aun, las Ciencias Sociales ven en los mismos un terreno fértil que hay que explotar, pues cabe destacar que los mismos son decisivos en la configuración progresiva de las pautas colectivas y significativas en materia de salud y enfermedad.

Así, tal como lo expone Berger (2007), la Sociología está concebida hoy como una ciencia cuya labor se circunscribe en ser una disciplina que ayuda “… a esclarecer la existencia social del hombre”. (p. 229). Más adelante este mismo autor deja sentada las bases de la labor del científico social, destacando que,

Los procedimientos científicos utilizados por el sociólogo entrañan ciertos valores propios de esta disciplina. Uno de estos valores es la atención cuidadosa a cuestiones que otros eruditos podrían considerar vulgares e indignas del honor de ser materias de investigación científica; algo que podríamos llamar un foco de interés democrático en el enfoque sociológico. Todo lo que sean o hagan los seres humanos, sin tomar en cuenta su vulgaridad, puede llegar a ser importante para la investigación sociológica. Otro de estos valores peculiares se encuentra inherente a la necesidad que tiene el sociólogo de escuchar a los demás sin ofrecer voluntariamente sus propios puntos de vista. … Finalmente, existe un valor humano especial en la responsabilidad del sociólogo para evaluar sus descubrimientos, hasta donde sea capaz sicológicamente sin considerar a sus propios prejuicios, gustos o aversiones, esperanzas o temores. (p. 232)

Aprehender la insignificancia, que para algunos resulta trivial como objeto de estudio, en esta oportunidad se convierte en una oportunidad de acercamiento con la realidad que ha permitido percibir de manera vivencial la coexistencia de ciertos patrones de comportamiento que parecieran superfluos para dinamizar parte del proceso salud – enfermedad y que los mismos forman parte de la existencia humana.

En este orden de ideas cabe destacar, además, que las Ciencias Sociales representan en la actualidad un conjunto de disciplinas dirigidas a abordar las acciones humanas enmarcadas dentro de un contexto sociocultural, dinámico, histórico y complejo, brindando la posibilidad de comprender a los seres humanos en procura de fomentar la salud individual y colectiva.

Por muchos años, por diversas razones fundamentadas o no, el proceso salud – enfermedad ha sido objeto de estudio casi exclusivamente de las ciencia médica y las naturales cuyo centro de interés se centra casi exclusivamente en estudiar las patologías de origen viral y bacteriano y las enfermedades como una consecuencia inevitable de la injerencia de los mismos.

De lo que se trata es de comprender que la idea es no negar los aportes de valor incuestionable de tales disciplinas científicas, sino más bien buscar otros fundamentos explicativos de carácter teórico y práctico que permitan complementar los estudios del proceso salud – enfermedad prestando especial atención a las dimensiones de carácter sociocultural que tienen repercusión en la configuración de estilos y modos de vida que definen la vida de los seres humanos quienes desarrollan su existencia en los espacios geográficos de las más variadas características.

Así, en esta oportunidad se propone exponer algunas reflexiones, consideraciones y exposiciones sobre la labor de los científicos sociales en el abordaje del proceso salud-enfermedad, esto con el propósito de condensar explicaciones sobre los enfoques de tipo cualitativo que permiten apreciar la naturaleza y dinámica del comportamiento humano dentro de la compleja red de relaciones multidimensionales denominada realidad.


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