Es posible Integrar las Diferentes Teorias Eticas, Conciliarlas y Complementarlas. ¿Podemos Superar los Clasicos Modelos Bioéticos? El Panorama de la Bioetica Contemporanea
Autor: Dr. Juan Herrera Salazar | Publicado:  16/08/2010 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria | |
Integrar las Diferentes Teorias Eticas, Conciliarlas y Complementarlas. Bioetica Contemporanea .8

Conclusión:

Los médicos podemos constatar diariamente, en el mismo momento que comenzamos el diálogo con nuestro paciente, que para proseguir necesitamos una visión integral de la persona humana, no sujeta al reduccionismo ideológico, ni biológico, visión que encontramos en el personalismo ontológicamente fundamentado.

Esta visión hace énfasis en el valor de la vida, la trascendencia de la persona,, la concepción integral del la persona, como resulta de la síntesis de valores, psíquicos, físicos, sicológicos y espirituales. Esta visión nos permite captar la relación de complementariedad entre persona y sociedad.

El concepto clave es la persona, entendida como un ser consciente de sí mismo, que dispone de sí mismo y se va construyendo progresivamente.

La concepción personalista y comunional del amor conyugal, son puntos de referencia validos para la bioética, además para toda ética humana y social.

La persona está inmersa en la historia, buscando la verdad, utilizando la razón (código), según su propia naturaleza racional, persiguiendo su fin para realizarse, auxiliado por la fe, fides et ratio, la fe iluminando la razón y la razón sosteniendo la fe.

De manera que nos vamos perfeccionando progresivamente, tomando postura con sus opciones libres frente a los valores y a las demás personas, sobre todo frente a Dios (visión personalista).

Imagen de Dios y personalismo

La persona tiene un modo de ser distinto de todos los demás seres materiales, que consciente y dueño de sí mismo se va construyendo progresivamente en un horizonte de libertad, comprometiéndose frente a valores y entrando en diálogo con otras personas, especialmente con Dios.

El hombre puede darse a sí mismo la “forma de vida”, puede ser esclavo de sus impulsos o buscar el Bien, puede orientarse a su capricho, en busca del éxito y poder o buscar a la realización de si mismo, orientando su actividad en busca del fin último de su existencia.

Cuando el hombre es llamado imagen de Dios, se quiere decir que no puede entrar construirse sin entrar en coloquio con Dios captando la invitación revelada y sin dedicarse a actuar en el mundo según el designio divino que le hace en realidad su lugarteniente.

La historia es una serie de acontecimientos humanos, individuales o colectivos, pertenecientes al pasado, a través de los cuales la persona o colectividad, estimulada por hechos externos e internos, se modifica, se desarrolla, se trasforma o se destruye, a sí misma, en cuanto tal serie puede ser conocida, descrita y explicada por el espíritu humano.

Conclusión:

No puedo más que repetir lo escrito en el prooemium, es hora de superar los modelos bioéticos clásicos, dejar a un lado las visiones ideológicas, integrar las teorías éticas, conciliarlas y complementarlas. Proponemos además un encuentro con los saberes científicos, estamos conscientes que debemos elaborar un lenguaje que nos permita dialogar, poner en marcha, como diría K. Popper (con un Programa Metafísico de Investigación), multidisciplinario, abierto a la Trascendencia, de manera que podamos dialogar con la Fe, conciliarnos con la ética deontológica de Kant, la ética de la virtud, las éticas teleológicas y el humanismo integral de Jacques Maritain, uno de los artífices de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y uno de los grandes defensores del ideal democrático amenazado por las ideologías totalitarias del siglo pasado.

Nuestra reflexión serena le dará su justo valor al Principialismo Ético de Beauchamp y Childress, que domina el pensamiento anglosajón, válida como reflexión, por su carácter pragmático, de mucho interés en la sociedad postmoderna, pero no siempre capaz de resolver los conflictos éticos en campo biomédico, de allí la necesidad de complementarlo y conciliarlo, con las teorías éticas mencionadas para crear el modelo bioético de la postmodernidad, que nos permita la supervivencia más allá del siglo XXI.

En definitiva, necesitamos proponer un humanismo integral, las ciencias de la vida al servicio del hombre, la economía al servicio del hombre, y no la economía simplemente al servicio de intereses propios.

Tenemos la responsabilidad ahora, de contribuir a mejorar nuestra época, con la cultura de la verdad, debemos ayudar a construir lo que Juan Pablo II llama “ La Civilización del Amor ".

Bibliografía:

Abelardo Pedro; ÉTICA - Ética o conócete a ti mismo - Título original: Ethica. Traducción del latín, introducción y notas: Ángel J. Cappelletti. Editorial: Aguilar Argentina S. A. de Ediciones. Buenos Aires, 1971. 226 páginas; 15 cm. Colección: Biblioteca de Iniciación Filosófica, 116.
Aristóteles
ACERCA DEL ALMA - Introducción, traducción y notas: Tomás Calvo Martínez. Editorial: Gredos. Madrid, 1978. 262 páginas; 20 cm. Colección: Biblioteca Clásica Gredos, 14.
Aristóteles: De Anima I, 1 402a-403b; II, 1-6 412a-418a
ÉTICA EUDEMIA - Traducción del griego y notas: Julio Pallí Bonet. Introducción: Emilio Lledó Íñigo. Editorial: Gredos. Madrid 1985. 562 páginas. 20 cm. Colección: Biblioteca clásica Gredos, 89. Esta edición incluye: Ética Nicomáquea, pp. 129-409; Ética Eudemia, pp. 411-547.
GRAN ÉTICA - Traducción del griego y prólogo: Francisco de P. Samaranch. Editorial: Aguilar. Buenos Aires, 1968. Segunda edición. 212 páginas; 16 cm. Colección: Biblioteca de Iniciación Filosófica, 73.
METAFÍSICA - Traducción: Patricio de Azcárate. Editorial: Espasa-Calpe. Madrid 1980 (9ª edición). 324 páginas; 18 cm. Colección: Austral, 399.
MORAL A NICÓMACO - (Ética nicomáquea) - Traducción: Patricio de Azcárate. Prólogo: Luís Castro Nogueira. Editorial: Espasa-Calpe. Madrid 1984 (4ª edición). 339 páginas; 17 cm. Colección: Selecciones Austral, 37.
Anicius Manlius Severinus Boëthius, Enciclopedia católica.

“Rationalis naturae, individua substantia”.

La ventaja que ofrece la fórmula clásica de Boecio, que define la persona como “sustancia individual de naturaleza racional”, procede de sumergir las raíces de la persona en el ser.

El ser se afirma principalmente de la substancia; una substancia es propiamente “un ser”, o sea, “aquello que existe en sí mismo o por sí mismo” o “aquello que subsiste por sí mismo y no en otro”. Esto equivale a considerarlo una unidad, un ser-uno o, lo que es lo mismo, un todo sustantivo, un ser individual, completo y perfecto en sí mismo y diverso de todo lo demás. Si se subraya tanto la “subsistencia” de la persona, es porque todas sus propiedades (perfección, totalidad, incomunicabilidad) tienen su fundamento y raíz en el ser.

Por otra parte, lo individual se halla de manera más especial y perfecta en las sustancias que son dueñas de sus actos. Por esto decimos que la persona es la sustancia que existe por derecho propio. El ente personal es “dueño de sí ”, motivo por el que los singulares de naturaleza racional tienen entre las demás sustancias un nombre especial: persona.

Esta es la última y más alta perfección en el género de sustancia. 24 Además, el modo de existir que comporta la persona es el más digno, pues se trata de algo existente en sí y por sí. 25

Por lo tanto, sólo el individuo subsistente poseedor de la naturaleza racional puede ser denominado persona.


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