Calidad de vida en las pacientes menopausicas
Autor: Dra. Sandra Muñoz | Publicado:  17/10/2011 | Ginecologia y Obstetricia , Articulos | |
Calidad de vida en las pacientes menopausicas .5

Cuando una enfermedad afecta a un individuo el deterioro no sólo lo compromete física o emocionalmente sino que también puede modificar su capacidad económica, las relaciones con su entorno, sus valores religiosos o políticos. Así surgió la necesidad de componer el término de “calidad de vida relacionada con la salud” (CVRS), que ha sido definido como “el nivel de bienestar y satisfacción del individuo, tanto físico como mental y social en relación con los problemas de salud” (9).

Mediante él se evalúa el impacto de la enfermedad, condición o trastorno en la vida de la persona. Para comprender qué repercusión tiene y cuáles son los aspectos involucrados, las evaluaciones físicas son insuficientes. Este enfoque aplicado en la medicina, resalta la relevancia de la práctica centrada en las necesidades del paciente (10). La utilidad de la valoración de la CVRS se resume a continuación (6,11):

Contribuye al conocimiento más preciso del impacto de la enfermedad en la vida de los pacientes.
Contribuye a mejorar el diagnóstico clínico y a individualizar y priorizar los tratamientos
Es un indicador de resultado útil para evaluar la eficacia de un tratamiento determinado. Son instrumentos de monitoreo de tratamientos.
Puede contribuir a mejorar la relación médico-paciente.
Pueden contribuir a la mejoría de la adhesión al tratamiento.
Los beneficios obtenidos como consecuencia de las intervenciones sanitarias se valoran teniendo en cuenta la mejoría de la CVRS.
La valoración de la CVRS es en la actualidad un análisis casi obligado para el desarrollo y comercialización de nuevas moléculas o de nuevas indicaciones para moléculas antiguas.

A partir de los últimos veinte años se han hecho notables esfuerzos para medir y objetivar la CVRS en la mujer (17); para que esa apreciación subjetiva respecto al estado físico, mental, social y cultural pueda ser valorado objetivamente por el equipo de salud. Específicamente durante el climaterio se sabe que las consecuencias del hipoestrogenismo por el cese de la función ovárica pueden influir en grado variable sobre la calidad de vida de la mujer menopáusica y esto debe ser valorado.

La transición a la menopausia es un período que se inicia unos pocos años antes de la menopausia, generalmente entre 2 y 5 años, en los cuales comienza la declinación de la función gonadal, hasta el cese definitivo de las menstruaciones. En ese momento la mujer tiene su última menstruación y se inicia la posmenopausia. Esta etapa previa se conoce con el nombre de climaterio el cual se prolonga varios años después de la menopausia.

Definiciones

Ha habido mucha confusión en torno a los términos de climaterio, menopausia, perimenopausia, premenopausia y posmenopausia. En realidad son completamente diferentes. Veamos su definición.

Premenopausia: período que va desde el nacimiento de la niña hasta la menopausia.
Posmenopausia: período comprendido desde la menopausia hasta la muerte de la mujer.

Climaterio: Fase de envejecimiento de la mujer que marca la transición paulatina de su capacidad reproductora a no reproductora, caracterizado por importantes cambios hormonales. En esta etapa es posible diferenciar dos fases: climaterio premenopáusico, que va desde el inicio de la disminución de la función gonadal hasta la menopausia. Durante este lapso, y hasta que se instala la menopausia, las menstruaciones se tornan irregulares y se alternan ciclos oligomenorreicos con ciclos polimenorreicos, siendo el tipo de sangrado hipermenorreico o hipomenorreico. Las cefaleas, tensión mamaria, irritabilidad y cambios en el carácter, sofocos y sudoración, alteraciones del sueño, depresión, ansiedad y síndrome premenstrual, son característicos de esta etapa, donde al comienzo existe acción hiperestrogénica por disminución o falla en la producción de progesterona y al final falla estrogénica total.

Este período tiene una duración aproximada de 3 a 5 años. El climaterio posmenopáusico, se inicia a partir de la menopausia, y se acompaña de todos los síntomas característicos de la insuficiencia estrogénica, algunos presentes desde la fase anterior. Hacen su aparición una serie de síntomas nuevos que acrecientan el malestar: atrofia de piel y mucosas, caída del cabello y piel grasienta. Hay falta de atención, de concentración y disminución de la memoria, atrofia urogenital y disminución de la libido, y al final las consecuencias más severas de la menopausia, la enfermedad cardiovascular y la osteoporosis, que impactan negativamente la calidad de vida: este período tiene generalmente una duración de 5 a 10 años, pudiendo alargarse, excepcionalmente, unos 2 a 3 años más. Sin ninguna duda, el daño estético que presentan las mujeres durante la posmenopausia, no es otra cosa que la expresión del estado de sufrimiento del organismo.

Menopausia: Es el cese permanente de las menstruaciones. Doce meses después de la última menstruación fisiológica es el criterio para considerar a una mujer posmenopáusica. Por lo tanto, la menopausia es simplemente un día en la vida de la mujer, el día que tuvo su última menstruación.

Perimenopausia: Alrededor de la menopausia, antes y después. Viene a ser algo así como la antesala de la menopausia. No es más que el período de transición a la menopausia y se prolonga unos pocos años después y lleva a la mujer desde la edad fértil a la no reproductiva. La perimenopausia cabalga sobre el climaterio, pero dura menos tiempo. Allí se manifiestan una serie de síntomas muy importantes, como son las irregularidades menstruales, comienza unos 3 años antes de la menopausia y finaliza aproximadamente en igual período de años después de ella. Esto quiere decir que los síntomas descritos en el climaterio se hacen presentes durante la perimenopausia.

Menopausia prematura: se define como la menopausia que ocurre en mujeres menores de 40 años.

Ventana terapéutica: lapso que se extiende desde la transición menopáusica hasta alrededor de los 59 años, en el cual, de acuerdo a estudios de ciencias básicas, y a las más recientes interpretaciones de los estudios epidemiológicos, se presentan condiciones de susceptibilidad para responder positivamente a la terapia estrogénica.

Hechas estas definiciones, se puede considerar a la menopausia y al climaterio como un fenómeno natural, por cuanto se presenta en todas las mujeres, sin excepción a partir de mediados de la década de los 40 años. Lo que si no puede considerarse natural es el sufrimiento que se genera con el climaterio y las enfermedades que hacen su aparición o se incrementan con la posmenopausia. Los cambios hormonales y funcionales que se inician en el climaterio son procesos biológicos, pero la reacción neurovegetativa a la involución ovárica en algunas oportunidades es tan intensa que se convierten en síntomas que obligan a su tratamiento.

Aparece la llamada crisis vasomotora, caracterizada por los sofocos (bochornos) o sofocaciones, que se producen durante el climaterio debido a la pérdida intermitente del control vasomotor periférico, manifestándose en forma de oleadas de calor que recorren el cuerpo y suben hasta la cabeza, asociadas a enrojecimiento de la piel del cuello y de la cara, seguido de intensa sudoración y en ocasiones de fuertes palpitaciones y sensación de angustia. Es lo que se ha dado en llamar síndrome climatérico. A esta sintomatología deben agregarse dos factores importantes, uno psicológico, influido por la personalidad de la mujer y otro por el entorno que la rodea.

Manifestaciones Clínicas

Este período de la vida se caracteriza por la presencia de un conjunto de síntomas que comienzan en una etapa temprana con irregularidad menstrual, luego síntomas vasomotores (oleadas de calor y sudoración nocturna), cambios del humor y del sueño. En una etapa intermedia se presenta resequedad vaginal, dispareunia, disfunción sexual e incontinencia urinaria y por último, en etapa tardía se presentan enfermedades degenerativas. Todo esto conlleva a una disminución de la calidad de vida.

Los síntomas pueden variar de una mujer a otra, se presentan algunas asintomáticas mientras que en otras hay variación en la intensidad, combinación y duración, que llevan en algunos casos a la incapacidad. En relación con los síntomas vasomotores, el médico debe tener en cuenta otras causas como son: psicosomáticas, estrés, enfermedades tiroideas, feocromocitoma, síndrome carcinoide, leucemia y cáncer, entre otras.

Evaluación Inicial de la Paciente

A. Historia Clínica

1. Antecedentes personales Infancia y adolescencia

• Bajo peso al nacer, macrosomía fetal, obesidad infantil y puberal, intolerancia a la glucosa, diabetes mellitus diagnosticada, síndrome metabólico.

Adultez

• Hipertensión arterial, síndrome metabólico, dislipidemia, diabetes, obesidad, síndrome de ovario poliquístico.
• Trombosis venosa profunda, tromboembolismo pulmonar, insuficiencia renal, enfermedad cerebral vascular (embólica, trombótica, hemorrágica, con o sin secuelas); enfermedad vascular periférica, síndrome varicoso severo, flebitis, hiperuricemia.
• Colagenopatías, enfermedades autoinmunes, litiasis vesicular, hepatopatías, gastropatías, trastornos bipolares, cognitivos, depresión, osteopenia, osteoporosis.
• Hipertensión arterial asociada al embarazo, diabetes gestacional.
• Oncológicos: cáncer de mama, ovario, colon, endometrio y otros.


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