El cuidado. Elemento socializador en el postoperatorio inmediato en puerperas con preeclampsia. Una vision ontologica
Autor: Mariela Fariñez | Publicado:  26/01/2012 | Ginecologia y Obstetricia , Enfermeria , Articulos | |
El cuidado. Elemento socializador postoperatoriopuerperas preeclampsia. Una vision ontologica .4

Esta última se inscribe en lo que demanda el Estado venezolano en el Texto Constitucional, cuando señala la salud como un derecho fundamental y que la garantiza como derecho a la vida, ya que la razón de ser de la práctica de la enfermería es ofrecer cuidados esenciales a todas las personas, a todas las familias, los grupos y a toda la comunidad por medios aceptables, con su plena participación y a un costo asequible para la comunidad y el país. Esta tesis tiene una dimensión social y una dimensión de desarrollo de las personas. Asimismo, los cuidados enfermeros que participan en atención primaria tienen como vocación dominar los principales problemas de salud en las comunidades y revisten formas de acción: promoción, prevención, de cuidados curativos, cuidativos, participación en el tratamiento y de readaptación.

De lo que se deduce, que el cuidado cobra mayor vigencia hoy porque cuidar es un acto social que se consigue si y solo si, se acepta que tienen un conjunto de dimensiones sociales. El proceso de cuidado no se separa del análisis de lo que obstaculiza la vida, sin correr el riesgo, en muchos casos de enmascarar y mantener las raíces profundas del problema. Como señala Colliere (1982) cuidar no puede estar desconectado del contexto social. Tampoco puede ser un acto individual que solamente tiene en cuenta a la persona en forma aislada y de su propio contexto. Cuidar supone una responsabilidad social, es decir, no se limita a la curación de unos síntomas tal y como estipula la conferencia de Alma Ata, que muestra claramente la dimensión social y la dimensión del desarrollo de los cuidados de atención primaria y su necesidad de comprometerse para luchar por la justicia social.

Un cambio ontológico en el cuidar

El arte y la ciencia del cuidar humano puede considerarse en algunas maneras autopoiético; esto es, que ha sido y es una disciplina que se hace así misma. Tal vez es verdad que las raíces de la ciencia y el servicio del cuidado vienen de la enfermería, pero ahora, como el cuidar se involucra en otros focos distintos en relación a su importancia, para un sanar a lo interno y los resultados de la salud por un autocuidado y recuperación, algo nuevo que se presenta.

Este ‘algo nuevo’ se ubica en lo convencional, en los modelos y teorías marginadas, filosofías y prácticas de la enfermería dentro del pensamiento emergente del siglo XXI. Los enfermeros y enfermeras tratan con todo tipo se seres humanos, aunque especialmente el ser verdadero y el ser real y todos los modelos precisan que su propósito es ayudar a los seres humanos a aumentar los niveles de salud, es decir, potencial la salud de los humanos. Al concentrarse la enfermería en la respuesta de los seres humanos en las experiencias de salud-enfermedad se identifica claramente el “ser” del que enfermería es responsable como toda persona/ambiente.

Esto no quiere decir, que la enfermera no se ocupe de aspectos específicos del ser humano en su conjunto; de hecho la enfermera se concentra en partes, ha de ubicarse en cambiar el ambiente de la persona cuidada, en el pensamiento de Florence Nightingale corresponde a la “naturaleza” del ser. Explica Leddy y Pepper (1989), como “ los seres humanos viven dentro del contexto de un medio ambiente, la enfermera en un ambiente personal y profesional, el usuario en su ambiente, la enfermera debe conocer la naturaleza del mundo” (p. 29). Por ello se basa “ese algo nuevo” en un cambio fundacional del nivel ontológico.

Esta nueva disciplina emergente que es la enfermería, se siente más cercana con la filosofía, humanidades, con el desarrollo ético-moral entre otras; creando nuevas visones y la profunda conexión entre lo físico, lo no físico y lo espiritual. Asimismo, lo físico, lo no físico y lo transpersonal. Todo esto permite a la enfermería tomar otro paso o salto hacia el redefinirse y resignificarse para entonces darse espacio y posibilidades nunca antes dadas en el hacer enfermero

Este nuevo espacio es posible, si los enfermeros y enfermeras asumen el paradigma postmoderno, porque este momento, que se acelera para la ciencia, también se acelera para la práctica de la enfermería permitiéndole encontrarse a sí misma. Igualmente, como los modelos de cuidar, los valores y las practicas del cuidar-sanar están pendiente por clarificar (Watson 1999) para poder avanzar; entonces cuando suceda la enfermería llegaría a ser una profesión distinta. La enfermería actuará con sentido de complementariedad con las otras profesiones, como expresa Watson (1999) “en aquellas zonas indeterminadas” del cuidar-sanar.

Este paradigma postmoderno, representa un cambio en el universo y en lo ontológico y como dice Capra (1982) se requiere “un vasto conocimiento de la conciencia humana” (p.160) para entender que nos despedimos de un siglo y entramos en otro. Vista las cosa así, es necesario, que los enfermeros y enfermeras revisen su cosmovisión para comenzar con una nueva teoría de totalidad no dividida ya que la enfermería moderna reside en ontología separatista consistente con la ciencia occidental y dejar de lado el modelo médico biologicista como epicentro del conocimiento, que separa la persona de la naturaleza, y el ser del saber y hacer.

Redefinir la enfermería desde lo postmoderno traduce los valores del cuidado en una ontología de relación transformadora y un cambio del paradigma en la enfermería, es un intento por revertir la residencia jerárquica del control médico por cuidar y sanar, para mirar de cerca lo suelto del paradigma de enfermería, qua enfermería en orden a reconstruir lo que ya existía ‘como la promesa, en el margen del médico- tratamiento. Es reconstruir un paradigma transformado de la praxis cuidar – sanar.

Este modelo de cuidar- sanar con una visión de totalidad humana permite estar en los puntos de inicio, en los intermedios y en los finales abiertos para el proceso, la evolución y el despliegue de la condición humana y las enfermeros y enfermeros ante este milenio hemos de despertar la conciencia ya que la postmodernidad abre otras nuevas formas de ser humano, y estar en relación con lo multidimensional y planes de existencia del universo.

Aspectos teóricos conceptuales

Las gestantes esperan de los enfermeros y enfermeras conocimiento, habilidades y experiencias para ayudarlas a encontrar soluciones a sus problemas de salud con calidez y adaptadas a su situación, con el mínimo margen de error y aun cuando estos últimos saben que el cuidado es compartido con otro personal sanitario, han de asumir el cuidado en consonancia con la filosofía de enfermería e imbuidos de un espíritu de disponibilidad, de una voluntad de ayuda y de una apertura al otro, que constituyen el clima donde se desarrolla la actividad de la enfermera.

En tanto, que la mención obstetricia se centra en el cuidado de las mujeres embarazadas y su familia durante todas las etapas del proceso de la gestación, enseñan sobre el embarazo, el proceso del trabajo de parto, el parto y la recuperación. Las inversiones que hace el estado venezolano en la promoción de la salud durante el embarazo pueden indicar una enorme diferencia en la salud de las mujeres y sus hijos. En este orden de ideas, especifican Lowdermilk, Perry y Bobak (2002), para proporcionar cuidados que sean beneficiosos a la madre en el postparto o puerperio la enfermera ha de “sintetizar los conocimientos de la anatomía, fisiología materna durante el periodo de recuperación, las características físicas y del comportamiento del recién nacido” (p.446).

Sin embargo lo que se observa en las instituciones de salud, muestra una en la enfermería moderna, parece apoyarse en la falta de una filosofía significativa por la naturaleza y dimensiones profundas de nuestra práctica. Parece que la sobrevivencia de enfermería es una contingencia en este momento en su historia, por eso, es a un nivel más profundo de la enfermería, su misma fuente la cual ha de ser explorada y descubierta para esta nueva era de la humanidad, porque su labor ha sido demasiado pequeña para la naturaleza de su trabajo y para la humanidad. Al respecto Watson (1999) precisa:

Una visión mundial en expansión esta sobre nosotros, por lo cual nosotras debemos tratar aspectos éticos, filosóficos y otros no medibles de nuestro trabajo como los valores, opiniones profundas, intenciones y consciencia del cuidado, la cual informa a la humanidad con la misma atención que nosotras hemos dado a una afección física tareas orientadas a lo médico y hospitalario (p.2).

Desde donde permanece la enfermería, ante esta apremiante afirmación, es para preguntarse a sí misma como enfermera cual es la naturaleza real de su propósito y sus tareas más significativas para servir al colectivo social. A mi parecer, enfermería tiene una tarea que mucho más allá de la limitada visión de la técnica, el procedimiento y la enfermedad de la pasada era moderna. Nosotras podemos ahora, ser movidas hacía un hecho mayor y la tarea de la enfermería que es el cuidado se cruce con el afán de ser humana y de la humanidad misma.

Bajo esta visión, las enfermeras hemos de corregir su práctica hacia el cuidado de sí misma y sanar nuestra relación con el yo y el otro, encontrar el significado en nuestra propia vida y en los intereses que tienen las experiencias de salud-enfermedad de las personas cuando nos movemos hacia el servicio del cuidado, curación y sanación en el mundo, entender, transformar nuestros sufrimientos y profundizar nuestro entendimiento y la aceptación de nuestra impermanencia en el mundo físico, incluso prepararnos para nuestra propia muerte con la convicción de que vida y muerte están unidas. Por otro lado, estar consientes de que una profesión que pierde sus valores, llega a estar sin corazón y por tanto no tiene valía.

Lo valioso de una profesión esta en clarificar, articular y manifestar sus valores a través de la acción, cuando actuamos desde allí ellos renuevan nuestra energía y nos clarifican como dice Watson (1999) nuestra razón de ser para llegar a ser, nuestro propósito, un servicio con amor y voluntad hacia la persona cuidada. Es a través de los valores del cuidado, la curación y la comprensión del otro como totalidad que nos unimos; más bien de separarnos y cuando nuestros valores son congruentes con nuestras acciones, estamos en armonía y podemos decir que estamos saludables y somos un todo porque nos integramos al universo. Explica Watson (1999) para cultivar la calidad cuidadosa de los valores tales como “el cuidado amoroso, el cuidado, la gentileza, la amabilidad, la calma, nosotros comunicamos una consciencia que genera cuidado, calma, gentileza, e integridad/sanación” (p.4). Por no ser cuidadoso, entonces generamos lo opuesto, lo cual me hace daño a mí, al otro, al sistema de la salud y al colectivo social.


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