El cuidado. Elemento socializador en el postoperatorio inmediato en puerperas con preeclampsia. Una vision ontologica
Autor: Mariela Fariñez | Publicado:  26/01/2012 | Ginecologia y Obstetricia , Enfermeria , Articulos | |
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Al cambiar la visión de la enfermería para este turno de la historia, es necesario reconocer que somos la cultura, el ambiente humano, que creamos el campo de cuidado con nuestros pensamientos, sentimientos y acciones y que las acciones enfermeras serán realizadas desde una profunda reflexión filosófica que nos lleva a cultivar la consciencia de cuidado, al entender la vida según Leddy y Pepper (1989) como “un estado de existencia de los seres humanos caracterizado por condiciones biológicas, de sensibilidad e intelectuales, ninguna de las cuales puede separarse, de las demás ya que la persona responde como una unidad”(p32).

En consecuencia al asumir la responsabilidad del cuidado a través del proceso enfermero considera a la persona cuidada como una unidad que piensa, conoce, siente y desarrolla unos hábitos de vida que la lleva a realizar actividades en su cotidianidad como comer, alimentarse, dormir, descansar, relacionarse, movilizarse, entre otras, que se interrumpen ante la experiencia de enfermedad y que la enfermera evalúa para establecer el plan de cuidado y resolver las situaciones de enfermería. Como, es un ser humano no puede fragmentarse, ni verse en forma aislada, asimismo explora las relaciones que existen entre el cuerpo biológico, el psicológico, el social y el espiritual para encontrar respuestas ante las necesidades de cuidado.

En esta perspectiva, el cuidado para Leininger citado por Soto (2008) lo especifica como “aquellos actos de asistencia, soporte o facilitadores que van dirigidos a otro ser humano…con necesidades reales…con el fin de mejorar o aliviar las condiciones de vida humana” (p.559). Se evidencia el cuidado es la esencia de enfermería y Watson (1985) lo había afirmado. En este contexto se hace evidente la necesidad de cambiar el paradigma enfermero, es decir, romper con la tradición, con las viejas formas de pensar, por que como dijo Einstein en algún momento de la historia de la humanidad, los problemas significativos que afrontamos no pueden solucionarse en el mismo nivel de pensamiento en que estábamos cuando los creamos y la evolución histórica de enfermería lo demuestra.

En este momento histórico, los enfermeros y enfermeras necesitamos un nivel de pensamiento más profundo, un paradigma basado en principios que describan con exactitud al ser humano y sus interacciones para superar esas preocupaciones profundas ante las experiencias de salud-enfermedad. En otras palabras es necesario volver la mirada hacia la esencia de la enfermería, al cuidado. De igual manera, es necesario entender que la sociedad actual, más que en la de antes, el sujeto social ha de aprender patrones y prácticas de cuidado para fortalecer sus hábitos de vida, ya que en el cuidado existen aspectos actitudinales y de comportamientos que llevan a las enfermeras a mirar y a entender el cuidado de diferentes ángulos.

El cuidado requiere enseñarlo, aprenderlo a través de prácticas, de reflexiones, vivencias, dialogo de saberes, experiencias de otros, reflexiones, historias de vidas, narrativas, y lo más importante que el cuidado se puede aprender. Para ello, es fundamental revisar los patrones de conocimiento que disponemos las enfermeras, de allí, que Carper citada por Pinto (2006) precisa la necesidad de manejar “el patrón empírico de la ciencia de la enfermería, el ético que está relacionado con el componente moral, el estético con el arte de la enfermería y el personal el conocimiento enfermero” (p.110), estos patrones dan el espacio necesario para hacer cuestionamientos epistemológicos sobre el cuidado en enfermería y ayudan a al personal en los diferentes niveles de atención a utilizar el proceso enfermero en cada una de sus etapas con un instrumento de investigación para a reconocer los problemas de enfermería y compartir el cuidado con la persona que cuida y aumentar su condición humana, es decir, el proceso de vida se fundamenta en el cuidado.

Realizar las intervenciones enfermeras de esta forma permite como cuidadora, vivir el ejercicio profesional de manera única en el momento, a tener esperanzas y sueños en el mayor crecimiento del cuidado y a ser totales en ese instante especial que da cuidado a la puérpera en postoperatorio inmediato de cesárea por preeclampsia.

El plan de cuidado como instrumento de acciones socializadoras en el cuidado

Cuando la persona enfermera aprende por las situaciones de enfermería, conoce a otros seres que crecen y viven en el cuidado, es aquí donde llega a conocer al otro como ser cuidador que expresa formas únicas de vivir y crecer en el cuidado. Es aquí donde, adquiere un compromiso moral con el otro como cuidador, porque al abordar los problemas lo hace abiertamente, y las persona se muestran tal como son, así las enfermeras conocen las necesidades de quienes cuidan, sus deseo, objetivos, valores aspiraciones, sueños y de esta forma logran cuidar verdaderamente a la persona.

Por eso, al proporcionar el cuidado, la valoración y la formulación de diagnóstico son esenciales para la fase de la planificación del proceso de cuidar, en tanto, el plan de cuidado muestra las categorías de conductas enfermeras, los resultados esperados y las intervenciones para conseguir los objetivos y el resultado del cuidado. Al implementar las acciones enfermera establecidas en el plan de cuidado, las situaciones de enfermería cobran vida y la enfermera hace realidad su compromiso personal y profesional, es cuando llega a conocer a enfermería en su grado más estético.

El plan de cuidado enfermero es una pauta escrita para el cuidado de las persona, estos documentan las necesidades de cuido, comunica a otros enfermeros, enfermeras y otros miembros del equipo sanitario otros datos de valoración pertinentes a esa persona, la lista de problemas y tratamientos que atañen a enfermería. Al respecto, señalan Potter y Perry (2002) antes de “administrar cualquier tipo de cuidado enfermero, la enfermera ha de decidir cuál debería ser el punto final de los cuidados enfermeros” (p.338). Dicho de otra manera, la enfermera ha evaluar críticamente los diagnóstico de prioridad establecidos, la urgencia de los problemas, los recursos de la persona cuidada y los recursos del sistema de prestación del cuidado.

El plan de cuidado, se organiza de manera que cualquier enfermera pueda reconocer rápidamente las ordenes enfermeras para llevarlas a cabo, asimismo está diseñado para disminuir el riesgo de producir un cuidado incompleto, incorrecto e inexacto, hace posible la coordinación del cuidado, igualmente coordinar los recursos, equipos y suministros necesarios para proporcionar cuidado enfermero. Explican Potter y Perry (2002) el plan de cuidado escrito también “incluye las necesidades a largo plazo, favorece la continuidad del cuidado entre las enfermeras… hace intervenir a la familia… y un entorno de evaluación a las respuesta de la personas a las acciones enfermeras”. (p.347)

Cuando se determina un déficit de información relacionada con la situación de salud que vive la puérpera, la enfermera establece en el plan de cuidado escrito las acciones para educar a la persona sobre la necesidad de autocuidado o técnicas para el cuidado y como integrar esos cuidados en las actividades familiares, para que estos asuman un mayor porcentaje de cuidado de manera gradual. Es una manera propicia para las enfermeras, el cual según Pinto (2006) le permiten a la enfermera “el encuentro, el acercamiento y el entender al otro” (p.113).

El cuidado a la puérpera en el postoperatorio inmediato de cesárea por preeclampsia en la cultura de la organización sanitaria.

Al sintetizar cultura y cuidado se creó el campo de la enfermería; la dimensión del cuidado constituye una alternativa al darle un toque humanístico e integral al cuidado de enfermería reconociendo y fomentando la perspectiva cultural de la mujer y su familia. Haciendo significativos estos cuidados, cuando la enfermera se centra en la cultura para el cuidado de la madre y su hijo. La enfermera con su filosofía destaca la importancia del las prácticas del cuidado en el puerperio, reconociéndolas como parte de una cultura, evitando comparaciones entre saberes, canalizándolas como una base para proyectar el cuidado

Estos conocimientos contribuyen a elaborar herramientas que faciliten, la toma de decisiones con relación al cuidado que queremos proveer, y a los procesos de negociación y reestructuración del cuidado a la puérpera; señala Acosta, (1997), “el enfermero actual, se ha caracterizado por reproducir un paradigma clínico de la salud a partir del conocimiento y el poder científico, apoyado en un plan de cuidados dentro de esquema conformista y lógico” (18). Dentro de este contexto, deduzco que la enfermera conocedora de estas prácticas y integrando los conocimientos propios, con la cultura asistencial forma una alianza entre los saberes científicos y tradicionales con el propósito de proyectarlas hacia el cuidado y la promoción de la salud de la mujer en la etapa de puerperio, en especial si es una mujer que ha pasado por un momento tan importante como es el intra/postoperatorio de cesárea por preeclampsia, y es que la labor de la enfermera es encauzar los diferentes procesos del cuidado, al servicio del orden social, respetando la visión de la puérpera que demanda el cuidado.

Fundamentos Legales

La investigación se apoya el Artículo 83 del Texto Constitucional que reza: “la salud es un derecho fundamental, obligación del estado que lo garantizara como derecho a la vida” (p.53) Se muestra entonces que todas las personas tienen derecho a la salud por ser un derecho humano, esencial para el desarrollo social. Para ello se requiere asimismo del enfoque de la complejidad por su multidimensionalidad y una articulación transdisciplinarias que innove, cree nuevos conocimientos que supere la yuxtaposición de saberes, habilidades y destrezas.

Igualmente, en el Articulo 76, que reza: “El estado garantizara asistencia y protección integral a la maternidad, en general a partir del momento de la concepción, durante el embarazo, el parto, el puerperio…” (p.51). Señala el imperativo constitucional de dar un cuidado seguro, oportuno, con calidad y calidez al ejercer la práctica enfermera en la instituciones de salud en los distintos niveles de intervención de la enfermería, por razón de, los diversos programas o proyectos que mantiene el Sistema Publico Nacional de Salud a través del Ministerio del Poder Popular para la Salud.


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