El proceso salud-enfermedad visto a traves de una perspectiva socioantropologica de la vida humana, fundamentado en una experiencia de enseñanza-aprendizaje
Autor: Rosmel del Valle Orfila Vilera | Publicado:  12/04/2010 | Formacion en Ciencias de la Salud , Otras Especialidades | |
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El proceso salud-enfermedad visto a través de una perspectiva socioantropológica de la vida humana, fundamentado en una experiencia de enseñanza-aprendizaje

Rosmel del Valle Orfila Vilera

Profesor Ordinario, Escalafón Agregado de la Universidad de Carabobo, Facultad de Ciencias de la Salud, Escuela de Salud Pública y Desarrollo Social, Departamento de Ciencias Sociales, Campus Universitario Bárbula. República Bolivariana de Venezuela.

Licenciado en Educación, Mención: Ciencias Sociales (UC). Magíster en Historia de Venezuela (UC). Magíster en Gerencia, Mención: Sistemas Educativos (UBA). Doctorando en Ciencias de la Educación (USM). Doctorando en Ciencias Sociales, Mención: Salud y Sociedad (UC)

RESUMEN

Ocuparse del estudio del proceso salud-enfermedad los seres humanos de una determinada comunidad a través de las Ciencias Sociales forma parte de la necesidad que tienen los Científicos Sociales de buscar comprender la dinámica de los comportamientos humanos en pro de procurar consolidar pautas de actuación de indiscutible injerencia en la calidad de vida, estilos y modos de vida de las colectividades. En este sentido, para lograr apropiarse de los elementos dinamizadores de dicho proceso hay que enfocarse en abordar aquellas aristas que para algunos parecen insignificantes, y es tal vez ahí donde los investigadores sociales deben poner sus ópticas con el firme propósito de lograr aprehender los condicionantes del proceso salud-enfermedad individual y colectiva.

Experimentar con estrategias metodológicas vivenciales, de involucramiento en los escenarios donde se desarrollan los acontecimientos humanos brinda las posibilidades de acercamientos que permitirán hurgar elementos clave provenientes de las acciones acertadas o no de los individuos. Así, se insiste, una vez más, en el apremiante papel preferencial de las Ciencias Sociales en el estudio del proceso salud-enfermedad, entendiendo la existencia e injerencia de agentes socioculturales que modelan dicho proceso.

Palabras clave: Salud-enfermedad, Ciencias Sociales, Comportamientos insignificantes, Comportamientos significantes, Vida.

Línea de investigación: Comunidad: Estudio integral. UC-FCS-ESP y DS-DCSSS.

INTRODUCCIÓN

El abordaje del proceso salud – enfermedad visto a través del sentir de lo insignificante e individual y lo significante y colectivo de un conjunto de familias de una comunidad, se convierte en un tentador y posible objeto de estudio, y el mismo representa una inquietud que como docente e investigador del área de las Ciencias Sociales aplicadas a la Salud he considerado con el propósito de lograr comprender la naturaleza y dinámica de dicho proceso tomando como base empírica las vivencias cotidianas de los grupos humanos.

Es precisamente en las experiencias cotidianas del colectivo donde anidan los condicionantes y determinantes de un conjunto de fenómenos que de una u otra manera se convierten en desencadenantes de acciones específicas que se dirigen a salvaguardar la salud e integridad de los individuos; pero a su vez, también hay otras prácticas que son perjudiciales al ser humano ocasionando las enfermedades orgánicas así como también aquellas propias del entorno social: delincuencia, drogadicción, prostitución, suicidios, etc., que en muchos casos y escenarios se hacen evidentes en poblaciones de infantes y adolescentes, abarcando inclusive hasta a familias enteras y comunidades.

Allí es donde debe dirigir la mirada el Científico Social, es decir buscar evidencias significativas que le permita descifrar los comportamientos humanos a la luz de lograr comprender el por qué de las cosas. Mucho se conoce sobre la génesis de un sin fin de patologías orgánicas de los seres humanos y de sus tratamientos para contrarrestarlas, pues las Ciencias de la Salud han contribuido enormemente a tal fin; sin embargo, cabe destacar que dentro del seno societal se encuentran otros factores propios del intelecto humano y de su interacción con la naturaleza que son necesarios descubrir y explicar.

Así, es importante aprovechar la oportunidad que brindan los espacios académicos universitarios los cuales son propicios para realizar abordajes investigacionales tendentes a estudiar a los seres humanos en convivencia con otros en los ámbitos espaciales - geográficos delimitados. Esta posibilidad permitirá aportar elementos teóricos derivados de muchas ópticas epistémicas y dentro de ella la praxis fenomenológica luce ideal para lograr comprender aspectos vitales de la acción antrópica, experimentando a su vez una serie de estrategias técnico – metodológicas propias de la investigación cualitativa puesto que se considera una vía expedita para lograr la compenetración directa con los sujetos protagonistas de vivencias que no son ajenas en lo absoluta “con la mía”.

Aproximación al Objeto de Estudio: La Vida Humana en la Escena Social.

El Hombre representa la máxima realización de los procesos ontogenético y filogenético enmarcados dentro de las coordenadas de la evolución humana, y la misma ha sido posible gracias a la puesta de manifiesto de comportamientos decisivos de los seres humanos por lograr alcanzar la “vida”. La supervivencia así concebida, es decir como el resultado de garantizar la existencia en los diversos escenarios, ha sido una constante desde tiempos muy remotos, en la cual la pericia, la inventiva, la creatividad, y el deseo de alcanzar nuevos retos marcó pauta en la configuración de modelos comportamentales que hacen necesario que cada quien asuma compromisos dirigidos a satisfacer sus necesidades reales o sentidas y normativas (es decir, aquellas que deberían ser satisfechas según dictaminan los marcos jurídicos y normativa legal del país).

Indiscutiblemente, las actuaciones planificadas o no, conscientes e inconscientes de los seres humanos que desarrollan sus vidas en los diversos escenarios geográficos permitió configurar un “patrón de existencia”, entendido como una puesta en práctica de roles definidos orientados a poner de manifiesto deseos de vivir y de las diversas maneras de llegar a materializar dicho objetivo.

Las bondades que brindan los espacios geográficos han representado indudablemente las posibilidades para que la vida humana evolucione. Así, los grupos humanos se han organizado de tal manera que hicieron posible esparcirse en casi todos los territorios de las más disímiles características, y el producto de este proceso ha devenido en la conformación de los grupos humanos tal como se pueden constatar hoy en día.

Basta con observar cualquier comunidad en la que la presencia humana es la nota dominante y a partir de allí apreciar diversos caracteres que dibujan las heterogéneas tramas dimensionales que juntas define los ejes del habitáculo societal en el cual se encuentran formando parte. De lo que se trata aquí de entender es que los espacios habitados por los grupos humanos son producto de la acción antrópica en grupos, es decir materializada a través de consideraciones colectivas cuyo denominador común es precisamente la supervivencia, la existencia misma de la vida humana.

Estas apreciaciones generales pueden servir de base para establecer un vínculo para estudiar la esencia de una parte del proceso de salud – enfermedad relacionada a los comportamientos conscientes o no, individual y colectivos, insignificantes y significantes. En este sentido, es presumible que la existencia humana es un producto de determinantes y posibilidades propios de los seres humanos y de las condiciones socioculturales que los mismos han conformado a lo largo del desarrollo de la vida en los diversos escenarios históricos.

En el caso particular de Venezuela, y en especial de sus diversos escenarios geográficos que están caracterizados por espacios urbanos, rurales, agrupamientos humanos esparcidos y adosados en las grandes ciudades nucleares (por ejemplo las ciudades de Valencia, Maracay, la Gran Caracas, etc.) cuyas condiciones socioeconómicas no les permite cubrir sus necesidades básicas (alimentación, vestido, medicamentos, vivienda, etc.), es posible evidenciar que cada uno de ellos ha sido el producto de un tipo de organización y, por tanto, de conductas y comportamientos que han permitido el que una u otra condición (llámese estilos y modos de vida saludables o no) sean la nota dominante de los mismos.


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