Adelgace sin prohibiciones
Autor: Dr. Ernesto E. Villalba Supka | Publicado:  4/08/2008 | Endocrinologia y Nutricion , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Temas de Interes General | |
Adelgace sin prohibiciones.17

Cálculos biliares

 

Existe una relación entre la obesidad y los cálculos de colesterol en la vesícula. Se debe a que el paciente obeso tendría una bilis con mayor cantidad de colesterol. Además tiene mayor resistencia a su curación por medio de medicamen­tos.

 

Alteraciones metabólicas

 

Diabetes

 

Más de los dos tercios de los pacientes diabéticos adultos son obesos. La diabetes aparece casi siempre después de la obesidad y hasta varios años después de dejar de ser obeso.

 

Aumento de grasas en la sangre

 

En el paciente obeso se presenta muchas veces un aumento de las grasas en la sangre llamadas triglicéridos y/o coles­te­rol. Al disminuir de peso, bajan las grasas y también el colesterol.

 

Gota o aumento del ácido úrico

 

Alteraciones glandulares

 

Exceso de hormonas suprarrenales

 

Produce el aumento de vellosidad de algunas mujeres obesas y la aparición de estrías rojas. Provoca también la retención de agua y de sodio.

 

Exceso de hormonas femeninas

 

Este tipo de alteración varía según la edad del pacien­te:

 

a) En la pubertad suele ocurrir que la menstruación falte algu­nos períodos (que pueden ir desde meses hasta años de dura­ción) o que bien después de la primera menstrua­ción normal haya una falta prolongada.

b) En ambos sexos puede existir una tardanza en la pubertad. c) En la mujer adulta también suelen haber alteraciones de los ciclos menstruales.

 

Enfermedades tumorales

 

La obesidad es un factor de riesgo en el desarrollo de cáncer de útero y de ovario. En las mujeres obesas este riesgo aumenta después de la menopausia, porque existe una mayor transformación de hormonas femeninas en el tejido adiposo.

 

El desarrollo del cáncer de útero y el comienzo de la obesi­dad en la adolescencia, están asociados. También está en estudio la incidencia de la obesidad en los casos de cáncer de mama.

 

Alteraciones mecánicas

 

Hernias

 

La obesidad favorece el desarrollo de hernias, en espe­cial las umbilicales y las diafragmáticas. Esto se debe a la flojedad muscular que se manifiesta en las personas obesas y que no sólo favorecen la aparición de este tipo de hernias, sino que también retardan su cura quirúrgica.  

 

Artrosis

 

Consiste en un cuadro degenerativo articular en el cual el peso excesivo es contraproducente. Produce la deformación de huesos y articulaciones y, ante traumatismos no muy fuer­tes, aumenta la posibilidad de fractura. Esto es por la debilidad ósea que presenta el obeso, más frecuentemente en las rodi­llas.

 

Existen también alteraciones en los ligamentos, por la sobre­carga de esfuerzo que tienen que soportar.

 

Otras alteraciones:

 

Problemas respiratorios

Impotencia

Sedentarismo

 

Alteraciones en la piel

El estiramiento de las fibras de la piel, provoca que el tejido conjuntivo se rompa y aparezcan estrías, que son irreversibles.

 

Alteraciones hematológicas

Aumento de la coagulación

Aumento de los glóbulos rojos

 

Alteraciones en el sistema nervioso

 

Complicaciones psicológicas

 

Los conflictos de orden psicológico en la obesidad, son progresivos. El obeso va abandonando paulatinamente sus actividades, sus relaciones con las demás personas se van dificultando y se siente cada vez menos valioso ante sí mismo y ante los otros.

 

Cuanto más tiempo pasa sin que se controle la enferme­dad, más aumenta el deterioro psicológico. El obeso pierde su autoestima, deja de tener confianza en sí mismo y en lo que puede lograr. El inicio de la enfermedad se carac­teriza por la apari­ción de dos pensamientos: la negación y la omnipotencia.

 

La negación puede estar vinculada a la conducta (yo no como mucho, sino que asimilo demasiado; solamente piqué algo) y también al propio cuerpo (no estoy gorda, es que soy gran­dota; tengo solamente unos kilitos de más). Esto provoca que el obeso no tome contacto con su verdadera situa­ción y con la presencia de su enfermedad.

 

En cuanto a la omnipotencia, el obeso cree que todo lo puede, todo lo sabe, y que puede manejar la situación de su enfermedad. Es común escuchar de boca de obesos cosas tales como: yo cuando quiero empiezo el régimen, voy a ir al médico cuando yo quiera, yo me cuido solo.

 

Por negación y omnipoten­cia, pensando que él puede manejar solo su enfermedad, el obeso inicia un camino que lo lleva a constantes intentos frustrados por superarla. Así se va sumiendo en un deterioro progresivo de todos los aspectos de su personalidad.

 

Complicaciones sociales

 

A causa del modelo de figura delgada exigido por la sociedad, el obeso sufre de marginación por parte de quienes lo rodean. De este modo se desvaloriza, con la creencia de que es una persona débil de carácter y sin fuerza de volun­tad.

 

Es ex­cluido de actividades como deportes y juegos al aire libre, lo que reduce sus posibilidades de compartir experien­cias agradables con los demás. Por la pérdida del atractivo esté­tico, se le hace difícil formar una pareja o tener salidas frecuentes con persones del sexo opuesto.

 

La moda también segrega al obeso, y esto se hace eviden­te a partir de la existencia de lugares de venta de talles especiales para aquellos que padecen esta enfermedad. Si una mujer obesa pretende comprar una prenda en un comercio común, es corriente que la vendedora (delgada) le diga que no tienen su talle.

 

Se generan problemas también en el ámbito laboral, ya que la figura del obeso no es bien vista en empresas o comer­cios. De este modo, una serie de tareas, como vendedora, secretaria o recepcionista, quedan fuera del campo laboral del obeso. La aceptación de una enfermedad no es sencilla, menos aún cuando implica un cambio radical en el modo de vida. Es sumamente difícil pasar de considerar a la gordura como sinónimo de buena alimentación, fortaleza y buen humor a considerarla como una enfermedad orgánica, psicológica y social.

 

Pero este proceso de aceptación de la enfermedad consti­tuye el primer paso para la recuperación del paciente obeso. Cuando la obesidad es aceptada y comprendida como una enfer­medad, es más sencillo plantearse una modificación en los hábitos alimenticios y la elección de un nuevo modo de vivir, más sano.

 

Un programa alimentario sano, el aumento de la activi­dad física, una correcta consulta con el médico, son recursos necesarios de conocer y de usar para encaminarse hacia la cura; es decir, hacia una vida más sana.

 

SOY FLACA, ERA MI META. AHORA, A BUSCAR OTRAS

 

El cuerpo no es sólo un cuerpo (Colaboración de la Lic. en psicología Laura ­Cosso­vich)

 

Nuestro cuerpo es producto de nuestra historia. En él se encierran y reflejan estados de ánimo, emociones, humores y nuestro modo particular de relacionarnos con el mundo. Por eso, mejorar nuestro vínculo con él es al mismo tiempo encon­trar un modo de vida diferente.

 

Es importante saber que ni todos tienen que querernos, ni a todos tenemos que agra­dar. Pero sí sería bueno lograr esto con noso­tros mismos, para tener armonía y poder relacio­narnos con los demás de forma tan amistosa como lo hacemos con nuestro propio cuerpo. Distendernos y disfrutar de nues­tros pequeños logros cotidia­nos.

 

Círculo de malestar

 

Cuando uno se ve mal, se siente mal y se produce lo que podríamos llamar un círculo de malestar:

 

Como à me veo mal à me angustio à como à siento culpa à como.

 

Pareciera que con la comida se masticara la bronca, y de este modo circular, la vida se nos va escapando, reflejándose en una imagen de odiosas redondeces.

 


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