Adelgace sin prohibiciones
Autor: Dr. Ernesto E. Villalba Supka | Publicado:  4/08/2008 | Endocrinologia y Nutricion , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Temas de Interes General | |
Adelgace sin prohibiciones.3

La familia y el entorno:

 

La micro–sociedad de cada persona, con sus normas de con­ducta y su conjunto de creencias, pueden ser también causa de obesidad. En la familia, a partir de la educación, se le transmite al niño una valoración de la comida que nada tiene que ver con lo real.

 

Cuando el bebé llora, la madre recurre siempre, o por lo general, a la mamadera; de este modo le está enseñando que ante las más variadas situaciones (hambre, dolor, necesi­dad de afecto o de compañía, etc.) la única solución es la comi­da.

 

También se cree que un bebé gordo es un bebé sano. Es decir, se le da a la comida una sobrevaloración. Cuando el niño comienza a alimentarse por sus propios medios se le enseña a regular socialmente su ritmo horario de comidas, abandonando así los intervalos de tres horas entre una inges­ta y otra, hasta llegar a las clásicas cuatro o menos comidas diarias. Además se le obliga a comer todo lo que se le sirve, inculcándole que es mala educación rechazar o dejar comida en el plato. Se suele usar la comida, en especial golosinas, como medio de demostración del afecto o como premio de logros o de buen comportamiento.

 

Ya adulto, el individuo se relaciona­rá con los demás a través de la comida. Las reuniones convo­cadas en torno de la importancia del comer se vuelven fiestas que poco tienen que ver con el contacto afectivo.

 

Psicoló­gicos:

 

Desencadenantes:

 

Ocurre frecuentemente que el comien­zo de la obesidad coin­cide con un período de crisis personal del individuo. Estas crisis son comunes a todos los seres humanos, pero en aquellas personas biológicamente predispuestas, actúan como disparadores a partir de los que aparece la enfermedad. Las crisis pueden estar relacionadas con procesos vitales: naci­miento, adolescencia, menopausia, etc.; o pueden ser acciden­tales: nacimientos de herma­nos, intervenciones quirúrgicas, casamientos, embarazos, separa­ciones, mudanzas, ascensos o descensos socio–económicos, pérdidas de familiares o amigos, etc.

 

Todas estas situaciones pueden ser buenas o malas, y no dife­rentes de las que puede atravesar cualquier otra persona; pero en el obeso la capaci­dad de tolerancia frente a los cambios es muy baja.

 

Alte­raciones del esquema corpo­ral:

 

Cada persona posee una imagen de como es su propio cuer­po. Cuando esta idea se asemeja a la realidad, existe un equilibrio. La imagen corporal se va constituyendo a partir de mirarse, moverse y tocarse, pero cuando una persona está gorda no se mueve, no se mira, ni se toca. El obeso va construyendo una idea errónea de su propio cuerpo a partir del sedentarismo, de usar ropa muy holgada y de no mirarse al espejo desnudo y entero, por rechazo ante su imagen. Esto puede provocar que la persona se vea más o menos gorda de lo que realmente está.

 

Durante el proceso de adelga­zamiento es muy impor­tante favo­recer la contraposición de la idea del cuerpo con la realidad, ya que ayuda a mantener un peso adecua­do.

 

Las emociones:

 

Cuando sobreviene una emo­ción, si una perso­na es adicta, recurre a su droga. El obeso, entonces, frente a cual­quier emoción, come. Es muy común escuchar la frase: como porque estoy ansioso. Pero esta forma inadecuada de comer no se produce sólo ante situa­ciones de displacer (pérdidas, sole­dad, exigencias, frustraciones), sino también ante situacio­nes de placer (fiestas, vacaciones, fines de semana, etc.). A la persona que no padece esta enfermedad, ante cualquier cambio que puede ser traumá­tico, se le cierra la boca del estómago. Frente a la misma situa­ción, al obeso se le abre.

 

Cuál es su peso y cuáles sus medidas

 

Llevar un control de estos dos parámetros de la figura es esencial durante toda la duración de la dieta. Debe comen­zar antes de iniciarse el tratamiento y se recomienda su segui­miento una vez concluido el mismo, a intervalos más o menos regulares.

 

Algunas sugerencias:

 

Debe pesarse sin zapatos y con poca ropa.

Pesarse siempre en la misma balanza, con la misma ropa, a la misma hora y una vez por semana.

Tratar de mantener un horario fijo para pesarse, preferentemente por la mañana (a la tarde se puede pesar unos gramos más).

Tener en cuenta que las mujeres, en las variaciones del ciclo menstrual, pueden aumentar hasta 2 kilogramos, una semana antes, durante el ciclo y uno o dos días después de  finaliza­do el mismo.

No pesarse después de haber hecho actividad física.

 

Tabla de peso para mujeres

 

adelgazar_sin_prohibiciones/peso_normal_mujeres

 

(Fuente: INSTITUTO ARGENTINO DE NUTRICIÓN)

 

Medidas

 

Existe falta de información acerca de este tema. La gente piensa que no sirve de nada medirse, cuando la realidad es que existe una relación estrecha entre kilos y centíme­tros. Es conveniente medirse al iniciar el tratamiento y luego cada veinte o treinta días, llevando una tabla. Las medidas deben tomarse de la cabeza a los pies, especialmente circunferen­cias de hombros, de busto (que es lo primero en bajar), de cintura, de cadera, de los muslos (debajo de las nalgas), arriba de las rodillas y de los tobillos.

 

Las medi­das se relacionan directamen­te con la pregunta acerca del ideal de figura femenina. Pregunta que plantea una respuesta categóri­ca de gran dificultad, ya que este ideal varía según las épocas y las culturas. Nuestras fascinantes top model de los noventa (Claudia Schiffer, Mc. Ferson, Campbell, Valeria Mazza) no tendrían ningún éxito de haber nacido en, por ejemplo, en el Renacimiento, cuando prevalecían las redon­deces por sobre las figuras estilizadas; y aún así, los conceptos estéticos varían según el artista que los propone (por ejem­plo Botero).

 

Por lo tanto, proponer un único y rígido modelo de belleza corporal es sencilla­mente absurdo. Lo que sí parece prevalecer es la noción de armonía de la figura. El parámetro con el que coinci­den todos los artistas en este sentido es que una figura armónica debe tener una longitud total igual a ocho veces la longitud de su cabeza. Partiendo de aquí, las variantes pueden ser múltiples.

 

Las míticas medidas 90-60-90 (contornos de pecho, cintura y cadera res­pec­tiva­mente) deben pasar a la historia. Las casas de moda y especialmente las de alta costura, realizan estudios acerca de las proporciones femeninas en la actualidad, para poder confeccionar sus artículos de forma acorde a los requerimien­tos y a la talla de la mujer de hoy.

 


Revista Electronica de PortalesMedicos.com
INICIO - NOVEDADES - ÚLTIMO NÚMERO - ESPECIALIDADES - INFORMACIÓN AUTORES
© PortalesMedicos, S.L.
PortadaAcerca deAviso LegalPolítica de PrivacidadCookiesPublicidadContactar