Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Undecima parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  9/10/2009 | Psicologia , Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas. | |
Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Undecima parte.5

Mientras que en la «hipnosis de escenario» es fácil hacer que el sujeto se coma una vela, emita sonidos y se comporte como cualquier animal, nade desesperadamente en una piscina imaginaria huyendo de un tiburón también imaginario y haga otras escenas espectaculares, debe señalarse que estos actos no tienen una significación psicológica real para el sujeto. Si, en cambio, se le pide hacer algo que vaya en contra de sus principios, sentimientos o instintos (golpear a su madre, por ejemplo), se perderá el rapport o mostrará su resistencia a través de defensas.

 

NEGATIVISMO.

 

En esta defensa, el sujeto se defiende contra la hipnosis haciendo lo contrario de lo que se le sugiere. De esta forma él trata de asegurarse de que no será hipnotizado y que no perderá el control. Si se le sugiere pesadez de las piernas, trata de moverlas un poco o las levanta. Si se le hacen sugestiones de pesadez de los párpados, abre más los ojos.

 

Lo importante en el sujeto negativista es que en realidad las sugestiones influyen en él, aunque en la dirección contraria. La solución es aprovechar su negativismo y darle sugestiones contrarias para que el sujeto se confunda y haga lo que realmente nosotros queremos que haga.

 

Ante un caso así, lo mejor es cambiar de método y usar uno de movimientos repetitivos como el método del pestañeo sincronizado.

 

DEPRECIACIÓN.

 

La depreciación actúa como defensa contra la ansiedad del sujeto. Este la convierte en defensa contra la hipnosis mediante gestos y sonrisas despreciativas, para expresar que el procedimiento es tonto e infantil, y que lo que hace es sólo para complacer al hipnotizador.

 

El hipnotizador debe mostrar un buen ajuste psicológico en estos casos, pues de lo contrario se deteriora el rapport y se pierde la posibilidad de inducir la hipnosis.

 

Si el hipnotizador muestra calma, el sujeto no puede mantener esta defensa. Si se continúan las sugestiones, la defensa se desvanece y el sujeto puede ser hipnotizado.

 

INQUIETUD.

 

Ésta es la defensa inconsciente más frecuente contra la hipnosis y aparece sobre todo cuando se realiza la inducción por sugestiones de relajación. La ansiedad se manifiesta de muchas maneras. El sujeto se mueve en el asiento o diván, se siente inquieto, tiene mucho calor o mucho frío, encuentra la almohada muy alta o muy incómoda, se abrocha y desabrocha los botones, no se siente cómodo de ninguna forma. Esta actividad inquieta le impide relajarse y así evita los efectos de las sugestiones, a las cuales realmente teme. A veces la defensa es menos pronunciada y se refleja en los dedos de las manos y en los pies.

 

Si la defensa no es grande, puede ser superada continuando las sugestiones de relajación y calma; la inquietud se reduce gradualmente y el sujeto queda listo para la hipnosis. Si la inquietud es persistente, debe cambiarse el método de inducción por otro que aproveche dicha inquietud; por ejemplo, algún método que implique levitación del brazo, pestañeo sincronizado o movimiento repetitivo de las partes del cuerpo en que se manifiesta la inquietud del sujeto y de esta forma se vuelven las defensas del sujeto contra sí mismo.

 

Otra forma de manifestarse la inquietud es en la conversación. Cuando el sujeto se da cuenta de que está siendo influido por las sugestiones, hace algún comentario, pregunta algo o comienza a hablar sobre cualquier asunto sin importancia. El mecanismo es tan superficial, que basta con pedirle que no hable durante algunos minutos.

 

SIMULACIÓN.

 

Esta es la más interesante de las defensas. El sujeto trata de evitar la hipnosis ejecutando conscientemente todas las sugestiones. Piensa que si sigue todas las sugestiones conscientemente, mantiene el control, ya que actúa por su propia y libre voluntad, al mismo tiempo que no hiere la sensibilidad del hipnotizador, con el que mantiene un buen rapport.

 

Este tipo de defensa se reconoce por la rapidez con la que se ejecutan las sugestiones. Por ejemplo, en la levitación del brazo, lo normal es que las manos sean levantadas lentamente y con mucho temblor y tensión; incluso en los sujetos más sugestionables hay que repetir dos o tres veces las sugestiones antes de que comiencen a levantar las manos.

 

La mirada del sujeto está fija en sus manos. Los párpados inferiores están algo retraídos.

En cambio, cuando hay simulación no sucede así. El movimiento de las manos es rápido y, por lo general, no hay temblor ni tensión. La expresión fija de los ojos está ausente y tiende a recorrer la habitación con la mirada.

 

Cuando se detecte esta defensa, es un error decírselo al sujeto y comenzar nuevamente. No debe decírsele nada que pueda indicar que hay dudas sobre la genuinidad de la hipnosis y continuamos como si así fuera. Es importante mantener el buen rapport. Se repite el mismo ejercicio varias veces (si estamos usando levitación del brazo, le hacemos subir y bajar el brazo varias veces) y en la sesión siguiente se repite el procedimiento. Llega el momento en que la respuesta a la sugestión es más lenta y la mirada se fija en un punto. El sujeto queda hipnotizado al dejarlo continuar con su simulación de hipnosis.

 

Es decir, le hacemos creer al sujeto que confiamos en que está hipnotizado y lo despertamos. En la sesión siguiente empleamos el mismo método de movimientos repetitivos o uno similar (por ejemplo, el pestañeo sincronizado) y el sujeto quedará hipnotizado.

 

SUEÑO.

 

El sueño se utiliza como defensa mucho más comúnmente cuando se ha inducido la hipnosis por sugestión de relajación y sueño.

 

Hemos señalado la ventaja de volver las defensas del sujeto contra sí mismo, pero a veces el sujeto emplea este principio contra el hipnotizador. Tal es el caso del sueño: respondiendo literal o completamente a una sugestión de sueño, el sujeto puede defenderse contra las sugestiones siguientes.

 

Cuando un sujeto use el sueño como defensa contra alguna situación específica, debe despertársele y rehipnotizarlo por un método activo, tal como la levitación del brazo u otro. La inducción se realiza con los ojos abiertos y se le dan sugestiones repetidas al sujeto: Sus ojos están abiertos... usted está bastante despierto... abandónese y que su cuerpo trabaje automáticamente, no se vaya a dormir...

 

REACCIÓN DE SOBRESALTO.

 

A veces las sugestiones de relajación parecen ser bien aceptadas. El sujeto cierra sus ojos espontáneamente, está relajado por completo y parece que estamos a punto de llevarlo a un sueño hipnótico profundo.

 

Pero de pronto se despierta sobresaltado y se levanta del asiento o diván. Esta reacción puede observarse también en formas menos pronunciadas.

 

Si esto se produce una sola vez, la inducción puede continuar satisfactoriamente.


Si ocurre más de una vez, debe cambiarse el método por otro más activo.

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