Capitulo 4. Homeopatia. La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver
Autor: Diego Bejarano Wallens | Publicado:  25/08/2010 | La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver , Medicina Alternativa | |
Capitulo 4. Homeopatia. La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver .10

El sol y la lluvia, el invierno y el verano, son los mismos para todos; pero no todos miran al sol con los mismos ojos. Dios ama todo el género humano de la misma manera; pero no todos los hombres aman a dios con el mismo amor. Cada uno de los hijos de Dios tiene el mismo patrimonio; pero uno despilfarra, mientras que otro lo conserva. Lo que Dios ha hecho igual, lo vuelven desigual las acciones de los hombres. Cada hombre que lleva su cruz, encuentra en ello su recompensa. Cada desgracia una fortuna, porque la bondad divina da a cada cual lo que más necesita para su futuro desarrollo; el sufrimiento cuando aparece el descontento, el que proviene de la ley eterna. Cuanto mayor es el obstáculo a el combate, tanto más grande será la victoria." ("Philophia", V)

El arte de la medicina no ha sido instituido para contravenir las leyes de Dios, sino con el propósito de ayudar a restablecer la armonía, cuya perturbación causa la enfermedad, y este restablecimiento se efectúa por medio de la obediencia a la ley. No hay "perdón del pecado de enfermedad" así como no hay perdón de pecados morales. La curación se efectúa al volver a entrar en armonía con las leyes de la Naturaleza, las cuales después de todo, son las leyes de Dios manifestadas en el reino natural. Tampoco se devuelve la salud, ni se perdonan los pecados, para que el hombre con menos temor al castigo vuelva a pecar repetidas veces, sino que, después de vencer los efectos de las discordancias, vuelve a tener el poder de pecar a fin de tener nuevas oportunidades para dominar las tentaciones, y así llegar a ser dueño de sí mismo durante su vida en la Tierra. Aquel que es dueño de sí mismo es su propia ley y no está sujeto a ninguna falta de armonía. Esto es lo que expresó Paracelso en su lema favorito:

Non sit alterius qui suus esse potest

Lo cual puede traducirse como sigue: “Aquel que es dueño de sí mismo no pertenece a nada más que a sí mismo": pues el Yo que domina al "Yo", es Dios, la voluntad de la Sabiduría Divina, el Señor de Todo.

LAS COSAS COMO SON

No se puede conocer nada perfectamente sin conocer su principio

La práctica de la medicina no debe basarse tan solo sobre teorías científicas acerca de las leyes de aquella parte de la naturaleza que es un plano inferior de manifestación. El plano de las apariencias físicas, porque en el fondo de toda ciencia debe estar el reconocimiento de la verdad eterna. La salud y la enfermedad en el hombre no son determinadas únicamente por leyes físicas, tales como las que rigen las órdenes más bajas del ser, ni son las leyes de la naturaleza creadas por ésta, sino que todas las leyes naturales son el resultado de la ley espiritual que obra en la naturaleza, por tanto, aunque sea sumamente útil y necesario el conocimiento de las leyes de la naturaleza física. El estudiante de medicina que en adelante la seguiremos llamando, radiónica egrégora, deberá ante todo activar la nobleza y espiritualidad de carácter, que resulta del reconocimiento de la ley fundamental de la sabiduría divina, en la que se basa todo el orden y la armonía que existe en el mundo, la práctica médica no descansa pues en un mero tecnicismo, ni es una simple profesión o negocios que se puede emprender con el objeto de ganarse la vida, sino que requiere para su objeto legítimo. El uso de las facultades que resultan del desarrollo de los elementos más elevados y más nobles, o sea la parte espiritual de la constitución del hombre.

¿Cuál es la virtud de un sanador?

“Virtud” quiere decir poder; se dice que se deriva de VIR, hombre, y significa poder viril, eficacia, fuerza. Siendo el hombre algo más que un cuerpo físico o un animal, quiero decir un poder substancial. Espiritual, superior, que se manifiesta como nobleza de carácter, pureza de corazón, claridad mental, fuerza de voluntad, firmeza de decisión, percepción pronta, penetración de pensamiento, benevolencia, honradez, veracidad, altruismo, modestia. Esta virtud es algo infinitamente superior a la llamada “Virtud” que consiste en aparentar ser virtuoso y piadoso, por temor a la censura y a la crítica, y es también infinitamente superior a lo que los moralistas llaman “Moralidad”, cosa alabada como el objeto más elevado que se pueda alcanzar, pero que en verdad, no es nada más que el conformarse a ciertas costumbres y opiniones.

No hay necesariamente abnegación alguna en practicar la moral, sino que es con frecuencia un medio de satisfacer la propia vanidad. La palabra “Moral” se deriva de Mores, maneras y costumbres. Lo que es conforme a las maneras y costumbres en un país, y por tanto considerado como “Moral” allí. Es inmoral en otra parte donde existen maneras diferentes. Una moralidad sin espiritualidad no tiene ningún valor verdadero. Otro tanto puede decirse de la “Ética” (de Ethos, costumbre) cuyo término parece ser uno de los que se han inventado con el propósito de crear confusión y evitar el llamas las cosas espirituales por sus nombres verdaderos.

La virtud, es la cuarta columna del templo de la medicina, no se ha de fingir, significa el poder que resulta de ser un hombre en la verdadera acepción de la palabra y de poseer no sólo las teorías respecto al tratamiento de la enfermedad, sino el poder de curarla uno mismo.

Esto nos lleva de nuevo a una base religiosa (si se nos permite emplear esta maltratada y mal comprendida palabra), y a la necesidad de que aquel cuya profesión es servirse de las leyes de la naturaleza y tratar el cuerpo del hombre, conozca la posición que ocupa el hombre en la naturaleza, y la posición que ocupa la naturaleza respecto al origen del cual procede. Esta ciencia no requiere meras palabras, sino conocimiento propio. La sabiduría no puede ser enseñada, sino por ella misma; pero una ciencia basada en el reconocimiento de la verdad, disipa las nubes que impiden a la luz de la verdad entrar en el corazón e incorporarse y manifestarse en el hombre.


PARÁGRAFO LXXIV de 100

Veamos ahora lo que dice el evangelio de la salud, encontrado en los Rollos del Mar Muerto;

1- “En aquel tiempo muchos enfermos y mutilados vinieron a Jesús preguntándole; Maestro tú que sabes todas las cosas, dinos ¿Por qué enfermamos y sufrimos con estas plagas? – Señor sánanos, para que no suframos, para que podamos ser fuertes y no haya necesidad de habitar en nuestra miseria y seamos útiles a nosotros y a nuestros semejantes”.

2- “Sabemos que tienes el poder de sanar toda clase de enfermedades, en tus manos tienes nuestra salud y nuestro bienestar, sánanos y líbranos de Satanás y de todas sus grandes influencias que nos está atormentando”.

3- “Maestro ten compasión de nosotros, no nos abandones y sánanos. No desvíes tu corazón de nosotros”.

4- Jesús les respondió: “felices vosotros que tenéis sed y hambre de sabiduría y de la verdad, yo os satisfaré con el pan de la sabiduría, y el agua de la vida y nunca más os dará sed y nunca más os dará hambre.”.

5- “Bienaventurados vosotros que llenos de fe acudís a mi golpeando la única y verdadera puerta del conocimiento y de la sabiduría, la que os abriré de par en par, ya que ésta es la puerta de la vida”.

6- “En verdad, en verdad os digo. Es un grave error y falta de veracidad el hacer creer al pueblo que una medicina puede sanar una enfermedad. Las enfermedades son pecados del Alma y no del cuerpo que es inconsciente materia, incapaz de pecar. También la medicina es inconsciente materia que obra tan solo dentro de la materia y no tiene acceso a los mundos sutiles del alma que es raíz, causa y origen de toda enfermedad”.

7- “En verdad os digo ¿Puede acaso, limpiarse de este lado una mancha de un vidrio, si esta mancha está ubicada en el otro lado del vidrio?

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