Capitulo 4. Homeopatia. La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver
Autor: Diego Bejarano Wallens | Publicado:  25/08/2010 | La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver , Medicina Alternativa | |
Capitulo 4. Homeopatia. La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver .11

Es esto imposible que los supuestos médicos tratan de realizar, al querer curar una enfermedad de este lado, el lado material”

8- “Estando la causa ubicada en el otro lado, el lado moral y espiritual, por esto la madre natura, solo otorga salud al mérito, a la virtud que actúa en el otro lado, el lado moral y espiritual y no concede salud por efectos de una droga, que solo obra en el lado material”.

9- En verdad, en verdad os digo, nadie puede gozar de buena salud, ni recuperarla, sino se somete a las leyes naturales, sin embargo hay hijos desorientados que vanamente buscan salud por caminos equivocados de las drogas, despreciando las generosas fuentes naturales de donde la salud brota a raudales.

10- “Es que estos hijos están cegados por la deslumbrante propaganda de los curanderos (médicos) que aprovechándose de la ignorancia del pueblo, explotan en provecho propio esa ignorancia y la enfermedad, como el más lucrativo de los negocios, pregonando sus panaceas curativas como milagrosas e infalibles para sanar enfermedades, lo que, aunque sea falso, es creído por la gran masa del pueblo”.

11- Por lo tanto una vez más os prevengo; nadie puede sanar con una medicina, porque esto significaría anular las sabias leyes del creador que solo otorga salud al mérito, pero jamás a una droga, el pueblo adquiere méritos ante Dios, obedeciendo sus mandamientos.

12- “En verdad os digo; la capacidad de curar es algo que se desarrolla con la práctica como todo en este mundo, la voluntad de curar planta la semilla de las futuras curaciones, la persistencia de esa voluntad cura nuestras propias enfermedades y, una vez salvadas estas etapas, la capacidad de curar a los demás no es dada como intermediarios, ya que para ser fuentes curativas debemos alcanzar la naturaleza crística”.

13- En verdad os digo. “Vosotros habéis recibido gratuitamente, pues dad gratuitamente, no toméis ni oro, ni plata, ni moneda alguna en los cinturones; ni saco para el viaje, ni dos túnicas, ni zapatos, ni bastón; ya que el obrero merece su alimento”. En verdad os digo, lo que vienes del cielo es gratuito. Ningún ángel o Arcángel viene a cobrarnos por la luz del sol, por el aire que respiramos, o por el agua de la lluvia que nutre nuestras cosechas.

14- “La enseñanza de la ciencia del amor, ya que viene del cielo, también debe ser gratuita tal como Jesús lo especifica a sus apóstoles cuando se pide dinero a cambio de una saber pretendidamente espiritual. Es que ese saber no es celeste, sino terrestre, y por lo tanto puede instruir pero no elevar”.

15- “Todos los pretextos que pueden argüir, los que venden ese saber, son únicamente eso, pretextos. Ciertas “escuelas” dicen que necesitan cuotas de sus estudiantes para subsistir como organización, esto está en oposición con la enseñanza de Jesús, en la que él mismo dice a sus discípulos, que no necesitan alforjas para el viaje. Porque el obrero merece su alimento y se sobreentiende que ese alimento será facilitado por aquellos a quienes las enseñanzas van destinadas, sin necesidad de que le ponga un precio, ya que esta forma parte de un mecanismo natural, aunque es natural seguir un proceso paulatino, sin forzar las cosas hasta que uno esté preparado para asumirlas”.

16- “En verdad os digo: los que arrojan demonios del cuerpo, los taumaturgos y exorcistas, los curanderos (médicos) tampoco son figuras cristianas, y ello por una razón bien sencilla; quienes han alcanzado el Reino, no necesitan de ninguna magia para curar los cuerpos, o restablecer el orden en los psiques, basta su presencia para que esto suceda de forma material, sin llamar la atención, la curación se efectúa anónimamente, sin toque de trompetas”.

17- “El curandero que hace gala de sus poderes, con consultorio abierto, o que se proclama como instrumento de Dios. Es una figura perteneciente al antiguo orden. Tiene utilidad social, pero no es fruto del huerto del padre. Y aunque a través de El sean muchos los que recuperan la salud, cuando se presente ante la divinidad para decirle que él ha actuado en su nombre, escuchará la misma respuesta: “Yo jamás te conocí”.

18- Luego Jesús dirigiéndose a sus discípulos les dijo; vosotros que os esmeráis en aprender los secretos de sanar a los enfermos, debéis saber cómo manejar ese Don y conservadlo una vez obtenido. Es que es muy fácil perderlo al abusar de él, por ejemplo, si explotáis la enfermedad como negocio, como lo hacen los curanderos oficiales, haciéndose inmensamente ricos con el dolor ajeno y la desgracia del prójimo.

19- Sin embargo, vosotros no procederéis así, al estar en presencia de un enfermo, imploraréis al altísimo, suplicando que acuda a sanarlo, es que vosotros jamás podréis curar por sí mismos a un enfermo, sino con el auxilio del padre celestial que es el artífice creador de los organismos, y por lo tanto, solo él conoce las enfermedades y la manera de sanarlas.

20- Sin embargo, si alguno de vosotros, a los que os sucedan, se tentará a cobrar paga por la atención de sus enfermos, ya sea dinero en dádivas u otras prebendas, pierde el Don de sanar a los enfermos, porque entonces Dios no acude en su ayuda, tal médico se torna en un curandero, que solo fracasos y amarguras cosechará en su inhumana profesión.

21- Cada denario que cobre en la explotación de la enfermedad como negocio, se convertirá en una dolorosa espina que permanentemente le remorderá la conciencia, quitándole la alegría de vivir ante la ley inmanente, que es la ley divina, éste médico es un reo y como tal, condenado a sufrir en su próxima reencarnación, la misma miseria, angustia y el mismo dolor que él hizo sufrir a sus pacientes, porque le será aplicada con todo el rigor, la inmutable ley de la vida que dice “con la misma vara que mides serás medido”.

Nota: La palabra Satanás no debe tomarse al pie de la letra, pues, es tan solo un símbolo, que explica el poder maléfico del achaque que sufrimos, este poder maléfico son nuestros defectos, nuestros vicios y malos hábitos; en resumen, la parte negativa del hombre, si dejamos de pecar, habremos vencido a Satanás, que derrotado huirá de nosotros y en el acto sanaremos de nuestros achaques, en otras palabras; las enfermedades que sufrimos las provocamos nosotros mismos al desobedecer las leyes naturales.

22- “Pero a falta de tales médicos, buscad los médicos sacerdotes samaritanos, y no caer en manos de tales magos curanderos (oficiales) inescrupulosos que, por buena paga, les proporcionan sus mixturas, que al momento suelen adormecer al médico interno, con lo cual se calma el dolor y desaparecen las manifestaciones de la Enfermedad, incluso las erupciones de la piel”.

23- Entonces tales pacientes se sienten felices ante tan maravillosa curación, creyendo realmente que habían sanado, no se cansan de cantar glorias a tan portentosas medicinas y al mago que la proporcionó.

24- Pero poco durará la felicidad del paciente, porque luego la enfermedad volverá con caracteres más malignos. Es que la medicina había suprimido tan solo los efectos del mal, pero empeoró el mal mismo. Ha interrumpido un maravilloso proceso curativo natural del médico interno, agravando la causa del mal. La autocuración espontánea del organismo fue interrumpida tornándose en una enfermedad crónica, maligna, muy difícil de curar.

25- ¿Qué es lo que había pasado? Fue la funesta droga, esa mixtura del curandero, que envenenó las células defensivas, al médico interno, ya que todos estos remedios, cual más, cual menos, tienen por lo general, como base el aniquilamiento de las defensas naturales.

26- En verdad os digo; los efectos curativos de algunas medicinas son, en realidad, tan prodigiosas, que con razón deslumbran y fascinan a aquellos investigadores que desconocen la curación natural de las enfermedades, los que la conocen, saben perfectamente que se trata de pura ilusión, que acepta las apariencias como realidades. Según las leyes biológicas, ninguna medicina es capaz de sacar de raíz una enfermedad. Lo que realmente hace la medicina es trasmutar y transformar una enfermedad leve, en otra más grave, un mal benigno, en otro maligno, una enfermedad fácil de curar, en otra incurable.

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