Capitulo 4. Homeopatia. La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver
Autor: Diego Bejarano Wallens | Publicado:  25/08/2010 | La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver , Medicina Alternativa | |
Capitulo 4. Homeopatia. La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver .9

A esta división pertenecen también los llamados "Hipnotismo" y "Sugestión", dos cosas antiguas descritas con nombres nuevos. Tocante a esta acción de la voluntad espiritual dice Paracelso:

"Es como cuando uno ordena a otro que corra, y corre. Esto se efectúa por medio de la palabra y del poder de la palabra, siendo ésta el carácter."

El llamado "Hipnotismo" es la sujeción de una voluntad débil por una más fuerte. La voluntad superior del médico domina a la voluntad del enfermo y le obliga a obrar en cierta dirección. Es un arte que se practica continua y constantemente por la mitad del género humano sobre la otra mitad, desde el poder de voluntad de un general que manda su ejército, hasta la influencia inconsciente que una mente ejerce sobre otra, sin saberlo aquella y sin que note ésta su origen, los malos pensamientos que se originan en una persona, crean impulsos correspondientes en otros; y si se conociesen verdaderamente la acción inconsciente de la voluntad y las relaciones que causa entre las mentes simpáticas, es probable que el libre albedrío y la responsabilidad humanas aparecerían bajo una luz diferente.

Parecido a esto es lo que se llama "sugestión" y que Paracelso llamaba la virtud de la imaginación. Es la imaginación de una mente sujetando a la mente de otro y creando en ella una imaginación correspondiente que es perfectamente real para el enfermo, porque es en realidad, su propia creación hecha inconscientemente por él mismo.

"El hombre visible tiene su laboratorio (el cuerpo físico), y allí trabaja el hombre invisible. El Sol tiene sus rayos, los cuales no es posible coger con las manos, y que, sin embargo, son bastante fuertes (si se reúnen por medio de una lente) para incendiar edificios. La imaginación en el hombre es como un sol: obra dentro de su mundo doquiera que luzca. El hombre es lo que piensa. Si piensa fuego, está ardiendo; si piensa guerra, está guerreando. Por el poder del pensamiento la imaginación se convierte en un sol." (De virtute imaginativa", V.)

La imaginación se fortalece por medio de la voluntad, y la voluntad se vuelve potente por medio de la imaginación. Cada una de las dos es la vida de la otra, y si se unen y se identifican, constituyen un espíritu vivo al cual nada inferior resiste. En los ignorantes y los recelosos, en los que no conocen su propia mente y dudan del éxito - y, por lo tanto, en la mayor parte de los experimentos que se hacen con el objeto de satisfacer una curiosidad científica o con algún otro pronóstico egoísta - la voluntad y la imaginación no son una, sino, que obran en dos direcciones diferentes. Si miramos con mi ojo al cielo y con el otro a la tierra, o si miramos con el uno al restablecimiento del enfermo y con el otro a los beneficiosos conocimientos o fama que la curación nos puede reportar, no hay unidad de motivo o propósito, y por consiguiente, falta la condición principal para el éxito. El médico deseoso de emplear tales medios ha de ser por tanto de carácter tan noble que ninguna consideración egoísta sea capaz de afectarlo y no tener ninguna otra intención que la de cumplir con su deber de conformidad con los mandamientos del amor divino.

Sólo aquello que procede del corazón va al corazón: el poder que procede tan sólo del cerebro no tiene efectos mágicos a menos que se una con el que procede del corazón. Se parece a la luz fría e ineficaz de la luna pero se convierte en una gran poder al unirse con la luz que irradia del sol o sea del centro del corazón.

"De este modo la imaginación viene a ser un espíritu. Su vehículo es el cuerpo, y en este se generan las semillas que producen buenos y malos frutos." ("De virtute imaginativa", III.)


4. Espirituales

Hasta aquí nos hemos ocupado de fuerzas que, si bien no las reconoce por completo, la ciencia moderna, al menos las admite. Ahora vamos a ocuparnos de la acción de un poder espiritual que, como lo poseen conscientemente tan sólo unas cuantas personas, es casi por completo desconocido. Este es el poder que el espíritu auto - consciente ejerce sobre las fuerzas ininteligentes de la Naturaleza, y que pertenece a la "Magia", palabra cuya significación sólo muy pocos comprenden. -"Magia" de mag. Sacerdote- quiere decir el gran poder de sabiduría, atributo del espíritu auto - consciente, santo o diabólico según el objeto al cual se aplica. Por lo tanto, es un poder que no pertenece al hombre intelectual terrestre sino al hombre espiritual, y puede ser ejercido por éste sin que el hombre externo sepa cuál es la fuente de este poder que actúa en él. Por ésta razón vemos a menudo que algún remedio resulta muy eficaz en manos de un médico, y por completo inútil en manos de otro igualmente instruido e intelectual. Dice Paracelso:

"A semejantes médicos se les llama Espirituales, porque mandan a los espíritus de las yerbas y de las raíces y le obligan. De la misma manera, si un juez pone a un preso en los cepos, a poner en libertad a los enfermos a quienes han aprisionado, el juez es el médico del preso, porque teniendo las llaves, puede abrir las cerraduras cuando quiera. A esta clase de médicos pertenecieron Hipócrates y otros."

Semejante aserción parece increíble sólo en tanto que no se sabe nada acerca de la constitución de la materia; pero si llamamos en nuestra ayuda a la ciencia oculta y con su auxilio nos damos cuenta que todas las cosas en el mundo constituyen ciertos estados de una conciencia universal, y que la fundación de toda existencia es el Espíritu, no sólo viene a ser comprensible, sino también patente que el espíritu autoconsciente de una persona puede mover y sujetar los productos de la imaginación de la Naturaleza de conformidad con su acción en ellos; y podemos decir en verdad que en tales casos es el espíritu del médico que obra por medio del espíritu de los remedios que emplea, y en esto está la solución del secreto de las maravillosas curaciones de lepra, etc., efectuadas por Teofrasto Paracelso, las cuales han sido probadas históricamente, pero que son incomprensibles si se examina bajo el punto de vista de la ciencia material.
La investigación de este asunto nos llevaría al dominio de la magia blanca y negra, hechicería y brujería, de las cuales se ha tratado ya en una obra anterior, y que no se podrían explicar más extensamente ahora, tanto por ser prematuro como por ser imposible dentro de los límites de la presente obra.


5. Fideles (Adeptos)

La palabra "fidelidad" -de Fido, confiar- quiere decir fe, confianza, convicción que procede de la percepción de la verdad; conocimiento, cual es aquel que resulta de la experiencia, y la clase de médicos a que se hace referencia aquí incluye a aquellos que, permaneciendo fieles a su naturaleza divina, poseen los poderes divinos que han sido atribuidos a Cristo, los apóstoles y los santos.

"Devuelven la salud por medio del poder de la fe; pues aquel que cree en la verdad, sana por medio del poder de la misma."

En la mayor parte de los casos, la llamada "fe" es ilusoria, y consiste tan sólo en una creencia aceptada o pretendida en la exactitud de ciertas opiniones o teorías. La verdadera fe del hombre elevado, es un poder vivo espiritual y divino que resulta de la certidumbre de la percepción espiritual de la ley eterna de causa y efecto. Así como estamos plenamente convencidos de que el día sigue a la noche, y la noche al día, así también el Adepto - Médico, conociendo las causas espirituales, morales y físicas de las enfermedades, y apreciando la corriente de su evolución y progreso, conoce los efectos producidos por tales causas y dirige los medios para su curación.

Ninguno puede destruir los efectos producidos por la ley de divina justicia. Si uno impide la manifestación de la ley divina de un modo, se manifestará de otro modo, tal es la acción de la ley divina de la naturaleza; pero aquel que vive en la verdad y en la cual se manifiesta la verdad divina, es elevado por encima de la Naturaleza, pues entra en aquello de lo cual ha precedido la Naturaleza. Este poder que eleva y salva todo, es la verdadera fe en el hombre, la cual puede curar todas las enfermedades.

"No hay ni buena ni mala suerte, sino que todo efecto es debido a una causa. Cada uno recibe su recompensa conforme a su conducta y sus obras. Dios ha hecho a todos los hombres, de una sola substancia, y todos, les ha dado el mismo poder para vivir, por lo cual todos los seres humanos son iguales en Dios.

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