Capitulo 4. Homeopatia. La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver
Autor: Diego Bejarano Wallens | Publicado:  25/08/2010 | La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver , Medicina Alternativa | |
Capitulo 4. Homeopatia. La Farmacopea Homeopatica Corregida por Juver .6

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Tierra Fuego Aire Agua

La tierra (1), que gracias al fuego interior (2) se evapora en el aire (3) para condenarse en el agua (4) y volver a la tierra (1) transformada en un nuevo cuerpo.

El agua ha sido considerada como símbolo de resurrección y de vida, elemento germinativo por excelencia, lava la suciedad física pero también anímica, e incluso evita la contaminación demoníaca, ya que el agua es el modo mágico más usual en la catarsis o purificación, en el agua todo se disuelve, todo queda abolido.


PARÁGRAFO LXXI de 100

El santo grial, equivale a una representación del cuerpo humano, esquema de las fuerzas y procesos vitales que unen al cuerpo con el mundo psíquico y el cósmico, uno es el "vaso" de la naturaleza, hecho de la misma arcilla roja (Adama) que sirvió a Dios para formar el cuerpo de Adán.

El otro es el vaso Hermético, estas dos vasijas representan a una materia (agua) en dos estados evolutivos diferentes.

La luna rige la "circulación" de todos los fluidos, el "agua de la luna" o rocío de luna, penetra todos los cuerpos, disolvente hermético por excelencia.

El agua y la luna siempre se relacionan con lo germinativo.

La lluvia es agente de fecundación en el simbolismo erótico - cosmológico. El cielo abraza y fecunda a la tierra por medio de la lluvia.

No crees que la preparación de la tintura del médico es el regreso de la materia al espíritu como ocurre con la homeopatía egrégora del segundo nivel, es decir, la liberación, y purificación de la materia. ¿Y si estamos hablando de una sustancia espirituosa, el médico que la maneja estará también espirituoso?

Sólo un espíritu habla con un espíritu (ver corintios 1. Ver 2 = 6 al 16), por eso todo buen sistema de espiritualización y curación comienza con la purificación del alma y del cuerpo por medio de una cura de salud y un modo natural de vida, por el ayuno y la oración, la soledad y los baños de sudor, el canto mientras se exhala, etc.

El verdadero médico purifica así las substancias con que va a trabajar hasta que se queda con ellas en su estado puro original de materia prima.

Lo más importante, es que antes de solicitar la patogenesia y calidad del medicamento, es solicitar la calidad y transparencia del médico que prepara esta Quinta esencia y su trayectoria espirituosa.

No se puede ser médico sin ser mago, y no se puede ser mago sin ser médico (Paracelso).

Hay dos especies de conocimientos:

Hay una ciencia médica y una sabiduría médica, la comprensión animal corresponde al hombre animal, más la comprensión de los misterios divinos pertenece al espíritu de Dios en él ¿Quién preparó el medicamento? El ser material o el ser espiritual.

Hay actualmente millares de médicos cuyo único mérito consiste y siempre consistirá en que han logrado pasar un examen y en obtener el título de Doctor en medicina; pero el título de "Doctor" significa tan solo un grado académico; el diploma meramente certifica que los sinodales creen que el estudiante ha cumplido con todo lo que exige el reglamento; y aunque semejante título implique el derecho de envenenar y matar sin ser castigado por ello. El conferir dicho grado no constituye a un médico, lo mismo que el verdadero sacerdote, es ordenado por Dios.

Aquel que puede curar enfermedades es médico, ni los papas, ni los presidentes, ni las escuelas superiores pueden crear médicos, ni pueden conferir privilegios y hacer que una persona que no es médico, aparezca como si lo fuera; pueden darle permiso para matar, más no pueden darle el poder de sanar, no pueden hacerlo médico verdadero si no ha sido ya ordenado por Dios, el verdadero médico no se jacta de su habilidad ni alaba sus medicinas, ni procura monopolizar el derecho de explotar al enfermo, pues sabe que la obra ha de alabar al Maestro, y no el Maestro a la obra. Hay un conocimiento que se deriva del hombre y otro que se deriva de Dios por medio de la luz de la naturaleza, el que no ha nacido para ser médico, nunca tendrá éxito.

El médico debe ser leal y caritativo, el que se ama a sí mismo y a su propio bolsillo, hará muy poco bien a los enfermos, la medicina es mucho más un arte, que una ciencia, el conocer las experiencias obtenidas por los demás, es útil para un médico; pero todo el saber de los libros no puede hacer médico a un hombre a menos que él lo sea por naturaleza, sólo Dios da la sabiduría médica.

Esta virtud que constituye al verdadero médico, no puede ser creada por los colegios, ni nadie puede conferírsela a sí mismo, nadie puede darse una cosa que no posee, ni hacerse mejor de lo que es, sin la ayuda de alguna influencia superior, porque, como ya se ha explicado, el poder ejercido por alguna forma no es una creación de la forma, sino un principio eterno que pasa a la existencia objetiva en formas y se manifiesta en y por medio de ellas por su propio poder. Ni la verdad ni la sabiduría pueden fabricarse. Existen independientemente de todas las opiniones, observaciones, especulación y lógica, pueden hallarse ocultas a nuestros ojos, cual el sol en un día lluvioso; pero así como el sol no depende del que tengamos conocimiento de su presencia, así también la verdad existe eternamente, sea que la reconozcamos o no, si toda la sabiduría médica sigue siendo idiota, no por eso dejaría la verdad de ser, sino que volvería a manifestarse como sabiduría en una época más ilustrada.

Nada puede subir al cielo, sino aquello que ha bajado de él, sólo venciendo lo que es falso, podemos hacernos receptivos a lo que es verdadero.

La sabiduría divina es a Dios, lo que la luz al sol; es una con él, una actividad necesaria, una fuente inagotable que mana del corazón de Dios.

Mi pregunta es:

Si el hombre médico se sirve de las leyes de la naturaleza y trata el cuerpo humano, este conoce la posición que ocupa el hombre en la naturaleza, y la posición que ocupa la naturaleza respecto al origen del cual procede, esta ciencia no requiere meras palabras, sino conocimiento propio.

La sabiduría no puede ser enseñada, sino por ella misma; pero una ciencia basada en el reconocimiento de la verdad, disipa las nubes que impiden a la luz de la verdad entrar en el corazón e incorporarse y manifestarse en el hombre.

Toda salud y toda enfermedad procede de Dios, el cual suministra también el remedio, cada enfermedad es un purgatorio, y ningún médico puede efectuar una curación hasta que termine el tiempo de ese purgatorio. Los médicos ignorantes son los diablos de ese purgatorio; pero un médico sabio es un ángel redentor y siervo de Dios, el verdadero médico es un siervo de la naturaleza y Dios es su señor, por tanto ningún médico efectúa jamás una curación a menos que sea la voluntad de Dios que cura al enfermo por medio de él.

El conocer la teoría de una cosa es una ciencia; el saber usarla con éxito es un arte, era la opinión de los filósofos antiguos, y también será la opinión del médico del tercer milenio, que la medicina no es simplemente una ciencia, sino un arte sagrado, y que una mera ciencia sin bondad y sabiduría verdadera no tiene ningún valor real. La práctica de la medicina no debe basarse tan solo sobre teorías científicas acerca de las leyes de aquella parte de la naturaleza que es su plano inferior de manifestación.

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